¿Por qué controlar la lengua?
¿Conoce usted a alguien que hable demasiado? En Proverbios 10:19 se da una razón por la cual debemos guardarnos del mucho hablar. Dice: “En la abundancia de palabras no deja de haber transgresión, pero el que tiene refrenados sus labios está actuando discretamente.”
Santiago, el medio hermano de Jesús, confirmó lo necesario que es que nos cuidemos de tropiezos por la manera en que usamos la lengua, pues el no refrenarla pudiera hacer inútil nuestra adoración. (Sant. 1:26) Ninguno de nosotros puede controlar perfectamente la lengua, pero ciertamente podemos mejorar en esto.—Sant. 3:2-8.
Esto no quiere decir que tengamos que permanecer mudos, que nunca participemos en una conversación o contribuyamos a ella. Pero, ¿por qué no hacemos esta prueba? Tome nota de sus impulsos por un momento. Fíjese en usted mismo a ver si nota que, en un grupo que está conversando, usted se siente impulsado a hablar demasiado de cada tema que surge. Cuando se conversa sobre varios temas de la vida, ¿se encuentra usted consecuentemente explayándose en la conversación y hablando más que la mayoría de los del grupo? Si así es, el dar alguna meditación a las palabras de Proverbios 10:19 podría ser una salvaguarda.