Se puede vivir con menos
“¿CÓMO podemos vivir?” Esa es la preocupación de muchos al ver que se está encogiendo el poder adquisitivo de su dólar, franco, marco o peso. Esa también es la preocupación de los muchos que afrontan problemas de empleo debido a los retrocesos económicos que acontecen en diversas partes del mundo. Algunos han tenido que contentarse con trabajos menos remunerados. Otros tienen períodos temporales de desempleo. En el caso de otros su semana de trabajo ha sido acortada. Muchos otros están sin empleo alguno.
Como resultado de esta situación, muchísimas personas han tenido que aprender a vivir con menos. La más grande ayuda en este asunto quizás sea conseguir la actitud mental correcta en cuanto a su cambio de circunstancias. El consejo de la Biblia es sumamente adecuado: ‘Es un medio de gran ganancia, esta devoción piadosa junto con contentamiento. Porque nada hemos traído al mundo, y tampoco podemos llevarnos cosa alguna. Teniendo, pues, alimento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas.’—1 Tim. 6:6-8.
Provechoso también para vivir con menos es que uno no se preocupe indebidamente por lo que piensen sus vecinos. Es verdad que quizás los vecinos noten que usted ha adoptado un modo de vivir más modesto, pero mientras más pronto se libre de esta forma de esclavitud (preocuparse por lo que piensen sus vecinos), mejor será para usted. Los vecinos tienen sus opiniones, pero no le ayudan a pagar las cuentas. El librarse de ese temor también le ayudará a contentarse más prestamente con vivir con menos. Como advierte la Biblia, el temor de lo que piensa la gente realmente es un lazo.—Pro. 29:25.
Otra gran ayuda es aprender a ser más práctico en toda ocasión. La vanidad y el sentimentalismo a menudo hacen que la gente no ejerza su mejor juicio. Pero cuando uno tiene que pasarlo con menos no puede permitir que lujos como el sentimentalismo o la vanidad lo hagan imprudente. Tampoco puede uno permitir que el impulso o los antojos dicten sus compras. Adopte un enfoque comercial perspicaz al gastar su dinero.
Hay el asunto del alimento
Puesto que para la mayoría de la gente que tiene ingresos modestos lo que más cuesta es el alimento, bien valdría la pena aprender a vivir con menos en este sentido. Tenga presente que comemos para vivir; no debemos vivir para comer.
Los especialistas en nutrición están de acuerdo en todo respecto en que la mayoría de la gente en los países occidentales come demasiado. La moderación en el comer ciertamente afectaría la economía de una familia. También es buena economía comerse todas las sobras en vez de tirarlas. Otra ayuda es acostumbrarse a los alimentos sencillos. Estos ayudan a uno a no comer en demasía, cuestan menos y le resultan mejor. Por ejemplo, las papas o patatas horneadas están entre los mejores alimentos que se pueden comer y superan a las papas fritas en los tres puntos... hay menos probabilidad de que uno coma en demasía, son más saludables y también son más económicas.
También hay la sabiduría de contentarse uno con adquirir ciertos alimentos cuando es su temporada o cuando especialmente se venden a bajo precio. Por ejemplo, los plátanos a veces se venden a una fracción de su costo regular. A principios de temporada los espárragos cuestan de dos a tres veces lo que cuestan más tarde. ¿Por qué no esperar hasta que baje el precio?
Dos artículos costosos son la mantequilla y la carne. Según algunas autoridades, la margarina hecha enteramente de grasas no saturadas, como aceite de maíz, es mucho mejor para uno que la mantequilla, y cuesta mucho menos. ¿Qué hay de la carne? Uno puede beneficiar tanto su salud como su bolsillo dejando que platillos de derivados de la leche, huevos, leguminosas y el pescado reemplacen, por lo menos en parte, la carne en su mesa. La leche en las ciudades grandes continúa aumentando de precio. ¿Por qué no aprender a usar leche en polvo? Con esto se puede efectuar un ahorro considerable.
En cuanto a los almidones y los azúcares... en el caso de éstos también uno pudiera beneficiar su condición financiera y física. Use con frecuencia arroz no refinado, cebada (en sopas) y avena al estilo antiguo. Y, ¿es realmente necesario tener postres todos los días? ¡El tener menos puede ser bueno para su bolsillo y a menudo también para su salud y figura!
Ahorrando en la ropa
También hay el asunto de ahorrar en la ropa. No es económico el tratar de mantenerse paso a paso con la moda. El propósito de los creadores de la moda es hacer que la gente esté comprando ropa siempre. Una regla consagrada por el tiempo es: “No sea el primero en adoptar lo nuevo ni el último en abandonar lo viejo.”
En esto también la actitud mental de uno tendrá mucho que ver con lo bien que uno podrá vivir con menos. Pertinente es el consejo de Jesucristo de que no debemos inquietarnos indebidamente en cuanto a nuestra ropa.—Mat. 6:28-30.
Puede gastarse menos en la ropa si el ama de casa sabe cortar y coser su propia ropa así como la de sus hijos, o si aprende a hacerlo, y si entrena a sus hijas en las mismas habilidades. ¡Hay esposas que hasta cosen los trajes de sus esposos!
Muy práctico desde un punto de vista económico es el consejo que da el apóstol Pablo en cuanto a la ropa. Aconseja que las mujeres deben vestir modestamente. Y en el mismo sentido el apóstol Pedro dice que las esposas deben estar más interesadas en “la vestidura incorruptible del espíritu tranquilo y apacible” que en la ropa de moda, joyas llamativas y peinados o pelucas elegantes. De hecho, se pudiera decir que mientras más atención se preste al adorno interior, menos importante parecerá el adorno exterior.—1 Tim. 2:9, 10; 1 Ped. 3:1-6.
Otras maneras de gastar menos
Entre las cosas que más ayudan a vivir con menos está el llevar un registro de sus gastos. Muchas veces es el gastar descuidadamente muchas cantidades pequeñas lo que causa estragos en los esfuerzos de uno por vivir con arreglo a sus ingresos reducidos. Quizás esto resulte un verdadero desafío, pero si usted o su familia verdaderamente trata de llevar un registro de todas las compras efectuadas durante un mes, el hacerlo pudiera resultar tanto revelador como muy provechoso para eliminar gastos innecesarios.
¿De qué manera? Por darle una idea exacta de adónde va a dar su dinero y mostrarle exactamente dónde sería mejor efectuar ahorros. Quizás usted quisiera comparar su presupuesto con el que informó la agencia gubernamental estadounidense sobre las personas de pocos ingresos, a saber, 35 por ciento para alimento, 25 por ciento para alojamiento, 15 por ciento para ropa y el restante 25 por ciento para transporte, salud, recreación, caridad y religión.
Los muebles son otro campo más en el cual se puede vivir con menos. Ejerza cuidado para conservar bien reparado y con buena apariencia lo que tenga. Por ejemplo, las marcas o rayas se pueden cubrir de varias maneras, como frotándolas con la pulpa de la nuez de nogal. Y cuando necesite muebles, muebles usados a menudo sirven tan bien o aun mejor que algo nuevo. A veces se pueden hallar gangas en las columnas clasificadas del periódico. La ciudad de Nueva York tiene dos semanarios, Buy-Lines y The Selling Post, que solo constan de anuncios clasificados de cosas que se ofrecen en venta, como muebles, autos, aparatos de TV o instrumentos musicales.
Otra manera de economizar es vigilar las cuentas del teléfono. Especialmente a los adolescentes les gusta conversar mucho por teléfono. ¡Eso aumenta rápidamente la cuenta! Las llamadas de larga distancia también son un lujo del cual se querría participar rara vez si se desea economizar. Parece que no hay razón para que una familia que tiene ingresos de término medio tenga cuentas telefónicas mensuales de casi 100 dólares o más; no obstante, algunas las tienen.
El prescindir de ciertas cosas hasta poderlas pagar en efectivo es otra manera importante de ahorrar. Esto no solo ahorra cargos de intereses, sino que puede hacer que uno obtenga una rebaja de precio por pagar en efectivo en vez de pedir crédito.
Las tarjetas de crédito y las cuentas corrientes pueden ser una verdadera amenaza a su economía. Es un hecho bien conocido que la gente gasta más cuando usa estas comodidades que cuando paga en efectivo. Cuando el esposo o la esposa se inclina a efectuar compras por impulso o por sentimentalismo, es bueno que antes de salir de compras se haga una lista cuidadosamente meditada, y no se lleve más dinero del que realmente se necesita. En algunos hogares quizás hasta el esposo y la esposa decidan ir juntos de compras, puesto que dos cabezas son mejores que una cuando se hacen compras.
También hay el asunto de usar sentido común cuando uno comienza a sentirse enfermo. A menudo el simplemente obtener más descanso y reducir la cantidad de alimento que se ingiere le ayuda a uno a superar la dificultad. Pero la persona que corre a ver al doctor ante todo mal secundario que lo aqueja mantiene débil tanto su cuerpo como su bolsillo.
¿Hay todavía otras maneras de vivir con menos? Sí, cuando se trata de entretenimiento y vacaciones. Hay muchas clases de entretenimiento, descanso o recreación que cuestan comparativamente poco, si acaso algo, como una visita al parque, el jardín zoológico o un museo. En tiempos pasados, las familias solían disfrutar de las noches en que todos los miembros participaban en juegos, cantaban, tocaban instrumentos musicales. ¡Cuánto mejor ser participantes en la recreación sana más bien que simplemente espectadores!
No hay que abordar este problema de la economía con tristeza u horror. Más bien, afróntelo con sentido de buen humor. Considérelo como un juego, como un desafío que es remunerador de muchísimas maneras. El evitar que el dinero se escurra de la bolsa en lo frívolo, lo trivial, lo no esencial, le dejará más para gastarlo en las cosas esenciales, en las que traen verdaderos beneficios a su casa.