Presidiendo excelentemente
1 Al alistar los requisitos para superintendentes, la Biblia dice que él debe ser ejemplar en ‘presidir su propia casa excelentemente.’ Eso es razonable, pues si “no sabe algún hombre presidir su propia casa, ¿cómo cuidará de la congregación de Dios?” (1 Tim. 3:4, 5) Por supuesto, todos los padres cristianos, prescindiendo de si son superintendentes o no, deben reconocer la necesidad de presidir excelentemente sobre sus familias. ¿Qué significa esto?
2 Con respecto a su esposa, ciertamente significaría ser un esposo bondadoso y amoroso. (Efe. 5:25, 28, 33) Si se le trata de esa manera, una esposa —aun una esposa incrédula— probablemente estará dispuesta a cooperar y mostrará afecto. Sin embargo, en ciertas familias, la esposa pudiera oponerse a su esposo o seguir un proceder inmoral. (Mat. 10:36) ¿Significa eso que él no está presidiendo su casa excelentemente? Si el esposo de veras está aplicando, lo mejor que puede, el consejo de Dios para los esposos, el que su esposa opte por un proceder de maldad no debe considerarse necesariamente como un fracaso de su parte. (Jer. 3:20; Eze. 16:8, 20) Pero, para que un esposo presida excelentemente, debe ser evidente que él está haciendo lo mejor que puede para aplicar el consejo de Dios.
3 Podemos apreciar que el padre que preside excelentemente se esfuerza por guiar a sus hijos y cuidar de ellos. Hay que dedicar mucho tiempo y atención para instruirlos apropiadamente, ayudándolos tanto a amar como a temer a Jehová y a conducirse de una manera recta. (Sal. 78:5-7; 34:11; Efe. 6:4) No puede descuidarlos debido a que está más interesado en trabajar con otras personas o en ayudar a éstas, o porque le parece que sus hijos automáticamente “saldrán buenos.”
4 Pero, ¿qué hay si, a pesar de un esfuerzo excelente, un hijo o una hija comete una mala acción o se descarría del todo? Esto no significa necesariamente que el padre sea culpable. Algunos de los hijos espíritus de Jehová se rebelaron y también lo hicieron sus primeros dos hijos en la Tierra. Y sabemos definitivamente que Jehová no fue negligente. Así es que si un miembro de la familia de un superintendente opta por un mal proceder, la pregunta es: ¿Hasta qué grado es responsable el padre? Tal vez, cuando los padres aprendieron la verdad, el joven ya era un adolescente y nunca llegó a ser un creyente. ¿Ha hecho el padre todo lo que se puede esperar razonablemente de un cabeza de familia cristiano? Si así es, la delincuencia de parte de uno o más miembros de su familia necesariamente no lo descalificaría para llegar a ser un superintendente.
5 ¡Qué alabanza se atribuye a Jehová cuando los cabezas de familia cristianos tienen buen éxito en presidir excelentemente, resultando en que tengan “hijos creyentes no acusados de disolución ni ingobernables”! (Tito 1:6) Estos hijos e hijas son una bendición de Jehová y contribuyen a la alabanza de Él.—Sal. 127:3-5.