Aguante gozoso en el Oriente Medio
Este informe conmovedor viene de los testigos de Jehová en el Líbano
NUESTRO año de servicio de 1990 empezó con bombardeos violentos en Beirut. Entonces hubo una calma desde fines de septiembre de 1989 hasta enero de 1990.
Durante esos meses tuvimos un nuevo máximo de 2.659 publicadores (en noviembre), en comparación con los 2.467 que hubo durante el año de servicio de 1989. Se bautizaron 44 personas, y cada mes hubo un promedio de 65 publicadores en el servicio de precursor auxiliar. Por primera vez tuvimos más de 2.000 estudios bíblicos, y empezamos a pensar en las posibilidades del futuro.
Pero de nuevo estalló la guerra en el sector oriental de Beirut, donde está la mayoría de las congregaciones, y docenas de nuestros hermanos tuvieron que huir a otras partes del país. Por muchos días perdimos la comunicación con las congregaciones de las zonas afectadas, y no teníamos informes completos del servicio del campo. Con todo, los hermanos que se habían transportado a otros lugares se unieron a las congregaciones de aquellas zonas, y la predicación de casa en casa continuó, con excelentes resultados en todo el país. Mientras tanto, los bombardeos quemaron o damnificaron las casas de muchos hermanos. Una hermana perdió la vida.
Con confianza buscamos la ayuda y la guía de Jehová. Precursores valerosos se ofrecieron voluntariamente para llevar provisiones espirituales, además de alimento y agua, a los hermanos de las regiones en asedio. Impulsados por el amor a Jehová y a los hermanos, hasta arriesgaron la vida cruzando carreteras minadas. Fue un excelente testimonio para la gente el ver cómo se ayudaba a las familias de nuestros hermanos. Observaron lo que puede hacer el amor genuino cuando en unión las personas adoran al único Dios verdadero, Jehová. (Juan 13:34, 35; 15:13.)
Los hermanos no perdieron ni un solo número de nuestras revistas durante el año de servicio. Como ya había sucedido con La Atalaya, la revista ¡Despertad! en árabe empezó a publicarse a la misma vez que la revista en inglés desde el número del 8 de enero de 1990. Los Testigos y personas que se interesan en el mensaje se regocijaron mucho. También fue emocionante ver nuevas publicaciones en árabe, como el folleto ¿Debería creer usted en la Trinidad? y los libros La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre? y Mi libro de historias bíblicas.
Estos regalos espirituales se han provisto a pesar de que muchas fábricas y otros establecimientos de Beirut han dejado de funcionar. La situación económica es mala en todo el país. En muchos lugares no hay electricidad ni agua ni servicio telefónico. Pero dejemos que algunos de nuestros hermanos relaten cómo han hallado gozo mientras se enfrentan con los estragos de una guerra que ya ha durado 15 años.
“Algo bueno”
Un hermano de Beirut escribe: “En primer lugar, doy sinceras gracias a Jehová porque nos ha mantenido a salvo en su organización donde se le adora con pureza a pesar de las condiciones difíciles a que tenemos que hacer frente. Recientemente he tenido algunas experiencias que me han llenado de gozo, y para mí son algo bueno en medio de la guerra.
”Durante bombardeos severos nos sentábamos con los vecinos en las escaleras, pues este era el lugar más seguro entonces. Constantemente les mencionábamos a nuestros vecinos que el Reino de Dios era la única solución para los problemas de la humanidad, y con frecuencia orábamos a nuestro Dios, Jehová. Toda la gente llegó a saber de esto.
”A veces los bombardeos duraban días, y no podíamos asistir a las reuniones. Por eso yo tenía siempre conmigo la revista La Atalaya, y la estudiaba sentado allí en las escaleras. Esto despertó el interés de nuestros vecinos. Algunos no nos hablaban antes porque éramos testigos de Jehová. Pero cuando un proyectil cayó sobre nuestra casa les sorprendió el amor que nos mostraron nuestros hermanos. Entonces quisieron hablar con nosotros. Y esto nos dio la oportunidad de suscribir a algunos a ¡Despertad!
”Esas experiencias me impulsan a seguir compartiendo con otros la verdad. Jehová merece toda nuestra adoración, toda nuestra estima y toda la gloria”.
“El nombre de Jehová me salvó la vida”
Un hermano de la Congregación Ras Beirut relata: “Mi esposa, nuestros dos hijitos y yo empezamos nuestro día en el ministerio de casa en casa en el sector occidental de Beirut. Por la tarde tuvimos una reunión en inglés en mi hogar. Ya había oscurecido para las 6.30 de la tarde. En las calles solo había hombres armados. Se oía el impacto de las bombas que caían. La mayoría de la gente que ocupaba nuestro edificio había huido. No teníamos ni agua ni electricidad. Entonces alguien tocó a la puerta.
”Mi esposa, pensando que pudiera ser algún vecino que necesitara agua o pan, abrió la puerta. Al umbral estaban cuatro hombres armados. Apuntaron las armas a mi esposa y preguntaron por mí por nombre. Aquella semana, nueve hombres habían sido llevados así de sus hogares y ejecutados. Cuando aquellos hombres me vieron, apuntaron hacia mí las armas y me ordenaron que los acompañara. Les dije: ‘Iré con ustedes. Pero tengo que vestirme primero’. Oré por ayuda a Jehová con todo el corazón. Cuando terminé la oración me sentí muy tranquilo y empecé a ver a estos hombres armados y temibles como gente ordinaria. Pude hablarles sin temor.
”Les pregunté: ‘¿Para qué me quieren? Vamos a hablar un poco aquí en la casa antes’. Ya en la sala, el jefe de ellos me preguntó: ‘¿Quién le ha dado derecho a entrar en los hogares y predicar a la gente?’. Le contesté: ‘Ustedes llevan armas para imponer su voluntad y nadie trata de detenerlos. Yo llevo las buenas nuevas de paz que Jesús nos ordenó que predicáramos’. Entonces les expliqué las creencias y la obra de los testigos de Jehová. Tan pronto como mencioné el nombre de Jehová, dijeron: ‘Nos bastará con interrogarle aquí. No es necesario que venga con nosotros’. Parece que uno de ellos conocía a un hermano. Dijo: ‘Este es como Jarjoura’.
”Les testificamos a aquellos hombres armados y pasamos una hora y media contestando sus preguntas. Entonces, en vez de llevarme en el portaequipaje de su auto como les habían hecho a otros, se disculparon, me besaron, dijeron que si necesitábamos ayuda los llamáramos, y se fueron. Durante toda la experiencia sentí la protección de Jehová. El haber participado en predicar de casa en casa aquella mañana y haber asistido a una reunión por la tarde me habían fortalecido y dado firmeza. En verdad el nombre de Jehová me salvó la vida”. (Proverbios 18:10.)
“Jehová nos suministró protección”
Otro hermano escribe lo siguiente desde Beirut: “Era el miércoles 31 de enero de 1990. Mientras me hallaba trabajando con mi hermano en el hogar de una hermana, empezó de nuevo el guerrear. Por todos lados caían bombas. La intensidad de la batalla nos impedía regresar a nuestro hogar. La hermana fue muy hospitalaria aunque solo tenía unos pedazos de pan.
”Me preocupaba mucho debido a mi esposa, pues ella es filipina y no estaba acostumbrada a la violencia de la guerra. Sin embargo, el día siguiente pude volver a casa. Había montones de muebles estorbando el paso en las calles, pero gracias a Jehová hallé a mi familia a salvo. Después de un breve período de calma, de nuevo empezó el bombardeo intenso. Nos refugiamos en la casa de un hermano que vivía cerca de nosotros. Éramos cinco... mi esposa, mi hijo de dos años, mi hermano y su esposa, y yo. Caían bombas, proyectiles y cohetes alrededor, pero Jehová nos suministró protección. Durante dos días de bombardeo intenso estuvimos acostados en el piso, y el humo de las bombas nos llegaba a las narices.
”Mientras oíamos las explosiones recordábamos las palabras de David en Salmo 18:1-9, 16-22, 29, 30. En aquellos momentos difíciles, a pesar de cuanto ocurría, estábamos felices y hasta podíamos sonreír. Le orábamos a Jehová que si teníamos que morir permitiera que fuera sin sufrimiento. Poníamos toda nuestra esperanza en la resurrección.
”Fue increíble lo que vimos el día siguiente. Unas 25 bombas habían caído cerca de la casa donde nos habíamos refugiado, pero ninguno de nosotros recibió heridas. ¿Pueden imaginarse cómo nos sentimos al percibir que Jehová nos había protegido? La mañana siguiente decidimos huir sin demora de allí. De los automóviles que estaban en la calle, tan solo el mío no se había quemado. Viajé entre minas y bombas y, gracias a Jehová, pudimos escapar a un sector un poco más tranquilo que el nuestro. Allí nuestros amorosos hermanos nos suministraron ropa, alimento y dinero.
”A pesar de las dificultades nos alegró saber que Jehová había estado con nosotros. Era casi como si por sus ángeles hubiera evitado que las bombas nos causaran daño. (Salmo 34:7.) Sí, sentimos gran gozo. Pero el gozo será mayor cuando sobrevivamos al Armagedón”.
¡Socorro de emergencia en acción!
Ciertas áreas de Beirut presentan la apariencia de haber sido azotadas por un terremoto. Las casas de muchos de nuestros hermanos han sido damnificadas o destruidas. Cuando surgió la crisis reciente, el Comité de la Sucursal organizó un comité de socorro para suministrar a los hermanos lo que necesitaran. Este empezó a funcionar el 16 de febrero de 1990, más o menos para cuando por fin podíamos visitar las zonas afectadas. El comité se proponía ayudar de tres maneras: dando estímulo espiritual a los hermanos; proveyéndoles lo que necesitaran de dinero, alimento y agua; y ayudándoles a reparar o reconstruir sus hogares.
No fue necesario pedir voluntarios. Cada día, temprano por la mañana, se presentaban muchos hermanos que estaban dispuestos a ayudar. Aquí damos comentarios de los que recibieron ayuda:
Una hermana cuya casa estaba siendo limpiada y restaurada dijo: “Había oído que los hermanos ayudaban cuando azotaba una catástrofe. Pero ahora lo veo y experimento”. Hasta su vecina, una musulmana, dijo a la hermana: “Es verdad que ustedes se aman unos a otros. Su religión es la verdadera. Corro ahora a mi aldea para decirles a todos lo que ustedes están haciendo aquí”. Esta vecina trajo algo de comer a los trabajadores voluntarios.
Una hermana de edad avanzada dijo: “Esperaba que alguien me visitara, pero no esperaba que la Sociedad enviara a alguien con agua”. Llorando, besó al hermano que había ido a ayudarla.
Una familia de tres —el esposo y la esposa (publicadores no bautizados) y su hijito— recibió la visita de los hermanos, quienes les dieron una caja grande con leche, un poco de pan, agua potable y dinero. Cuando se enteraron de que los testigos de Jehová habían enviado aquellas provisiones, el esposo dijo: “Estuve en la Iglesia Evangélica por 11 años y fui muy activo en ella. Pero durante estos 15 años de guerra en el Líbano, ellos nunca pensaron hacer nada como esto para sus miembros”. Dijo también: “Esta tiene que ser la única organización de Dios”. Este matrimonio se bautizó en una asamblea de mayo de 1990.
Un anciano dijo: “No podemos expresar con palabras nuestro agradecimiento por sus obras de amor para el bien de los hermanos afligidos. Lloré por la impresión cuando vi a un grupo de hermanos jóvenes, voluntarios, reconstruir la casa de mis padres. Hasta nuestros vecinos que no son Testigos expresaron su aprecio. Estamos verdaderamente agradecidos a Jehová y a su organización por el apoyo práctico que se nos ha dado. Resultan ciertas las palabras del salmista en Salmo 144:15: ‘¡Feliz es el pueblo cuyo Dios es Jehová!’”.
“¿Qué clase de personas son ustedes?”
Una hermana que tiene hijos escribió: “Estoy muy agradecida por el amor de Jehová y de su organización. Sobre mi casa cayeron muchos proyectiles, y se quemó. Muchas personas nos dijeron que no podría ser reparada. Pero ahora está completamente reparada, como si nada le hubiera ocurrido, en una calle en que centenares de casas están quemadas y destruidas.
”Hasta nuestros vecinos, que no son testigos de Jehová, preguntan: ‘¿De dónde viene ese amor? ¿Qué clase de personas son ustedes? ¿Quiénes son estos que trabajan con tanto celo y que son tan pacíficos y se comportan tan bien? Bendito sea el Dios que les ha dado tanto amor y un espíritu tan abnegado’. ¡Cuán apropiadas son las palabras de Salmo 84:11, 12: ‘Porque Jehová Dios es sol y escudo; favor y gloria son lo que él da. Jehová mismo no retendrá nada que sea bueno de los que andan exentos de falta. Oh Jehová de los ejércitos, feliz es el hombre que está confiando en ti’!”.
Un hombre cuya esposa y cuyos hijos son testigos de Jehová escribió: “Quiero darles las gracias por la ayuda que nos dieron al reparar nuestra casa. Su obra fue muestra de un sincero amor cristiano que es muy raro en estos días. Que Dios bendiga sus esfuerzos”.
Después de ver reparada su casa, un anciano dijo: “No podemos expresar nuestros sentimientos. No hallamos palabras que puedan comunicar nuestro aprecio a Jehová y su organización. Nos parece que Jehová estuvo cerca de nosotros durante nuestra calamidad. El amor de ustedes ha impulsado a toda mi familia a ayudar a otros en necesidad”.
Durante el mes de abril 194 personas efectuaron la obra de precursor auxiliar en el Líbano. La noche de la Conmemoración fue más tranquila que otras noches, y la Conmemoración se efectuó con una concurrencia total de 5.034 personas. Toda asamblea que se planeó se celebró, y la cantidad total de los bautizados durante el año fue de 121, a pesar del caos que reina en el país. Muchas familias de las congregaciones han salido del país y se han ido a vivir en otros lugares. Pero los recién interesados en el mensaje bíblico van progresando hacia el bautismo, y la cantidad de 2.726 publicadores del Reino sigue aumentando. Durante el año de servicio de 1990 todo el pueblo de Jehová en el Líbano experimentó la fidelidad de Jehová, pues él cuidó muy bien de nosotros y nos guió a través de tiempos turbulentos. (Salmo 33:4, 5; 34:1-5.)