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  • JEHOVÁ SANA A SUS “OVEJAS”
  • JEHOVÁ SIGUE BENDICIENDO
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1981
w81 1/12 págs. 8-11

Buscando a las “ovejas” en los matorrales de Liberia

UN PASTOR mandingo de alta estatura, que lleva puesta una larga bata azul para protegerse del caliente sol africano, silenciosamente se mantiene de pie encima de un montículo de “bug-a-bug” (comejenes). Mientras él lo vigila, su rebaño disfruta de la hierba suculenta que crece al lado de los manglares y las salinas de Sutter Creek. Es un rebaño mixto, compuesto de ovejas altas, flacas y blancas, y de cabras de pelaje liso y de color castaño y blanco.

Cuando nos detenemos para observar el rebaño, éste nos recuerda la parábola de Jesús acerca de las ovejas y las cabras. Jesús predijo que todas las naciones serían reunidas ante él y que él separaría a las personas que fueran mansas como ovejas, quienes tendrían la esperanza de vida eterna, de las que tuvieran disposición de cabra y merecieran la destrucción. (Mat. 25:31-46) Por lo tanto, bien podemos preguntar: ¿Cómo va progresando esta obra de separación? ¿Se ha hallado a “ovejas” en los matorrales de Liberia?

JEHOVÁ BUSCA A SUS “OVEJAS”

En Liberia, hay más de 1.000 siervos de Jehová, quienes son mansos como ovejas. ¿Le gustaría a usted llegar a saber cómo Dios ha encontrado a sus “ovejas” en este país y ha cuidado de ellas? Entonces, ¿por qué no nos acompaña mientras visitamos unos cuantos lugares donde ellas viven y se congregan?

Empezamos con la ciudad capital, Monrovia, donde encontramos a un joven que está estudiando la Biblia en el hogar misional de Crown Hill. En un tiempo este joven vivía en el interior del país, lejos de todos los testigos de Jehová. ¿Cómo halló a éstos?

“Yo no estaba satisfecho con la religión de mi padre,” explica. “De modo que oré a Dios para que me dirigiera. Unos cuantos días después, en casa de un vecino, vi un ejemplar del libro La verdad que lleva a vida eterna. Lo tomé prestado y lo leí. Convencido de que mi oración había sido contestada, escribí a la oficina de la Sociedad Watch Tower en Monrovia. Pero yo estaba tan deseoso de recibir la respuesta a mi carta, que no pude esperar; por eso, viajé a Monrovia y localicé a los Testigos, y ellos comenzaron a darme estudios bíblicos.” Cuando un amigo le preguntó: “¿Quién te arrastró hacia los testigos de Jehová?,” él contestó: “Nada menos que Jehová mismo.”

Al bajar por la costa desde Monrovia, llegamos a la ciudad de Buchanan, que queda a unos 160 kilómetros de la capital. Buchanan fue fundada en los años treinta del siglo pasado por liberianos estadounidenses que habían sido esclavos en Norteamérica y que se habían establecido en esta región entre los nativos bassa, y hoy esta ciudad prospera como un puerto adonde el mineral de hierro de las montañas Nimba llega por ferrocarril para ser procesado y entonces transportado por buque a otras partes. Al entrar en la ciudad vemos un pequeño Salón del Reino de color verde que está sobre un terraplén que queda más arriba del camino de asfalto. ¿Qué tal si entramos al salón?

Nos saludan 40 personas con rostro sonriente. Kollie tiene una razón especial para sonreír. Él es una de las muchas personas que se han bautizado en los últimos años. “Cuando estaba asistiendo a la escuela secundaria de Kakata,” dice él, “algunos de mis condiscípulos me hablaban acerca de Jehová y me invitaban a asistir al Salón del Reino; pero yo rechazaba la invitación porque me parecía que las leyes de ellos eran demasiado restrictivas. Pero, después de graduarme y mudarme a Buchanan, empecé a notar que la vida les estaba resultando mejor a los Testigos que a mí debido a que ellos eran más disciplinados. Así que escribí una carta a la congregación y pedí ayuda. Uno de los ancianos empezó a estudiar conmigo, y hoy me siento feliz de ser un siervo dedicado de Jehová.” Sí, mediante su espíritu santo Jehová ha hallado a estas personas que son mansas como ovejas y las ha dirigido a sus rebaños congregados.

JEHOVÁ ALIMENTA A SUS “OVEJAS”

Hubo un tiempo en que muchas personas, que ahora disfrutan de “buen pasto” entre las “ovejas” de Jehová, buscaban alimento espiritual en las iglesias de la cristiandad. Amorosamente, Jehová ha dirigido a estas personas a los que han tenido en cuenta la amonestación de Jesús de ‘apacentar sus ovejas.’—Eze. 34:2, 14, 15; Juan 21:15.

Una de estas personas que estuvieron buscando alimento espiritual fue Francis. Él vive en una de las muchas casas que atestan el borde de la isla de Bushrod, en la parte de Monrovia que se llama Clara Town. ¿Cómo halló alimento espiritual?

“Yo pertenecía a la Iglesia Pentecostal,” explica él, “pero me perturbaba el que se reservaran asientos especiales para ciertos miembros. Quería entender la Biblia, pero el ministro pasaba la mayor parte del tiempo hablando en cuanto al dinero. Decía que si no donábamos dinero a la iglesia, no iríamos al cielo. Entonces un día un testigo de Jehová me dejó un ejemplar de La Atalaya. Al leer ésta me di cuenta de que había diferencias entre las enseñanzas bíblicas y las prácticas de mi iglesia. El Testigo regresó y me ayudó con regularidad a entender la Biblia, y a medida que fui asistiendo a las reuniones mi conocimiento fue aumentando. Mi primo se unió a mí para tomar los estudios, y los dos nos bautizamos.”

Ahora dejamos la isla de Bushrod, y nuestro taxi cruza al otro lado del río Montserrado, pasa por el barrio comercial y entra en Sinkor, el sector más moderno de Monrovia. Los testigos de Jehová se reúnen aquí en un bello Salón del Reino. En este lugar también hallamos a alguien que buscaba respuestas a sus preguntas. Nos relata lo siguiente:

“Mientras estuve en la escuela de segunda enseñanza, me perturbaba la actitud de los que me instruían acerca de la Biblia. Por ejemplo, en un libro que estudiábamos se pintaba a Jesús como persona ignorante y supersticiosa debido a que él creía que los demonios existen y que pueden apoderarse de los humanos. Yo ansiaba saber si la Biblia era la Palabra de Dios o de los hombres. Me perturbaba también el que existieran tantas religiones que afirmaban ser cristianas.”

Luego, el asociarse con la religión Bahai “pareció intensificar el vacío” que el joven sentía dentro de sí. Él dice a continuación:

“Acepté un puesto como profesor en Ganta, donde vivía mi madre. Ella estaba estudiando con los testigos de Jehová. Con el tiempo, yo también consentí en tener un estudio bíblico en el hogar, pero lo hice con la idea de probar al Testigo que se le estaba desviando del camino correcto. Durante nuestra primera consideración, él me asombró, pues contestó todas mis preguntas con la Biblia, de modo que me vi obligado a concluir que yo era el que estaba siendo llevado por el camino incorrecto . . . Decidí leer algunas publicaciones antiguas de la Watch Tower para ver si podía encontrar contradicciones. Pero esta literatura solo fortaleció mi fe en que la Biblia era la Palabra de Dios y que los Testigos eran Su pueblo.

“Entonces empecé a efectuar cambios en mi vida. Dejé de fumar, dejé la Iglesia Metodista y me puse a compartir mi fe con otras personas, incluso con mi prometida. Ella también aceptó la verdad a pesar de que sufrió oposición de parte de su familia y fue expulsada de la escuela por mantener su neutralidad cristiana. Nos casamos y nos bautizamos en 1971.”

Desde aquel entonces esta pareja ha tenido el privilegio de ayudar a varias otras personas a hacerse siervos de Jehová. El esposo ha sido nombrado anciano y ahora sirve en esa capacidad en la congregación.

JEHOVÁ SANA A SUS “OVEJAS”

Antes de que Jehová las hallara, muchas “ovejas” se habían desviado mucho de los principios justos de Su Palabra. Sírvase considerar los siguientes ejemplos:

Al otro lado de Sutter Creek, en Gardnersville, vive un corpulento krumán que en un tiempo era tan pendenciero que sus amigos le pusieron de apodo “Brigada de Fuego.” Su esposa, Zoe, ha cocinado hojas de papas con arroz. Mientras comemos bajo la sombra de un mango, él nos dice:

“Mientras estuve en la fuerza policíaca, me sentí desilusionado cuando cancelaron una beca que se me había otorgado para que recibiera preparación de piloto en el extranjero. Decidí ir a un ‘médico campesino’ [médium espiritista] para conseguir unas ‘medicinas’ [fetiches] que me ayudaran a realizar mi ambición. Pero esto no ayudó. Entonces dos Testigos nos visitaron y empezaron un estudio bíblico con nosotros. Nuestro interés aumentó a medida que aprendimos acerca del propósito de Jehová de hacer de esta Tierra un paraíso donde reinarían la justicia y la rectitud. Pero nos molestaba la conciencia debido a que sabíamos que no estábamos viviendo en armonía con las normas rectas de Dios. Después de llegar a saber la verdad acerca de los espíritus inicuos, destruimos la ‘medicina’ y otros objetos espiritistas que teníamos. Decidimos limpiar nuestra vida, pero esto tomó tiempo porque Zoe todavía estaba legalmente casada con otro hombre. Con el tiempo, ella pudo divorciarse; nos casamos y nos bautizamos el mes siguiente.”

Ahora visitaremos a Jerome en Bong Mine. Para llegar allí, vamos en automóvil desde Monrovia hasta Kakata, una distancia de poco más de 64 kilómetros. En el camino pasamos hilera tras hilera de árboles de caucho. En Kakata cambiamos a un autobús y viajamos sobre un camino no pavimentado. Entre las plantaciones de caucho y los matorrales tropicales hay esparcidas unas cuantas aldeas típicamente liberianas... grupos de casa hechas de barro con techos de palmas. Finalmente, llegamos al campamento de las minas de hierro y encontramos a Jerome cerca del riachuelo, en el cual acaba de lavar la ropa. Mientras esperamos que otros Testigos regresen a casa del trabajo, él nos relata lo siguiente sobre cómo Jehová le ayudó:

“Me gustaba fumar y beber empedernidamente, y tenía dos mujeres. Un día, mientras bebía cerveza con unos amigos, un Testigo habló con nosotros acerca de la Biblia y nos ofreció el libro Verdad. Mis amigos trataron de disuadirme de aceptarlo, pero razoné que si podía darme el lujo de gastar tanto dinero para cerveza, ciertamente podía gastar [una pequeña cantidad] para obtener el libro. Me dijeron que nunca volvería a ver al Testigo. Pero él regresó al tiempo designado y empezó a estudiar la Biblia conmigo.

“A medida que llegué a conocer a Jehová, me di cuenta de que mi modo de vida no le agradaba y que me sería económicamente beneficioso aplicar los principios bíblicos en la vida. Con la ayuda de Jehová, pude dejar de fumar y de beber empedernidamente, y rompí con mis amigas. Me alegro de que, en vez de desperdiciar la vida, ahora puedo utilizarla para ayudar a otros a aprender acerca de Jehová Dios y su Hijo, Jesucristo, sirviendo de proclamador de tiempo completo de las ‘buenas nuevas.’”

Regresamos a Kakata para una asamblea de circuito en la cual oímos a una hermana de Gbarnga relatar la siguiente experiencia: “Cuando yo vendía ropa en el mercado de Yekepa, las otras mujeres del mercado solían quejarse de que sus amigos no las mantenían, sino que más bien se apoderaban de parte del dinero que ellas habían ganado en el mercado. Yo les explicaba lo que la Biblia dice en cuanto al matrimonio honorable y cómo el aplicar los principios bíblicos puede proporcionar paz y felicidad a la familia. Pero ellas solo se reían de mí. Entonces un día, mientras yo servía de precursora auxiliar, me encontré con una de aquellas mujeres del mercado. Su amigo le había instado a que se provocara un aborto, el cual casi le causó la muerte. Ella recordó las buenas cosas que yo le decía y dijo que quería estudiar la Biblia y cambiar de vida. Esta mujer se bautizó el año pasado y se casó recientemente con un cristiano.”

JEHOVÁ SIGUE BENDICIENDO

Esperamos que usted haya disfrutado de su visita a Liberia y que ésta le haya ayudado a comprender cómo Jehová ha hallado a sus ovejas espirituales aquí y ha cuidado de ellas. Pero, ¿qué hay del futuro? Tenemos la certeza de que Dios continuará bendiciendo nuestros esfuerzos a medida que buscamos diligentemente a más de sus “ovejas.”

En diciembre de 1979 un total de 1.956 personas asistieron a nuestra asamblea de distrito “Esperanza Viva” y nos regocijamos de que 17 personas se bautizaran. Además, tenemos indicios convincentes de que hay más “ovejas” que necesitan ayuda, pues en toda Liberia un total de 3.931 personas se reunieron el 31 de marzo de 1980 para conmemorar la muerte de Jesucristo.—1 Cor. 11:23-26.

A medida que sigue creciendo el rebaño en este país, se necesita también expandir las facilidades para cuidar de éste. Nos entusiasmó el llegar a saber, en mayo de 1979, que el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová había dado al comité de la sucursal de Liberia la autoridad de incorporar una sociedad no lucrativa y de comprar un terreno en el que edificaríamos nuestra propia oficina sucursal y hogar Betel. Después de eso se compró una excelente parcela. Recientemente, se hizo progreso adicional cuando las autoridades locales aprobaron nuestros planes de construcción. Ahora esperamos con gran anhelo el tiempo en que podamos empezar la construcción misma.

Verdaderamente tenemos razón para regocijarnos cuando consideramos cómo Jehová ha reunido y bendecido a su pueblo aquí en Liberia. Desde el río Mano, cuyas aguas fluyen suavemente, hasta el cabo de Palmas al sur, y desde los bosques tropicales de Nimba, donde llueve todo el año, hasta las playas del océano Atlántico llenas de palmeras, se está hallando a las “ovejas” de Jehová. Y pedimos en oración que él continúe bendiciendo nuestros fervorosos esfuerzos por proclamar las buenas nuevas de su reino y hacer discípulos de personas que son mansas como ovejas.

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