Los testigos de Jehová—¿una religión sin ministros?
Una batalla por derechos religiosos en Gran Bretaña
“¡LOS testigos de Jehová consiguen reconocimiento como cuerpo religioso!” ¿Hay algo extraordinario acerca de ese encabezamiento en la prensa británica? No, no en cuanto al encabezamiento, pero fíjese en la fecha. ¡El 7 de enero de 1955! Pero los testigos de Jehová han estado en ese país desde la década de 1880 y la organización gobernante de ellos, la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract, ha tenido una oficina en Londres desde 1900. ¡Medio siglo es largo tiempo en que luchar por los derechos y libertades que acompañan al reconocimiento legal!
El encabezamiento apareció sobre el informe acerca de una decisión pronunciada por lord Strachan en el Tribunal Escocés de Sesiones en Edimburgo. Fué extraordinario por el hecho de que muchas personas se preguntaban por qué debiera ser necesario que los testigos de Jehová fueran a los tribunales para que se determinara su estado legal. Tales personas conocen la obra de ellos, sus reuniones, sus asambleas y han gozado personalmente de los beneficios de su ministerio. Y quedaron aún más perplejas cuando el juez sostuvo que los testigos de Jehová constituían un cuerpo religioso pero que a uno que ha dado su vida al ministerio y es superintendente de una congregación de testigos de Jehová se le niega reconocimiento, según la ley de la Gran Bretaña, como “ministro regular.”
El caso tiene que ver con la interpretación que ha de darse a siete palabras comunes en el Acta de Servicio Nacional de 1948. Esa ley incluye una cláusula que exenta de entrenamiento militar no sólo al hombre que está en el orden sacerdotal sino también “al ministro regular de cualquier denominación religiosa.” El clero de las religiones ortodoxas está incluído en esta exención. Los testigos de Jehová sólo dicen que ciertamente sus precursores y siervos de congregación deben ser incluídos en ella también. Un “precursor” es una persona que abraza el ministerio como profesión, dedicando por lo menos cien horas mensuales a predicar a la gente en sus hogares, sin mencionar el tiempo que usa en el estudio personal, asistencia a las reuniones y trabajando en obra seglar sólo lo suficiente para conseguir las cosas necesarias para la vida. Un siervo de congregación es el ministro que preside una congregación de testigos de Jehová. Hay 718 congregaciones en las Islas Británicas, compuestas de unos 30,000 testigos activos, todos ellos ministros. Lord Strachan dice que los testigos de Jehová indudablemente son una denominación religiosa, pero que los hombres que han sido nombrados a uno u otro de estos puestos no son “ministros regulares.”
La causa principió cuando, a pesar de esfuerzos infructíferos previos para conseguir que los tribunales reconocieran las pretensiones de los testigos de Jehová, el presidente de la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract dió instrucciones para que el asunto se pusiera a prueba otra vez. En Escocia se inició una acción declaratoria que pedía al Tribunal de Sesiones que declarara que Douglas Walsh era un “ministro regular” debido a su nombramiento como precursor y también debido a su nombramiento como siervo de congregación. El caso vino a conocerse como Walsh v. The Lord Advocate.
En enero de 1954 se celebró en Edimburgo una audiencia preliminar para decidir si el demandante tenía un caso pertinente o no. Después de haber oído argumentos para ambos lados, lord Strachan ordenó que ello “fuera a prueba,” queriendo decir que la corte ahora quería oír la evidencia. Se fijó el 23 de noviembre de 1954 para la prueba.
OFICIALES DE LA SOCIEDAD SALEN DE NUEVA YORK EN AVIÓN
H. C. Cóvington, abogado estadounidense y consejero jurídico legal de la Sociedad Watch Tówer, había estado presente en aquella audición preliminar como superintendente. Ahora se decidió que él y otros dos oficiales mayores fueran de Nueva York en avión para dar evidencia en el juicio. De este modo la Sociedad vino al apoyo de Douglas Walsh, mostrando de una manera muy práctica que ella está lista para luchar por los derechos legales de los testigos de Jehová a través del mundo.
La causa se preparó de modo que el vicepresidente de la Sociedad, F. W. Franz, fuera el primero en ocupar el estrado de los testigos. Citando copiosamente de la Biblia que tenía en la mano, él delineó las creencias de los testigos de Jehová, especialmente las que difieren de las ortodoxas. Explicó, también, la razón básica de por qué existen los testigos de Jehová hoy en día: que 1914 marcó el principio de la segunda presencia de Cristo en poder del Reino y que tiene que hacerse una gran obra para anunciar este hecho a la humanidad antes que la guerra del Armagedón destruya en breve al viejo sistema satánico de cosas. Franz se valió de la espléndida oportunidad que tenía para dar un excelente testimonio.
Cóvington trató acerca de la organización de los testigos de Jehová, las ceremonias y prácticas de ellos. Explicó la estructura de la organización, describiendo su naturaleza teocrática y cómo funciona desde Jehová para abajo, la parte terrenal de ella desde la junta de directores de la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract a través de las sucursales hasta los distritos, circuitos, congregaciones y luego las personas individuales. Él mostró que había una organización articulada bien definida. Además trató acerca del alcance de las actividades de la organización, sus reuniones, su obra de predicación y tales ceremonias como el bautismo, servicios funerales, casamientos y la celebración anual del Memorial. Explicó la obra y responsabilidades de los precursores y siervos de congregación y cómo éstas los distinguían de otros entre los testigos de Jehová.
Grant Súiter, el secretario y tesorero de la Sociedad, también trató acerca de las funciones de los precursores y siervos de congregación y entonces habló de los asuntos financieros de la organización. Tenía en el tribunal los avanzos de la Sociedad y trató acerca de ellos. Las cifras mostraron que las contribuciones que se recibían de la literatura que se deja con la gente, lejos de enriquecer a individuos o a la Sociedad, son insuficientes para llevar a cabo la obra misionera mundial en su volumen actual y que las contribuciones voluntarias de los testigos de Jehová acabalan lo que falta. Así se mostró que era infundada la habladuría de las revistas parroquiales acerca de los asuntos financieros de la Sociedad.
Los otros cuatro testigos en la causa eran británicos. De entre éstos A. P. Hughes, siervo de sucursal y ministro que preside en las Islas Británicas, dió evidencia acerca de la estructura de la organización en la Gran Bretaña, y Douglas Walsh, el demandante, habló acerca de su obra como precursor y siervo de congregación. Se habían usado siete días para presentar toda la evidencia.
SON UNA DENOMINACIÓN RELIGIOSA
Lord Strachan dió su decisión el 7 de enero. Después de delinear la historia, estructura y prácticas de la organización, él trató acerca de la primera de las dos preguntas principales: ¿Son los testigos de Jehová una denominación religiosa? Sobre esto él dijo: “Soy definitivamente de la opinión de que un cuerpo tal como los testigos de Jehová debe ser una denominación religiosa si es que las siguientes condiciones se satisfacen: (a) si existe para propósitos religiosos, (b) si profesa creencias religiosas que sean distintivas en el sentido de que lo distingan de otros cuerpos religiosos, (c) si está organizado como un cuerpo separado bajo su propio sistema de adoración, gobierno y disciplina, y (d) si el número de miembros es razonablemente substancial.”
¿Estaba convencido el juez de que los testigos de Jehová satisfacían cada una de estas condiciones? Sí, lo estaba. Comentando acerca de la primera de ellas, él dijo: “Concerniente a la pregunta de si ellos existen para propósitos religiosos o no, bastante claro está que ellos profesan hacerlo, y a mí me parece que el único asunto que averiguar bajo este encabezamiento es si ellos son sinceros al hacerlo o no. Estoy convencido de que son sinceros. No se atacó la sinceridad de los testigos que presentaron evidencia y según mi opinión no se podría hacer tal ataque. Oí la evidencia del Sr. Franz, el vicepresidente de la Sociedad, del Sr. Súiter, el secretario general, y del Sr. Cóvington, el abogado consultor, el cual está capacitado como abogado en los Estados Unidos de América del Norte, y según la evidencia de ellos, respecto a la obra y rutina en los despachos centrales de la Sociedad en Nueva York, estoy convencido de que allí el personal está sincera y genuinamente ocupado en la tarea de administrar un cuerpo que ellos consideran religioso, y en la tarea de llevar a cabo los propósitos manifestados en la cláusula 2 de la Carta Constitucional de la Corporación de Pensilvania los cuales, según sus términos explícitos, son propósitos patentemente religiosos.”
ESTADO COMO MINISTRO NEGADO
La segunda de las dos preguntas principales: ¿Es el demandante un “ministro regular” por virtud de su nombramiento como precursor? ¿como siervo de congregación? fué decidida por el juez en contra de Walsh. Sir John Cámeron, decano de la Facultad de Abogados Defensores en Escocia, quien apareció de parte de Walsh, había sostenido fuertemente que si se decidía que los testigos de Jehová eran una denominación religiosa entonces tenía que dejarse a la denominación el decidir quiénes son sus ministros regulares. ¡Ciertamente nadie de afuera podría decirle a una denominación quiénes habrían de ser sus ministros! La prueba tenía que ser subjetiva. Él sostuvo que “regular” quería decir “según la regla” y ya que Walsh fué nombrado según la regla de los testigos de Jehová la corte tendría que juzgar que él es un “ministro regular.” El juez sostuvo, sin embargo, que puesto que todos los testigos de Jehová eran ministros ordenados, la ordenación en sí misma no creaba a un “ministro regular” y que le tocaba a la corte decidir el asunto en cuanto a lo que concernía al Acta de Servicio Nacional.
Tratando acerca del vocablo “ministro” el juez dijo: “Para que alguien sea ministro primero tiene que ser investido del oficio de un ministro de religión y segundo, estar empleando la administración de las ordenanzas religiosas de su comunión, o por lo menos tener el derecho a hacerlo, (porque de ese modo entiendo yo estas palabras). También soy de la opinión de que estos dos elementos esenciales implican necesariamente que el ministro se distinga de alguna manera de los miembros corrientes de su comunión en cuanto a cosas espirituales.”
Luego el juez aplicó su definición al caso del nombramiento de Walsh como siervo de congregación. Se opuso a la forma del nombramiento, una carta firmada con la impresión estampada de la Sociedad, y al hecho de que la misma carta se usaba para nombrar a otros ministros de oficios menores en la congregación. Él concluyó que “el énfasis está definitivamente en administración más bien que en dirección espiritual.”
El juez también criticó los requisitos escolásticos de un siervo de congregación. Acerca de la escuela de ministerio teocrático, en la cual el siervo de congregación tiene que haber sido entrenado durante por lo menos un año antes de su nombramiento, el juez dijo: “Suena escolástica, particularmente cuando se toma junto con las instrucciones y el programa prescrito de estudio.” Entonces, cosa que sorprendió a todos los que asisten a estas escuelas, el juez siguió diciendo que “lo que se enseña es de naturaleza tal que puede ser entendido por niños de . . . edad tierna.” La realidad es que la escuela de ministerio no está preparada para la norma intelectual de niños, pero se requiere que asistan los niños para que saquen del curso lo que puedan.
Comentando acerca del argumento del decano de que los fundadores del cristianismo no fueron seleccionados debido a logros escolásticos, el juez dijo esto: “Se arguyó que no se requirió de los apóstoles que tuvieran ciertas calificaciones particulares sino que como hombres sencillos se les mandó que predicaran y que los testigos de Jehová siguen este ejemplo. Ese argumento, según mi opinión, no tiene que ver con el caso, porque es bastante obvio que al exentar de servicio nacional a ministros regulares de denominaciones religiosas en 1948 el parlamento no estaba pensando en ministros de la clase de los que predicaron en la iglesia primitiva, sino en ministros de religión como se conocen en tiempos modernos.”
El juez halló que Walsh no era un “ministro regular” por ser precursor, aunque el ministerio fuera su profesión. El precursor dedica más de cien horas mensuales a verdadera predicación al público, aparte del tiempo que emplea en estudiar y en las reuniones de los testigos de Jehová. ¿Cuántos clérigos dedican esa cantidad de tiempo a su predicación? ¡Y el precursor no depende de un estipendio, sino que se gana el pan como lo hizo Pablo! La cosa que le causó la mayor dificultad al juez fué la edad que tenía Walsh cuando se hizo precursor. Según la opinión de él “es absurdo tratar a un muchacho de 15 años como si fuera un ministro de religión.” Queda patente que el juez no podía olvidarse del modelo ortodoxo y cuando Walsh no cumplía con éste no podía verlo en el papel de un “ministro regular.”
PUBLICIDAD Y APELACIÓN
Se dió gran publicidad a la causa en la prensa escocesa y en los diarios nacionales británicos. Por sí sola la causa fué bastante extraordinaria, pero el vuelo de tres oficiales de la Sociedad desde los despachos centrales hasta Edimburgo para estar al lado de Douglas Walsh en el estrado de testigos interesó al público y atrajo periodistas de todas partes. Los periódicos principales dedicaron más de mil pulgadas de columna a la causa.
Jehová ha ordenado a sus testigos para que sean sus ministros para restaurar la adoración verdadera en la tierra. La autoridad que tienen ellos proviene de él. Cada uno de los testigos de Jehová tiene que ser ministro, pero a algunos se les nombra a puestos de responsabilidad que les distinguen de otros ministros de la organización. Según la ley de Inglaterra, ¿puede decirse que tal nombramiento y responsabilidad adicional hacen de los precursores y siervos de congregación “ministros regulares” bajo esa ley? Lord Strachan dice que no los hacen, pero los testigos de Jehová sostienen que sí. De aquí su apelación a la Corte Superior Judicial de Escocia donde tres jueces serán los próximos que oirán la causa.