Exclamando acerca del peligro de nuestro tiempo
CASI diariamente algún clérigo, científico o político exclama que la humanidad arrostra gran peligro. Y ¿qué peligro es éste acerca del cual ellos exclaman? El peligro de una guerra atómica. Exclamó el senador Stuart Symington, de los Estados Unidos: “Estamos ahora en esa era que algunos de nosotros con pavor hemos predicho por mucho tiempo—el período de peligro total.” El “peligro total” según se expresa en las palabras del Dr. Edgar Douglas Adrian, uno de los principales científicos de Gran Bretaña, es contaminación radioactiva por toda la tierra. De manera que el temor del peligro atómico es grande. Pero a pesar del hecho de que el átomo capta toda la atención, preguntamos: ¿Es el monstruo radioactivo el verdadero peligro que la humanidad arrostra y que afecta el destino de usted?
Quizás sorprenda a algunos saber que el verdadero peligro ha sido obscurecido entre todos los gritos bramantes creados por la amenaza de las armas nucleares. Este peligro verdadero es de suprema importancia porque afecta el destino eterno de toda persona. ¿Cómo sería posible obscurecer tal peligro? Y exactamente ¿qué es? El peligro verdadero es el destino hacia el cual Satanás el Diablo conduce a todas las naciones de la tierra. Ese destino es la aniquilación eterna a manos del Todopoderoso Dios. Este destino de destrucción sobrevendrá a centenares de millones de personas, porque el Diablo está desviando a las naciones: “Fué arrojado hacia abajo el gran dragón, la serpiente original, aquel que es llamado Diablo y Satanás, el cual está desviando a toda la tierra habitada.” (Apo. 12:9, NM) No hay excepciones; toda nación sobre la tierra, declara la Biblia, está siendo desviada. Por amor a su misma vida usted debe estar seguro de no desviarse junto con las naciones.
Pero más ahora acerca del peligro verdadero. La Palabra de Dios declara que el Diablo, por medio de su organización de demonios y hombres, quisiera engañar a las naciones, conduciéndolas así a la destrucción en el Armagedón: “Y vi tres expresiones inspiradas inmundas que se parecían a ranas salir de la boca del dragón y de la boca de la bestia salvaje y de la boca del falso profeta. Estas son, de hecho, expresiones inspiradas por los demonios y obran señales, y ellas salen a los reyes de toda la tierra habitada, para juntarlos a la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso. Y los juntaron al lugar que se llama en hebreo Har-Magedón.”—Apo. 16:13, 14, 16, NM.
¿Es extraño el que la prensa pública y los luminares clericales no hayan amonestado a la gente acerca de la guerra de Dios, el Armagedón, el verdadero peligro? No, porque tan cabal ha sido el engaño que ha logrado efectuar el Diablo que a la gran masa de la humanidad le sobrevendrá de sorpresa, tal como sucedió en el tiempo de Noé. Jesús llama esto a nuestra atención. Nos dice que el diluvio catastrófico fué pictórico del gran peligro actual. Por medio de Noé, y no la organización mundana de ese tiempo, Dios anunció el diluvio. Pero las gentes “no notaron nada hasta que vino el diluvio y los barrió a todos.” Luego explica el Señor: “Así será la presencia del Hijo del hombre.” (Mat. 24:39, NM) Por lo tanto, las masas “no notarán nada” respecto al verdadero peligro hasta que venga el Armagedón y los barra a todos.
¡Cuán vital es determinar cuál es el verdadero peligro de nuestro tiempo! Se han manifestado tantos peligros críticos que la gente está aturdida. Esto lo predijo el apóstol de Cristo: “Conoce esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos y difíciles de manejar.” Ahora la cosa importante es evitar que estos peligros secundarios le impidan ver el verdadero peligro. Porque los peligros en sí mismos son solamente una señal de los últimos días. Debido a que el Diablo ha sido arrojado hacia abajo desde el cielo, algunos de los peligros predichos para los “últimos días” son hambres, guerras mundiales y un número extraordinario de terremotos. Jesús dijo que los hombres se alarmarían tanto por estos muchos peligros que se desmayarían “debido al temor y la expectativa de las cosas que vienen sobre la tierra habitada.” Jesús no quiso decir que las masas se alarmarían acerca del Armagedón y se preocuparían acerca de éste. Él quiso decir más bien que el peligro de guerra y otros peligros harían temblar de temor los corazones de los hombres. Esos peligros nunca deberían eclipsar la importancia que encierran: el indicar la proximidad del Armagedón.—2 Tim. 3:1; Luc. 21:26, NM.
Hoy día sólo una organización está exclamando acerca de este verdadero peligro. Esta es la sociedad del Nuevo Mundo de los testigos de Jehová. Por muchos años ya ellos han dado la amonestación diligentemente. Todas las demás se han quedado en silencio. Este mismo silencio es la señal de una religión falsa. La Biblia llama a los religiosos falsos “perros mudos” porque no exclaman en amonestación: “Nada saben; todos ellos son perros mudos; no pueden ladrar; soñadores, echados en tierra, amantes del sueño.”—Isa. 56:10.
No se deje engañar usted. El peligro atómico no es el asunto vital. Es sólo un peligro menor cuando se compara con el Armagedón. ¿Por qué? Porque los que sufran la muerte a manos de Jehová serán destruídos eternamente. Se les describe como los “muertos por Jehová” y ellos yacerán como “estiércol sobre la haz del campo.” ¡Con buena razón debemos temer a Jehová, y no a los hombres! Cristo Jesús explicó: “No se hagan temerosos de los que matan el cuerpo pero que no pueden matar el alma; sino más bien estén en temor de aquel que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el Gehena.” Ya que sólo Jehová puede destruir “el alma,” que significa, en este caso, el derecho futuro de uno a la vida, ningún peligro de consecuencia eterna puede provenir de los hombres o sus armas.—Jer. 25:33; Mat. 10:28, NM.
El verdadero peligro está cerca. No se equivoque acerca de ello. Nos avisa el Señor: “Sigan orando que su huída no ocurra en tiempo de invierno ni en el día sábado; porque entonces habrá una grande tribulación como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a acontecer.” ¡El Armagedón será absolutamente sin precedente! Jesús nos aconseja huir ahora, y no “en tiempo de invierno ni en el día sábado” que representan un tiempo en que es difícil huir. El sabio no esperará hasta ese tiempo.—Mat. 24:20, 21, NM.
Sin falta, entonces, huya ahora al sistema teocrático de cosas del Nuevo Mundo. Abandone la organización inicua del mundo. Hay una sociedad del Nuevo Mundo formada. Los testigos de Jehová, quienes vienen a su puerta, con mucho gusto le dirán más acerca de la sociedad del Nuevo Mundo, la única organización que exclama acerca del verdadero peligro de nuestros días.