Aprenda del pasado
SI USTED pudiera volver a vivir los pasados diez años, ¿los viviría de manera diferente? ¿Ha pensado usted alguna vez en lo que pudiese haber sucedido si usted no hubiera hecho ciertas decisiones u obrado de cierta manera?
No importa cuán vehementemente desee hacer retroceder el tiempo y vivirlo de nuevo de manera diferente, el pasado no se puede cambiar. Es como la palabra que sale de la boca del hombre. Una vez que parte de sus labios no puede asirla y tirarla hacia atrás.
El derrotero de su vida queda marcado por lo que usted ha hecho, de la misma manera que las pisadas en hormigón mojado marcan indeleblemente el camino que ha tomado. Usted puede mirar hacia atrás y ver estos marcadores de su vida, pero mirar es lo único que puede hacer; no puede borrarlos ni cambiarlos. Si ha vivido de manera insensata y egoísta tal vez el derrotero de su vida esté regado con los estragos de amistades rotas y matrimonios estrellados. Puede que lleve las cicatrices dejadas por actos de improbidad, de engaño y tal vez hasta de violencia. Piense en lo que pudiese haber sido si hubiera obrado con sabiduría, si hubiera sido considerado de otros y mostrado amor.
Pero no es preciso que el futuro sea como el pasado. No es preciso que usted vuelva a cometer los mismos errores o siga andando por el mismo camino. Sepa cuál es la decisión correcta antes de hacerla, y lo que es correcto y debe hacerse antes de hacerlo. Esto no es imposible cuando usted tiene consejo sabio para guiarlo y muchos ejemplos que le pueden ser provechosos.
La Biblia proporciona el consejo necesario. La sabiduría que ella contiene puede servirle de lámpara a sus pies. “Tu palabra es una lámpara para mi pie, y una luz para mi calzada.” (Sal. 119:105) Mientras que usted haga decisiones en armonía con los principios de la Biblia y haga las cosas en conformidad con sus instrucciones usted no irá por mal camino. Esta sirve de ventana al pasado. Le permite ver cómo algunas personas se acarrearon dificultades por lo que hicieron y cómo otras se colmaron de bendiciones. El contemplar las vidas de estas personas le ayudará a planear su propia vida. De esta manera usted puede aprender del pasado.
Si alguien en el pasado hizo un error que le ocasionó angustia, dificultades y tal vez hasta desastre, sería una locura el que usted cometiera el mismo error y segara la misma desgracia. La nación de Israel es un ejemplo clásico de no aprender de los errores pasados. No fué mucho después de haber entrado en la Tierra Prometida que los israelitas se apartaron de Jehová Dios y se pusieron a adorar ídolos mudos. Este error resultó en que sus enemigos los esclavizaran y oprimieran. Al ir pasando los años, una generación tras otra repitió el mismo error y segó los mismos frutos.
La Biblia señala que lo que le sucedió a este pueblo fué escrito como ejemplo para nosotros para que nosotros evitáramos la locura de ellos. “Ahora estas cosas llegaron a ser nuestros ejemplos, para que nosotros no seamos personas que desean cosas perjudiciales, así como ellos las desearon. Ni lleguemos a ser idólatras, como algunos de ellos se hicieron; . . . Ni practiquemos la fornicación, como algunos de ellos cometieron fornicación, de modo que cayeron, veintitrés mil de ellos en un día. Ni pongamos a Jehová a prueba, como algunos de ellos le pusieron a prueba, de modo que perecieron por las serpientes. Ahora estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos y se escribieron como una amonestación para nosotros a quienes los fines cabales de los sistemas de cosas han llegado.”—1 Cor. 10:6-9, 11.
SE PRECISA DIRECCIÓN CORRECTA
Aunque es fácil contemplar su vida mirando atrás y reconocer dónde hizo decisiones malas o incorrectas, es difícil mirar hacia adelante y ver cómo hacer decisiones correctas. Usted precisa buena dirección, consejo sabio e instrucción correcta. La Biblia proporciona las tres cosas, y además da muchos ejemplos tomados del pasado.
Jerusalén no hubiese sido destruída en 607 a. de J.C. y otra vez en 70 d. de J.C. si su pueblo hubiera puesto atención al consejo sabio de los profetas de Dios. La Biblia ha conservado ese consejo para provecho nuestro hoy día. La gente del día de Noé no hubiese perecido en el Diluvio si hubiera prestado atención a la advertencia que Noé le dió y no hubiera hecho las mismas malas decisiones que hicieron sus antepasados. La Biblia contiene amonestaciones parecidas para el bien de la gente que vive hoy 1 en este tiempo del fin.
La persona sabia no pasará por alto la Palabra escrita de Dios, sino que acudirá a ella para conseguir la buena dirección que ésta puede darle. Considerará con cuidado su registro del pasado. Aprenderá por qué algunas personas recibieron la bendición de Dios y la promesa de vida eterna, mientras que otras recibieron su desaprobación y fueron condenadas a la destrucción. No hará que la desaprobación divina le sobrevenga por cometer los mismos errores que otros cometieron insensatamente. Verá con anticipación los malos resultados que provienen de hacer las cosas que son contrarias a los buenos consejos e instrucciones que contiene la Biblia. Lo que la persona aprende de esta manera del pasado puede dirigir su futuro.
Así como Noé advirtió acerca del Diluvio, la Biblia advierte de un peor mal, la batalla del Armagedón. Esta guerra de Dios, predicha con tanta anticipación, traerá a su fin el presente inicuo sistema de cosas. La persona sabia que deja que la Palabra de Dios dirija su vida verá con anticipación este mal y buscará protección divina para que no le toque. “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a esconderse, pero el inexperto ha pasado de largo y tiene que sufrir el castigo.”—Pro. 22:3.
Las personas inexpertas no aprenden del pasado ni prestan atención al consejo. Siguen adelante en su camino equivocado y confuso igual que los insensatos de tiempos antiguos. No hay motivo para que usted sea semejante a ellas cuando puede seguir la dirección que le dan las Escrituras. Lo que usted aprende de este Libro acerca del pasado puede guiar su futuro.