Se predica el Reino en partes de Panamá
¿CUÁNTO estaría usted dispuesto a aguantar para servir a Dios? ¿Atravesaría una selva? ¿Qué hay de enfrentarse a la posibilidad de tropezar con animales salvajes? ¿Haría frente al mar?
Mi esposa y yo le invitamos a que nos acompañe mientras visitamos algunas congregaciones de los testigos de Jehová en solo uno de los circuitos de Panamá. En tal caso puede ver por sí mismo la labor que efectúan los cristianos de Centro América para servir a su Dios, Jehová.
En Cayo Paloma y Tobobe
Hacemos nuestras primeras visitas en la provincia de Bocas del Toro, situada a lo largo de la costa del mar Caribe. En esta provincia viven los indios guaimíes: un pueblo robusto, de piel morena, baja estatura y pelo negro y lacio. En Cayo Paloma y en la congregación vecina de Tobobe, la predicación del Reino se lleva a cabo mayormente en el dialecto guaimí, aunque es necesario efectuar parte de la testificación tanto en español como en inglés. Uno de nuestros hermanos guaimíes, que se llama Ignacio, habla los tres idiomas. El y su esposa, Virgilia, tienen tres hijos; sin embargo, ambos son precursores especiales, proclamadores de tiempo completo de las buenas nuevas.
Para llegar a la gente que vive en esta región y predicarles, tenemos que caminar a lo largo de playas hermosas y sobre colinas y acantilados rocosos. A otras partes de la provincia se llega por mar. Por eso Ignacio viaja a estos lugares en su cayuco (piragua) motorizado. A menudo mi esposa y yo somos los únicos que tenemos zapatos puestos, pues los que viven aquí acostumbran caminar descalzos. Pero no tardamos mucho en descubrir lo práctico que es caminar sin zapatos por la playa.
Al llegar a la primera casa del territorio, observamos que no tiene puerta a la cual tocar. La mayoría de las casas simplemente tienen una entrada abierta, y algunas apenas tienen paredes, si acaso. Este tipo de estructura es práctico en el cálido clima tropical. Las casas, hechas de bambú y con techos cubiertos de ramas de palma, se construyen sobre pilotes. Un tronco, al que se le han hecho muescas, sirve de escalera para entrar en la casa. Habitualmente los visitantes entran directamente en la casa y quizás tomen “asiento” en el piso o en un banco antes de saludar al amo de casa. Entonces, por lo general, todos los presentes prestan atención cortésmente mientras se les testifica. Por ser una comunidad agrícola, muchas veces los que no tienen dinero intercambian productos agrícolas por nuestra literatura bíblica.
Otra pareja de precursores que vive en este lugar son Natanael y Oliva. Viajan con regularidad desde Cayo Paloma hasta su territorio en Buena Vista, una aldea pequeña en la costa de la laguna de Chiriquí. El participar con ellos en la obra de predicar es verdaderamente una aventura para mi esposa y para mí. En un recorrido que dura casi tres horas, cruzamos la península a pie a través de una selva oscura y densa en la que se escucha por todas partes el sonido de las aves tropicales. Nos vemos obligados a usar botas a causa del lodo y las serpientes. También es necesario llevar un machete para usarlo en caso de emergencia. A veces tenemos que luchar contra avispones u otros insectos. Y tenemos que cruzar muchos arroyos usando “puentes” hechos de troncos caídos. Natanael y Oliva cargan los artículos necesarios en una chácara, bolsa de tejido suelto hecha a mano. Mientras él lleva la suya sobre el hombro, ella sujeta la correa de su bolsa con la frente y carga la bolsa en la espalda.
Después de la larga caminata llegamos a un río de tonalidades verdosas, prácticamente tranquilo. Viajamos media hora río abajo en cayuco, primero por aguas poco profundas y bajo la sombra de enormes árboles cubiertos de musgo. Más adelante el río se ensancha y llegamos al mar. En Buena Vista, Natanael tiene otra casa situada sobre una colina cerca de la playa. Esta casa se usa como el Salón del Reino de la localidad, donde se reúnen con regularidad entre cuarenta y cincuenta personas. Aun en este lugar apartado, nuestros hermanos cristianos que participan en el programa de la reunión se ponen chaqueta y corbata. Partes de las reuniones se celebran en español, y partes en guaimí.
En Chiriquí
Para ir a la provincia de Chiriquí desde Buena Vista, es necesario que primero viajemos unas cinco horas en cayuco por aguas infestadas de tiburones. Luego hacemos un recorrido en tren por una hora, y por último, volamos en avioneta durante media hora sobre la cadena de montañas rumbo al lado del país que da al océano Pacífico.
Allá en lo alto del desfiladero de una montaña, donde la temperatura es fresca, yace el pintoresco pueblo de Boquete. Con esta pequeña congregación se asocia una hermana cristiana que, sin duda, da un ejemplo excelente de aguante. A pesar de que su esposo no es testigo de Jehová, ella asiste con regularidad a las reuniones del domingo. Generalmente la acompañan a las reuniones todos sus cinco hijos. Ella vive en lo alto de las montañas y tiene que caminar para ir a las reuniones no solo unos cuantos minutos ni media hora, ¡sino casi tres horas! A menudo ella y sus hijos llegan a la casa después del anochecer, tras haber caminado cuesta arriba todo el trayecto por una zona donde hay serpientes y hasta pumas. Pero ella siempre hace gozosamente este recorrido por el provecho espiritual que saca de las reuniones.—Hebreos 10:24, 25.
En otra parte de Chiriquí llamada Bijagual, a veces la obra de predicar de casa en casa se hace a caballo. Pero si uno va a pie durante la estación lluviosa es difícil caminar por el lodo y uno tiene que brincar sobre los charcos, mientras que en la temporada de sequía se anda por caminos polvorientos. A pesar de tales condiciones, la obra de testificar en este lugar tiene también sus bendiciones.
Esta es una región donde se cultiva tabaco; por eso, al aprender las verdades de la Palabra de Dios, muchos han dejado de cultivar tabaco, el único medio de ganarse la vida que tenían antes. (2 Corintios 7:1) Este fue el caso de Baltazar. Después de un período bastante largo de indecisión, dejó de sembrar tabaco, legalizó su matrimonio y se bautizó junto con su esposa. Después de la primera temporada en que sembró otros cultivos, dijo que su situación económica era aún mejor que antes.
En el mar
A mi esposa y a mí nos gustaría presentarle a Luis, a Gumercinda y a sus tres hijos, quienes se asocian con una congregación que queda en la costa del océano Pacífico. En enero de 1974, Luis alquiló su casa de Horconcitos a un precursor especial llamado Antonino, y los trámites se hicieron a través de su padre. Puesto que Luis tenía una finquita en la isla, sólo venía al pueblo cada cuatro o cinco meses. Entonces Antonino comenzó a testificarle. Cuando Luis regresó a la isla, comenzó a leer la literatura bíblica que se le había dado y a compartir con otros lo que estaba aprendiendo. Con el tiempo, él y Gumercinda estudiaron juntos, y cada vez que regresaban al pueblo hacían preguntas a Antonino. A pesar de mucha oposición y mofa por parte de la familia y amigos, expresaron su deseo de bautizarse.
Su bautismo tendría lugar en la asamblea de circuito de febrero de 1975. Cuando llegó el tiempo de la asamblea, toda la familia partió de la isla en una embarcación pequeña el jueves a las dos de la madrugada. Pero en febrero el mar se pone muy agitado. Así que tuvieron que regresar a la isla y esperar. A eso de las once de la mañana los vientos habían amainado y el mar se había calmado, de modo que salieron otra vez. A las dos de la tarde, cuando estaban casi a mitad de la bahía, el mar volvió a agitarse; las olas lanzaban la pequeña embarcación de un lado a otro y arrojaban agua dentro de ésta. En vista de que todavía estaban lejos de la costa, hicieron avanzar la embarcación con los remos a un lugar de refugio detrás de unas rocas enormes. Alrededor de las once de aquella noche, el viento había amainado un poco y pudieron llegar a Horconcitos a las cinco de la madrugada del viernes. Aunque quemados por el sol y cansados, al día siguiente tomaron un autobús hasta el lugar de asamblea y se presentaron felizmente para el bautismo en agua el domingo.
¿Los ha bendecido Jehová por aquel esfuerzo? Ciertamente lo ha hecho. Por ejemplo, ahora Luis es siervo ministerial de la congregación. Y ha podido ayudar a un hermano de él a progresar hasta el punto de la dedicación y el bautismo.
En Camarón
En Camarón, localizado en la provincia de Chiriquí, hay una congregación que se compone casi toda de indios guaimíes. Para visitarlos, primero tenemos que viajar tan lejos como podamos en automóvil, como por media hora después que dejamos la carretera principal. En ese punto los hermanos vienen con caballos a nuestro encuentro. Después de cruzar un río, cabalgamos cuesta arriba rumbo a las montañas. Casi dos horas más tarde llegamos a la casa de unos compañeros de creencia que ponen a nuestra disposición una casita donde alojarnos. Después de una sabrosa comida y un baño en el riachuelo, nos retiramos a descansar con el propósito de estar listos para la reunión de la mañana siguiente. Desde aquí tenemos que caminar cuesta arriba aproximadamente una hora y quince minutos hasta llegar al Salón del Reino de Camarón. Otros hermanos también tienen que caminar largas distancias para llegar al salón. Uno nota que el Salón del Reino, techado de hojalata, no tiene paredes. Pero tiene un letrero, el texto bíblico del año y un tocadiscos accionado por pilas para tocar los cánticos del Reino.
Después de la reunión, vamos a predicar al territorio más cercano. Está solo a una distancia de veinticinco minutos a pie. En poco tiempo terminamos las pocas casas que hay allí. ¿Dónde queda el siguiente territorio? ¡Queda a una distancia de más o menos una hora a pie!
En Tolé
¿Halla usted que a veces se le hace difícil de trabajar el territorio donde predica? Entonces mi esposa y yo le invitamos a participar con nosotros en la predicación de las buenas nuevas en Tolé. Al llegar a un trayecto con muchas cuestas empinadas, dejamos la carretera Panamericana. En seguida llegamos al pueblo de Tolé, donde el Salón del Reino está situado al lado de la carretera principal. A menudo las monjas católicas de este lugar han seguido a los Testigos con el fin de apoderarse de la literatura bíblica que se ha dejado en manos de los amos de casa. Sin embargo, a pesar de esto, varias personas sinceras han aceptado la verdad bíblica.
Por ejemplo, nos gustaría presentarle a un Testigo de edad avanzada. Años atrás llegó a interesarse en la Biblia porque un Testigo, dueño de una tienda, no le vendía cigarrillos. Puesto que apreciaba las reuniones cristianas, acostumbraba cabalgar durante seis horas, sólo de ida, para asistir a las reuniones. No obstante, decidió que lo mejor sería mudarse cerca del Salón del Reino. ¡Ahora vive sólo a cuatro horas del salón! De camino a las reuniones, cruza un río tres veces a caballo. ¿Lo hace siempre? Sí, ¡ya ha estado haciéndolo por más de diez años!
Ha sido un placer para mi esposa y para mí darle una idea de lo que es visitar congregaciones en ciertas partes de Panamá, y participar en la obra de predicar allí.—Contribuido.
[Ilustración en la página 22]
De camino al territorio donde predicaremos
[Ilustración en la página 24]
Salón del Reino, en Camarón
[Mapa en la página 23]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Panamá
Océano Pacífico
Boca Brava
Tolé
Camarón
Horconcitos
Chiriquí
Bijagual
Boquete
Bocas del Toro
Laguna de Chiriquí
Buena Vista
Tobobe
Cayo Paloma
Panamá
Mar Caribe