‘Compraron la verdad’

“COMPRA la verdad misma y no la vendas.” (Proverbios 23:23.) Aunque esta exhortación del sabio Salomón es aplicable a la verdad en sentido general, resulta especialmente cierta en el caso de la verdad que encontramos en la Palabra de Dios. Esta verdad puede llevarnos a la vida eterna. (Juan 17:3, 17.) Sin embargo, tomemos en cuenta que su adquisición no se logra sin sacrificios. Hay que estar dispuestos a ‘comprarla’; es decir, a sacrificar algunas cosas o renunciar a ellas a fin de obtenerla. (Compárese con Mateo 13:45, 46.) Por lo general, la gente no está dispuesta a hacer eso. No obstante, en muchas naciones sigue aumentando la cantidad de individuos valerosos que están comprándola, a menudo a costa de grandes esfuerzos a nivel personal.

Fíjese en el ejemplo de los testigos de Jehová de Ghana, país de África occidental. En el mes de junio de 1989 había más de treinta y cuatro mil habitantes de esta nación que habían abrazado la verdad de la Biblia y estaban participando en difundirla. Posteriormente, se impusieron restricciones legales a la predicación pública. Sin embargo, las personas sinceras siguieron ‘comprando la verdad’ a pesar de dichas restricciones. La proscripción se levantó el 31 de octubre de 1991 y a mediados de 1995, exactamente tres años y medio después de levantarse las restricciones, el número de testigos de Jehová activos había aumentado a 46.104. Este año se ha alcanzado la cifra de más de cincuenta y dos mil ochocientos.

¿Qué ha atraído a estas personas a la verdad de la Palabra de Dios? ¿Qué sacrificios tuvieron que hacer para ‘comprar la verdad’? Para responder a estas preguntas, consideremos el ejemplo de tres cristianos de Ghana.

Atraída por las enseñanzas de la Biblia

Examinemos primero el ejemplo de una joven de poco más de 20 años cuyo padre era pastor de una Iglesia; sin embargo, ella decidió dejar la religión paterna. ¿Cuál fue la razón? Su amor a la verdad.

Ella declara: “Los Testigos venían a nuestro hogar cuando realizaban sus visitas de casa en casa. Después de algunas conversaciones, comprendí que lo que enseñaban tenía un sólido fundamento bíblico. Planteé preguntas acerca de temas como la Trinidad, el infierno, la inmortalidad del alma y, especialmente, la curación por fe. Creía firmemente que aquellas doctrinas eran bíblicas. Pero los Testigos me ayudaron a entender que no era así”. (Para más detalles sobre lo que dice la Biblia acerca de estos temas, sírvase leer: Marcos 13:32; Romanos 6:23; Hechos 10:40 y 1 Corintios 13:8-10.)

La joven agrega: “Pero mi familia seguía oponiéndose intensamente, en particular mi padre. Él pensaba que me había descarriado. Sin embargo, yo sabía que lo que los Testigos me habían enseñado era la verdad. Procuré explicarle estos temas con la Biblia, pero se negó a escucharme. De hecho, la oposición se recrudeció.

”Pese a todo, no me dejé intimidar. Estaba convencida de que solo el conocimiento verdadero lleva a la vida eterna en un paraíso, y me hallaba decidida a aferrarme a él. Cuando los Testigos de la localidad se enteraron de los problemas que afrontaba, amorosamente acudieron en mi ayuda, me animaron y satisficieron mis necesidades fundamentales. Esto hizo que calaran más hondo en mí las palabras de Jesús consignadas en Juan 13:35: ‘En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí’. Me convencí aún más de que los Testigos practican la religión verdadera. Con el tiempo, mis padres notaron que mi vida había mejorado, les agradó lo que observaron y su actitud hacia mí cambió a tal grado, que mi padre pidió que los Testigos estudiaran la Biblia con mi hermano mayor.”

Prueba la verdad por sí mismo

‘Comprar la verdad’ también presenta un reto para los jóvenes que han sido criados por padres Testigos. Algunos de ellos han dado la verdad de la Biblia por sentada. Si no hacen todo lo posible por hacer suyas estas verdades, su fe tiende a debilitarse y a ser superficial. (Compárese con Mateo 13:20, 21.) Nathaniel, un ghanés de 30 años, relata cómo ‘compró la verdad’ cuando todavía era un muchacho.

“Mis padres me enseñaron la verdad desde mi infancia —recuerda Nathaniel—. Mientras me criaban, los acompañaba en la predicación, pero no me había decidido en realidad a ser Testigo. Con el tiempo, comprendí que tenía que asegurarme por mí mismo de lo que había aprendido.

”En primer lugar tenía que convencerme de que la Biblia, y ningún otro libro sagrado de carácter religioso, es la Palabra de Dios. Gracias a mi estudio personal, aprendí que es el único libro sagrado que contiene un sinnúmero de profecías que se han cumplido con exactitud. Aprendí, además, que en la Biblia se hallan muchas verdades científicas, como por ejemplo, que la tierra ‘cuelga sobre nada’. (Job 26:7.) Estas palabras se escribieron miles de años antes de que los científicos descubrieran nuestro sistema solar. Solo Dios podía inspirar a los hombres para que escribieran algo así.a

”En segundo lugar, decidí investigar qué organización religiosa enseña y practica las verdades bíblicas. La mayoría de las religiones tienen doctrinas como el infierno de fuego, la Trinidad y la supervivencia del alma inmortal después de la muerte. Pero estas enseñanzas carecían de sentido para mí. Razonaba así: ¿No sería malvado el padre que introdujera la mano de su hijo en una olla con agua hirviendo como castigo? ¿Cómo sería posible, entonces, que un Dios de amor dejara sufrir a sus criaturas en un infierno ardiente? Sin embargo, la enseñanza de los testigos de Jehová armoniza con textos bíblicos como Romanos 6:23, que dice: ‘El salario que el pecado paga es muerte’, y no un infierno ardiente. Esto sí tenía sentido para mí.

”También, me di cuenta de que entre los testigos de Jehová se requiere que todos los miembros vivan de acuerdo con las normas de la Biblia y se expulsa a quienes practican el pecado deliberadamente. A la luz de estos hechos, llegué a la conclusión de que los testigos de Jehová tienen la verdad y tomé la decisión personal de ser uno de ellos. Me esforcé mucho para satisfacer los requisitos para bautizarme como Testigo.” (1 Corintios 5:11-13.)

La experiencia de Nathaniel ilustra muy bien que incluso los jóvenes criados por padres cristianos tienen que ‘comprar la verdad’. No deben asistir solo de forma pasiva a las reuniones de la congregación. Tal como los antiguos bereanos, deben ‘examinar con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas son así’. (Hechos 17:11.) Aunque esto exige tiempo y esfuerzo, puede llevar a que su fe y su convicción sean sólidas. (Compárese con Efesios 3:17-19.)

Desilusionado por la religión falsa

Un nativo de Ghana llamado Godwin tenía 70 años cuando dejó la Iglesia Presbiteriana y una Logia Masónica. “En la iglesia se daban algunas situaciones que personalmente hallaba censurables —dice Godwin—. Por ejemplo, había disputas entre los miembros que han perdurado hasta el día de hoy. En ocasiones tuvo que presentarse la policía para restablecer la paz y el orden. No consideraba que esto fuera correcto de parte de los discípulos de Cristo. Entonces se suscitó un problema entre otro feligrés y yo. Un tribunal vio la causa y se declaró al otro hombre culpable. No obstante, el pastor de la iglesia se puso injustamente de su parte e intentó censurarme ante la entera congregación. Le dije unas cuantas verdades y abandoné la iglesia para no volver nunca más.

”Después de algún tiempo, los testigos de Jehová llamaron a mi puerta. Al comienzo les escuché solo por no despedir a alguien que venía hablando de Dios. Pero no tardé en darme cuenta de que, aunque había sido presbiteriano por décadas, había mucho que no sabía sobre la Biblia. Por ejemplo, nunca aprendí que la Biblia nos da una esperanza de vivir para siempre en el Paraíso terrenal.b Cuando empecé a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová me impresionaron mucho los modales y, especialmente, la vestimenta y el arreglo de los jóvenes que asisten. Eran personas que verdaderamente vivían de acuerdo con los principios bíblicos.”

Pero a fin de seguir ‘comprando la verdad’ tuvo que hacer cambios drásticos en su vida. Godwin relata: “Era miembro de una Logia Masónica en la que, a pesar de conocerse como una fraternidad que ayuda a sus miembros, participé en ritos en los que se utilizan cráneos, huesos e invocaciones a los espíritus. Estos espíritus supuestamente ayudan al desarrollo espiritual de quienes se comunican con ellos.

”El estudio de la Biblia me ayudó a entender que Jehová Dios aborrece todo contacto con el espiritismo, pues puede ponerlo a uno bajo la influencia de Satanás y sus fuerzas espirituales malignas.c ¿Seguiría siendo miembro de la Logia Masónica, con todo su misticismo, o renunciaría a ella y complacería a Jehová? Opté por lo segundo. Me deshice de todos los artículos masónicos, incluso el traje que usaba en las reuniones de la Logia. Constaté la verdad de esta promesa de Jesús: ‘La verdad los libertará’. (Juan 8:32.) Ahora me siento feliz comunicando al prójimo las verdades que he aprendido. No me arrepiento en absoluto.”

Asimismo, miles de personas han hecho grandes sacrificios para ‘comprar la verdad’. Al igual que los tres cristianos fieles mencionados en este artículo, tampoco se han arrepentido de los cambios que han hecho. La Biblia les ha dado “un fundamento excelente para el futuro, para que logren asirse firmemente de la vida que realmente lo es”. (1 Timoteo 6:19.) Usted también podrá disfrutar de esta “vida que realmente lo es”, junto con todas sus bendiciones concomitantes, si “compra la verdad”.

[Notas]

[Ilustraciones de la página 9]

Nathaniel

Godwin