La actividad ministerial de los testigos de Jehová
Informe tomado del “Yearbook” para 1953 (en inglés)
EL SALVADOR
En los países de las Américas del Centro y del Sur ha existido una situación que ha sido difícil de manejar. La mayor parte de los países trataron con ella al tiempo que salió en 1947 La Atalaya sobre el tema del matrimonio y mostró que es necesario vivir apropiadamente para conseguir la aprobación de Jehová. Durante el año pasado La Atalaya de nuevo indicó que es necesario mantener limpia la organización de Dios. El informe sobre El Salvador por el siervo de sucursal nos muestra que la bendición de Jehová siempre estará sobre una organización limpia. Aunque no hay más publicadores hoy que hace un año, las 17,000 horas más dedicadas a la obra muestran que los que son limpios son felices al trabajar más concienzudamente cuando llegan a la madurez. Hubo grandes aumentos en el número de suscripciones nuevas obtenidas y revistas individuales colocadas. Se hicieron 9,000 revisitas más y se condujeron 80 estudios bíblicos más mensualmente. Todo esto muestra lo que puede hacerse con el mismo número de publicadores cuando llegan a la madurez. Pero dejemos que el siervo de sucursal nos cuente lo que pasó.
“Una vez que entramos a la tarea de bosquejar la obra para el año venidero, el problema grande que seguía descollando no importa cómo consideráramos la situación era una agravante falta de madurez por parte de nuestros hermanos en toda la república. Los hermanos sabían bien lo doctrinal. Iban al servicio regularmente; hasta hubo un buen aumento en número, pero su dependencia de los misioneros para arreglar hasta su programa personal de servicio del campo y su falta de iniciativa en la organización hablaba por sí misma en cuanto a la madurez de quizás una tercera parte de los publicadores. Había aumento, sí; pero la habilidad de la organización nacional para atenderse a sí misma no iba a la par con ese aumento. Falta de madurez, sí; pero ¿cuál era la causa, y qué hacer para remediar la situación? El efecto podíamos verlo; por eso hace un año trazamos nuestro bosquejo para los siguientes doce meses basándonos en las sugestiones generales del hermano Knorr y planeamos enfrentarnos a nuestros propios obstáculos locales.
“Nuestra campaña de madurez se lanzó en la asamblea de San Salvador donde los problemas del año con las soluciones que se propusieron se explicaron franca y llanamente a los hermanos. La asamblea fué un éxito sobresaliente. Los hermanos comprendieron, y todos salieron a sus casas satisfechos y plenamente informados en cuanto al tema de acción de 1952 para toda la república. Seiscientos cuarenta habían concurrido al discurso público en el teatro Follies, y se había despertado mucho interés.
“Luego en enero tuvimos ayuda inesperada. El hermano T. H. Siebenlist, representante personal del hermano Knorr, junto con su esposa, nos hizo una visita oficial bienvenida como parte de un recorrido de muchos países latinoamericanos. Él revisó nuestros problemas, y señaló a la causa inmediatamente: nuestra organización no estaba limpia. Nuestros hermanos todavía se adherían a las normas del viejo mundo sobre matrimonio. Muchos todavía vivían con cónyuges sin molestarse en legalizar el arreglo. Con la cara roja, tuvimos que admitirlo. Sentados a la mesa grande en la casa sucursal, y escuchando, ¡pudimos ver que habíamos estado durmiendo en el trabajo! Por supuesto, la situación no había sido pasada por alto en la historia del comienzo de la obra aquí, pero no se había respetado nuestra habla—no había tenido autoridad. ¡Ahora era el tiempo para que la organización tomara una resolución decidida! Habíamos temido demasiado perder en números, lo que resultaba en daño para la calidad de nuestra organización, pero para el 1 de febrero de 1952, todas las personas que no vivieran de acuerdo con la Biblia ya no podían ser contadas como testigos de Jehová hasta que enderezaran su vida. Los que sinceramente se volvieron y cambiaron su conducta no fueron expulsados sino que fueron ayudados con sus problemas. A veces tuvimos que rascarnos la cabeza debido a la profunda complejidad de las situaciones. El informe de febrero en El Salvador mostró que habíamos descendido por 100 publicadores de nuestro último número máximo, pero estábamos determinados a ver el asunto resuelto.
“El hermano Siebenlist trabajó bastante en el campo, ayudando a los hermanos a presentar el mensaje mejor. Tuvimos la oportunidad de verle demostrar en el campo cómo usa la Biblia misma en su presentación de puerta en puerta. Esto tenía un buen efecto entre la gente, haciendo que escucharan con más atención que de costumbre. Para nosotros fué algo nuevo y diferente, refrescante. En total el hermano Siebenlist dirigió la palabra a auditorios en cuatro ciudades; y en sólo dos discursos presentados en teatros habló a más de 1,500 personas del público.
“Marzo, abril y mayo pasaron, y todos nos sentimos mejor. Había una buena sensación de limpieza en toda la organización. Todos los viejos ‘pegadizos’ habían sido quitados. Nuestros buenos publicadores se habían enderezado, y podíamos verdaderamente sentir el espíritu y las bendiciones de Jehová sobre la obra. Trabajábamos tan concienzudamente como antes, sí; pero ahora podíamos ver el efecto de ello; podíamos sentir los resultados.
“A través de esos meses pasados tantos de nuestros hermanos habían legalizado su matrimonio y tantas veces habían aparecido los misioneros como testigos en la casa municipal que hasta el alcalde Trabanino, contagiándose con el espíritu de nuestros esfuerzos, diría después de casar a una pareja: ‘Sigan en este camino.’ Los testigos de Jehová hasta se habían ganado el respeto de hombres del mundo que vieron que lo que tratábamos de hacer era la mejor cosa que había sucedido a su pueblo; y a su propio modo nos alentaban. Nuestra reputación de elevadas normas morales se hizo pública. Comenzaba a atraer gente en vez de alejarla. Personas responsables en el mundo estaban tomando nota y nos aplaudían. Seguramente que estábamos felices—¡todos los 200 de nosotros!
“Ciertamente nuestros publicadores bajaron en números, pero las horas rehusaron bajar, subieron. Los publicadores estuvieron maravillosos; con mayores esfuerzos hicieron más revisitas y condujeron más estudios que nunca antes en la historia de la república. No necesitábamos en verdad a los que se salieron; sólo pensábamos que los necesitábamos. No nos habíamos dado cuenta de que lo de más importancia es la dedicación a Jehová y no a una obra.
“El primer mes en que los nuevos tratados bíblicos en español se usaron en el campo, una misionera dió un tratado bíblico a un tendero mientras ella se tomaba una soda. Cuando sacó su dinero para pagarle, él le dijo: ‘Deje ver, eso costará dos colones y cincuenta centavos (2.75 menos el refresco); ¿verdad?’ La misionera se asombró mucho porque esa cantidad era mucho mayor que el valor de la bebida; pero el señor explicó que quería suscribirse a La Atalaya, y eso era lo que él le debía a ella. Él había leído el anuncio al dorso del tratado mientras ella tomaba su refresco.
“Ahora terminamos felizmente este año de servicio agradecidos a Jehová por su paciencia y por la fortaleza de su espíritu que nos mantiene en el camino recto a pesar de nuestro desmaño. El número de publicadores ha subido de nuevo a donde estaba; nuestra organización está limpia; los hermanos tienen un equilibrio verdadero y firme de entendimiento y apreciación y están haciendo su propio trabajo. Los que nos sentimos mejor por ello hacemos entusiastas preparaciones para otro año de servicio bendito.”
GUATEMALA
Ya hace algunos años que la obra continúa haciéndose constantemente en este país de la América del Centro. No hallamos un aumento en el número de publicadores que participaron en la obra cada mes. En promedio hubo cinco menos durante 1952 que durante 1951, pues hay 271 hoy. Pero la cosa sobresaliente acerca del informe es la madurez por parte de los que están trabajando. Estos publicadores han dedicado 10,000 horas más de las que dedicó una cantidad igual el año pasado. Obtuvieron más suscripciones, colocaron más revistas, hicieron 3,000 revisitas más y condujeron más estudios bíblicos de casa cada mes. Todo esto habla bien de la madurez y la educación correcta de los que están en la verdad. El siervo de sucursal nos da un informe interesante de lo que está pasando y nos dice cómo han limpiado la organización, quitando de ella a los que no aprecian la norma elevada que Jehová establece para todos los cristianos. Extractos de su informe se presentan a continuación.
“Con la visita del hermano Siebenlist, una campaña se inició para limpiar la organización de todos los que no apreciaban la necesidad de separarse de las normas morales del ‘presente sistema de cosas’. Como resultado hubo un ligero descenso en el número de publicadores, pero la organización se ha fortalecido mucho.
“En Puerto Barrios, un maestro de escuela dominical de los adventistas del séptimo día renunció a su posición como maestro de escuela después de estudiar con los testigos de Jehová por varios meses y se unió a la compañía local. Se informa que el ministro dijo: ‘Bueno, ya me lo esperaba, pero no creí que vendría tan pronto.’ Muchas veces los ancianos se reunieron para hallar textos bíblicos que apoyaran su tambaleante creencia en la trinidad, y acababan diciendo: ‘No, no podemos usar ése. Ellos [los testigos de Jehová] dicen esto . . .’
“Un misionero que estaba conduciendo un estudio con un señor de buena voluntad descubrió que el señor a su vez estaba estudiando con otras tres personas en las montañas. Aunque los luteranos, católicos, cuáqueros, pentecostales y adventistas luchan entre sí mismos, todos se unen en la lucha contra el pueblo de Jehová. Se distribuyeron tratados en que se atacaba a los testigos, sólo para que fueran contestados a la semana siguiente cuando los testigos usaron los suyos. Los tratados están causando aullidos de rabia religiosa por toda Guatemala donde la verdad bíblica está exponiendo la enmohecida tradición.
“En Zacapa, dos misioneros en sólo ocho meses, con la ayuda de Jehová, organizaron una compañía de nueve publicadores con un promedio de 14 horas por publicador y 100 por ciento de asistencia a las reuniones. Ha habido misiones religiosas allí por veinte años y a veces tienen sólo unas cuantas personas en sus servicios religiosos. Con razón se oye el cargo de que ‘Zacapa está llena de testigos’.
“Cuando se dió un discurso en Gualán, en un edificio grande enfrente de la iglesia católica, los sacerdotes primero trataron de detenerlo repicando la campana, pero eso no impidió que 300 personas concurrieran. De modo que el repiqueteo cesó. Luego, se apagaron las luces en el salón, pero en vez de que hubiera confusión, un señor de la primera fila se subió a la plataforma, prendió su linterna eléctrica portátil sobre las notas del orador y el discurso siguió sin interrupción. Más tarde se empezó un estudio con este señor, y se espera que pronto lleve otra clase de luz.
“En Zacapa dos cuáqueras ancianas se echaron sobre sí la responsabilidad de amonestar a la gente de que los testigos de Jehová estaban en la ciudad. Cuando una visitó a una amiga a quien conocía por unos veinte años ya, dijo: ‘Sencillamente tenemos que advertir a las personas que no tengan nada que ver con esos testigos de Jehová. Como cristiana usted nos ayudará, ¿verdad?’ Su amiga pareció sorprenderse y dijo: ‘¡No! Yo soy testigo de Jehová.’
“Un coreano anciano que vive en Uaxactun, muy al norte de Guatemala, obtuvo una copia de ‘La verdad os hará libres’ mientras estaba en la capital. Al regresar a casa, empezó a estudiarlo cuidadosamente. Convencido al fin de que era la verdad, vió inmediatamente la obligación de decirla a otros. Aunque vive en un pueblo tan aislado, cuyo único contacto con la civilización se establece una vez a la semana por avión, se echaba un machete al hombro e iba a pie a los campos chicleros cercanos y ofrecía la literatura. Como resultado de su obra fiel el mensaje se ha introducido a lugares verdaderamente recónditos de la república. “Cuando el siervo de circuito visitó a este hermano aislado encontró a otros dos listos para ser bautizados como resultado de la obra de este hermano. Debido a no haber ríos o lagos, el bautismo se hizo en la alberca de Paxaman, un depósito de agua que tenía más de mil años de edad cuando Colón pisó las Américas, edificado por los mayas desaparecidos para suministrar agua para la cercana ciudad en ruinas. El bautismo se efectuó con las ruinas como fondo. Los ingenieros mayas nunca se imaginaron que quince siglos después su depósito sería usado por los testigos de Jehová para el adelanto de la adoración verdadera.”