Presentando las buenas nuevas... junto con nuestras familias
1 Cristo pronunció una gran verdad cuando dijo: “El alumno no es superior a su maestro, pero todo el que esté perfectamente instruido será como su maestro.” (Luc. 6:40) ¿Ha pensado usted en cómo aplica este principio a la relación entre padres e hijos? Realmente hace ver definidamente ciertas posibilidades en las cuales pensar.
2 Sus hijos, quienes son sus alumnos, si son bien instruidos, llegarán a ser como usted, el maestro. Si usted profundiza por sonido la verdad en la mente y corazón de ellos, serán movidos a servir a Jehová tal como lo hace usted. Lo imitarán en mirar como ejemplo a Jesús, el Gran Maestro, y querrán ser sus discípulos. Con el tiempo participarán en todos los rasgos del servicio, tal como lo hace usted.—Ecl. 12:1; Sal. 148:12, 13; 2 Tim. 3:14, 15.
3 ¿Por qué no considerarlo así? Como padre o madre usted envía a sus hijos a la escuela para que aprendan lectura, escritura y aritmética, y usted espera que lleguen a dominar estos temas envueltos y complicados, ¿verdad? Pues, piense. Si pueden aprender estas cosas difíciles en sus primeros años, ¿no deberían también poder aprender una presentación para usarla de casa en casa y entonces progresivamente poder participar en la obra de revisitas y estudios bíblicos? ¿Es esperar demasiado de sus hijos? No verdaderamente, aunque hay que admitir que eso requiere enseñanza y entrenamiento de parte de usted si usted es padre.
4 Recientemente un siervo de circuito le escribió lo siguiente a la Sociedad: “En este circuito hay muchos casos de publicadores jóvenes, de menos de 12 años de edad, que han comenzado y conducido estudios bíblicos significativos en la escuela aun durante períodos de estudio, con el permiso del maestro. En una congregación una hermana joven en los primeros años de su adolescencia comenzó un estudio bíblico utilizando el libro La verdad con una compañera de clases la semana pasada. Durante mi visita la compañera de clases estuvo tanto en la reunión del sábado por la noche como en el discurso público del domingo y entonces se quedó para la comida del mediodía y salió con la joven hermana en el servicio del campo más tarde para observar. Una joven hermana de diez años conduce dos estudios bíblicos de casa y los conduce bien. Probablemente los padres podrían mostrar más confianza en las habilidades de los jóvenes y entrenarlos para un ministerio equilibrado más bien que solo para que sean publicadores con las revistas. Algunos de los más excelentes publicadores de este circuito son jóvenes... con los cuales es un placer trabajar.”
5 ¡Cuán maravilloso es ver a niños bien entrenados que resisten las presiones de nuestros tiempos y participan con regularidad con sus padres en el servicio salvavidas de Dios! ¡Cómo deben de deleitar el corazón del Creador esas familias! Y, pudiéramos añadir, son un deleite a todos nosotros los que los observamos en acción.
Trabaje de toda alma en el servicio durante agosto.