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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1954
w54 15/10 págs. 637-639

Preguntas de los lectores

● En cuanto al tiempo en que Elisabet concibió a Juan el Bautista, el libro “Make Sure of All Things” (página 167, columna 1, último párrafo) dice: “1 Cró. 24:10, 18 [Concerniente a las clases de los sacerdotes]: ‘Para Haccoz la séptima; para Abías la octava.’ [De las 24 clases la segunda semana de la octava caería a fines del cuarto mes judío, o a principios de julio, según nuestro calendario.]” ¿Cómo se calcula esto?—R. L., México.

El padre de Juan el Bautista, un “sacerdote llamado Zacarías,” era “de la división [clase] de Abías,” la octava clase. (Luc. 1:5, 8, 9, NM) Abías fué un israelita sacerdotal del tiempo del rey David. En aquel entonces, alrededor de 1050 a. de J.C., los sacerdotes y los levitas de Israel, respectivamente, fueron divididos por primera vez por David en 24 grupos.a En el santuario (tabernáculo o tienda—1 Cró. 16:1) original de Jerusalén esas 24 divisiones primero sirvieron por turnos, separadamente una semana a la vez, no dos semanas juntas. Después que el hijo de David, Salomón, hubo edificado y dedicado el templo típico para el nombre de Jehová, cada uno de los 24 grupos en su turno servía dos veces al año su “clase” en el templo. (1 Cró. 24:1-19, 31; 2 Cró. 8:14; 31:2; 35:4; Esd. 3:10) Cada período de servicio de cada clase duraba una semana, extendiéndose de sábado a sábado. (2 Rey. 11:5-7; 2 Cró. 23:8) Aparentemente la clase saliente se encargaba del sacrificio matutino del sábado y la clase entrante del sacrificio vespertino; y así ambos grupos, el saliente y el entrante, pasaban el sábado en el santuario. Los sacerdotes de otras clases podían entrar en el templo y ejecutar actos sacerdotales, con tal que no estorbaran las funciones de sacerdotes que estuvieran oficiando en su clase asignada. “Cada ‘clase’ de sacerdotes y de levitas entraba de servicio por una semana, de un sábado a otro.”—The Temple de Edersheim, págs. 66, 158.

Con fecha de 537 a. de J.C., al terminar el destierro de 70 años del fiel resto judío en Babilonia, la clase de Abías es una de las más de veinte clases de sacerdotes que se mencionan como habiendo vuelto a Jerusalén con el gobernador Zorobabel o más tarde.—Esd. 2:36-39; Neh. 10:7, 8; 12:1-4.

Escribiendo de como el rey David dividió a los sacerdotes en 24 clases, Josefo agrega: “Y esta división ha permanecido hasta este día.”—Antigüedadés judaicas (de escritura terminada alrededor de 93 d. de J.C.), libro 7, cap. 14, §7; vea también la Cyclopædia de McClintock y Strong, tomo 8, págs. 576, 577; Imperial Bible Dictionary, tomo 2, pág. 664, col. 2.

Ahora bien, dado que cada una de las 24 clases servía dos turnos al año (separadas por un período de unos seis meses), esto suma un servicio de 48 semanas. Sin embargo, el año judío (lunar) era unos diez días más corto que nuestro año del calendario (solar) y por eso consistía de unas 51 semanas. Para completar el año, un ajuste, razonablemente, era necesario cada dos o tres años, cuando un mes décimotercero intercalar se agregaba en el calendario judío (lunar) para armonizarlo con el tiempo solar. También otros ajustes evidentemente sucedían cada año por medio de hacer que todas las clases sirvieran conjuntamente durante las tres principales fiestas anuales. (2 Cró. 5:11; The Mishnah, “Sukkah,” Sec. 5, §§7, 8) Tres veces anualmente todos los varones de Israel, incluyendo a los sacerdotes y levitas, aparecían ante Jehová, por mandato suyo, en el templo. La enorme cantidad de trabajo que había en conexión con los milesb de sacrificios animales y tareas relacionadas requería la cooperación de todos los sacerdotes durante una semana completa y más en cada una de esas tres principales ocasiones festivas:

(1) La pascua, en el divinamente ordenado primer mes de abib,c era inmediatamente seguida por la fiesta de una semana del pan ázimo.—Éxo. 34:18, NM.

(2) El pentecostés, 50 días después, era otro de dichos acontecimientos festivos, unido a la “fiesta de las semanas.”—Éxo. 34:22, NM.

(3) El Yom Kippur (“día de expiación”) acontecía en el mes que Jehová señaló para ello, el séptimo mes, etanimd (día décimo), y era seguido casi inmediatamente por la fiesta de los tabernáculos, del día 15 al 21, con un sábado especial, “el gran día de la fiesta,” el día 22.—Juan 7:37; Éxo. 34:22-24; Lev. 16:29-31; 25:9, 10, NM.

Aparte de estos tres principales períodos festivos, durante los cuales los sacerdotes de todas las clases servían conjuntamente, los sacerdotes de cada una de las 24 clases servían en todo otro tiempo del año exclusivamente por turno.

¿En qué tiempo del año comenzaban a contarse las clases, o cuándo principiaba la primera clase? Aparentemente era inmediatamente después, o en el último (octavo) o “gran día de la fiesta” de los tabernáculos (“fiesta de las cabañas,” NM) la cual celebración cerraba el año festivo. Jehová mandó: “Al fin de cada siete años, en el tiempo señalado del año de la liberación, en Ja fiesta de las cabañas, . . . leerás esta ley.” (Deu. 31:10, 11, NM) De paso, la fiesta de las enramadas o cabañas es la última de las tres grandes fiestas que tienen cumplimiento en el antitipo; y “esta fiesta cerraba el calendario festivo original; . . . Lo que el séptimo día, o sábado, era respecto a la semana, el séptimo mes parece haber sido respecto del año. Cerraba no sólo el ciclo sagrado, sino también el año agrícola o de trabajo. También marcaba el cambio de estaciones, la proximidad de la lluvia y del equinoccio de invierno [correctamente, solsticio de invierno, o equinoccio otoñal], y determinaba igualmente el comienzo y el cierre del año sabático.” (The Temple de Edersheim, págs. 234, 235; también vea las págs. 179, 265.) Significativo, también, puede ser el hecho de que la dedicación del templo planeado por David y edificado por Salomón aconteció en el séptimo mes, comenzando entonces oficialmente el trabajo sacerdotal en ese edificio singularmente magnífico. (2 Cró. 7:10) También en este tiempo del año, en 537 a. de J.C., los israelitas que, como típico resto fiel, habían vuelto a Jerusalén del destierro en Babilonia, comenzaron de nuevo servicios ordenados en el sitio de aquel templo magnifico que había sido demolido.—Esd. 3:6.

Admitamos, con el propósito de hacer este cálculo, que las clases sacerdotales hayan comenzado a contar en el séptimo mes establecido por Jehová (el cual, en nuestro calendario presente, comenzaba a fines de septiembre o a principios de octubre). Si tal es el caso, entonces el periodo de tiempo que abarcaba el primer turno de las 24 clases más las ocho clases del segundo turno anual (más el mencionado período de servicio en conjunto de dos de las tres fiestas) se extenderían, generalmente, al tercer mes del siguiente año judío, y quizás posiblemente a su cuarto mes. Esto significaría que el segundo turno de la clase octava caía (en nuestro calendario) a fines de junio o a principios de julio.

Razonablemente, entonces, Zacarías escuchó las “buenas nuevas” que el ángel de Jehová, Gabriel, le dió cuando ese ministro procedente del cielo interrumpió el servicio de altar de Zacarías en el segundo turno de la clase octava. Al completar sus deberes sacerdotales en esa clase asignada, Zacarías regresó a casa a su esposa Elisabet y entonces su hijo Juan fué concebido. (Luc. 1:5, 19, 23, 24, NM) Esto hubiera sido por lo menos a fines de junio o a principios de julio del año 3 a. de J.C. Alrededor de seis meses después (a saber, en nuestro diciembre) Jesús fué concebido. Nueve meses después de eso el nacimiento de Jesús como niño perfecto acontecería alrededor del 1 de octubre en el año 2 a. de J.C.e—Luc. 1:26, 36; 2:6, 7.

¿Por qué decimos el “segundo turno” de la clase octava (o, clase de Zacarías)? Porque el primer turno de la clase octava vendría a fines de noviembre o a principios de diciembre. Esto inconsistentemente traería el nacimiento de Jesús (que acontecería unos quince meses después) a marzo. En ese caso el bautismo de Jesús a la edad de treinta años también hubiera sido en marzo. (Luc. 3:23) Tampoco estaría esta fecha de estación de primavera en armonía con la profecía de Daniel (Dan. 9:24-27), la cual manifiesta que el Mesías o Cristo había de llegar al fin de 69 semanas de años, comenzando estas semanas en el otoño de 455 a. de J.C. y terminando en el otoño de 29 d. de J.C. (También contradice a esta misma profecía que predecía que el resucitado Jesús aparecería en el cielo para pagar a Jehová el mérito del sacrificio que Jesús ofreció “a la mitad de la semana,” de la profética septuagésima semana de años de Daniel, por consiguiente en la primavera.)

Sin embargo, puesto que efectivamente fué en la primavera de 33 d. de J.C. que Jesucristo ascendió y apareció en el cielo, entonces tres años y medio (o, la mitad de una semana de siete años) nos llevarían al principio de la semana en el otoño de 29 d. de J.C., no a la primavera, para el bautismo del Mesías.

Por eso, entonces, la evidencia disponible razonablemente parece favorecer el siguiente cálculo: Contando el comienzo del servicio sacerdotal de 24 clases como principiando al fin de la fiesta de las enramadas, Zacarias estaba en el segundo turno de la clase octava, y su hijo Juan el Bautista fué concebido por Elisabet a fines de junio o a principios de julio, unos seis meses antes de que Maria concibiera a Jesús.—Luc. 1:26, 36.

Por eso, de lo susodicho, se ve que el libro “Make Sure of All Things” da el tiempo aproximado en que Juan fué concebido, y que ése se determina, en parte, calculando hacia atrás desde el tiempo del nacimiento de Jesús alrededor del 1 de octubre.

[Notas]

a “Originalmente, cuando el tabernáculo estaba en Silo, en conjunto había dieciséis clases, divididas igualmente entre los descendientes de Elcazar e Itamar. Ahora que había más hombres principales de Eleazar, David dividió cada uno de sus ochos clases en dos, produciendo un total de dieciséis, mientas que las ocho clases de Itamar permanecieron inalteradas.”—Soncino Books of the Bible (1952, Londres, La prensa Soncino), vol. “Crónicas,” pág. 130.

b Josefo registra que, en una fiesta de la pascua judía en los días del emperador romano Nerón, se descubrió que “el número de sacrificios fué doscientos cincuenta y seis mil quinientos; el cual, concediendo que no más de diez personas banquetean juntas, asciende a dos millones setecientas mil doscientas personas que eran puras y santas.”—Guerras de los judíos, libro 6, cap. 9, §3.

c Llamado nisán después de 537 a. de J.C., cuando el destierro babilónico de 70 años terminó.—Éxo. 12:2; 13:4, NM, notab al pie de la página.

d Llamado tizri, después de 537 a. de J.C. Compare Génesis 8:13, NM, notab al pie de la página con Génesis 7:11, NM, notaª al pie de la página.

e Compare con “New Heavens and a New Earth”, pág. 368.

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