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  • ¿Realmente habla Dios hoy?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1982
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1982
w82 15/2 págs. 3-4

¿Realmente habla Dios hoy?

UN CONFERENCIANTE universitario se paró enfrente de la clase, listo para empezar su lección. Entonces notó que un alumno había escrito algo en la pizarra: “¡CUESTIONE LA AUTORIDAD!” Sin decir una palabra, el conferenciante escribió debajo de aquello: “Si la autoridad contesta, ¿escuchará usted?”

Esa es una buena pregunta. Y puede aplicarse en lo que tiene que ver con la autoridad más alta de todas, Jehová Dios. La mayor parte de las personas concuerdan en que hoy día la humanidad necesita ayuda. Muchísimas cosas han fracasado y están fuera de control... la contaminación, la superpoblación, el hambre extensa, la inflación y la amenaza inquietante de guerra nuclear, química o bacteriológica. Tal vez usted piense: ‘Ciertamente, si Dios tiene algo que decir a la humanidad, ¡éste es el tiempo oportuno para decirlo!’

Es verdad. Pero uno tiene que preguntarse: Si Dios hablara, ¿quién escucharía? Aunque el hombre obviamente necesita guía, ¿aceptaría dicha guía si se la ofrecieran?

Dios sí habla

Pero, primero considere la pregunta: ¿Nos habla Dios hoy? Si él no nos habla, nuestro futuro es poco prometedor. Felizmente, hay evidencia de que sí nos habla. ¿Cómo?

Bueno, si Dios realmente tiene un mensaje importante para la humanidad, ¿cuál sería la mejor manera de transmitirlo? Tal vez usted conteste: ‘Mediante una voz proveniente del cielo.’ Cierto, ése sería un medio evidente. Pero, ¿sería el más práctico?

Cierto hombre con muchos años de experiencia en trabajo de tipo directivo dijo lo siguiente: “Cuando yo tengo que comunicar información importante, nunca lo hago verbalmente. Siempre la escribo. Así no se da lugar a que haya confusión alguna más tarde.”

Eso es razonable. Si Dios hablara desde los cielos, esto sin duda sería muy dramático. Pero si 1.000.000 de personas lo oyeran, pronto habría 1.000.000 de versiones de lo que él hubiera dicho. En cambio, si hiciera que sus instrucciones estuvieran en forma escrita, más tarde no habría lugar a dudas en cuanto a cuál fue Su mensaje.

Pero, un mensaje escrito que proviniera de Dios tendría que ser un documento muy especial. Su contenido tendría que manifestar claramente sabiduría divina, y tendría que estar al alcance de todos, de modo que cualquiera que estuviera deseoso de leerlo pudiera hacerlo. Además, de alguna manera tendría que vencer las muchas barreras lingüísticas que hay en el mundo.

¿Existe un documento que afirme provenir de Dios y que satisfaga estas condiciones? Sí, hay uno, y solamente uno. Es el libro más extensamente distribuido en toda la historia, cuya circulación asciende a miles de millones de ejemplares. Y ahora puede obtenerse, en forma completa o en parte, en 1.710 idiomas, de modo que casi cualquier persona que sepa leer y desee hacerlo puede leer siquiera parte de él en su propio idioma. ¿Qué documento es éste? Es la Biblia.

¿Es realmente Dios el que habla?

¿Cómo responde usted a esa información? Opina usted: ‘¡Oh, no, no la Biblia! ¿Cómo pudiera hablar hoy Dios mediante un libro que es tan anticuado?’

Bueno, la Biblia, por supuesto, es antigua, porque la raza humana es antigua, y Dios ha estado hablando con la humanidad por largo tiempo. Pero, ¿realmente es anticuada? ¡De ninguna manera!

¿Clasificaría usted de anticuado un libro que haya predicho hace miles de años la condición en que se halla la humanidad hoy, el temor que la humanidad tiene tocante al futuro, el peligro de que ésta arruinara toda la Tierra y hasta la amenaza de armas en lo profundo del mar y en el espacio sideral? Bueno, la Biblia predijo precisamente eso.—Lucas 21:25-28; 2 Timoteo 3:1-5; Revelación 6:3-8; 11:18.

En un tiempo en que el divorcio y los fracasos matrimoniales han alcanzado proporciones epidémicas, ¿diría usted que es anticuado un libro que contiene consejo que ha salvado a más matrimonios que cualquier otro consejo que se haya dado al respecto? Tal vez no sea consejo popular entre los de la actual generación egoísta del “yo,” pero es consejo que produce buenos resultados. Y está escrito en la Biblia.—Efesios 5:21-33.

Es verdad que hoy en ciertos círculos es respetable desde el punto de vista intelectual el considerar la Biblia meramente como una colección de mitos y sabiduría folklórica. Pero, ¿realmente explica eso lo fenomenal que es la Biblia? Hace miles de años, cuando ésta se estaba compilando, existían libros de mitos y de sabiduría folklórica. Pero, con el pasar del tiempo, la mayoría de éstos quedaron en el olvido. Solo ha sido últimamente que los arqueólogos han recuperado algunos de ellos. ¿Por qué sobrevivió la Biblia y no aquellos libros?

En el transcurso de su historia larga la Biblia ha vencido oposición extraordinaria. Un sinnúmero de ejemplares de la Biblia han sido quemados. Personas que trataron de poner la Biblia al alcance del hombre común fueron torturadas hasta morir. Y por unos 200 años los altos críticos, los evolucionistas y los modernistas la han sometido a constantes ataques de índole intelectual. Ningún otro libro jamás ha sido tratado con tanto antagonismo. No obstante, la Biblia ha sobrevivido triunfantemente y sigue ejerciendo influencia en la vida de millones de personas. ¿Por qué? Porque no es meramente un libro de mitos y sabiduría folklórica. Verdaderamente es el mensaje de Dios para nosotros.

Cierta joven atea dijo: “Yo opinaba que no importaba si había un Dios o no, puesto que yo no veía que él estuviera ayudando de manera alguna a la humanidad.” Entonces se puso ante ella el desafío de leer la Biblia y cierta literatura que le ayudaría a entender el mensaje bíblico. ¿Cuál fue el resultado? “Quedé muy impresionada de que todo... era razonable.” Sí, ella escuchó mientras Dios hablaba, y lo que él dice ciertamente es razonable.

Hacia fines del siglo diecinueve, un célebre escriturario escribió lo siguiente: “Cuando Colón descubrió el río Orinoco, alguien dijo que él había encontrado una isla. El contestó: ‘Semejante río no puede fluir de una isla. Esa poderosa corriente tiene que venir de las aguas de un continente.’ Así la profundidad, el poder, la sabiduría y el alcance del testimonio de la Biblia nos convencen de que el autor de los planes y revelaciones de ésta no es el hombre, sino el Dios Todopoderoso.”

Le invitamos a que usted estudie la Biblia por sí mismo. Vea si no concuerda en que ésta verdaderamente contiene los pensamientos de Dios mismo.

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