BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g71 22/1 pág. 15
  • El reloj de las abejas

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • El reloj de las abejas
  • ¡Despertad! 1971
  • Información relacionada
  • Abeja
    Ayuda para entender la Biblia
  • Conozca a las abejas sin aguijón de Australia
    ¡Despertad! 2000
  • Abeja
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
  • La apicultura deja un sabor “dulce”
    ¡Despertad! 1997
Ver más
¡Despertad! 1971
g71 22/1 pág. 15

El reloj de las abejas

HACE aproximadamente sesenta y cinco años el fisiólogo suizo Auguste Forel estaba desayunando con su familia en la terraza de su jardín. Algunas abejas descubrieron la miel y la mermelada que había en la mesa. Cada mañana después las abejas vinieron a probarlas a la misma hora y en mayores números. Por fin no se hizo posible desayunar en la terraza y la familia se mudó al interior.

A la mañana siguiente Forel miró por la ventana y se sorprendió al ver que las abejas habían regresado a la mesa de la terraza al tiempo acostumbrado. ¡Pero en la mesa no había nada que las atrajera! Entonces Forel llevó a cabo algunos experimentos que confirmaron el hecho de que “las abejas recordaban las horas en las que por regla general habían hallado dulce.”

Más tarde, otro científico observó que las abejas trabajaban en los campos de alforfón en las horas matutinas durante las cuales las flores del alforfón secretaban néctar. Pero las abejas no visitaban los campos por la tarde. Sin embargo, a la mañana siguiente regresaban a la misma hora. Obviamente, las abejas aprendían en qué tiempo estas flores secretaban néctar y venían cuando tendrían buena recolección.

Desde 1929 los investigadores han estado tratando de determinar cómo la industriosa abeja puede medir el tiempo. En la década de los cincuenta el Instituto Zoológico de Munich, Alemania, estableció por un experimento que las abejas saben el tiempo por un reloj interno que está gobernado por su propio organismo.

En París, Francia, unas abejas fueron entrenadas, bajo condiciones de luz y temperatura constantes, a encontrar agua azucarada en un plato a aproximadamente las 8:15 de la noche. Entonces cierta noche, después de haberse alimentado las abejas fueron llevadas por avión a la ciudad de Nueva York y alojadas bajo las mismas condiciones. Debido a la diferencia de cinco horas en el tiempo, cuando en París son las 8:15 de la noche en Nueva York son las 3:15 de la tarde. De modo que, ¿saldrían las abejas para alimentarse a las 8:15 de la noche según el tiempo de Nueva York? Sí lo hacían, eso indicaría que las abejas tenían un sentido del tiempo que estaba determinado por algo fuera de su cuerpo. ¿O saldrían las abejas para alimentarse a las 3:15 de la tarde según el tiempo de Nueva York? Si así sucedía, eso sería fuerte evidencia de que las abejas tenían un reloj interno que mantenía un ritmo de veinticuatro horas y que operaba independientemente del ambiente. Las abejas salieron para alimentarse aproximadamente a las 3:15 de la tarde. Realmente tienen un reloj interno.

Más tarde se llevó a cabo otro experimento, pero esta vez en un ambiente natural. Los resultados demostraron que el cambio de la noche al día, que varía durante el año, ejerce también influencia en la medición del tiempo por las abejas.

¿Tiene algún propósito el reloj de las abejas? La revista Natural History contesta: “Aunque algunas plantas, como el alforfón, secretan néctar solo por la mañana, ciertamente hay otras que secretan néctar durante el mediodía o por la tarde. Es verdad que las abejas ciertamente podrían recoger néctar sin su sentido del tiempo. Pero con él, sus actividades diarias se hacen más fáciles y son más racionales. . . .

“Las abejas recolectoras, que han estado explotando una fuente de néctar por horas, no la abandonan inmediatamente cuando se agota temporalmente. Aprovechan el período de descanso y se retiran a un rincón tranquilo de la colmena. . . . Solo cuando se acerca la hora en la que ‘sus’ flores secretan néctar reanudan su recolección. Sería una pérdida de miel y energía el que tuvieran que efectuar vuelo de reconocimiento cada veinte minutos más o menos para asegurarse de llegar a la mismísima hora en que fluyera de nuevo la fuente.

“Aun así, todavía se podría prescindir del sentido del tiempo de las abejas, si no fuera porque ese sentido es absolutamente necesario para que las abejas se orienten en el espacio... para lo cual utilizan el Sol como brújula. La brújula solar . . . puede funcionar solo si se considera la hora del día. Y, finalmente, cuando la abeja recolectora regresa a la colmena procedente de un vuelo de reconocimiento para localizar néctar, la dirección y la distancia de la fuente se comunica a otras obreras por medio de un baile. Para la ejecución y comprensión correctas de este baile, un sentido del tiempo que obre con exactitud también es un requisito absoluto.”

El que la humilde abeja pueda medir el tiempo, por supuesto, es una habilidad gobernada por instinto. Y esta habilidad da testimonio de que fue diseñada por el Creador.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir