¿Qué se puede hacer con el alto costo de los alimentos?
“¿CÓMO puedo alimentar a mi familia estos precios?” Esta es la pregunta que hacen millones de amas de casa. Hay dos principios básicos que son útiles en muchos casos: (1) Asegúrese de que su dinero está pagando por el alimento, no por la publicidad o la “comodidad.” (2) Compre por el valor nutritivo, no solo por deseo o apariencia.
Con estos principios en mente, considere lo que sucede cuando va de compras.
Al mirar la tentadora exhibición de alimentos congelados, ¿qué es lo que ve? Entre otras cosas, hay costosas hortalizas y “cenas de TV” presazonadas y premezcladas. Sobre los estantes de cereales uno ve los crujientes cereales preazucarados, a los cuales ya se han agregado las frutas, que tanto piden los niños. También hay “preparados” con salsa para hacer platos con arroz o fideos. Hallará mantequilla batida, arroz precocido y convenientes “porciones individuales” de sopa, cereal o budín. Todas estas cosas implican “extras.” Al comprarlas, no es solo el alimento lo que está comprando. Como dice un análisis de la Prensa Asociada: “Cada vez que . . . el consumidor pide que otra persona haga por él lo que él bien pudiera hacer por sí mismo, eso cuesta.” Por lo tanto, ¿le convienen estos alimentos? No si quiere ahorrar.
Si desea ahorrar en sus cuentas, compre la mayoría de los alimentos en su estado más simple. Si tiene un horario muy ocupado, quizás ciertos alimentos preparados sean valiosos. Pero asegúrese de que valen el tiempo que ahorran.
En la sección de bebidas hay una variedad de bebidas refrescantes. Al comprarlas, ¿qué obtiene? ¿No es mayormente simple agua? ¡Es asombroso lo que uno puede pagar por una botella de agua después que se le ha agregado azúcar, y un poco de sabor y color! ¿Por qué no compra una mezcla en polvos o un jarabe y le añade usted mismo el agua y el azúcar?
Al hacer compras, uno tiene que decidir que marca comprar. Si acostumbra decidirse por la que siempre oye anunciar, parte de su dinero ayudará a pagar por el anuncio. Por ejemplo, ¿sabe usted que en el caso de los cereales secos, la quinta parte del precio, como promedio, paga por la publicidad? Si quiere economizar, ¿por qué no prueba las marcas sin publicidad locales o las de la “tienda,” si están disponibles? Probablemente pagará menos. ¿Sabe usted que frecuentemente estas marcas son preparadas por los mismos fabricantes?
¿Halla que, al comprar, frecuentemente escoge los paquetes pequeños porque el precio es menor? Lo más probable es que esté pagando más por medida que si comprara el tamaño más grande. Por lo general el volumen significa economía; así es que, en la mayoría de los casos es en su favor el comprar el tamaño más grande para el cual tenga lugar, especialmente en artículos de consumo corriente que se conservan. No obstante, primero, es conveniente verificar el peso que indica la caja para estar seguro de que verdaderamente es un ahorro. La envoltura puede ser engañosa. El recipiente de un fabricante tal vez parezca más grande, pero puede contener menos que el de otro.
¿Ha dicho usted alguna vez: “Uno obtiene lo que paga”? Por otra parte, ¿sabe que algunos alimentos de bajo precio son más nutritivos que los de precio alto?
Por lo general las autoridades concuerdan en que para la buena salud se necesitan alimentos de cuatro grupos básicos: (1) Carne, que incluye aves de corral y pescado, así como huevos, guisantes secos y habichuelas; (2) frutas y hortalizas; (3) leche y productos lácteos; (4) pan y cereales. Uno puede ahorrar usando los alimentos más económicos de cada grupo.
¿Se siente inclinado a pensar que un biftec de primera es mejor para su familia que una tajada más barata? ¡Es interesante el hecho de que, las tajadas y las categorías de las carnes, la categoría de los alimentos envasados, huevos, mantequilla, frutas, y hortalizas casi no tienen nada que ver con el valor alimenticio de éstos! Por lo tanto es prudente usar los artículos más económicos que les sean convenientes. Cuando haga planes para servir carne, ¿por qué no prueba la de categoría inferior y las tajadas más baratas, como la carne entre el pescuezo y la espaldilla y trozos para guisado? Un buen libro de cocina le puede decir cómo servirla de manera atrayente. Recuerde, el valor alimenticio es exactamente el mismo que en las tajadas más costosas.
Otro punto para considerar: ¿Cree usted que sus menúes siempre deben incluir carne como plato principal? ¡Los hunza, un pueblo de gran longevidad en los Himalaya rara vez comen carne y varios de ellos han vivido mucho más de cien años! Así es que, las proteínas necesarias en su régimen deben venir de otras fuentes. ¿Qué comen? Leguminosas secas (guisantes, habichuelas y lentejas), también leche y productos lácteos como el queso. Y, ¿se da cuenta de que estos alimentos no disminuyen de volumen al cocinarlos, como lo hace la carne?
Hallará que las proteínas de los frijoles quizás cuesten tan poco como una décima parte de las de la carne. Las proteínas del queso pueden costar una quinta parte, y las de la leche y los huevos cuestan un tercio de lo que pagaría si comprara carne. Pero cuando prepare una olla de lentejas o habichuelas en vez de carne, recuerde que por lo general las proteínas de origen vegetal (con excepción de la soja) son “incompletas,” pues no contienen todos los aminoácidos necesarios. Su cuerpo usa mejor las proteínas cuando todos estos ácidos están presentes, así es que incluya un vaso de leche o queso cuando sirva habichuelas.
A muchos les gusta la comodidad de sencillamente verter el cereal seco en un plato, ¿pero sabe el lector que por lo general uno paga de dos a cuatro veces más que si cocina y sirve la harina de avena? Lo que es más, el cereal que solamente se cocina por lo general tiene más proteínas y vitaminas.
En la mayoría de las tiendas las patatas fritas a la inglesa, los bizcochos salados, las cebollas fritas y otros “bocadillos” se venden bien. Si eso es lo que compra, ¿qué es lo que en realidad está obteniendo? ¿Es verdadero alimento para su familia? El hecho es que está pagando un precio muy alto por muy poco valor alimenticio. Sería más bondadoso de su parte si les suministrara queso o frutas y hortalizas de la temporada como bocadillos.
¿Es la leche un artículo grande en su presupuesto? Si usa leche en polvo descremada, podría reducir casi a la mitad el costo de la leche, sin perder en valor nutritivo. ¿Dice usted: “A la familia no le gusta su sabor”? ¿Ha probado mezclarla por partes iguales con leche fresca y dejarla asentarse por una noche, o mezclarla un 50 por ciento más fuerte de lo que se indica?
Al ir de compras, ¿lleva consigo una lista de compras? Puede ahorrar si se apega a ella. Es muy probable que así compre lo que necesita en vez de dejarse llevar por el impulso. Al preparar su lista, tenga en cuenta las “ofertas especiales” que se anuncian. Si se aprovecha cabalmente de ellas, es posible que ahorre hasta el 20 por ciento en sus gastos de alimentos, como promedio, aunque tal vez tenga que ir a dos o tres mercados para conseguir las mejores compras.
En muchas tiendas hay precios reducidos para el pan y las pastelerías del día anterior. Estos artículos son muy buenos si los calienta antes de servirlos.
Las fresas quizás se vean muy buenas, aun en invierno, pero estarán mucho más al alcance de su presupuesto cuando estén en temporada, lo cual es cierto de todas las frutas y hortalizas. Además, ¿por qué no trata de comprar estos productos al fin de la semana o cuando su apariencia empieza a deteriorarse? Entonces quizás estén marcados con el fin de venderlos rápidamente.
Es posible que uno halle que el precio de las hortalizas frescas todavía está más allá de su alcance. En ese caso quizás desee tratar de cultivarlas por sí mismo. En una pequeña huerta de unos tres metros por cuatro metros y medio puede sembrar una variedad de hortalizas por más o menos tres dólares y puede ahorrarse anualmente más de 100 dólares en productos agrícolas. Hasta en apartamientos de la ciudad, un antepecho de ventana o un techo soleado pueden ofrecer espacio para unas cuantas plantas. Si uno es un principiante, debe asegurarse de conseguir alguna información en cuanto a “cómo se hace” de alguien que sabe o de su biblioteca local o de las oficinas de información gubernamentales.
Hay otra sugerencia que tal vez quiera considerar: La revista Time del 18 de diciembre de 1972, declaró: “La verdad escueta es que los norteamericanos comen demasiado.” Los estudios han mostrado que el mantener a los hijos delgados, más bien que regordetes, es provechoso para la salud. Así es que, probablemente el acceder a los deseos por alimentos con muchas calorías y poco valor nutritivo, no sería ningún favor para su familia.
Considérelo un desafío remunerador el proveer a su familia comidas saludables y sabrosas, y no obstante económicas. Si lo hace será más feliz y saludable.