Asiéndose firmemente de la vida que lo es realmente
1 Es maravilloso saber que en el porvenir hay una vida mejor que la que ahora tenemos. Por supuesto, todos disfrutamos de la vida aunque somos imperfectos. Pero la “vida que lo es realmente,” vida eterna en un nuevo sistema, será mucho más esplendorosa y más bendita, ¿no es cierto? Nada de lo que tenemos ahora puede compararse con la vida bajo un gobierno justo. Con buena razón entonces Pablo escribió a Timoteo: “Da órdenes . . . que trabajen en lo bueno, que sean ricos en obras excelentes, que sean liberales, listos para compartir, atesorando para sí mismos con seguridad un fundamento excelente para el futuro, para que logren asirse firmemente de la vida que lo es realmente.”—1 Tim. 6:17-19.
2 Actualmente vivimos en la conclusión de este sistema de cosas. ¡El tiempo que queda es muy corto! Pero cuán agradecidos estamos de que Jehová nos conceda tiempo para asirnos firmemente de la vida que lo es realmente y para ayudar a otros a hacer lo mismo. Y por medio de nuestra obra diligente como discípulos de Jesucristo podemos edificarnos para aguantar las penalidades que vendrán a medida que nos acercamos mucho al fin de la concesión de tiempo que Jehová provee. Al hacer todo lo que podemos ahora para ‘asirnos firmemente de la vida que lo es realmente,’ seremos fortalecidos para permanecer firmes cuando la cristiandad llegue a su fin, así como los judíos fieles escaparon de la destrucción cuando Dios trajo su juicio en contra de Judá.—Sof. 2:3.
3 Dios está suministrando este tiempo, no solo para nosotros los que ahora somos testigos de Jehová, sino también para otros cuyas vidas están en peligro inminente. Esto nos suministra oportunidad adicional para demostrar nuestra devoción y amor. Porque mostramos genuino amor por Jehová cuando le demostramos amor a nuestro prójimo trayéndole las buenas nuevas. En muchos casos esto significa sufrir una ‘inconveniencia,’ pero ¿no nos alegramos de que alguien haya hecho eso mismo por nosotros? El apóstol Pablo y sus compañeros expresaron ese excelente espíritu para con los que prestaron atención a su predicación en la ciudad de Tesalónica. Él les dijo: “Teniéndoles tierno cariño, tuvimos mucho gusto en impartirles, no solo las buenas nuevas de Dios, sino también nuestras propias almas, porque ustedes llegaron a sernos amados.”—1 Tes. 2:8.
4 El mes de marzo está lleno de oportunidades para ayudar a los que manifiestan interés en los propósitos de Dios. Un rasgo sobresaliente es el discurso especial: “Sobreviviendo en el lado victorioso en Har-Magedón,” que será pronunciado en todos los Salones del Reino el domingo, 31 de marzo. A medida que ofrecemos las suscripciones, invitaremos a la gente al discurso, especialmente a los que muestran interés. El interesante título del discurso debe llamar la atención de ellos. El número del 15 de abril de La Atalaya tendrá este discurso especial. A todos los que asisten al discurso especial también se les debe invitar a asistir al Memorial el 7 de abril.
5 Además de que cada uno de nosotros participe plenamente en el ministerio del campo durante marzo y abril, hagamos un esfuerzo especial para ayudar a los nuevos con quienes hemos estado estudiando y que califican para comenzar a participar en el ministerio público.
6 Este tercer mes de la campaña de las suscripciones es un buen tiempo para repasar sus posibilidades de obtener suscripciones. Es posible que usted tenga los nombres de varias personas que prometieron suscribirse. Asegúrese de volverlos a visitar a medida que continúa participando plenamente en la obra de casa en casa.
7 A medida que usted presente sinceramente la oferta de la suscripción, las personas de corazón honrado verán el valor de las revistas. A pesar del aumento en los costos, una suscripción anual aun puede proveerse a la asombrosa baja cantidad de $1,50. Las personas que están espiritualmente hambrientas considerarán que esto no es nada en comparación con el consuelo y el esclarecimiento que recibirán.
8 Las horas finales de este viejo sistema ciertamente son un tiempo gozoso para estar vivo, dedicando y usando nuestras vidas en armonía con el propósito de Dios. Que podamos ayudar a muchos otros a compartir esta felicidad y a unirse a nosotros en “asirse firmemente de la vida que lo es realmente” mientras aún queda tiempo para hacerlo.
Asiéndose firmemente de la vida que lo es realmente.