BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w81 15/9 págs. 13-15
  • Santa Elena... solitaria, hermosa, hospitalaria

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Santa Elena... solitaria, hermosa, hospitalaria
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1981
  • Subtítulos
  • EL MENSAJE DEL REINO LLEGA A SANTA ELENA
  • LA PRIMERA CONGREGACIÓN
  • UN DÍA EN EL SERVICIO DEL CAMPO
  • LA ASAMBLEA “FE VICTORIOSA”
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1981
w81 15/9 págs. 13-15

Santa Elena... solitaria, hermosa, hospitalaria

EN EL año 1502, marineros portugueses, capitaneados por João Nova Castella, avistaron una islita en el Atlántico sur, a aproximadamente 1.920 kilómetros al oeste de África. Sus ásperos y rocosos despeñaderos, algunos de los cuales tienen una altura de 600 metros, no lucían muy atractivos. Pero al desembarcar en la isla los marineros encontraron una campiña verde y lujuriante con una abundancia de frescos manantiales y arroyos. Llamaron a la isla Santa Elena.

La islita, que tiene un área de unos 122 kilómetros cuadrados, está bajo el dominio británico y por siglos fue un puerto en el cual hacían escala con regularidad barcos que necesitaban agua.

El clima de la isla es semitropical, y en algunos lugares su exótica vegetación presenta una apariencia casi como de jardín botánico. La población, de alrededor de 5.200 personas, es principalmente de origen mixto, lleno de colorido. En la antigüedad los británicos mantuvieron una plaza fuerte en Jamestown, el único pueblo y puerto de la isla. Se introdujeron centenares de esclavos de África, y muchos chinos llegaron a la isla para desarrollar la industria del cáñamo. Los apellidos de familia, la fisonomía, los rasgos de la personalidad y el folklore de la población dan hoy día evidencia de tal ascendencia.

Debido a que hay demasiadas montañas y demasiados valles profundos, ningún avión puede aterrizar en Santa Elena. Esta es accesible solo por barco, lo cual representa un viaje de cinco días de duración desde Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Así que la isla queda fuera de la ruta ordinaria de transportes; solitaria, pero hermosa.

Desde el punto de vista histórico, el principal derecho de la isla a la fama está en que Napoleón Bonaparte, después de su derrota en la batalla de Waterloo, en 1815, fue exiliado a este aislado lugar. Murió aquí en 1821.

EL MENSAJE DEL REINO LLEGA A SANTA ELENA

En 1933, poco más de 100 años después, la isla recibió una visita que tuvo un efecto de mucho más alcance. Dos testigos de Jehová, Grey Smith y un joven acompañante, llegaron a la isla como verdaderos precursores. Visitaron la isla entera y dejaron en manos de las personas aproximadamente 1.000 ejemplares de literatura bíblica. La ‘semilla’ encontró “tierra excelente” en Tom Scipio, un oficial de la policía británica que era descendiente de uno de los criados de Napoleón. (Mat. 13:3-8) Tom escuchó atentamente el mensaje del Reino e inmediatamente se dio cuenta de que era importante hablar a otras personas acerca de este asunto. Pronto encontró oposición. Con el fin de silenciar a Tom, un oficial que trabajaba con él lo acusó de emplear su puesto de oficial de la policía para propagar sus creencias religiosas. Pero el gobernador declaró sin lugar la acusación.

Sin arredrarse, este celoso hombre obtuvo más literatura bíblica en Ciudad del Cabo, además de un gramófono y grabaciones bíblicas. Tom Scipio, con su burro cargado de estas ayudas para esparcir las “buenas nuevas,” se convirtió en un personaje muy conocido para los isleños. Permaneció como predicador celoso hasta su muerte en 1977.

LA PRIMERA CONGREGACIÓN

Esta actividad celosa pronto produjo resultados. En 1934, precisamente al año siguiente, se formó un grupito en Santa Elena. Este grupo siguió creciendo, y para 1939 se organizaron dos grupos, uno en Jamestown y el otro en Longwood, a unos cuantos kilómetros de distancia. Por años se las arreglaron solos. Hasta la comunicación con estos grupos por correspondencia era (y aún es) poco frecuente. Como resultado de esto, no tenían un entendimiento claro de los métodos apropiados de predicar y enseñar.

Por esa razón, en 1951 la sucursal sudafricana de la Sociedad Watch Tower envió a un experimentado trabajador de tiempo completo, J. F. Van Staden, a Santa Elena. Él halló que las únicas reuniones que los Testigos locales habían estado celebrando eran “servicios al aire libre,” que se conducían en varios lugares de la isla. Los hermanos tenían su propia orquestita... dos violines y un acordeón. Atraían a la gente por medio de tocar cánticos del Reino, y entonces pronunciaban conferencias. Sin embargo, con la ayuda de Van Staden se hicieron arreglos para que hubiera dos lugares de reunión, uno en Jamestown y el otro en Levelwood, y se comenzaron reuniones debidamente organizadas en las que se daba instrucción bíblica. Después de proveerles sólo tres meses de entrenamiento y ayuda espiritual, Van Staden condujo, con gran emoción, un servicio bautismal en el cual se bautizaron 26 nuevos Testigos. Van Staden permaneció en la isla más de un año, y los Testigos de la localidad llegaron a estar bien equipados para efectuar la obra de predicar de casa en casa y conducir estudios bíblicos y reuniones.

Desde entonces se ha estado enviando anualmente a la isla un superintendente viajante. Las dos congregaciones han llegado a estar bien establecidas, cada una con su propio Salón del Reino.

George, el hijo de Tom Scipio, ha estado entre los que han llevado la delantera en esto. Un grave impedimento físico, que le dificulta caminar, no ha impedido que él, aunque cojo, siga yendo fielmente de un lado a otro, por los empinados senderos montañosos, a menudo resbalosos, que cruzan la isla en toda dirección. Él ha resbalado y se ha caído en un sinnúmero de ocasiones. A pesar de eso, ha servido como trabajador de tiempo completo por muchos años. Además de esto, anteriormente sirvió como superintendente de congregación mientras tuvo poca o ninguna ayuda para tratar con los problemas locales.

UN DÍA EN EL SERVICIO DEL CAMPO

El participar en la predicación de casa en casa en Santa Elena es una experiencia que trae muchas recompensas. Para un forastero, es un acontecimiento inolvidable. Un superintendente, que hizo una visita a la isla recientemente, describe un día en el servicio del campo de esta manera:

“Debido al lugar donde está el territorio en que vamos a trabajar, no nos reunimos en el Salón del Reino. Nuestro lugar de reunión es un área para paradas de emergencias al costado de una carretera montañosa en un punto a 360 metros sobre el nivel del mar. Mientras consideramos los planes para nuestra actividad, estamos ante una vista impresionante. Entre nosotros y el resplandeciente mar que se ve abajo, hay praderas de hierba fresca y de lozano verdor, campos terraplenados de lino, maleza espinosa y arboledas de eucaliptos de cuya sombra se abrazan zarzas y helechos. Oímos el canto de las aves. Esas maravillas de la obra de Jehová ayudan a los proclamadores del Reino congregados allí a tener la perspectiva mental correcta.

“Después de una breve consideración bíblica y de ofrecer oración, se nos asigna nuestra porción de territorio para el día. A cada pareja se le asignan cuatro o cinco hogares que han de ser visitados. No se necesitan mapas. Los trabajadores locales conocen tan bien a los habitantes de la isla que solo hay que darles los nombres de las familias que han de ser visitadas.

“Dejando la estrecha carretera embreada, seguimos por empinados senderos montañosos. Algunas de las subidas son tan empinadas que tenemos que descansar a intervalos. Alrededor de media hora más tarde nos aproximamos a una cabaña que se levanta sobre una explanada que ha sido labrada en la empinada ladera. La cabaña está construida de roca volcánica labrada y pintada de blanco. Las porquerizas, el huerto bien cuidado con un platanar y las enredaderas de granadillas muestran que el dueño de la casa es campesino.

“Saludamos desde la entrada y una voz amigable responde: ‘¿Es el hermano Fulano de Tal? Entre y siéntese. ¿Qué le parece nuestra isla?’

“Sabíamos que estos hogares habían sido visitados solo unas cuantas semanas atrás. El dueño de la casa ya tiene literatura bíblica y entiende algunas de las enseñanzas bíblicas fundamentales. Así que indagamos sobre los temas bíblicos que él ha considerado anteriormente. Utilizando su propia Biblia, abundamos sobre un tema que ya se ha tratado (o, en algunos casos, explicamos nuevos puntos). Media hora o más tiempo pasa rápidamente, así que dejamos revistas y otra literatura en manos del dueño de la casa, quien agradece nuestra visita. Puesto que todas nuestras visitas siguen un patrón similar, es patente por qué se necesitan de cuatro a cinco horas para visitar cuatro o cinco hogares.

“Para las 2 de la tarde todos los Testigos se reúnen en un punto predeterminado, en un lugar agradable, para tener una comida campestre. Mientras cada uno comparte hospitalariamente con otros el contenido de su cesto de merienda, todos hablan acerca de las experiencias que han tenido durante el día. Los adultos descansan mientras los niños disfrutan de alguna diversión. Todos tienen la sensación de profunda satisfacción que viene de haber participado en la obra del Reino.”

LA ASAMBLEA “FE VICTORIOSA”

La Asamblea “Fe Victoriosa” de 1979 fue un acontecimiento importante en la historia de Santa Elena. ¿Dónde se celebró? Fue en un salón de casi 100 años de edad, construido de piedras labradas, en el centro de Jamestown. Puesto que en el salón cabían solo 150 personas, se hicieron arreglos de antemano para acomodar el exceso de personas en una cafetería próxima cuyo frente estaba al descubierto. En este edificio se instaló equipo para la amplificación del sonido. No solo las 250 personas que concurrieron a la asamblea pudieron escuchar y disfrutar del programa; también una cantidad de vecinos disfrutó del programa de cuatro días al escuchar sentados desde los balcones de sus casas. Una señora dijo a uno de los representantes de la Sociedad: “Fue un programa excelentísimo. El consejo y la instrucción que se dieron para la familia fue muy práctico. También me agradó notar lo capacitados que están nuestros isleños en su habla.” Ella había escuchado el programa desde el balcón de su casa.

Sí, la isla de Santa Elena es uno de los lugares más aislados de la Tierra. Sin embargo, esto ofrece ventajas para las personas a quienes agradan la paz y la tranquilidad. Este factor también contribuye a que las personas estén menos expuestas a ser corrompidas por las tendencias mundanas y los medios de comunicación. Por lo general los habitantes de Santa Elena ciertamente son amigables, hospitalarios y humildes. Como resultado de esto, en proporción con la población en Santa Elena hay más Testigos que en todo otro lugar de la Tierra... para 1980, había un testigo de Jehová por cada 61 habitantes. Desde entonces algunos Testigos se han mudado, lo cual deja en el lugar a aproximadamente 80 Testigos activos. Sin embargo, para la celebración del Memorial de 1980 la concurrencia fue de 207 personas, lo que significa un concurrente por cada 24 isleños.

Es enternecedor ver que en este lugar solitario, pero hermoso, la obra del Reino ha logrado maravilloso progreso. Y hay buenas perspectivas de que muchas más personas se unan al cumplimiento de las palabras de Isaías 42:10: “Canten a Jehová una canción nueva, su alabanza desde la extremidad de la tierra, . . . islas y ustedes que las habitan.”—Contribuido.

[Mapas de la página 13]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

SANTA ELENA

OCEÁNO ATLÁNTICO SUR

ÁFRICA

EL CABO

[Mapa]

SANTA ELENA

JAMESTOWN

SALÓN DEL REINO

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • Español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir