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¡Despertad! 1970
g70 22/6 págs. 25-26

Calor de turba

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Uruguay

“¿CALOR de qué?” “¡De TURBA!” “¿Qué es eso? ¿De dónde viene? ¿Cómo se usa?” quizás pregunte usted.

Turba significa calor para los moradores de las islas Malvinas, partes de Escocia e Irlanda y unos cuantos otros lugares. En muchos casos es su único combustible.

La turba es un compuesto vegetal en descomposición que contiene una gran variedad de materiales combustibles. Por centenares, quizás miles de años, los pastos, juncos, musgos o plantas acuáticas junto con el excremento de aves y animales en descomposición, o cualquier combinación de estas cosas, se han acumulado bajo condiciones ideales de humedad y una temperatura media anual de aproximadamente 7,2 grados centígrados para descomponerse y formar turberas.

Factores que afectan principalmente la calidad de la turba son los géneros de las plantas en descomposición, su edad o tiempo de descomposición, y la cantidad de presión que ejerce en la turba el material de encima. Aunque una turbera por lo general es húmeda, está empapada y es esponjosa, es lo bastante firme como para sostener un camión de carga. Verdaderamente la turbera se parece a cualquier campo o pradera común. Sin embargo, después que la turba se seca, es un combustible como el carbón.

Las bacterias y otros organismos vivos ayudan a descomponer la materia vegetal que hay en la superficie. Sin embargo, más abajo no aparece ninguna forma de vida. La turba de la superficie se asemeja a césped común. Es porosa, llena de raíces y otra vegetación, y arde rápidamente. Mientras más se excava, menos raíces aparecen y la turba resulta de mejor calidad.

La turba varía de un césped esponjoso y fibroso de color amarillo pálido o café en la parte superior de la turbera a una sustancia sólida quebradiza casi negra en la parte inferior. Esta turba de mejor calidad, casi turba negra, se rompe como el carbón al secarse. Se forma en capas que se pueden separar en láminas bastante delgadas. Semejante a su pariente cercano, el carbón, la turba puede apilarse en una estufa para que haya fuego durante toda una larga noche fría de invierno. Sin embargo, la turba produce aproximadamente la mitad del calor que produciría la misma cantidad de carbón por peso. Su valor calórica está aproximadamente entre el de la madera y el carbón.

Las turberas varían mucho en cuanto a profundidad. Cerca de Puerto Stanley, islas Malvinas, rara vez llegan a 3,60 metros, y por lo general tienen un promedio de unos noventa centímetros. Se dice que en otras islas descienden a casi doce metros. Se calcula que los depósitos de turba de la isla South Georgia tienen miles de años y miden unos cuatro metros de profundidad.

Combustible de fácil acceso

En muchas de las islas Malvinas la gente simplemente sale de su casa y toma para sí cualquier cantidad de turba. Sin embargo, en la ciudad de Puerto Stanley el gobierno administra el uso de la turba, y un oficial al que se llama “Oficial de Turba” u “Oficial del Combustible” lo reparte a cada casa gratis. Cuando se compra o se vende una casa, la sección correspondiente de la turba automáticamente se incluye en la venta o compra. Las nuevas casas que se construyen reciben una asignación en la turbera; y cuando se agota la sección que se usa, se asigna otra. Se puede usar tanta turba como se desee.

El abastecimiento de la ciudad comienza a la orilla de la población y se extiende por kilómetros. Aunque el gobierno mantiene el control de las turberas, cada familia es responsable de cortar, transportar y almacenar su propia porción para uso particular. Una familia de término medio necesita de 115 a 153 metros cúbicos o más por año.

Preparando la turba para usarla

La turba de las turberas se mide y corta por metros cúbicos. Después del primer corte, se trabaja en otra capa a noventa centímetros de profundidad, y esto se repite hasta que los trabajadores ya no tienen turba o llegan al lecho de roca. A estas capas se les llama “Primer corte,” “Segundo corte,” etc. La turba de mejor calidad proviene de los cortes más profundos.

Hay que hacer corte o excavación para permitir que se desagüe apropiadamente la turbera. Aunque se ha tratado de excavar o cortar la turba con máquina, la confiable pala de mano todavía sigue siendo el método más eficaz que se utiliza en esta zona. La pala es aguda y se usa para cortar los bloques de tamaños uniformes, por lo general con un promedio de veinticinco por veinticinco por quince centímetros. Luego, estos bloques, que están empapados, se extienden para que se sequen un poco. Después se amontonan en pequeñas pilas, invirtiéndoseles para que se sequen bien.

Después de secarse por aproximadamente un mes, la turba se lleva a casa y se guarda nítidamente en un “cobertizo para turba,” donde se mantiene lista para ser usada. Todavía está suficientemente húmeda, de modo que retiene su forma original sin desmoronarse. Si los bloques de turba se secan demasiado y se desmoronan, es más difícil manejarlos y tienen que ser traspalados como tierra. Esta tierra fina arde furiosamente en una estufa y forma masas grandes de impurezas, en vez de la acostumbrada ceniza fina de color gris rojizo.

El cobertizo para la turba de la familia se construye con tablas, dejando un espacio de unos cinco centímetros entre una y otra para que haya bastante ventilación. Estos cobertizos tienen cabida para una cantidad de turba que es suficiente para un año o dos. Ahora la turba está lista para producir calor, en la estufa en que se cocina, en la estufa para calefacción o en la chimenea.

Conseguir la turba es un quehacer diario de la familia. Cuando se saca del cobertizo para la turba, se corta al tamaño deseado. Para prender un fuego de prisa la turba se corta en pedazos más pequeños de modo que arda rápidamente. Los pedazos más grandes arden más lentamente y despiden un calor constante.

¡Qué fascinador es sentarse delante de una chimenea, teniendo por luz únicamente la de la turba que arde, y observar las brillantes llamas de verde, azul, anaranjado y amarillo proyectando sus fluctuantes, titilantes sombras en la habitación! Sí, hay algo deleitable y acogedor en una casa cómoda que deriva su calor de la turba.

[Ilustración de la página 26]

Pilas de turba seca en el campo en espera de ser transportadas en camión a los cobertizos para la turba

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