Los dientes y sus hijos
“LA INCIDENCIA de la caries dental en la nación que presumiblemente es la nación mejor alimentada del mundo en la actualidad sobrepasa cuanto se pueda imaginar,” escribe el dentista Samuel Dreizen en The Journal of School Health. “A menos del 5% de la población de edad escolar de este país se le evitan los estragos de esta enfermedad.” Para combatir los estragos de la caries dental, los niños necesitan la ayuda de sus padres.
Si usted es padre o madre, ¿qué puede hacer para ayudar a sus hijos tocante a esto? Puede enseñarles cosas que deben saber acerca del cuidado dental. Y bien se puede empezar con edificar aprecio por sus dientes.
Diseñados para usarse por largo tiempo
Usted puede ayudar a sus hijos a apreciar lo maravillosos que en realidad son los dientes. Fíjese, el esmalte de los dientes es la sustancia más dura de su cuerpo. De sustancias muy duras como algunos dulces, nueces y hielo picado, hasta panes blandos, galletas y arroz cocido, los dientes pueden resistir mucho abuso físico. También trabajan bajo una extensa variedad de temperaturas, dependiendo de lo que uno coma. En una comida es probable que pase por ellos una bebida a 80 grados C. y al minuto siguiente helado a -7 grados. ¡Esto es suficiente para hacer que rechinen sus dientes!
Estos asombrosos dientes pueden durarles mucho tiempo a los que los cuiden bien. El Creador los diseñó así, y es bueno que los niños sepan esto. Gran parte de la razón por la cual la gente no conserva sus dientes en los años posteriores de la vida tiene que ver con su propia desatención o la de sus padres. Usted realmente puede lograr mucho en cuanto a influir en el desarrollo y mantenimiento de dientes buenos y sanos en sus hijos.
Desarrollo de los dientes
Para ayudar a sus hijos, es bueno saber acerca del desarrollo de los dientes. Esto se puede dividir en tres fases: (1) El período durante el cual la corona del diente se forma de células de los tejidos y se calcifica o se endurece en la mandíbula; (2) el período de la erupción o brote, cuando por primera vez se hace visible el diente y está en progreso el desarrollo de la raíz; y (3) el período de mantenimiento, durante el cual se termina la formación de la raíz y la corona del diente se hace plenamente visible.
La mayoría de los dientes permanentes tienen de ocho a diez años antes de desarrollarse completamente. Durante parte de este tiempo se están formando en la mandíbula misma. Por lo general todos los primeros dientes o dientes de leche han comenzado a formarse mientras el niño todavía se encuentra en la matriz de la madre. Tan temprano como en el segundo o tercer mes de la preñez, comienzan a desarrollarse estas formaciones de los dientes de leche. Las muelas de seis años, que son dientes permanentes, comienzan a formarse entre el séptimo mes intrauterino y el nacimiento. Desde este tiempo hasta aproximadamente la edad de tres años crece la corona hasta su tamaño adulto y se calcifica.
El brote del diente en la boca acontece por lo general entre los seis y los siete años de edad, pero la raíz del diente no se forma completamente sino hasta los nueve o diez años de edad. Piense en ello: ¡Diez años para formarse! Se puede ver que están diseñados para durar mucho tiempo.
Durante este período de desarrollo se puede hacer mucho para influir en estos dientes para que lleguen a ser estructuras sólidas.
Factores de nutrición
Se puede comprender cuánto contribuye la buena nutrición a desarrollar dientes sanos si se tiene presente que hasta la mitad del tiempo en que se están desarrollando los dientes permanentes, están debajo del tejido de la encía en la mandíbula. Como se ha demostrado por la investigación dental, “se ha mostrado que la incidencia de caries dental, en particular, está relacionada con anormalidades específicas en la nutrición que acontecen durante el desarrollo de los dientes.”
Los dientes suministran un registro permanente de la condición pasada del individuo en cuanto a nutrición. Sí, mientras se están desarrollando los dientes, la falta de apropiados bloques de construcción nutritivos puede causar alguna debilidad en la estructura final y eso puede permitir que los dientes se carien más fácilmente.
Casi todos los dientes de leche y algunos de los dientes permanentes se comienzan a formar mientras el niño todavía está en la matriz de la madre. Por eso, la madre necesita buena nutrición, y quizás hasta deba complementar su dieta con vitaminas y minerales para asegurar este crecimiento y desarrollo apropiados, no solo de los dientes, sino también de diversos tejidos del cuerpo.
Después de nacer el niño y comenzar a comer él solo, la influencia de los padres puede y debe ser especialmente bien dirigida. El tiempo en el cual desarrollar hábitos sanos de comer es el de los años más tempranos de la vida.
Se debe incluir en la dieta cotidiana una buena variedad de comestibles básicos, incluso alimentos de los diversos grupos alimenticios: proteínas, hidratos de carbono y grasas. Aunque los alimentos que se comen en diversas partes del mundo difieren mucho, es buena idea que los padres animen a sus hijos a comer frutas y hortalizas frescas. Las frutas y las hortalizas crudas proporcionan una variedad de beneficios que los alimentos refinados y elaborados muchas veces no pueden dar. No solo proporcionan buena nutrición, sino que también estimulan el ejercicio de los dientes y las encías debido a su textura, que requiere que se mastiquen más. Asegúrese de que el niño coma lo que sea bueno para él y no solo las cosas que le gustan.
Hay otros factores que influyen en el desarrollo de buenos dientes, tales como la herencia y la enfermedad. Pero sobre éstos usted tiene poco dominio, y por eso es preciso que dirija sus esfuerzos principalmente a los aspectos donde hayan de lograr el mayor bien. Por supuesto, no hay ninguna dieta universal que mantenga los dientes de su hijo libres de caries durante toda su vida, pero hay ciertos alimentos que son mucho mejores que otros.
Después de brotar los dientes
Hasta ahora hemos considerado principalmente cómo ayudar a su hijo a desarrollar dientes sanos. Al comenzar a brotar el diente en la boca, súbitamente cambia el ambiente de éste. Ahora puede ser atacado por el alimento y las bacterias que forman ácidos; éstos pueden abrirse paso hasta por entre el durísimo esmalte y con el tiempo causar una cavidad. Algunos dientes pueden recibir daño tan grave que tengan que ser removidos.
Hay dos maneras patentes de combatir el efecto perjudicial de estos ataques del ácido: Eliminar a mayor grado los azúcares refinados y limpiar cabalmente los dientes.
Las dietas modernas contienen gran cantidad de azúcares refinados e hidratos de carbono que se fermentan rápidamente, como la sucrosa. Éstos, en combinación con ciertas especies de bacterias, pueden ser muy perjudiciales para la estructura dental. Investigadores de los dientes han llegado a comprender que el comer cantidades excesivas de esos hidratos de carbono acelera el progreso de la caries. Por otra parte, si la ingestión de los alimentos refinados se disminuye o hasta se elimina de la dieta de los niños, igualmente se retarda o hasta se detiene la incidencia de caries.
Algunos niños son mucho más susceptibles a las cavidades que otros. La incidencia de caries difiere extensamente de niño en niño, pero queda en pie el hecho de que gran parte del problema de la caries está enlazado con la ingestión de dulces.
Un programa eficaz para reducir el consumo de los dulces empieza con los padres. Los padres que consumen una cantidad grande de galletas, dulces y bizcochos tendrán dificultad en convencer a su prole de no hacer lo mismo. Los niños desarrollan un apetito por cosas dulces a una edad temprana. Si esos alimentos se tienen en la casa siempre y se pueden obtener fácilmente, entonces el resultado será malos hábitos de comer. Esto no quiere decir que se tenga que eliminar enteramente lo dulce. El limpiarse los dientes apropiadamente después de esos bocadillos también puede ser una manera eficaz de disminuir las cavidades.
Limpieza apropiada
Por lo general a un niño se le puede enseñar a cepillarse los dientes tan temprano como a los dos años de edad y a más tardar a los tres. Por supuesto, la supervisión de los padres es importante. Y es buena idea el que los padres se cepillen los dientes al mismo tiempo y así pongan el ejemplo apropiado. Esto también estimula al niño a mantener el cepillarse los dientes como una parte de su rutina cotidiana de acciones.
Después que el niño ha tenido la oportunidad de hacer su parte, quizás el padre o la madre quiera examinarle de nuevo los dientes para asegurarse de que se haya hecho un trabajo cabal. Las zonas de interés especial a esa edad son la parte superior o superficie mordiente de todas las muelas.
Los lados que dan a la mejilla y a la lengua de esos dientes, cerca de la línea de las encías, con frecuencia son zonas que se carian porque no se cepillan apropiadamente. Se permite que se acumulen partículas de alimento, lo que causa un anillo blanco alrededor de los dientes de esta zona. Aun después de removerse la materia alimenticia, el ácido del alimento y las bacterias pueden dejar un anillo blanco en el esmalte como evidencia de la actividad de la caries. El cepillarse los dientes apropiadamente puede lograr mucho en cuanto a impedir que suceda esto.
Se requiere práctica y mucho esfuerzo para efectuar una limpieza cabal de los dientes con un cepillo de dientes. A los tres años de edad el niño por lo general tiene veinte dientes de leche. Cada uno de estos dientes tiene cinco superficies que hay que limpiar. Eso asciende a cien superficies dentales que necesitan atención. En la dentadura permanente, hay 32 dientes, ó 160 superficies que han de mantenerse limpias. ¡Piense en eso la siguiente vez que coja usted su cepillo de dientes!
Es probable que el cepillarse los dientes sea el método que más extensamente se siga para limpiarse los dientes. El cepillarse de cualquier manera no basta. Hay varios métodos que propugna la profesión dental.a Como declaró el Journal of the American Dental Association de noviembre de 1969: “La eficacia de los procedimientos de la higiene oral es más asunto de técnica y esfuerzo que de los materiales utilizados.” Uno puede mejorar su técnica, así como la cantidad de esfuerzo que hace para limpiarse los dientes, con la práctica.
Cualesquier métodos complementarios para limpiarse los dientes, como el uso de seda o cinta dental, palillos y estimuladores interdentales deben emplearse antes de cepillarse, especialmente si se emplea un dentífrico medicinal. Para lograr el mayor bien, estos agentes limpiadores tienen que llegar a los dientes.
La seda dental probablemente sea más eficaz que cualquier otro método para limpiar entre los dientes. Puesto que se puede halar suavemente entre los dientes, puede desalojar partículas alimenticias y desecho hasta los cuales un cepillo de dientes nunca llegaría. Esto es importante, porque la mayor parte de la caries y la enfermedad periodontal empiezan entre los dientes. Después de limpiarse con seda hay que enjuagarse la boca vigorosamente para quitar las partículas sueltas. Si se sigue este procedimiento con el cepillarse cabalmente los dientes y las encías, la boca se sentirá refrescantemente limpia.
Habrá ocasiones en que uno no tendrá su cepillo de dientes ni su pasta dentífrica. Cuando suceda esto, uno puede usar una toallita limpia, porosa, para efectuar una limpieza de emergencia. El enjuagarse la boca también ayudará a cierto grado cuando no haya disponible otro método.
Caries dental
Las zonas cariadas aparecen como pequeñas zonas de color oscuro en las acanaladuras y hendeduras de las superficies mordientes. También aparecen como zonas de gris oscuro entre los dientes. En estas pequeñas grietas y hendeduras a veces se consolida el alimento y puede ser difícil removerlo. A medida que las bacterias de la boca comienzan a obrar en éste, se produce una sustancia ácida. Este ácido es lo que causa el daño. Por supuesto, se necesitan varios ataques del ácido para que finalmente se abra paso por la superficie exterior del esmalte. Una vez que entra en la estructura dental interior, la dentina, este proceso prosigue mucho más aprisa, ya que la dentina es mucho más blanda.
De modo que el tiempo en que se debe detener el proceso es antes de que empiece, removiendo rápidamente de los dientes las partículas alimenticias, especialmente los hidratos de carbono. Esto significa enseñar a los niños a cepillarse después de los bocadillos así como después de las comidas.
Cepille muy cabalmente cualesquier zonas sospechosas. Si la zona todavía está oscura o descolorida después de cepillarla cuidadosamente, será apropiado ver al dentista. Mientras más pequeña sea la cavidad cuando se descubra, más sencilla será la reparación.
Al llegar su hijo a los tres años de edad es buena ocasión para llevarlo por primera vez al dentista, sea que usted vea cavidades o no. Por lo general para esta edad todos los dientes de leche (veinte) han brotado plenamente en la boca y necesitan atención con regularidad para permanecer sanos.
Cada diente de leche realmente está ocupando el espacio que se necesita para el diente permanente que se está desarrollando en la mandíbula debajo de él. Si se pierde el diente de leche debido a caries u otros factores antes de que esté listo para brotar el diente permanente, entonces los dientes se apiñan. Así, quizás no haya suficiente lugar para el diente permanente.
Se puede evitar mucho trabajo costoso en enderezar los dientes ayudando a sus hijos a conservar todos los dientes de leche por tanto tiempo como se supone que estén allí. Esto también aplica a los dientes permanentes. Si se pierde uno, es prudente reemplazarlo. Por supuesto, uno puede pasarla sin una pieza de repuesto, pero con el tiempo el diente que falta causa otros problemas, como el que los dientes cambien de posición apropiada o de alineación, lo cual hace que el alimento se acumule entre ellos.
Por eso, hay muchos factores envueltos en desarrollar y mantener dientes sanos. Usted puede controlar algunos de estos factores. ¿Por qué no enseña a sus hijos a cuidar apropiadamente sus dientes desde una edad temprana? Más tarde, estarán sumamente agradecidos.
[Nota]
a Para detalles sobre el cepillarse eficazmente vea ¡Despertad! del 22 de enero de 1969, pág. 10.