Los Meteoros... esas gigantescas masas de roca
LAS gigantescas masas de roca de los Meteoros, en la Tesalia, región de Grecia central, ¡son verdaderamente una maravilla! Y la gran llanura de Tesalia es, en realidad, un museo de obras maestras naturales. Es muy conocida por su belleza y fertilidad. Al acercarse uno a la llanura desde el este, se pasa a través del asombroso desfiladero de Tempe, a la sombra del colosal monte Olimpo, residencia mítica de los 12 dioses griegos. Al pie de este monte pasa el río Piniós y en el extremo oeste de la llanura se hallan los Meteoros.
Este gigantesco conjunto de rocas causa asombro, admiración, temor, alegría y vértigo. Algunas de estas rocas alcanzan una altura de 600 metros (1.970 pies). Brotan de la tierra como si fueran obeliscos. Con toda certeza dan gran testimonio acerca del poderoso Creador.
De acuerdo con algunos geólogos, la formación de los Meteoros data de los períodos geológicos más remotos, cuando la entera llanura de Tesalia era parte del lecho marino presionado por los lados para formar una superficie ondulada e irregular. Otros investigadores dicen que la formación de los Meteoros probablemente aconteció hace solo unos cuantos milenios, y atribuyen dicha formación a terremotos y erosión causada por agua. Todos admiten, no obstante, que estas rocas gigantescas fueron esculpidas por agua con una inmensa fuerza. Por supuesto, esto puede que lo haga a uno pensar en cuanto a la procedencia de toda esa agua.
El Diluvio en leyenda
La antigua mitología griega hace referencia a esta zona. Según las odas de Píndaro y los escritos de Apolodoro, cuando el mítico Deucalión era rey de Ftía en Tesalia, Zeus, el rey de los dioses olímpicos, decidió aniquilar a la humanidad impía y malévola con un diluvio. Para escapar de la ira de los dioses, Deucalión hizo que le construyeran un arca y en esta puso las provisiones necesarias. Inmediatamente después que él y su esposa Pirra entraron al arca, comenzó un gran diluvio que inundó la mayor parte de Grecia y ahogó “a casi todos los humanos”. Durante el diluvio supuestamente se formaron las montañas de Tesalia. El arca de Deucalión se meció sobre las olas por nueve días y nueve noches hasta que encayó en la cima del monte Parnaso, en Tesalia.
Tras salir del arca, Deucalión ofreció un sacrificio a Zeus. Entonces este ordenó a Deucalión y a Pirra a que arrojaran piedras hacia atrás. Las que arrojó Deucalión se convirtieron en hombres, mientras que las arrojadas por Pirra se convirtieron en mujeres. Esto, en realidad, ¡es una versión tergiversada del registro bíblico acerca del Diluvio factual del día de Noé! (Génesis 6:1–8:22.)
Los monasterios de los Meteoros
El Gran Meteoro alcanza una altura de 613 metros (2.011 pies) sobre el lecho del río Piniós. En la parte llana de la cima del monte se halla el monasterio de Metamorfosis, el mayor de los seis monasterios que están en uso en la actualidad. No es fácil ascender a este por la carretera pavimentada y los escalones tallados en la piedra.
Hay actualmente en los monasterios de los Meteoros bibliotecas que contienen una gran cantidad de manuscritos. Muchos de estos fueron hallados en lugares ocultos, tales como paredes y techos o debajo de algún colchón.
El contenido de los manuscritos es mayormente religioso y eclesiástico. Pero también hay manuscritos de contenido histórico, literario, filosófico y científico. Las páginas son de pergamino o de papel, y datan de los siglos IX al XIX. Entre estos se encuentra el pergamino Códice 591 del 861-862 E.C. Este es el manuscrito más antiguo que existe en Grecia, contiene 423 páginas y consiste de discursos interpretativos sobre el Evangelio de Mateo.
Existen también archivos que contienen documentos con páginas impresas en oro acerca de emperadores y patriarcas bizantinos. El número total de estos es alrededor de 3.000. Pero los manuscritos bíblicos son pocos, pues los copistas de los Meteoros se dedicaban muy poco a esta clase de labor.
Los monasterios están repletos de imágenes religiosas (iconos) que representan a personajes míticos y a personas reales, así como también a sucesos en conexión con las convicciones religiosas de los monjes. Por ejemplo, un cuadro sobre la Segunda Venida presenta a los pecadores siendo arrojados en las bocas de terribles monstruos. En otro sitio, en el templo de Juan el Bautista, existe un relieve que representa a un jinete delante de quien aparece parada Venus.
Así termina nuestra visita a los Meteoros. Prescindiendo de lo que pensemos acerca de las cosas de hechura humana que actualmente se hallan allí, nos emociona la magnificencia de este gigantesco conjunto de rocas situado en Tesalia.
[Reconocimiento en la página 30]
Foto de la Embajada de Grecia