Ceños y obstrucción
● Después de renunciar a su puesto en la Iglesia Anglicana, el clérigo Wilkinson-Fox de la aldea Lincolnshire de Wragly explicó por qué lo hizo a un repórter del Morning Herald de Sydney, Australia: “La Iglesia no me permite hacer el trabajo que era mi objeto lograr al unirme. . . . Los clérigos solamente luchan contra ellos mismos, andan como locos tratando de justificar su existencia por medio de hacer una miríada de tareas pequeñas. . . . ¡Las reuniones de las madres, las tómbolas, los comités interminables! Vez tras vez he rogado que se me dejara seguir adelante con el trabajo pero mis súplicas han producido no solo ceños sino obstrucción absoluta. Hace unos cuantos años cuando recibía el salario de teniente de cura de £350 al año compré un automóvil viejo a plazos. Recorrí todo el país, recogiendo a aspirantes para la confirmación, llevando la palabra de Dios a personas en casas aisladas. Obtuve buenos resultados pero cuando se descompuso el automóvil la Iglesia consideró que el costo de un par de muelles era un precio demasiado elevado que pagar para hacer el trabajo de Dios.”