Por qué hay tantos Salones del Reino en la isla de Reunión

A UNOS 640 kilómetros (400 millas) al este de Madagascar la pequeña isla de Reunión (o La Reunión) surge abruptamente del vasto océano Índico. Aunque esta isla solo tiene un área de unos 60 kilómetros (40 millas) de largo por 50 kilómetros (30 millas) de ancho, es conocida por sus conos volcánicos y las erupciones que ocurren periódicamente. El pico más alto —3.069 metros (10.069 pies) sobre el nivel del mar— es el extinto volcán Piton des Neiges (Pitón de las Nieves). En la región sudeste se halla el volcán activo llamado apropiadamente Piton de la Fournaise (Pitón de la Hornaza), que tiene 2.625 metros (8.612 pies) de altura. ¡Qué vista espectacular presenta este cuando hace erupción de noche! Son muchas las carreteras que zigzaguean por las escarpadas laderas con imponentes vistas de lo que se ha llamado la pavorosa hermosura de Reunión.

¿Por qué hay tantos Salones del Reino?

Sin embargo, lo que en verdad hace hermosa a Reunión es ver cómo responden a las “buenas nuevas del reino” que proclaman los testigos de Jehová muchos de los isleños. (Mateo 24:14.) Los Testigos empezaron a predicar en esta isla en 1960, cuando dos ministros en obra de tiempo completo llegaron de Francia. Ahora, 30 años después, hay 1.665 Testigos que proclaman el mensaje del Reino entre los 582.000 habitantes; de cada 350 personas de la isla, 1 es Testigo.

Este crecimiento ha exigido la construcción de lugares de reunión adecuados donde los Testigos puedan adorar y proveer educación espiritual. (Hebreos 10:24, 25.) De las 19 congregaciones de Reunión, hasta ahora 13 han construido su propio Salón del Reino. Debido a que con frecuencia esta zona es azotada por ciclones, los salones son sólidas estructuras de albañilería cuya construcción toma mucho tiempo y dinero. Por eso, ¿cómo ha sido posible construir estos salones, cuando la mayoría de los Testigos de la isla ganan un sueldo medio y tienen que mantener familias grandes? Como lo expresa la Biblia, la respuesta es que ‘la mano de Jehová no se ha acortado’. (Isaías 59:1.)

Se vencen obstáculos

Por ejemplo, considere cómo Jehová enterneció el corazón de las personas para que ayudaran a construir el Salón del Reino del pueblecito de Saint-Louis, situado en el sudoeste de Reunión. Cuando se aprobaron los planos, un joven Testigo dijo a su maestro de albañilería que unos trabajadores voluntarios iban a construir un Salón del Reino. El maestro no solo se ofreció voluntariamente para ayudar, sino que también llevó consigo a toda la clase de albañilería para ayudar a cavar para la colocación de los cimientos. Más tarde, donó el acero que se necesitaba para el fundamento.

En un día de fiesta más de cien voluntarios se reunieron para echar hormigón en un área de unos 190 metros cuadrados (2.000 pies cuadrados), pero les sorprendió descubrir que el pueblo no estaba supliendo agua en aquella ocasión. ¿Cómo prepararían el hormigón sin agua? Uno de los trabajadores conocía al jefe de los bomberos, y decidió explicar a este hombre bondadoso el aprieto en que se hallaban. Poco después, un camión de bomberos llegó al lugar de la construcción. Había suficiente agua en el camión para el proyecto, ¡y el departamento de bomberos lo dejó allí todo el día! Como se puede comprender, esto impulsó a todos los voluntarios a trabajar de todo corazón.

La ayuda de Jehová se manifestó por la manera como se vencieron otros obstáculos. Por ejemplo, en cierta etapa de la construcción todo estaba listo para instalar unas 22 lámparas especiales que se habían pedido ocho meses antes. Pero la compañía avisó a los hermanos que ya no se fabricaba el modelo que habían solicitado. ¿Qué harían ahora? ¿Tendría que cambiarse todo lo que se planeaba para el alumbrado? No; pues al momento preciso los hermanos se enteraron de que un contratista local tenía lámparas que había conseguido para un proyecto que nunca se realizó, y eran similares a las que los hermanos habían pedido.

“¿Cuántas tiene?”, le preguntaron al contratista.

“Unas veinticinco”, contestó.

Sin más demora, los hermanos compraron e instalaron las lámparas.

A medida que adelantaba el proyecto, a un hombre que había empezado a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová le impresionó muchísimo el excelente edificio.

“Díganme —preguntó—, ¿necesitan algo más?”

“Sí —contestó un hermano—. Necesitamos un sistema sonoro.”

Al oír aquello, inmediatamente este nuevo discípulo sacó su chequera y donó casi lo suficiente para comprar un sistema sonoro completamente nuevo. Contribuciones como esa, y un préstamo generoso de la oficina central de la Sociedad Watch Tower en los Estados Unidos, proveyeron la ayuda necesaria para que la congregación terminara el excelente Salón del Reino.

Además de todo esto, la congregación de Saint-Louis se alegró de que el hermano Carey W. Barber, miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, viniera a dedicar el Salón del Reino en diciembre de 1988. El hermano Barber, de la oficina central de la Sociedad en Brooklyn, Nueva York, tenía la asignación de dedicar los edificios de la nueva sucursal en la isla vecina de Mauricio. Cuando los hermanos de Saint-Louis se enteraron de esto, recaudaron suficientes fondos en solo tres semanas para pagar el pasaje del hermano y de un miembro del Comité de la Sucursal de Mauricio para que viajaran de Mauricio a Reunión. Por el aumento que ha habido desde entonces, la congregación de Saint-Louis se ha tenido que dividir. Ahora dos congregaciones comparten el nuevo Salón del Reino.

Hay que dar la gloria a Jehová

¿Qué hay de las demás congregaciones de Reunión? Debido a la buena respuesta de la gente a la predicación del Reino, el promedio de asistencia a las reuniones en los Salones del Reino ha estado entre el 150 y el 200% de la cantidad de testigos de Jehová en la isla. Es obvio, pues, por qué se necesitan tantos Salones del Reino en Reunión. De hecho, desde que se construyó el de Saint-Louis se han construido otros tres, y eso ha aumentado la cantidad a 13 salones para las 19 congregaciones de la isla.

Hay que dar la gloria a Jehová por todo esto, pues él predijo: “El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa. Yo mismo, Jehová, lo aceleraré a su propio tiempo”. (Isaías 60:22.) Como en otras partes de la Tierra, esta profecía se ha realizado en esta hermosa isla.