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  • La actividad ministerial de los testigos de Jehová

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  • La actividad ministerial de los testigos de Jehová
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
w56 1/8 págs. 478-479

La actividad ministerial de los testigos de Jehová

PERÚ

Número máximo de ministros predicando

1947: 30

1955: 563

Población: 8,493,000

Los testigos de Jehová en esta tierra agradable están agradecidos a Jehová por su bondad al proveer tantas oportunidades maravillosas de predicar las buenas nuevas del Reino y de tener tan buenas experiencias con la gente que goza de conocer la Palabra de Dios. Aún hay bastante territorio que trabajar en este país, y en realidad no hay suficientes publicadores para atenderlo. Sin embargo, se logró excelente progreso durante el año, y se espera que a medida que más personas acepten la verdad en el Perú se pueda efectuar una obra de ensanche de modo sistemático para proclamar las buenas nuevas en toda parte de ese país. En su informe el siervo de sucursal relata varias experiencias, de las cuales dos se presentan a continuación por ser sobresalientes:

“A menudo cuando hay un aumento en la obra del Reino el resultado es que hay más oposición al descubierto. Hace nueve meses un precursor especial fué a trabajar en el territorio de una pequeña congregación no muy lejos de Lima. Había tres o cuatro publicadores allí en ese tiempo. Pronto descubrió a otros que se interesaban en los propósitos de Jehová y pudo establecer estudios con ellos. Esta actividad comenzó a despertar la ira del sacerdote de la localidad, pero el asunto llegó a su punto culminante de esta manera:

“El precursor habló con un joven que profesaba ser comunista. Ya que no tenía la base correcta en cuanto a lo que son los principios de una vida recta, vivía una vida que estaba en armonía con este mundo, viviendo relajadamente y expresando muy poco respeto a lo que creyeran y sintieran otros, aun su propia familia. Este joven escuchó la verdad y la aceptó. Comenzó a predicar, y en su propia familia se encontró con dificultad. Su padre era espiritista, su hermano acólito, su hermana instructora en la Iglesia católica, y su madre había perdido fe en todo. Casi lo echaban de la casa cuando les predicaba, pero, procediendo conforme al buen consejo del precursor, el muchacho ejerció paciencia, y naturalmente cambió su vida, haciéndose bondadoso y considerado. Esto impresionó a la familia y ésta comenzó a prestarle atención.

“Naturalmente, le hablaron al sacerdote acerca de él, y éste, no pudiendo apoyarse en la Biblia para contestar los argumentos del joven, recurrió al insulto, y esto ayudó a toda la familia a ver la verdad. En más o menos tres meses la familia aceptó la verdad, y en una asamblea reciente todos se bautizaron—todo debido a lo sano de la Palabra de vida y el cambio que ésta efectuó en el muchacho. Todos participan regularmente en la obra de predicar, y la madre ahora tiene una ruta de quince personas a quienes ella entrega las revistas a medida que éstas salen.

“El sacerdote está muy airado ahora. Habla mal de ellos en público, ha destrozado revistas en la calle, les ha dicho abiertamente a otros de su rebaño que ellos no deben leer la Biblia porque ‘es del Diablo’, pero al mismo tiempo está dando publicidad a la obra de los testigos de Jehová. Dice el hermano precursor: ‘A veces cuando pienso en lo que está pasando me quedo pasmado. Antes nunca solíamos tener muchos en el estudio de La Atalaya, pero ahora tenemos alrededor de cincuenta. Nuestras pequeñas reuniones de servicio han crecido hasta que ahora asisten más de treinta personas, y el mes pasado tuvimos el gran gozo de alcanzar un nuevo número máximo de publicadores—veinticuatro en total. Ahora sabemos cómo se vence la persecución.’

“El uso de los tratados en este país está surtiendo efecto, como lo muestra la siguiente experiencia. Unos misioneros del norte que trabajan en un lugar en que hay muchas religiones protestantes dejaron un tratado sobre la trinidad con un muchacho que trabaja en una hacienda grande. Él se dió cuenta de la verdad del asunto y habló acerca de ello con unos vecinos, quienes eran miembros de la iglesia de la Santidad Peregrina. Ellos tomaron el tratado y buscaron en su Biblia todos los textos citados y quedaron asombrados al ver que la Biblia no enseña la doctrina de la trinidad. Naturalmente, consideraron el asunto con su ‘pastor,’ quien fué sacudido hasta sus cimientos paganos, y, no pudiendo contestar, los expulsó de la iglesia.

“No obstante, eso no descorazonó a esta gente de bien. Consiguieron más literatura de la Sociedad y siguieron estudiando, y cuando los misioneros volvieron a ese lugar los recibieron calurosamente como hermanos. También los invitaron a quedarse para el estudio de esa noche, pero puesto que hubiera sido un poco tarde los misioneros preguntaron si sería posible tener el estudio un poco más temprano. El esposo salió para avisar al grupo del estudio, y luego comenzaron a entrar, de dos en dos y de tres en tres con sus Biblias bajo sus brazos. Pronto hubo diecisiete personas presentes, y hacía tiempo que este grupo había estado estudiando ‘Sea Dios Veraz’. Sin importar lo que estuvieran haciendo, lo dejaron para venir al estudio. Según lo expresó el misionero: ‘Tanto nos impresionó la sinceridad de esta gente que sentimos un nudo en la garganta.’ Hasta ahora, veinte personas han salido de la iglesia de la Santidad Peregrina debido a un solo tratado sobre la trinidad. ¡Cuán maravilloso es ver la operación del espíritu de Jehová en los que son de buena voluntad para con él!”

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