Cultive la habilidad para hablar
1 Para los cristianos primitivos, al llevar a cabo el mandato de Jesús de predicar, enseñar, hacer discípulos y bautizarlos, era claramente evidente que tenían que hablar a otros acerca de la Palabra de Dios tanto pública como privadamente. Aprendieron, por decirlo así, a ser francos por la verdad y ‘el camino de la verdad.’ El registro de Hechos 4:13 dice acerca de los judíos que escucharon a Pedro y Juan hablar: “Ahora bien, al contemplar la franqueza de Pedro y de Juan, y al percibir que eran hombres iletrados y del vulgo, se admiraban.”
2 Sí, con buena razón estos judíos se admiraron de que estos hombres comunes, ex-pescadores, pudieran hablar tan bien y denodadamente en su oratoria pública. Y el registro (Hechos 4:13) dice: “Y empezaron a reconocer acerca de ellos que solían estar con Jesús.” Pedro y Juan habían estudiado las Escrituras; eran estudiantes de la Biblia. Aprendieron de Jesús, su Maestro, y cultivaron la habilidad para hablar, pues apreciaban el hecho de que tenían que hacerlo para llevar a cabo los mandatos de Jesús. Así, con la ayuda adicional del espíritu santo de Dios, fueron usados para ir a la vanguardia en la oratoria pública y la actividad de predicar de la congregación cristiana primitiva.—Hechos capítulos 2 al 5.
¿LA PIDE USTED EN ORACIÓN?
3 Hoy día los cristianos también tienen que ser denodados y francos al esparcir el mensaje de la verdad. ¿Pide usted en oración habilidad para hablar, como lo hicieron los cristianos primitivos? En una oración de congregación a Jehová, la congregación primitiva de Jerusalén hizo esta petición: “Y ahora, Jehová, fíjate en sus amenazas, y concede a tus esclavos que sigan hablando tu palabra con todo denuedo.” (Hechos 4:29) ¡El registro muestra que Jehová contestó su oración casi inmediatamente!—Hechos 4:31.
4 El apóstol Pablo fue un ejemplo excelente de alguien que cultivó la habilidad para hablar. En su tercera gira misional, cuando estuvo en Éfeso, Pablo “habló con denuedo por tres meses, pronunciando discursos y usando persuasión respecto al reino de Dios.” (Hechos 19:8) Debemos notar que Pablo no se estaba apoyando en ninguna habilidad natural que tenía, porque más tarde él escribió a la congregación de Éfeso: “Se ocupan en orar . . . para que se me dé habilidad para hablar.” (Efe. 6:18-20) ¿Pide usted en oración habilidad para hablar para usted y sus compañeros cristianos, como lo hicieron Pablo y los otros cristianos primitivos?
¿TRABAJA USTED POR CONSEGUIRLA?
5 Todos nosotros, seamos jóvenes o viejos, hombre o mujer, tenemos que cultivar la habilidad para hablar. Esto requiere trabajo. ¿Trabaja usted por cultivar la habilidad para hablar? Pablo aconsejó a Timoteo: “Haz lo sumo posible para presentarte aprobado a Dios, trabajador que no tiene de qué avergonzarse, manejando la palabra de la verdad correctamente.” (2 Tim. 2:15) Nosotros también debemos hacer lo sumo posible por cultivar la habilidad para hablar y así no tener nada de qué avergonzarnos. ¿Dejamos que nos detengan las objeciones, o podemos usarlas a veces como trampolín para tener una consideración adicional y explayarnos en nuestra esperanza bíblica?
6 ¿Cómo podemos obtener habilidad para hablar? Una manera de hacerlo es preparándonos bien para llevar a cabo todas las asignaciones de la Escuela Teocrática. Todos debemos esforzarnos por aplicar los puntos de consejo que se nos dan y mejorar nuestra habilidad para hablar con cada discurso que damos. Lo mismo sería cierto de hermanos que tienen asignaciones en la reunión de servicio o que pronuncian conferencias bíblicas o leen en el estudio de La Atalaya. Cuanto más hablemos, mejor lo haremos. Al ir de casa en casa debemos tratar de hablar bien y denodadamente. Si nos preparamos de antemano y sabemos bien el tema de conversación que pensamos usar, tendremos mayor éxito. El atender a nuestro estudio personal y prepararnos para las reuniones también nos ayudará a cultivar la habilidad de hablar denodadamente.
7 Es bueno recordar que hablar denodadamente no significa hablar rudamente. Es prudente que usemos buen tacto y discernimiento, cosas que están incluidas en cultivar la habilidad para hablar. (Col. 4:6) Ciertamente Jehová bendecirá nuestra obra y contestará nuestras oraciones para que podamos cultivar la habilidad para hablar la Palabra con denuedo.