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  • ‘Crecimiento poderoso’ en unas islas selváticas
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1982
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  • ¿Quiénes asistieron a la dedicación?
  • Maestros de la Palabra de Dios
  • Pueblos enteros desean aprender
  • Los obreros de construcción
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1982
w82 15/5 págs. 8-10

‘Crecimiento poderoso’ en unas islas selváticas

Aunque las instalaciones de la nueva sucursal de los testigos de Jehová ubicadas en las Islas Salomón son impresionantes, los episodios que llevaron a la construcción de ésta son aun más emocionantes.

HACE treinta años, el lugar donde ahora está situado el edificio blancuzco de dos pisos era una selva densa. En la cercana cárcel del pueblo, un joven, que había sido encarcelado por actividades ilegales, leía ávidamente el libro “Sea Dios veraz,” que un compañero de la prisión le había prestado. Con la ayuda de esta publicación bíblica publicada por los testigos de Jehová, comenzó a crecer en el corazón de Clem Fa’abasua el aprecio por las cosas espirituales. Él deseaba saber más. Pero no había otro testigo en todas las Islas Salomón.

Clem pidió más literatura por correo y pronto comenzó a estudiar la Biblia por correspondencia con un Testigo en Australia. Dondequiera que Clem iba hablaba acerca de lo que estaba aprendiendo. Sus esfuerzos eran la única titilación de luz espiritual en estas islas selváticas del Pacífico del Sur a 1.600 kilómetros al noreste de Australia.

Clem nunca se imaginó que dentro de tres décadas a su voz solitaria se unirían otras, más de 500, y que en 1981 para la conmemoración anual del Memorial se reunirían 2.624 personas en 31 congregaciones de las islas Salomón! Clem tampoco hubiera creído que 30 años más tarde en el mismo mes en que había estado encarcelado él estaría sentado en las oficinas de la sucursal que se acababan de construir, esperando que comenzara el programa de dedicación.

La situación de las islas Salomón ha sido comparable a la de Asia Menor durante el primer siglo cuando el cristianismo adelantó rápidamente. El registro bíblico dice: “Así de una manera poderosa la palabra de Jehová siguió creciendo y prevaleciendo.” (Hechos 19:20) El crecimiento poderoso de la Palabra de Dios en las islas se hizo patente por los acontecimientos relacionados con el programa de dedicación... el 20 y 21 de junio de 1981.

¿Quiénes asistieron a la dedicación?

Muchos Testigos habían ahorrado su dinero por algún tiempo para poder hacer el viaje de siete horas en barco desde la isla vecina de Malaita hasta esta ciudad de Honiara de la isla de Guadalcanal. Llegaron trayendo consigo bolsas de tubérculos comestibles, taros, batatas, mandioca y hasta algunas gallinas vivas como también cerdos. Se pensaba preparar una cena el sábado por la noche para la dedicación y cada congregación quería contribuir su parte.

Aunque Clem ya es de edad avanzada y está totalmente sordo, él todavía dedica muchas horas cada mes como precursor especial en ayudar a difundir la Palabra de Dios. A las 688 personas que asistieron al programa de dedicación, él relató en cuanto a los problemas que se presentaron cuando se estaba comenzando la obra allí. Después por medio de una cinta magnetofónica grabada se oyó hablar a otra de las personas que desempeñó un papel principal en la obra durante los años cincuenta... Les Carnie.

En 1955, Les Carnie informó, ‘En una ocasión para llegar al territorio hice un viaje agotador de 14 kilómetros en el cual tuve que contender con pantanos, cocodrilos y mosquitos.’ Fue el primer Testigo del extranjero que vino a las Islas Salomón. Con la ayuda de él muchos isleños pudieron distinguir las enseñanzas falsas y la hipocresía de las religiones tradicionales. Habían visto cómo dos naciones “religiosas” habían bañado en sangre estas islas durante la II Guerra Mundial, pues Guadalcanal llegó a ser el punto focal en la batalla por apoderarse del Pacífico del Sur.

Un día, mientras Carnie estaba en un bote, un muchacho nativo al que él no conocía se sentó detrás de él y se puso a hablar. Dijo en el idioma nativo, el inglés chapurrado: “Muchas religiones, ellas no verdaderas. Dicen ‘no matar,’ pero todas juntas pelean. Ellos a mí no gustan. Creóme igual que tú. Tú sabes conseguir pequeña Biblia para mí?” ¿Cómo había llegado este joven a oír este mensaje? “Otros muchachos me dicen,” dijo él. Así, por diferentes medios la Palabra de Dios estaba ‘creciendo y prevaleciendo.’

Maestros de la Palabra de Dios

Un señor con el rostro intensamente tostado y la cabeza cubierta de cabello blanco como la nieve, John Cutforth, habló al público presente para la dedicación. Fue el primero en servir de superintendente viajante en las Islas Salomón. Él relató tocante a sus viajes a la isla de Malaita a fines de los años cincuenta. Estos requerían el viajar todo un día en la cubierta de un bote pequeño, y luego tener que pasar hasta 10 horas más subiendo los caminos selváticos de las montañas a pie. A menudo llegaba calado hasta los huesos debido a las tempestades de lluvias tropicales. Muchas regiones de las Islas Salomón tienen por término medio entre 25 y 36 centímetros de lluvia cada mes.

John enseñó a otros a difundir la Palabra de Dios. Qué contento estaba de ver que muchas de esas personas que lo habían acompañado en aquellos viajes épicos a la isla de Malaita todavía seguían sirviendo fielmente a Jehová después de más de 20 años. Habló de las veces en que las personas interesadas en la Biblia los mantenían despiertos casi toda la noche haciéndoles preguntas. Finalmente algunos de los hermanos tenían que dormir un rato mientras que otro seguía contestando las preguntas bíblicas. Pero esta perseverancia dio resultados.

‘¡Estoy conduciendo estudios de la Biblia con 60 personas! Hay ahora más de 655 personas interesadas en estudiar la Biblia. ¡Por favor envíen ayuda!’ Así escribió uno de los precursores especiales en una carta a la Sociedad en el año 1959. Jim Smith, quien también envió un mensaje grabado para el programa de dedicación, reflexionó sobre aquella época en que en la isla de Malaita del Norte más de 1.000 personas a la vez decidieron dejar su religión anterior y estudiar la Biblia con los testigos de Jehová (aunque no todas siguieron estudiando ni llegaron a ser Testigos). A muchas de estas personas se les enseñó por medio de sermones ilustrados en pizarras o encerados para vencer el problema del analfabetismo.

Pueblos enteros desean aprender

La Palabra de Dios ‘creció poderosamente’ al grado que pueblos enteros deseaban con ardor que los Testigos les enseñaran. Entre los que vinieron a ayudar en la obra de enseñar a estos oyentes entusiásticos estaba una pareja de los Estados Unidos, Charles y Carolyn Isbill, quienes pasaron algún tiempo en las Islas Salomón. Durante el programa de dedicación hablaron respecto a cómo fueron más que recompensados por las penalidades físicas de tener que caminar muchas horas en caminos accidentados y conformarse con la alimentación monótona cuando se encontraban con personas nuevas que tenían intenso deseo de absorber las verdades bíblicas, y veían el amor que desplegaban los hermanos que los acompañaban.

Ni siquiera una proscripción de 20 años que se impuso en las revistas La Atalaya y ¡Despertad! estorbó el crecimiento espiritual. Cuando se levantó la proscripción en 1974 y la distribución de las revistas aumentó de 3.000 en 1975 a más de 12.000 tres años después, se hizo patente que se necesitaba más espacio para almacenar la literatura y efectuar el envío de ésta. Pero, ¿quién construiría el edificio que se necesitaba? En las islas Salomón no hay muchos obreros especializados y los cuantos hermanos que tienen tal habilidad estaban totalmente ocupados cuidando de sus familias.

Los obreros de construcción

Se decidió emplear a 10 hermanos jóvenes para que trabajaran bajo la dirección de un Testigo de Australia que era constructor, Rodney Fraser. Pero, ¡muchos de estos jóvenes jamás habían usado herramientas de construcción! No obstante, fue asombroso lo que lograron. ¡Tuvieron que excavar un área de 139 metros cuadrados compuesto de coral, duro como piedra, hasta llegar a una profundidad que medía dos veces más que la estatura de ellos! Efectuaron esta tarea con pico, pala y palanca. El grupo llegó a ser un equipo de trabajadores unidos y aprendió a echar hormigón y poner bloques.

Los publicadores de las congregaciones de las islas ayudaban durante los fines de semana. Los Testigos de regiones más apartadas contribuyeron alimento y dinero. Más Testigos experimentados llegaron de Australia para juntarse a la mano de obra y ayudaron a acelerar el progreso de la construcción. Por fin, después de casi tres años de trabajo, todos pudieron sentirse felices de ver el edificio terminado. El edificio estaba ubicado en una manzana en una pendiente al final de una calle, rodeado de árboles frutales y arbustos florecientes. Presentaba una apariencia digna del propósito para el que se usa.

“¡Sucursal pertenece usted y mí gana toda casa largo del pueblo!” afirmaban con deleite los Testigos de las Islas Salomón que dieron la vuelta por el edificio. O, en otras palabras, “¡Nuestra sucursal es el mejor edificio de todo el pueblo!”

Realmente “de una manera poderosa la palabra de Jehová” ha crecido en las Islas Salomón. Las excelentes instalaciones de la sucursal nos recordarán constantemente la influencia cada vez mayor que la Palabra de Dios ejerce en los corazones de la gente de estas islas selváticas.

[Fotografía en la página 9]

John Cutforth, uno de los primeros superintendentes viajantes que visitó las Islas Salomón, enseña verdades bíblicas

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