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  • ¿Está usted obteniendo lo que quiere de la vida?
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¡Despertad! 1971
g71 8/4 págs. 4-6

¿Está usted obteniendo lo que quiere de la vida?

DE TODAS las cosas vivientes terrestres, solo el hombre puede forjar planes. La vegetación sin cerebro, sin vista, no forja planes. Los animales son gobernados por instinto. Si construyen nidos o guaridas para que en ellos nazcan sus hijuelos, eso solo se debe a que el instinto los impele a hacerlo. Únicamente el hombre piensa en serio acerca del futuro, se preocupa por él, trabaja hacia él.

Y solo el hombre tiene propósitos más elevados y más trascendentales que simplemente los de sustentar la vida y procrear. Tiene ideales, metas que trata de hacer que se conviertan en realidades. Las capacidades y la potencialidad del hombre sobrepujan a las de los animales más de mil veces. Para convertir en realidad sus propósitos el hombre necesita tiempo, y es por eso que solo él entre las cosas vivientes de la Tierra está conscientemente interesado en el tiempo. Las tortugas y los árboles no se interesan en los relojes ni en los calendarios.

¿Hasta dónde penetran en el futuro los planes suyos? ¿Qué espera lograr durante su vida? ¿Le parece a usted, personalmente, que sus capacidades están siendo utilizadas a grado cabal o lo estarán alguna vez? ¿Cuántas cosas hay que usted quisiera hacer, que usted cree que pudiera hacer... si tuviera el tiempo necesario?

Quizás a usted le gustaría desarrollar algún talento, en la música, las artes, la literatura o los idiomas, o aprender algo acerca de ebanistería, mecánica, diseño o arquitectura, o entregarse a estudios de historia, biología, astronomía o matemáticas, o emprender el cultivo de ciertas plantas o la cría de animales, aves o peces. O posiblemente le gustaría a usted viajar, ver nuevos países, llegar a conocer gente de muchos lugares, desarrollar nuevas amistades, nuevos puntos de vista. A muchos les gustaría hacer no solo una, sino varias de estas cosas. Sin embargo, debido a que la vida es tan corta, lo que realmente hacen es muy limitado. Sin embargo, el deseo existe. Solo falta el tiempo.

¡Hay tantas razones para desear una vida más larga! No obstante, comúnmente se cree que por naturaleza la capacidad humana para efectuar cosas que valen la pena empieza a terminar después de cierta edad, de modo que una vida más larga es de poco valor o propósito de todas maneras. Pero, ¿es realidad probada el que todas estas cosas: la facultad de aprender, el poder de pensar y el talento creador, tengan que desaparecer gradualmente después de cierto punto? No, la evidencia muestra lo contrario.

A la edad de noventa y nueve años, Tiziano, el famoso pintor, todavía producía espléndidas obras de arte con “incomparable firmeza de pulso.” El juez Holmes del Tribunal Supremo de los EE. UU. comenzó a estudiar griego a los noventa años de edad. A los ochenta y cinco años de edad, el director de orquesta Arturo Toscanini todavía podía aprenderse de memoria la partitura de una ópera completa. ¿Estaban estos hombres “acabados,” “listos para morir” a edad tan avanzada? Si lo estaban, ciertamente no se debía a que ya no pudieran producir lo que les producía gozo a ellos y provecho y placer a otros.

Mostrando la potencialidad que hay en el hombre en cuanto a aprender, Joseph C. Buckley, en The Retirement Handbook, dice: “El descenso en la capacidad de aprender es tan gradual que a los ochenta años todavía tenemos la potencialidad de aprender que teníamos a los doce.”

Apoyan esto los resultados de la investigación de los efectos que tiene la edad en la capacidad mental según el informe que se dio en el artículo “Su mente mejora con la edad,” condensado de The American Weekly e impreso en el Reader’s Digest de enero de 1959. Un grupo de 127 personas que como estudiantes de primer año de universidad habían recibido una prueba de inteligencia en 1919 recibieron la misma prueba más de treinta años después. Sus calificaciones en las pruebas posteriores fueron superiores no solo en las series de preguntas de información general y en juicio práctico, sino también en pruebas que requerían lógica y pensamiento claro. En pruebas de “maestría de concepto,” personas de inteligencia media han seguido obteniendo calificaciones cada vez más altas a través de sus años setenta y ochenta. Un estudio que efectuó la Universidad de Michigan mostró que la memoria y la capacidad para aprender no disminuyen constante y uniformemente con la edad, tal como no disminuye la inteligencia general.

Claramente, pues, los hombres podrían efectuar mucho, mucho más si las debilidades y la enfermedad físicas no estorbaran su facultad de producir, y la muerte no hiciera que ésta cesara tan pronto como lo hace. A menudo la muerte derriba a los hombres precisamente cuando han empezado a desarrollar cierto talento o a obtener discernimiento acerca de un asunto.

Aunque el interés de usted en el logro personal —el desarrollar cierto talento o habilidad— no sea tan grande, ¿qué hay de su interés en otros, en los que usted ama: la familia, los amigos o su prójimo en general? ¿Le parece a usted que habrá hecho todo lo que quisiera para ellos para cuando sus años de vida terminen?

Realmente, ¿quién de nosotros podría escoger voluntariamente la ocasión —el año y el día— en que nos gustaría pasar nuestra hora final con nuestro cónyuge, hijo o hija, o darles el último beso? ¿Podría hacerlo usted? En cuanto a eso, ¿cuándo le gustaría a usted disfrutar junto con ellos por última vez de la frescura de un día de primavera, del calor dorado del verano, de la escarcha del otoño o la belleza calmada del invierno o compartir con ellos su última puesta o salida de sol? Estas no son cosas en que usted quiere pensar, ¿verdad? No si usted realmente ama a su familia y amigos, no si a usted le importan. Porque entonces usted jamás podría considerar con verdadera aprobación la expectativa de que la muerte acabe completamente el privilegio de usted de contribuir a la felicidad de ellos, hacer cosas para ellos, compartir cosas buenas con ellos. ¡Qué excelente, qué deseable sería si la vida de usted con ellos pudiera extenderse mucho más allá de la duración actual!

Interés en el futuro de la humanidad

Usted ha vivido bastante para ver que los cohetes del hombre han llegado a la Luna y los hombres han caminado en su superficie. Sin embargo hoy los hombres no pueden andar en la Tierra en paz, libres de peligro, crimen y violencia. ¿Le gustaría a usted vivir lo suficiente como para ver cambiar esta situación, vivir en un tiempo en que los que lo rodearan fueran decentes, considerados, amorosamente serviciales y estuvieran sinceramente interesados en su prójimo? Ese cambio tiene que venir con el tiempo, pues de otra manera la humanidad cesará de ser, por haber continuado en su presente proceder destructor hasta el grado del suicidio global. Ciertamente este planeta Tierra, con sus muchas provisiones singulares que hacen posible la vida, no existe simplemente para llegar a ser un cementerio a través de la eternidad.

Usted vive en la era del automóvil, del avión de reacción, de las industrias de producción en masa. Pero también vive en la era de las ciudades apiñadas, hasta sofocadas y agonizantes; en la era del smog, de la contaminación del aire, la tierra, los ríos y los océanos. ¿Le gustaría vivir lo suficiente como para ver arroyos, ríos y lagos estar de nuevo resplandecientemente claros, ver campos y bosques recobrar su belleza natural, para inhalar aire fresco, puro, fragante? Eso, también, tiene que llegar, y la proporción actual de contaminación no da lugar a que se demore por mucho más tiempo el volver en la dirección opuesta el abuso de la Tierra... no si es que la humanidad ha de sobrevivir.

Usted vive en la era de los corazones mecánicos, los trasplantes de corazón, las máquinas que sirven como riñón, la era de los antibióticos. Pero la enfermedad continúa, desde jaquecas hasta cáncer y ataques cardíacos. ¿Le gustaría vivir para ver el día en que verdaderamente sea vencida la enfermedad, cuando no solo los “asesinos” principales entre las enfermedades sean eliminados, sino que sea quitada la mismísima fuente del envejecimiento, la decadencia y la muerte del hombre?

De hecho, si usted pudiera vivir con buena salud, en alrededores pacíficos, agradables, teniendo trabajo satisfactorio e interesante que hacer, oportunidades de ensanchar y profundizar su conocimiento y vivir entre personas altruistas e iluminadas, ¿querría usted que terminara la vida?

Como se mostrará, hay razón para creer que los hombres y las mujeres que viven hoy pueden esperar ver estas cosas, que pueden esperar vivir, no solo unos cuantos años más, sino muchas veces más la duración de vida actual de la humanidad. ¿Cómo puede ser esto? ¿Es razonable tal esperanza, en armonía con los hechos conocidos, establecidos científicamente?

[Ilustración de la página 5]

¡Son tantas las cosas que uno quisiera hacer para los que ama! ¡Qué excelente sería el que la vida durara más!

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