Elijan los mejores días y horas para las reuniones
1 Nuestras reuniones cristianas son parte de nuestro modo de vivir, ¿verdad? Nos proveen la oportunidad de recibir alimento espiritual, instrucción para testificar y lo mejor en materia de asociación. Cada una de ellas satisface una necesidad específica y, por eso, en conjunto nos proveen un régimen espiritual equilibrado. Cuando Pablo habló acerca de ‘no abandonar el reunirnos,’ debe haber pensado en todas las ideas anteriores. (Heb. 10:25) El que descuidáramos nuestras reuniones de cualquier modo pudiera resultar en que dejáramos de tener “la palabra de vida asida con fuerza.” (Fili. 2:16) Eso pudiera ser desastroso en estos días finales del tiempo del fin.—Luc. 21:34-36.
2 Es razonable que usemos de la mejor manera nuestro tiempo dedicado. (Col. 4:5) Sin embargo, se han recibido informes que indican que algunos desean cambiar los días y horas de sus reuniones con el propósito de tener más tiempo “libre” para recreo en los fines de semana. ¿Qué factores fundamentales deben guiar nuestro pensar al elegir los días y horas de nuestras reuniones? ¿Debería ser el deseo de buscar placer? Aunque quizás tengamos preferencias individuales, nuestro principal interés debe ser el tener las reuniones en días y horas en los que la mayoría de nuestros hermanos y personas interesadas puedan asistir. En segundo lugar, debido a que nos interesamos en el bienestar espiritual de las personas que viven en nuestro territorio, las reuniones deberían programarse de tal modo que podamos participar en el servicio del campo cuando podamos lograr el mayor bien.
3 Al elegir los días y horas de las reuniones siempre deben tomarse en cuenta las circunstancias de la localidad. En algunos casos no hay muchas posibilidades entre las cuales elegir en cuanto a los días y horas debido a que cuatro o cinco congregaciones se reúnen en el mismo Salón del Reino. Pero, en los casos en que no existe esta situación y parece que es mejor tener la reunión pública y el estudio de La Atalaya la noche de un día entre la semana, queremos estar seguros de que la base de nuestra decisión manifiesta nuestro deseo de poner los intereses espirituales en primer lugar. ¿Qué efecto tendrá esto en la concurrencia a las reuniones y en el servicio del campo? ¿Es un día y en una hora en los que la mayoría de las personas interesadas podrían asistir sin dificultades? (Fili. 2:4) Al hacer planes para nuestras reuniones, ¿podremos decir que verdaderamente estamos buscando primero el Reino? (Mat. 6:33) A medida que sigamos ‘asegurándonos de las cosas más importantes,’ podemos contar con las bendiciones de Jehová.—Fili. 1:10.
4 Por lo tanto, al elegir los días y horas de la reunión, consideren cuidadosamente el motivo de su decisión. ¿Beneficiarán éstos a los asociados? ¿Permitirán que semana tras semana se puedan hacer arreglos para el servicio del campo que sean convenientes a los individuos y grupos de familia? Si así es, eso es excelente. Si no, sería bueno que los ancianos consideraran el asunto con la congregación a fin de dar consideración principal a los intereses espirituales, más bien que a los intereses del recreo. Así todos los miembros de su congregación se regocijarán al decir “vamos a la casa de Jehová.”—Sal. 122:1.