Se recogen “las cosas deseables” en Polonia
SE DICE que Polonia es un país católico. Según los datos oficiales, el 93% de la población es católica romana. No obstante, los recientes cambios políticos y sociales que se han producido en ese país han tenido un notable impacto en la gente y en su vida religiosa. Las encuestas indican que solo el 50% de los entrevistados se consideran católicos practicantes.
En mayo de 1989, los testigos de Jehová recibieron reconocimiento legal en Polonia como organización religiosa. Desde entonces se han unido a sus filas unos 11.000 nuevos publicadores de las buenas nuevas del Reino. En la actualidad, más de 106.000 publicadores del Reino se asocian con más de 1.300 congregaciones, y en 1991 asistieron a la Conmemoración de la muerte de Cristo un total de 200.422 personas. De modo que en Polonia se está efectuando el predicho recogimiento de ‘las cosas deseables de las naciones’. (Ageo 2:7.) Los testigos de Jehová celebraron recientemente en Polonia asambleas internacionales que captaron la atención de la prensa. Pero una mirada a algunas de las poblaciones más pequeñas nos mostrará de manera particular cómo va la obra de recogimiento en ese país.
Los precursores abren el camino
Sztum es un pueblo de unos 10.000 habitantes situado cerca de la desembocadura del río Vístula en el mar Báltico. Durante mucho tiempo se consideró que la predicación en esa ciudad era difícil. En 1987 solo había ocho publicadores allí. Sin embargo, las cosas empezaron a cambiar cuando llegaron los precursores, o proclamadores del Reino de tiempo completo. A la quinta reunión, que se celebró en un cine, ¡asistieron 100 personas interesadas en la verdad! Después de dos años de esfuerzo diligente se formó una congregación. En la actualidad, los 90 publicadores tienen su propio Salón del Reino, donde se reúnen regularmente 150 personas.
Como era de esperar, pronto llegó la oposición de la Iglesia Católica. Una monja “especialista”, según el punto de vista de la Iglesia, pronunció algunos discursos que difamaban a los Testigos, acusándolos de enseñar doctrinas falsas. Pero como sucede tantas veces, sus discursos tuvieron un efecto contrario al pretendido. Solo consiguieron que las personas quisieran conocer los hechos. Como resultado, muchas aprendieron la verdad y ahora participan en el servicio de precursor regular. Ellas dicen: ‘Cuando aprendíamos la verdad, pensábamos que todo el que quisiera ser Testigo tenía que ser como su maestro, lo que significaba ser precursor’. De modo que el espíritu de precursor impregna hoy toda la congregación.
Como consecuencia, se conducen unos 180 estudios bíblicos en esa zona. Se ha enseñado a leer a algunas personas por medio del libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra. Al mismo tiempo, han aprendido la verdad. Se conducen regularmente estudios de la Biblia de 10 minutos de duración con un grupo de presos cuando estos salen a limpiar las calles. Uno de ellos defendió a una Testigo cuando una mujer que pasaba empezó a insultarla. Corrió hacia donde estaba la hermana, tomó el libro Vivir para siempre de sus manos, lo levantó y preguntó a la mujer: “¿No sabe leer? ¿Qué dice aquí? ¡Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra! ¿Ha oído alguna vez algo como eso? ¿Por qué motivo insulta usted a Dios y a sus adoradores?”.
La comidilla de la ciudad
Kruszwica, la legendaria capital de Polonia, es un baluarte del catolicismo. A mediados de 1990 había solo unos cuantos Testigos entre sus 9.300 habitantes. Pero Jehová bendijo abundantemente los esfuerzos de sus proclamadores del Reino.
Al ver la hipocresía de sus líderes espirituales, más y más personas, especialmente jóvenes, acudieron a los Testigos en busca de respuestas. En muy poco tiempo se empezaron 20 estudios bíblicos. El párroco pronunció algunos sermones maliciosos sobre los testigos de Jehová, pero eso no desanimó a las personas sinceras de asistir a sus reuniones. Los Testigos se convirtieron en el principal tema de conversación en las tiendas y los parques, e incluso en la iglesia. Seis meses más tarde se formaron dos grupos grandes de estudio de libro. Kruszwica tiene ahora una congregación muy activa de unos 35 adoradores de Jehová. Conducen 75 estudios bíblicos y se mantienen ocupados recogiendo a “las cosas deseables” que en un tiempo estuvieron en cautiverio a la religión falsa.
Entre estas estaba Bogdan, de 23 años de edad, que pertenecía a una familia católica ferviente. Él recuerda: “Bebía, fumaba y llevaba una vida inmoral. Se me conocía como ‘punk’ y anarquista, y a nadie parecía importarle. Sin embargo, cuando empecé a estudiar la Biblia, mi madre me amenazó con envenenarse. Como no pude resistir la presión, corté toda relación con los Testigos. Tiempo después, con la ayuda amorosa de los precursores especiales, logré abandonar mis malos hábitos. Me bauticé en la Asamblea de Distrito ‘Amadores de la Libertad’ de 1991, hice del ministerio de tiempo completo mi meta en la vida y he estado sirviendo de precursor auxiliar desde entonces”.
Sławomir, de 21 años de edad, estaba envuelto en el espiritismo y el satanismo, prácticas que rechazó tan pronto como vio que la Biblia las condenaba. “Pero Satanás persistió —dice—. Una noche el tocadiscos empezó a tocar sin estar conectado y oí música satánica, aunque había sacado de casa todo lo relacionado con la adoración al Diablo. Oré a Jehová, y él me ayudó a recuperar el equilibrio espiritual. Un siquiatra al que visitaba por voluntad de mis padres reconoció que había mejorado mucho y dijo que ya estaba sano. Escribió en mi hoja clínica: ‘Curado por los testigos de Jehová’.”
Se resiste el espíritu del mundo
Al sudoeste de Kruszwica se encuentra Środa Śląska. “Las cosas deseables” también están apareciendo en esta pequeña población de 9.000 habitantes. Hace cuatro años solo vivía allí una Testigo. No obstante, el número de publicadores del Reino ha ascendido ahora a 47. Muchos de los Testigos en un tiempo estuvieron atrapados en los lazos del espiritismo, la adicción a las drogas y la inmoralidad. Creen que esta situación se debía principalmente al gran vacío espiritual que existe en una iglesia que en vez de ayudar a la gente, se limita a condenarla. Los Testigos, por el contrario, están ofreciendo verdadera ayuda a la gente.
Los jóvenes de la congregación han hecho de la escuela su territorio personal para la predicación. “Mis condiscípulos a menudo me dicen: ‘Estás desaprovechando la juventud’ —cuenta Kasia, de 18 años de edad—. Pero he evitado muchos problemas, y ahora mi vida tiene propósito. Conduzco varios estudios bíblicos en la escuela y no descuido mis tareas escolares ni mi estudio personal. Las muchachas que me dicen que ‘estoy desaprovechando la juventud’ ya son madres, y están luchando con cantidad de problemas.”
Las publicaciones de la Watch Tower se han hecho muy populares en las escuelas. Por ejemplo, una profesora de polaco dijo a sus alumnos que siguieran el modelo del lenguaje claro y directo de nuestra revista ¡Despertad! al escribir sus ensayos. La precursora auxiliar Ewa encuentra muy útil el folleto La escuela y los testigos de Jehová. “Me gusta mucho esta publicación. Mis profesores la conocen bien. Nunca he tenido problemas al pedir permiso para faltar a clase con el fin de asistir a las asambleas grandes.” Esta excelente actitud de muchos jóvenes regocija el corazón de Jehová. (Proverbios 27:11.)
Presidiarios endurecidos cambian
Al este de Środa Śląska se encuentra Strzelce Opolskie, donde hay dos prisiones. Una es una prisión de alta seguridad para delincuentes incorregibles. Los Testigos visitan regularmente estas dos instituciones penales para llevar la verdad a los presos, muchos de los cuales también estaban en cautiverio a Babilonia la Grande, el imperio mundial de religión falsa. (Revelación 18:1-5.)
Los Testigos estudian la Biblia con presos individuales o con pequeños grupos de internos, algunos de los cuales ya se han bautizado. Aunque tienen que cumplir sus condenas, predican activamente las buenas nuevas a otros presos. Uno de los internos que se preparaba para el bautismo hizo cambios tan notables en su vida, que las autoridades de la prisión le permitieron ir a su casa una vez a la semana. Otros han escrito a sus familias y les han expresado su determinación de no salir de la prisión como delincuentes, sino como testigos de Jehová.
El director de una de las prisiones se quejó de que los sacerdotes católicos solían acudir a la prisión pero no lograban nada. Preguntó a los Testigos: “¿Qué hace posible que ustedes cambien y rehabiliten a esta gente?”. Una carta que un preso escribió a su familia da la respuesta: “Aquí en la prisión, los testigos de Jehová me han hablado de la maravillosa promesa de Dios sobre el nuevo gobierno, el Reino de Jehová, que pronto regirá sobre la Tierra. Aquí he tenido tiempo de analizar mi vida a la luz de la Biblia. He llegado a amargas conclusiones y me ha invadido el deseo de ser un hombre libre y hacerme súbdito del Reino de Dios. Hoy soy testigo de Jehová bautizado”.
En la otra prisión, muchos tienen condenas de 25 años por asesinato. Se conduce regularmente un estudio bíblico con 12 hombres. Uno de ellos dedicó su vida a Jehová y se bautizó, y otros piensan dar los mismos pasos. El director de la prisión reconoció los buenos resultados de los métodos educativos que emplean los testigos de Jehová, por lo que les dijo: “No tengo 12 presos, tengo 600. Por favor, ayúdenme a rehabilitarlos. Les suministraré todo lo que necesiten, pero, por favor, preparen el programa. Encárguense de ellos”.
Eso fue exactamente lo que hicieron los hermanos. Presentaron un programa bíblico que trataba sobre el propósito de la vida, la esperanza para el futuro y la importancia de dejar los malos hábitos. También relataron experiencias de un anterior preso que llegó a ser testigo de Jehová y con el tiempo fue nombrado anciano de congregación. Los Testigos también presentaron extractos de interés de las biografías de un ladrón de diamantes y un drogadicto que aprendieron la verdada. A los 20 reclusos presentes les pareció muy interesante el programa, hicieron muchas preguntas y algunos incluso pidieron estudios bíblicos.
Se prueba la fe y el aguante
Lubaczów es una población pequeña de 12.000 habitantes cercana a la frontera con Ucrania. La obra de evangelizar cobró ímpetu en esa población en 1988, cuando se mudaron allí varios precursores para ayudar a los 12 publicadores de la localidad. Actualmente hay 72 publicadores del Reino activos, y 150 personas asistieron a la Conmemoración de 1991 en el Salón del Reino que se construyó hace poco.
En junio de 1991, el papa Juan Pablo II visitó Lubaczów. Pero esa visita no reforzó en absoluto la fe de la gente. A muchas personas les asaltan dudas y preguntas sobre el propósito de la vida y la esperanza para el futuro. Cuando no consiguen respuestas satisfactorias del clero, recurren a los testigos de Jehová. Aunque al principio les molesta la conciencia abandonar su religión, la verdad bíblica que aprenden los ayuda a ver que han tomado la decisión correcta.
La experiencia de Honorata, que ahora es precursora regular, es típica. Hace más o menos un año le preguntó al sacerdote durante la confesión cuál era el nombre de Dios. “Dios es amor, este es su nombre más hermoso”, contestó el sacerdote. Al cabo de un rato añadió: “Usted es como un cubo de agua cristalina en el que alguien ha arrojado tinta. Los efectos son irreversibles”. De este modo ella obtuvo la respuesta. “Decidí entonces que sería testigo de Jehová —dice Honorata—. Eso también es irreversible.”
Casi todo el mundo que aprendió la verdad en Lubaczów tuvo que hacer frente a oposición fuerte, a veces hasta fanática. Pero eso no impidió que las personas abrazaran la verdad bíblica y decidieran servir a Jehová.
Elżbieta relata: “Al principio me golpeaban en casa. Luego mis familiares irrumpieron en el Salón del Reino. [...] Me llevaron a casa y empezaron a ‘administrar justicia’ con una vara con nudos. Me dieron golpes y patadas en todo el cuerpo solo porque me asociaba con los Testigos. Me golpearon con tanta fuerza que necesité tratamiento médico urgente y me llevaron al hospital. Jehová me ayudó y me recuperé. Mi familia me rechazó. Cuando le conté al sacerdote lo que me había sucedido, le dio poca importancia y me dijo: ‘¿Has venido a quejarte solo por unas cuantas bofetadas?’”.
Otra hermana recuerda: “Todos los años solía ir a Częstochowa y caminaba de rodillas el vía crucis (camino de la cruz), pues consideraba que este era el deber de todo católico sincero. Todavía tengo cicatrices en las rodillas”. A los 18 años aprendió la verdad y le dijo al sacerdote y a su familia que no iba a volver a la iglesia. La golpearon con severidad, “tanto, que tuve una conmoción cerebral —explica—. Pero en el hospital me recuperé lo suficiente como para asistir a la Asamblea de Distrito ‘Amadores de la Libertad’. Lloré de gozo cuando vi verdadero amor y unidad sin fanatismo entre las personas, cosas que nunca había visto en Częstochowa. Qué contenta estoy de haber experimentado la bondad de Jehová y haber aprendido a confiar en él”. Jehová fortalece y sostiene a aquellos que arrojan sus cargas sobre él. (Salmo 55:22.)
Muchos cautivos de Babilonia la Grande están respondiendo ahora a la llamada de ‘salirse de ella’ tanto en este país católico como en otros lugares del mundo. Si es la voluntad de Jehová, su intrépido pueblo seguirá recogiendo “las cosas deseables” que aún hay esparcidas por toda Polonia. Con seguridad, muchos más responderán a la llamada: “‘¡Ven!’. Y cualquiera que tenga sed, venga; cualquiera que desee, tome gratis el agua de la vida”. (Revelación 18:4; 22:17.)
[Nota a pie de página]
a Véanse los números de ¡Despertad! del 8 de octubre de 1983, páginas 16-19, en inglés, y del 22 de noviembre de 1987, páginas 21-23.
[Fotografía en la página 26]
Predicando el mensaje del Reino en Kruszwica, Polonia
[Mapa en la página 24]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Sztum
Poznan
Kruszwica
Varsovia
POLONIA
Środa Śląska
Częstochowa
Strzelce Opolskie
Lubaczów