El ambiente cristiano de Betel
RECIENTEMENTE un matrimonio que vive en la central de Betel de Brooklyn de la Sociedad Watch Tower tuvo invitados a comer. Poco después, sus invitados les enviaron una carta de “gracias.” Lo que escribieron muestra cuán intensamente les había impresionado el ambiente cristiano del hogar Betel:
“Estimados Sr. G———— y esposa,
“Es difícil poner por escrito nuestras gracias y aprecio por el tiempo de que dispusieron con nosotros el miércoles pasado. Todos nos lisonjeamos al creer que somos pensadores, que tenemos la capacidad para resolver, no solo nuestros problemas, sino, si se nos diera la oportunidad, los problemas del mundo.
“Sin embargo, el miércoles pasado se nos sacó de nuestra complacencia. Cualesquier ideas que hayamos tenido en cuanto a religión, al amor al prójimo, a la política, al trabajo, a las N.U. y al futuro de la humanidad fueron hechas añicos completamente. En la central de los testigos de Jehová, tuvimos el privilegio de ver a la religión en acción y lo que muy bien puede ser la solución para el futuro de la humanidad.
“Durante un día de trabajo común, nos sentamos a comer [en uno de los comedores más grandes de Betel] con unas seiscientas personas, cada una de las cuales se comportó bien, era cortés con su vecino, hablaba en voz baja, estaba en paz consigo misma y agradecida a Dios por su pan cotidiano. La reunión de unas seiscientas personas de toda edad, color y educación variada en cualquier otro lugar bajo diferentes circunstancias sería una masa de confusión, tumulto, segregación de grupos, desacuerdos entre grupos y por lo menos un pleito de borrachos. Solo para obtener orden en tal grupo se requerirían los esfuerzos de Jehová. El miércoles fue todo lo contrario, era la creencia en Jehová lo que hacía la diferencia. Quizás ésta sea la solución para todo.
“Nosotros tres quedamos profundamente impresionados por todo lo que vimos y, aunque han pasado unos cuantos días desde el miércoles, seguimos recordando lo que vimos, oímos y sentimos. La religión hasta ahora era algo que se relegaba al sábado o al domingo, al tiempo de un nacimiento o al tiempo de unas cuantas palabras dichas en un funeral. Simplemente no era parte de nuestra vida cotidiana. Después de todos nuestros años de educación y pensamiento independiente, ¿pudiéramos estar completamente equivocados? Tal expectativa no es muy animadora, pero si la realidad muestra otra cosa, y la verdad es obvia, ¿puede refutarla la lógica? . . .
“Deseamos darles las gracias por el privilegio que tuvimos de visitarlos y ver la religión en acción.
Sinceramente, [Firmada]”