¿Qué le ha pasado al amor?
1 ‘Me gusta tener vida privada y nunca invito a entrar a las visitas que no espero,’ escribió una mujer que ha tenido éxito en los negocios, quien añadió: ‘No hace mucho, a eso de las 7:30 de la noche, alguien tocó a mi puerta. Era una viuda que vive en mi piso. Se sentía sola y me preguntó si podía entrar y visitarme por un rato. Cortés pero bruscamente le dije que estaba ocupada. Se disculpó y se marchó. Me sentí muy orgullosa de no haberme dejado atrapar por alguien tan latoso. La noche siguiente una amiga me llamó por teléfono y me preguntó si conocía a la señora de mi edificio que se había suicidado la noche anterior. Si todavía no lo han adivinado, era la señora que había tocado a mi puerta.’
2 ¡Qué insensible! Pero la actitud de esta mujer, cuya carta se publicó en muchos periódicos, es típica de las personas que viven en un mundo en el que el amor se ha enfriado hasta el punto de congelarse. Son muy pocos los que quieren la responsabilidad de esforzarse por mostrar amor a otros. No obstante, qué vivo contraste ofrecen los testigos de Jehová. Queremos ayudar a otros. Tendremos una buena oportunidad de mostrar que nuestro amor para con la gente no se ha enfriado distribuyendo el tratado “¿Qué le ha pasado al amor?” La gente necesita saber que todavía hay personas que tienen este amor genuino.
3 Millones de personas se sienten perdidas, temerosas y miserables. Los jóvenes a menudo se sienten amargados, no deseados, sin saber qué hacer con su vida. Personas frustradas, con matrimonios infelices, buscan alivio en el divorcio. La soledad se ha convertido en una cárcel para muchos. Todo esto es muy triste y nos sentimos profundamente conmovidos por tantas personas que no saben cómo hallar la felicidad. (Mat. 9:36) Pero, felizmente, podemos hacer algo por ayudar, mostrando a estas personas lo que les falta en la vida: amor a Jehová.
4 Al ir de casa en casa durante septiembre, trate de usar la Biblia al hablar con la gente, tal vez considerando con las personas uno de los textos bíblicos que se citan en el tratado. Si la persona muestra interés, esfuércese por comenzar un estudio bíblico en la visita inicial. Si en ese momento las circunstancias no son apropiadas para comenzar un estudio, ofrezca el tratado y dos revistas por 25c. Sin embargo, use buen juicio en este asunto, pues queremos que los amos de casa se den cuenta de que los estamos visitando debido a que los amamos y queremos ayudarlos... no meramente con el fin de colocar literatura. Si alguien no está en casa, deje un tratado debajo de la puerta (pero nunca en el buzón).
5 Además de participar plenamente en la distribución del tratado de casa en casa, cada uno de nosotros puede aprovecharse de ofrecer tratados a sus conocidos. Recuerde, sus compañeros de escuela y de trabajo, sus vecinos, amigos y parientes quizás no reciban un tratado en sus puertas, así es que ofrézcales uno. Está claro que si vamos a obtener resultados, tenemos que estar preparados y alerta a las oportunidades, tener presente lo que queremos decir, y usar los tratados eficazmente.
6 Jóvenes y viejos, nuevos y experimentados, sí, todos, queremos mostrar que nos esforzaremos por ayudar a otras personas. Además, queremos hacer todo lo que podamos por ayudar a las personas que están incapacitadas a participar en esta obra.