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  • ¿Qué sabemos de la duración de la vida humana?
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g71 8/4 págs. 7-10

¿Qué sabemos de la duración de la vida humana?

PARA la mayoría de las personas la duración actual de la vida del hombre sencillamente es un hecho conocido. Les parece que no debería considerarse ni como extraño ni sujeto a cambio. “Siempre ha sido así y siempre será así,” dicen. No alegan saber la causa del envejecimiento y la debilidad y la muerte concomitantes. Pero tienen la seguridad de que nada se puede hacer acerca de ello.

¿Qué opina usted acerca de ello? ¿Ha investigado usted el tema a cierto grado? ¿Ha sido siempre tan corta la vida del hombre? ¿Es realmente inalterable, y es “anticientífico” pensar de otra manera?

¿Sabe usted, por ejemplo, que los científicos médicos todavía están muy inseguros en cuanto a por qué envejecen y mueren los hombres? El libro Science Year de 1967 dice que, en una reunión de cuatro días de gerontólogos (especialistas en el estudio del envejecimiento), se convino en que “el proceso del envejecimiento todavía es en gran parte un misterio. ‘No tenemos la idea más leve de lo que causa el envejecimiento,’ dijo el Dr. Nathan W. Shock, del Hospital de la Ciudad de Baltimore, Baltimore, Md.”

Esto no quiere decir que no haya teorías acerca del envejecimiento. Hay muchas. La mayoría de ellas tienen que ver con muerte de células. Según las teorías más comunes, durante los años de desarrollo el cuerpo produce más células que las que mueren. En una persona adulta se calcula que cada minuto mueren unos tres mil millones de células y, en el mismo tiempo, se reemplazan... casi. Hay evidencia de que se desarrolla un desequilibrio entre la muerte de células viejas y la formación de células nuevas. Se cree que la disminución en la producción de células causa la deterioración del cuerpo —pérdida de elasticidad muscular, reacciones retardadas, sentidos debilitados, fragilidad de los huesos, arrugas y, lo más serio, el deterioro de las funciones orgánicas— que conocemos como envejecimiento.

Así, un artículo de Science Digest de febrero de 1969 informa: “Las fallas colectivas de las células se presentan como síntomas de las enfermedades degenerativas y los estragos de la edad, según el Dr. Howard J. Curtis, del Laboratorio Nacional de Brookhaven, en Upton, L.I.”

¿Cuándo principia el envejecimiento? Después de diez años de investigación, el Dr. Shock cree, según se le cita en el mismo artículo, que “el envejecimiento principia cuando se detiene el desarrollo,” es decir, aproximadamente de los dieciocho a los veinte años de edad. ¿Entonces qué? Continúa diciendo el artículo: “Entonces casi todas las funciones comienzan a decaer lentamente. A los 30, comienzan a deteriorarse a una velocidad más rápida pero todavía modesta que permanece constante hasta la muerte. En lenguaje llano, a los veinte años de edad pasamos la cumbre, y después de los 30 el descenso se empina más.” El Dr. Shock igualmente cree que la causa es la muerte de células.

El problema es que los científicos todavía no saben precisamente por qué es que las células humanas, después de un período de años, dejan de reproducir su género y así mantener el abastecimiento que necesita el cuerpo.

Algunas personas, como sabemos, sí viven cien años o más en la actualidad. En tiempos modernos, la más larga edad al morir que por lo general se acepta como auténtica, según la Encyclopædia Britannica (edición de 1968, artículo sobre la duración de la vida humana), es la de Pierre Joubert, que nació el 15 de julio de 1701 y murió el 16 de noviembre de 1814, a la edad de 113 años y 124 días.

¿Cree usted que ésa sea la edad máxima que una persona podría vivir? La Biblia, por ejemplo, declara que “Moisés tenía ciento veinte años de edad al morir. Su ojo no se había oscurecido, y su fuerza vital no había huido.” (Deu. 34:7) Quizás usted acepte esto también como posible, puesto que la diferencia solo es de unos seis años y dos tercios.

¿Qué hay, entonces, del antepasado de Moisés, Abrahán, que, según el Registro Bíblico, vivió “ciento setenta y cinco años” antes de morir? (Gén. 25:7, 8) ¿Y qué hay del antepasado de Abrahán, Sem, del que se informa en Génesis 11:10, 11 que vivió seiscientos años, o su bisabuelo Matusalén, cuyos días antes del diluvio global “ascendieron a novecientos sesenta y nueve años, y murió”? (Gén. 5:25-27) ¿Establecería usted un límite en alguna parte entre algunos de estos hombres y consideraría las otras edades como “anticientíficas” o “irrazonables”?

Antes de contestar, considere esto:

En el artículo que se mencionó antes, la Encyclopædia Britannica, 1968, muestra que el promedio de años que los hombres viven ahora y el número de años que un hombre podría vivir son dos cosas diferentes. ¿Cuánto podría vivir un hombre? La Encyclopædia dice que la duración de vida posible para los hombres es “un número teórico cuyo valor exacto no se puede determinar por el conocimiento que existe. Probablemente haya una duración máxima de vida para la raza humana, pero hasta que se descubra alguna propiedad del protoplasma que circunscriba definitivamente la duración posible de la vida humana, la duración exacta del lapso de vida del hombre permanecerá sin saberse.”

¿Le parece sorprendente eso? Continuando, el artículo dice: “De momento esta declaración parece irracional. Ciertamente ningún ser humano puede vivir 1.000 años. Aunque todo el mundo concuerde en que sea infinitesimal la probabilidad de que un individuo viva 1.000 años, no hay prueba científica de que esta declaración sea, o no sea, cierta.”

La gente, pues, quizás rechace la posibilidad de la edad de Matusalén, hasta quizás bromee en cuanto a ella. Pero no puede hacerlo con base verdaderamente científica, pues se reconoce que la ciencia genuina no conoce ningún límite cierto o absoluto para la vida humana.

¿Qué edad establecería usted como la máxima que podría vivir el hombre? Supongamos que usted estableciera el máximo positivo en 120 años. ¿Rehusaría usted inflexiblemente entonces creer que un hombre podría vivir 120 años y un minuto? Y si usted está dispuesto a aceptar la extensión de un minuto, entonces ¿por qué no 120 años y un día... o una semana, un mes, un año, etc.?

El Dr. Harold F. Dorn, que sirvió en la División de Investigación de Biometría del Instituto Nacional del Corazón como jefe durante 1960 a 1963, usó casi la misma ilustración en el artículo sobre la duración de la vida humana en la obra de consulta que se menciona. Tomando en cuenta la evidencia que se presentaba, su conclusión es: “En consecuencia, basándonos en el conocimiento existente sobre la longevidad, no se puede dar una cifra exacta para la duración de la vida humana.”

¿Qué esperanza, entonces, ofrecen para el futuro los científicos e investigadores médicos de la longevidad? ¿Esperan que pronto el hombre sea rival de la tortuga pasando la marca de cien años? ¿Ofrecen alguna esperanza verdadera de que usted disfrute de una vida prolongada?

Dice Science Year de 1967: “Los optimistas del campo de la medicina están esperando con deleite el siglo 21 cuando puedan resolverse muchos problemas del día actual. Sin embargo, la mayoría de los especialistas duda que la vida media se prolongue mucho más allá de los setenta años proverbiales.”

Es verdad que de vez en cuando en periódicos o revistas se hacen pronósticos algo sensacionales de que algunos científicos esperan grandes adelantos. Pero no hay ninguna evidencia sólida de algún progreso hacia una extensión dramática de la duración de la vida humana de tales fuentes. Como lo expresó la revista Scientific American de marzo de 1968:

“Aunque las causas principales de la muerte en la vejez —enfermedades del corazón, apoplejía y cáncer— se eliminaran, la expectativa de vida media no sería extendida por mucho más de 10 años. Entonces sería aproximadamente de 80 años en vez de la expectativa de unos 70 años que ahora predomina en los países adelantados.”

¿Significa eso que no hay verdadera esperanza para vida más larga? ¿qué las generaciones de los hombres y las mujeres seguirán muriendo mientras que las hayas, los robles y las secoyas seguirán viviendo? ¿Hay alguna fuente de información que suministre base para creer algo diferente de eso?

La hay. Y es una fuente que no solo especifica la causa fundamental del envejecimiento y la muerte, sino que también muestra cómo la vida humana puede sobrepujar y sobrepujará la de cualesquier plantas y animales vivientes de la Tierra. Es la misma fuente que suministra la cifra “proverbial” de la expectativa de vida del hombre a la que se refieren los científicos. Es la Biblia, la cual dice en el Salmo 90:10: “En sí mismos los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo en lo que insisten es en penoso afán y cosas perjudiciales; porque tiene que pasar rápidamente, y volamos.”

Usted quizás diga: “Pero eso simplemente confirma lo corta que es la vida del hombre.” Es verdad que ese salmo escrito hace miles de años muestra que el cuadro no ha cambiado mucho en lo que toca a la expectativa de la vida humana. Pero no dice que así siempre ha sucedido, que los hombres nunca tuvieron una expectativa de vida de más de setenta u ochenta años, o que jamás la tendrán. De hecho, es la Biblia el libro que da el registro de nueve hombres que vivieron antes del diluvio global del día de Noé, el cual registro muestra una vida media de 847 años.—Gén. 5:1-31.

Los científicos en general reconocen su ‘perplejidad’ en cuanto a por qué envejece el hombre. La Biblia lo explica en términos sencillos. Muestra que el hombre envejece y muere debido al pecado y la imperfección heredados que le transmitieron sus primeros padres, Adán y Eva. Por esta razón el apóstol Pablo escribió: “Por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.”—Rom. 5:12.

El Creador del Hombre diseñó al hombre para que su vida dependiera de ciertas cosas. Tenía que inhalar aire, beber agua, comer alimento. Sin éstas, el hombre moriría. Pero no eran solo estas cosas materiales lo que estaba envuelto en esto. La vida del hombre también dependía de su relación correcta con su Creador. El Hijo de Dios citó de las Escrituras Hebreas al decir: “No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová.” (Mat. 4:4) El primer hombre tuvo la ley explícita de Dios, pero la violó y así deterioró la relación de la humanidad con Dios. Esta acción incorrecta resultó en imperfección, y la imperfección acarreó con el tiempo la muerte. Cuando la primera pareja empezó a procrear, la ley de la herencia hizo que su prole heredara su naturaleza pecaminosa y la imperfección resultante.—Sal. 51:5.

Los científicos reconocen que no pueden establecer ‘científicamente’ ningún límite determinado a la posible duración máxima de vida para los humanos. La Biblia muestra que la duración originalmente era ilimitada, que Dios le informó a la primera pareja humana que mientras obedecieran no morirían. (Gén. 2:16, 17) Fue el quebrantar su relación correcta con Dios por medio de la desobediencia lo que acarreó enfermedad, sufrimiento, envejecimiento y muerte a toda la humanidad, incluso a nosotros. Desde aquel tiempo en adelante la humanidad se ha debilitado constantemente y la duración de la vida se ha reducido de un promedio de centenares de años antes del Diluvio a la duración actual.

La explicación de la Biblia significa que sin pecado el hombre no experimentaría el proceso del envejecimiento, no se debilitaría ni sufriría enfermedad mortífera. Por lo tanto la remoción del pecado y la restauración de las relaciones correctas con Dios resultaría en vida interminable. De hecho, la Biblia ofrece precisamente eso, la “esperanza de la vida eterna que Dios, que no puede mentir, prometió antes de tiempos de larga duración,” como escribió el apóstol Pablo en Tito 1:2. Jesucristo cuando estuvo en la Tierra dijo: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.” (Juan 10:10) No restringió esa esperanza de vida abundante al cielo, pues enseñó a sus seguidores a orar de este modo a su Padre: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”—Mat. 6:10.

¿Le parece irreal a usted esta expectativa de vida interminable en la Tierra? Sin embargo dentro de su propio cuerpo usted tiene evidencia de que los humanos fueron hechos para vivir sin sufrir el proceso del envejecimiento y la muerte. Considere ahora esa evidencia y vea cómo esto añade confirmación a lo razonable que es la esperanza que ofrece la Biblia.

[Ilustración de la página 9]

Los científicos en general reconocen que no saben por qué envejece el hombre; la Biblia lo explica en términos sencillos

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