La actividad ministerial de los testigos de Jehová

Informe tomado del “Yearbook” para 1959 (en inglés)

VENEZUELA

Por todas partes del mundo hay mucho trabajo que hacer en el ministerio. Venezuela es una de estas partes. Por eso los hermanos y hermanas de ese país aceptan el consejo de Pablo así como lo hacen los de la organización de Jehová por dondequiera, a saber: “Sigue vigilando el ministerio que aceptaste en el Señor, que lo cumplas.” (Col. 4:17) El año pasado vió una obra excelente realizada en este país y se logró un aumento del 12 por ciento. Aunque ha habido revoluciones políticas y toques de queda, los publicadores del Reino se han esforzado adelante declarando las buenas nuevas. Vigilan de continuo. No van a estar sin sus prendas de vestir ministeriales. Han aceptado la responsabilidad y se mantendrán alerta, constantes en su predicación. Es un deleite ver a tantas personas de buena voluntad ingresando en la organización en Venezuela, y a continuación citarnos algunas experiencias interesantes que el siervo de la Sucursal incluyó en su informe.

“Una misionera relata acerca de un matrimonio que progresó muy rápidamente en la verdad. Al participar en la obra de revistas ella colocó un ejemplar con una señora en la puerta. Más tarde volvió a visitarla y se empezó un estudio. Corto tiempo después se celebró una asamblea de circuito en la misma ciudad y sucedió que el local que se escogió estaba precisamente al otro lado de la calle de donde vivían esta señora y su esposo de buena voluntad. Movidos por curiosidad de saber lo que se hacía, fueron al sitio y descubrieron que los testigos estaban preparándose para celebrar una asamblea. Ofrecieron varias plantas en macetas y una mampara para embellecer la plataforma. Asistieron a todas las sesiones y desde entonces no faltaron a ninguna reunión, participando en el servicio dentro de poco tiempo. Cuando oyeron acerca de la asamblea que iba a celebrarse en Nueva York comenzaron a hacer planes para asistir, lo cual hicieron, y fueron dos de las 7,136 personas que se bautizaron.

“Se presentan oportunidades de toda clase para extender el mensaje del Reino, como lo demuestra esta experiencia que tuvo su principio hace unos siete años cuando se conducía un estudio con una señora de España que estaba aquí en Caracas. Hizo un viaje a su hogar en Bilbao, España, y llevó consigo una buena cantidad de literatura. Cuando regresó contó que un primo de ella había mostrado interés particular y no pasó mucho tiempo antes que él escribiera para decir que lo que había leído en el libro ‘Sea Dios veraz’ era la verdad y que quería dedicar su vida a la obra de predicar. Los misioneros enviaron la información a la oficina de Brooklyn y no se oyó nada más del asunto por cinco años, porque la señora partió del país. ¡Imagínese qué sorpresa fué recibir una carta justamente antes de la asamblea internacional de Nueva York en 1958 de la señora española en la cual decía que su primo estaría en Nueva York y deseaba ponerse en comunicación con los misioneros! Lo hizo, y dió mucho gusto saber que él es precursor especial y siervo de congregación. En cuanto a la señora con quien originalmente se empezó el estudio en Venezuela, sólo hace poco que ella se bautizó en España.

“Un siervo de circuito relata acerca de un anciano que tenía mala vista que aceptó la verdad y empezó a testificar en las montañas. Iba a pie a todos los hogares y poblados, y varias veces se perdió al tratar de hallar su camino en las sendas solitarias. Casi toda su predicación se hizo oralmente porque pocas de estas personas sabían leer, sin embargo halló mucho interés. Cuando el siervo de circuito vino a la congregación se hicieron arreglos para que él visitara al grupo. Otro hermano lo llevó hasta donde le era posible ir en camión; entonces siguieron a pie por lo largo del río y arriba en las montañas por unas tres horas hasta que llegaron al lugar de la reunión. Hallaron un grupo de más o menos treinta personas reunidas, incluyendo al señor que se había puesto en comunicación con ellas primero. Las personas de buena voluntad habían edificado una choza con bancos a propósito para las reuniones. Después del discurso el siervo de circuito se quedó para conducir un estudio bíblico con ellas por unas dos horas a la luz de una lámpara de petróleo y las animó a reunirse con regularidad para estudiar. Sólo hay dos o tres que saben leer, así que estarán ansiosos de recibir el nuevo folleto Aprenda a leer y escribir. El hermano anciano que fué tan celoso al llevar el mensaje a este lugar aislado ya se ha bautizado y ahora conduce reuniones regulares con este grupo de treinta. De modo que la obra sigue adelante y se extiende a los rincones más remotos del país.

“El siervo de distrito informa acerca de una experiencia poco usual que tuvo al usar la película de la Sociedad. ‘En una asamblea de circuito le pedí a una precursora que se enterara de algún sitio donde se pudiera exhibir la película en La Paz, un pueblo de campamento petrolero en el cual no hay congregación. Al llegar me informó que el único lugar que ella había hallado era el terreno de los cuarteles de la Guardia nacional. No podía menos que dudar, pues nunca antes hemos usado la propiedad del gobierno para ninguna reunión o asamblea aquí en Venezuela. Me dirigí al local para verlo y hablar con el oficial encargado. Él no estaba allí, pero algunos soldados me aseguraron que estaría bien. De modo que la precursora, mi esposa y yo proseguimos a visitar a la gente e invitarla. Poco antes de la hora designada fuí para poner el equipo en lugar, y pronto me enteré de que los soldados eran muy cooperativos. Sacaron sillas, ayudaron a conectar el cable para el proyector, y hasta hicieron la obra de acomodadores, encontrando a la gente en la puerta de entrada y mostrándole dónde sentarse. ¡Todo esto de su propia iniciativa! Fué una vista rara ver a personas de buena voluntad conducidas a sus asientos por soldados con rifles atados sobre su espalda. Todo marchó muy bien, y unas 125 personas asistieron. Cuando partimos el oficial dijo que nos recibiría con gusto en cualquier momento que volviéramos.’”