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  • Nueva sucursal en Corea
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1983
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  • Por qué era necesaria una nueva sucursal
  • La construcción de la nueva sucursal
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1983
w83 1/2 págs. 26-28

Nueva sucursal en Corea

FUE en 1952 cuando por primera vez se comenzaron a publicar en coreano las revistas La Atalaya y ¡Despertad! Durante todos estos años, hasta 1982, las revistas se imprimían en talleres tipográficos comerciales. Al haber 30.000 testigos de Jehová que ahora participan en la predicación del Reino en Corea, ¡la tirada de revistas ha aumentado a casi 100.000 ejemplares por número, o cerca de cinco millones de ejemplares al año! ¿Pudieran los mismos Testigos del país imprimir las revistas, tal como se está haciendo en muchos otros países alrededor del mundo?

La dedicación del complejo de edificios de la nueva y amplia sucursal de Corea, el pasado 8 de mayo, debería hacer esto posible pronto. Usted puede ver una fotografía de la nueva sucursal en la siguiente página. La sucursal está ubicada en 3,6 hectáreas de terreno a 64 kilómetros al sur de la ciudad de Seúl, en una hermosa zona rural de Kongdo, en la provincia de Ansung.

Puesto que no había lugar donde acomodar a todos los que les hubiera gustado asistir al programa de dedicación, los 1.882 presentes estaban allí por invitación especial. ¡Qué ocasión más emocionante fue para ellos, pues pudieron escuchar de labios de algunos que llevan muchos años como testigos de Jehová el recuento de las bendiciones de Jehová sobre la expansión de la obra del Reino en este país! Entre los que asistieron estuvieron Don y Earlene Steele, los primeros misioneros que llegaron a Corea. Cuando ellos llegaron en agosto de 1949, hace treinta y tres años, hallaron a menos de veinte Testigos oriundos del país. La mayoría de éstos habían sobrevivido el encarcelamiento y la tortura a los que se les sometió durante la ocupación japonesa en tiempo de guerra.

Por qué era necesaria una nueva sucursal

Los misioneros se mudaron a un excelente hogar en la ladera de una colina en Sodaemun, Seúl. Aunque la guerra de Corea, que comenzó en 1950, les obligó a salir del país por un tiempo, Don y Earlene Steele pudieron regresar al poco tiempo y ocupar su antiguo hogar, en el que ahora podían verse muchas señales de metralla. De allí en adelante la actividad del Reino creció con gran rapidez. Para 1953 había 417 publicadores. En ese año se estableció una sucursal en el país.

Otros misioneros que llegaron a Corea se unieron a los Steele, y durante los años subsiguientes la cantidad de publicadores fue aumentando muchísimo hasta que para 1964 había un total de 5.538. En aquel año se comenzó el primer programa de construcción en Seúl. Como extensión de la sucursal original, se construyó una espaciosa oficina, dormitorios adicionales y un Salón del Reino.

Durante los siguientes años la predicación del Reino continuó recibiendo una acogida entusiástica entre los coreanos. Como resultado de eso, para 1972 la cantidad de publicadores casi se había triplicado: a más de quince mil publicadores. Esta afluencia de personas a la organización requirió que se ampliara nuevamente la sucursal. Así que se añadió otra ala al edificio de la sucursal de Seúl, construcción que se completó a principios de 1975.

No obstante, en poco tiempo se hizo necesario volver a ampliar la sucursal, especialmente si habría de imprimirse literatura bíblica en Corea. Puesto que no era posible hacer esto en la sucursal de Seúl, se decidió cambiar de sitio todo el complejo y construir nuevos edificios. Con la aprobación del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, hace unos tres años se comenzó la búsqueda de un sitio adecuado para la nueva sucursal.

Debido a las leyes de zonificación, pronto se hizo manifiesto que si la imprenta y la vivienda iban a formar parte del mismo complejo, sería necesario mudarse a un lugar fuera de la ciudad. Finalmente se consiguió una propiedad a unos sesenta y cuatro kilómetros al sur de Seúl. Estaba registrada con el gobierno como zona forestal.

En esta propiedad forestal hay muchos pinos, además de un huerto de albaricoques. Está rodeada de terreno para cultivo en el que no se puede construir edificios. De modo que esto sirve de protección para que no se construyan otros edificios cerca de nuestra propiedad. Aun antes de que se completaran los trámites de la compra del terreno, se solicitó permiso para construir una imprenta, y se nos concedió. Luego se solicitó y se obtuvo permiso para cortar una tercera parte de los árboles, y se cortaron unos setecientos de ellos con el fin de hacer lugar para la construcción del nuevo complejo de edificios en el que estarían ubicados el nuevo hogar Betel, el edificio de oficinas y la fábrica.

Además, había sesenta y siete tumbas en la propiedad, pues la gente acostumbra enterrar a sus parientes muertos en las arboledas de pinos. Después de ponerse un aviso en el periódico, algunos parientes de los difuntos reclamaron once de estas tumbas, y el resto de ellas se trasladó a un cementerio público. Entonces se completaron los trámites de compra, y la propiedad se registró a nombre de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract de Corea.

La construcción de la nueva sucursal

A fin de satisfacer los requisitos de las leyes de zonificación y usar el terreno según lo acordado, solo se disponía de dos años para terminar el proyecto de construcción y comenzar a operar. Así que se niveló el terreno, y la electricidad y las líneas de teléfono fueron instaladas. El permiso de construir se recibió en marzo de 1981, y la construcción empezó inmediatamente.

Según se puede ver en la fotografía de la página anterior, el edificio de oficinas de dos pisos está conectado a una estructura más grande, de un piso, en la que se instalará la imprenta. En el edificio de oficinas están las oficinas de traducción y corrección de pruebas, y los departamentos de contabilidad y de servicio, al igual que las oficinas de los superintendentes del hogar Betel y la fábrica. En el primer piso también hay un excelente Salón del Reino para el uso de la familia de Betel y los miembros de la congregación local de Kongdo. Antes de que terminara el año se esperaba imprimir en dicha imprenta las revistas La Atalaya y ¡Despertad! en coreano.

Un caminito pavimentado conecta el hogar Betel, edificio de dos pisos que también tiene un sótano, al edificio de las oficinas y la fábrica. Setenta personas se pueden alojar con comodidad en el hogar, y cada habitación tiene su propio cuarto de baño. También hay una lavandería, áreas para planchar y coser, al igual que un comedor y una cocina, los cuales son espaciosos. En cierta ocasión en que la sucursal abrió sus puertas para que la visitaran los que vivían en la comunidad, unos cuantos días antes de la dedicación, el presidente de un centro de adiestramiento bancario preguntó: “¿Quién vive en este edificio que parece un hotel?”. Estaba sumamente impresionado con las diversas estructuras de la sucursal.

¿Cómo se construyeron estos excelentes edificios? Casi todos los artesanos eran testigos de Jehová. Puesto que tenían que mantener a sus familias, no todos ellos pudieron prestar sus servicios gratuitamente. Pero estos hombres de familia trabajaron por un salario menor. Además, se invitó a trabajar a unos treinta ministros precursores (de tiempo completo). Aunque no tenían experiencia alguna en construcción, se les iba adiestrando mientras trabajaban, e hicieron una contribución valiosa a la construcción. Además, miles de otros Testigos se ofrecieron como voluntarios para trabajar por varios días.

Toda esta labor voluntaria mantuvo a un mínimo los costos de construcción. Los testigos de Jehová de Corea sufragaron prácticamente todos los gastos, y hubo unas cuantas donaciones provenientes de congregaciones y personas de otros países que mostraron interés en la obra de construcción. Personas de toda condición hicieron contribuciones, desde niñitos hasta ancianos.

La mudanza a la nueva sucursal tomó menos de seis semanas. No solo se tuvo que transferir desde Seúl toda la propiedad personal de los miembros de la familia de Betel, sino también todo el equipo y los suministros que se utilizan para llevar a cabo la operación de la sucursal. A medida que cada departamento se mudaba, éste comenzaba a operar inmediatamente en la nueva ubicación, aunque al mismo tiempo se estuviera en las etapas finales de la construcción. Todos los de la familia de Betel querían mudarse a la nueva sucursal y acomodarse en ella antes de la dedicación. ¿Por qué esperábamos con tanto anhelo este acontecimiento en particular?

Se debía a que la sucursal de la Sociedad Watch Tower de Corea recibiría la visita del superintendente de zona, Robert Wallen, de la central de Brooklyn, y también de dos miembros del Cuerpo Gobernante, Fred Franz y Lloyd Barry, quienes participarían en el programa de dedicación. De modo que el 8 de mayo de 1982 más de 1.800 Testigos coreanos se unieron sinceramente al hermano Franz en la dedicación de estos edificios de la sucursal a Jehová Dios y Su obra.

Los testigos de Jehová de Corea se alegran de tener esta nueva sucursal. Desean darle el mejor uso para llevar a cabo la obra de predicar y enseñar que todavía tiene que efectuarse en este país.

[Fotografía en la página 27]

Un caminito pavimentado conecta el nuevo hogar Betel, en la parte superior izquierda de la fotografía, al edificio de las oficinas y la fábrica

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