¡Hágalo ahora!
1 “¿Pudiera usted hacerme el favor de venir a casa y ayudarme a aconsejar a mi hijo?” le preguntó al superintendente un padre preocupado. “Se está poniendo muy rebelde y ya no quiere estudiar ni asistir a las reuniones.” El superintendente lo hizo de muy buena gana. Gustosamente hace una visita de esta clase o aun más visitas, cuando se le pide hacerlo, y dará todo aquello de que es capaz ofreciendo sólido consejo bíblico y estímulo amoroso.
2 ¿Pero son estas visitas del superintendente u otros siervos el verdadero medio para resolver el problema? ¿O hay una solución mejor que todos debemos tener presente y que surtirá mucho más efecto? La Biblia da la respuesta: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él.”—Pro. 22:6.
3 Se requiere tiempo para esta clase de entrenamiento. El cultivar en un hijo profundo amor a Jehová, así como también ayudarlo a llegar a ser persona capaz de encargarse de responsabilidades en la congregación y eficaz en el ministerio del campo, no se logra principalmente por medio del siervo ofreciendo consejos de vez en cuando, aunque el que lo haga es enteramente apropiado a veces y contribuye en gran manera al procedimiento de entrenamiento. El lograr que un hijo llegue a estar en esta situación loable es una tarea de larga duración, efectuada por aplicación persistente durante un período de muchos años. Es una responsabilidad de día en día. (Deu. 6:7) Viviendo en el mismo hogar con el niño, viendo lo que hace, oyendo lo que dice, sabiendo lo que piensa, los padres están en la mejor situación para efectuar el entrenamiento.
4 Entonces hay el asunto de responsabilidad. Jehová ha puesto esta responsabilidad sobre los padres, no sobre los siervos u otros de la congregación. Aunque otros pueden ayudar, tienen que tener cuidado de no usurpar la autoridad de los padres, eludiendo el arreglo de familia presentado en las Escrituras. (Vea el libro “Lámpara,” página 183.) De hecho, es mejor que los siervos den consejos a los hijos en presencia de los padres. Efesios 6:4 dice: “Y ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y consejo autoritativo de Jehová.” Si el padre no es creyente, entonces la responsabilidad de enseñar la Palabra de Dios a los hijos recae en la madre. El entrenamiento debe empezar en la infancia. (2 Tim. 1:5; 3:15) Esto sigue siendo responsabilidad de los padres hasta que los hijos lleguen a ser adultos. (Luc. 2:51, 52) Sin duda mostrarán interés amoroso aún después de eso.
5 ¿Están recibiendo sus hijos estos beneficios decretados por Dios? ¿Puede usted decir la noche y la hora que tienen como arreglo fijo el estudio de familia? ¿Pueden decirlo sus hijos? Si usted no ha puesto en operación cualesquier arreglos que sean necesarios para asegurar que su hijo reciba la instrucción, el entrenamiento y la atención que se necesitan, entonces sin duda lo mejor sería ¡HACERLO AHORA!—Pro. 19:18.
6 El ambiente en que se conduce el estudio es importante. Esfuércese por cultivar de parte de todos una actitud alegre, afectuosa, de vivo interés. En vez de tener una sesión de estudio rígida, severa, ¿por qué no tener una reunión de familia exenta de tirantez, cooperativa, en la cual todos puedan contribuir y participar provechosamente, ayudándose los unos a los otros? El estudio de familia debe ser una sesión deleitosa que todos esperan con anhelo. De hecho, el gozo de estar junta la familia y el gozo de siempre estar aprendiendo más acerca de los caminos de Jehová son cualidades que los padres pueden tratar de desarrollar en los hijos durante el estudio.
7 ¿Por qué es todo esto tan importante ahora? Satanás no quiere que nadie le rinda servicio a Jehová. (1 Ped. 5:8) Tiene muchas maneras de ejercer presión en los jovencitos empeñado como está en hacerlos fracasar. A las cosas del mundo se les da una apariencia muy atractiva. Hay el temor de recibir burla de sus compañeros de clase, y el deseo de que otros los acepten. Por muchas horas cada semana mientras asisten a la escuela están alejados de la influencia piadosa de sus padres y están bajo influencia mundana. Solo los padres que verdaderamente comprenden la seriedad de esto y que reconocen que están llevando a cabo una batalla por la mente de su prole realmente tendrán buen éxito.
8 El criar a los hijos no es cosa fácil hoy día. Exige mucho pensamiento y cuidadosos planes de parte de los padres amorosos. Pero las recompensas hacen que valga la pena. “El hijo sabio es el que regocija a un padre.” (Pro. 10:1) Por lo tanto, si usted no ha hecho arreglos apropiados para tener un estudio de familia y entrenamiento con regularidad, ¡HÁGALO AHORA!