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¡Despertad! 1970
g70 8/5 págs. 9-11

Por qué el crimen florece

DESDE 1960 los delitos graves en los Estados Unidos han aumentado en 88 por ciento, mientras que la población solo ha aumentado en 10 por ciento. Ahora una de cada cinco familias norteamericanas es víctima de un acto criminal cada año. Pero el crimen no es estrictamente un mal norteamericano. Está aumentando en todo el mundo.

En la República de las Filipinas, por ejemplo, la proporción de la delincuencia durante el año de 1965 aumentó un pasmoso 51 por ciento.

Concerniente a la delincuencia en Inglaterra, el libro Crime in Our Time, por Josephine Bell, declara: “El aumento en el volumen de la delincuencia en Inglaterra desde el fin de la Segunda Guerra Mundial es tanto aterrador como inexplicable.”

Tocante a la Unión Soviética, la revista Newsweek del 23 de diciembre de 1968 comentó: “El Gobierno Soviético, que normalmente trata de enterrar sus faltas bajo montones de estadísticas, emprende un cambio de política en cuanto al crimen; rara vez publica estadísticas sobre el crimen. Pero todas las señales indican que el crimen está aumentando en Rusia así como en todos los países industrializados.”

La proporción de la delincuencia es realmente mucho mayor de lo que revelan las estadísticas oficiales, porque a la policía no se le informa de muchos delitos. Se ha descubierto que en muchas zonas de barrios bajos de ciudades grandes la delincuencia puede ser hasta diez veces mayor que las cifras oficiales de la policía en comparación. La revista Time del 14 de febrero de 1969 informó: “Solo aproximadamente la mitad de las violaciones, robos, asaltos violentos, robos con escalo y hurtos importantes que se cometen en los EE. UU. cada año se las arreglan para ser incluidas en el borrador de la policía.”

Por lo tanto, parece que el crimen está floreciendo mucho más de lo que generalmente se cree. ¿Cuál es la razón? ¿Realmente se debe a falta de educación, alojamiento deficiente y pobreza, o hay razones más importantes?

Demasiado indulgentes

Muchas personas creen que los tribunales han sido demasiado indulgentes con los quebrantadores de la ley, y que esto ha estimulado el desafuero. El fiscal de los EE. UU. en Chicago, Edward V. Hanrahan, dijo en 1968: “Muchas de las condenas muestran demasiada indulgencia. No le enseñan una lección al acusado ni representan una advertencia para el resto de la comunidad.”

El jefe de la policía de Cleveland expresó una opinión semejante, diciendo: “Las decisiones recientes de los tribunales estimulan la delincuencia y son muy desalentadoras para la policía.” Y el juez Tim C. Murphy, de Washington, D.C., dijo: “Existe la actitud de que estos casos tienen que tramitarse aceleradamente. Día tras día hay reducción de los cargos.”

Hablando tocante a la delincuencia en Inglaterra, lord Shawcross, que fue fiscal de la corona de Inglaterra de 1945 a 1951, declaró: “La delincuencia está en auge. Hemos afrontado desde la guerra, año tras año, un aumento de grandes proporciones en los delitos graves. . . . Yo creo que la verdad es que la ley se ha apartado irremediablemente de la realidad en su actitud para con la prevención y detección del crimen. . . . Nuestras leyes están demasiado inclinadas a favor de los criminales.”

Sin castigo

El hecho de que la mayoría de los crímenes no se resuelven y quedan sin castigo es otra razón por la cual el crimen florece.

Se ha calculado que menos del 21 por ciento de los crímenes que se informan se resuelve por el arresto de personas de quienes se sospecha y solo el 6 por ciento termina en fallos de culpabilidad. ¡Eso solo es aproximadamente un fallo de culpabilidad por cada diecisiete crímenes que se cometen!

En un informe que hizo en 1967 la Comisión del Presidente sobre la Observancia de la Ley y la Administración de la Justicia se llegó a la conclusión de que “si la víctima no conoce a un presunto delincuente ni se arresta a éste en la escena del crimen, las probabilidades de arrestarlo son escasas.” Sobre esta misma situación en la Gran Bretaña, lord Shawcross dijo: “¿A qué se debe que el que la hace no la paga? No la paga porque a la mayoría de los criminales no se les aprehende.”

A menos que una persona tenga una norma de moralidad muy elevada, ¿no es probable que cometa un acto ilícito si se siente más o menos seguro de que no se le va a aprehender? Por ejemplo, cuando informa sus impuestos sobre ingresos, ¿no es probable que retenga parte de sus ingresos si cree que podrá salirse con la suya?

En el caso de delitos más graves, también, el criminal se siente más denodado y ataca con más frecuencia si cree que hay buena probabilidad de que no se le aprehenda. Mientras más pueda entregarse a actos criminales sin ser detectado, más resuelto se hace en continuar sus actividades ilícitas. Otros que ven el éxito que éste tiene se sienten estimulados a cometer crímenes ellos mismos.

Todo esto subraya una verdad básica que se expresó hace mucho tiempo en la Biblia. “Por cuanto la sentencia contra una obra mala no se ha ejecutado velozmente, es por eso que el corazón de los hijos de los hombres ha quedado plenamente resuelto en ellos a hacer lo malo.” (Ecl. 8:11) Debido al pecado y la imperfección heredados, el hombre se inclina hacia lo malo desde el día que nace. Necesita leyes restrictivas y buenas normas morales que lo guíen a hacer lo que es correcto.

Apoyo público

Aunque el público es víctima del crimen, ayuda a financiarlo al comprar servicios y productos ilegales. Los criminales están dispuestos a suministrarlos por cierto precio. Por ejemplo, ¿podría existir la prostitución si no fuese sostenida por el público? ¿Sería un problema de tan grandes proporciones el hurto si los ladrones no pudieran hallar un mercado entre el público para los efectos robados? ¿Cómo podría sobrevivir el maligno tráfico de narcóticos si no hubiese mercado para los narcóticos ilegales?

También, ¿no es el público quien apoya el imperio del juego por dinero del crimen organizado? En pie queda el hecho de que las ganancias del juego corrompen a muchos funcionarios públicos, sostienen monetariamente una hueste de actividades criminales y hasta hacen posible que los gangsters se apoderen de negocios legítimos. El libro The Challenge of Crime in a Free Society, que es el informe de la Comisión del Presidente sobre la Observancia de la Ley y la Administración de la Justicia, dice: “Los funcionarios que hacen cumplir la ley concuerdan casi unánimemente en que el juego es la mayor fuente de ingresos del crimen organizado.”

Mostrando además cómo el juego por dinero entre el público sostiene a los criminales, Harper’s Magazine de abril de 1964 dijo: “Nuestro sistema en conjunto es culpable y todos tenemos que compartir la responsabilidad... hasta el ciudadano individual que contribuye sus monedas de cinco centavos y de diez centavos y dólares para un juego de lotería o los da a un corredor de apuestas. Así sostiene al ejército de soldados del sindicato y a los hombres ‘del golpe’ y llena los cofres de este gobierno oculto que se llama El Sindicato, la Cosa Nostra, La Chusma, o el nombre que se le quiera dar.”

Quizás una familia crea que el crimen organizado no la afecta personalmente, pero sí la afecta. Negocios que sean propiedad de socaliñeros pueden poner en peligro la salud de la familia por la venta ilegal de alimentos inficionados y drogas perjudiciales. Además, la familia posiblemente tenga que pagar más impuestos para que haya una fuerza policíaca más grande para combatir el crimen local, o porque funcionarios públicos corrompidos gasten el dinero de los impuestos en contratos de obras públicas que se dan a compañías contratistas que son propiedad de gangsters.

Lo que hace falta

¿Por qué perpetúa el público el ambiente que engendra crimen y corrupción? Una razón fundamental es que muchas personas no respetan las elevadas normas morales de la Biblia, la Palabra de Dios. A pesar de que afirman ser cristianas, prueban por sus hechos que están bajo la influencia del ateísmo materialista. Ponen los intereses personales y egoístas por delante de la obediencia a las leyes divinas.

Una de las personas que formaban parte de la Comisión del Presidente sobre la Observancia de la Ley declaró: “Cabales como hayan sido los estudios de la Comisión y amplias como hayan sido sus valiosas recomendaciones, su informe me parece deficiente debido a que desatiende el reconocer la ausencia de creencia en Dios como una causa básica del crimen.”

También en el libro Crime in Our Time se comenta de este modo tocante a Inglaterra: “Una baja en el nivel de percepción y norma morales es un rasgo definido de la vida en este país en la actualidad. . . . Pero el número de cristianos practicantes y plenamente creyentes debe ser ahora muy pequeño, en relación con la población entera.”

Cuando se ponen a un lado las normas morales de la Biblia, ¿qué queda para restringir la inclinación inherente del hombre hacia la maldad? Estando la gente sin restricciones, haciendo lo que le parece correcto a sus propios ojos, ¿sorprende el que el crimen esté aumentando vertiginosamente? Además, vivimos en la generación en la que, como informa la Biblia, Satanás el Diablo, sabiendo que tiene poco tiempo, expresa gran cólera. “A causa de esto . . . Ay de la tierra,” dice la Biblia. (Rev. 12:7-12) ¿Sorprende el que haya motines y se disemine el desafuero? ¿Sorprende el que ya no se pueda caminar con seguridad por muchas calles de las ciudades después del anochecer?

El crimen cesará de florecer y hasta de existir solo cuando el Diablo sea puesto fuera de operación por Dios y cuando todas las personas vivan en conformidad con las normas morales y las leyes divinas de la Biblia. Una transformación mundial como ésa solo es posible por la mano de Dios. El hecho de que se realizará se nos asegura por la propia promesa de Dios: “Porque los malhechores mismos serán cortados . . . Y solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su lugar, y él no será. Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.”—Sal. 37:9-11.

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