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  • Se puede comer bien por menos
  • ¡Despertad! 1971
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¡Despertad! 1971
g71 8/1 págs. 13-16

Se puede comer bien por menos

“COMO están los precios hoy, simplemente no sé ya qué dar de comer a mi familia.” ¿Le suenan conocidas esas palabras? ¿Son eco de sus sentimientos? Muchas amas de casa han descubierto que ya no pueden comprar alimentos que compraban antes sin salirse de su presupuesto. La razón es que por todo el mundo ha habido gran alza en el precio de los alimentos en la última década. Y en los Estados Unidos más de la tercera parte del aumento entre 1964 y 1968 se debió a un alza de 15 por ciento en el precio de la carne, las aves de corral y el pescado.

A muchas personas les parece cada vez más difícil pasarla con lo que tienen. La situación actual del consumidor norteamericano ha recibido mucha atención y son muchas las medidas que se proponen para detener el alza en los precios de los alimentos. A pesar de varios pasos que se han dado en niveles federales o locales para proteger los intereses del consumidor, finalmente queda del ama de casa de término medio lograr ahorros por sí misma. Ella sabe exactamente en qué alimentos puede gastar menos sin poner en peligro la salud de la familia. Para alcanzar esta meta tiene que saber cuáles alimentos son esenciales para su salud y de cuáles puede prescindir.

Los requisitos básicos para la nutrición adecuada se pueden dividir más o menos en cuatro grupos:

(1) Carnes y sustitutos de carne, lo que abarca huevos, queso, nueces, soyas, etc.

(2) Pan, harina y varios cereales (granos).

(3) Leche y productos lácteos.

(4) Frutas y hortalizas en la mayor variedad posible.

Para aquellos a quienes no les agrada beber los dos a tres vasos de leche al día que se recomiendan para los adultos y los de tres a cuatro vasos que se recomiendan para los niños, ésta se puede usar en otras formas. Los expertos en nutrición recomiendan que las amas de casa planeen sus comidas en torno de esos requisitos básicos para asegurarse de que sus familias coman los alimentos apropiados.

Cómo gastar menos en carne

El saber cuáles son los alimentos esenciales es importante. Pero si el ama de casa de término medio va a gastar menos por víveres a algún grado apreciable, primero tiene que comenzar con la carne... que por lo general es el artículo más caro de su cuenta de comestibles. Puede mantenerse al tanto de las ventas especiales que se anuncian en los periódicos y hacer que sus comidas giren en torno de la clase de carne que se venda con rebajas esa semana. Quizás sea provechoso comprar hígado y tajadas de carne que cuesten menos que otras, como retazo, pescuezo, falda, pulpa de entre el morrillo y la espaldilla o muslo. Las costillas son relativamente baratas. Los bistecs de espaldilla son aun más económicos. El jamón del codillo es tan sabroso como el jamón de la pierna, y sin embargo es más barato.

La circunstancia atenuante es que estas tajadas tienen tanto valor alimenticio como las más caras. La única diferencia es que se les debe preparar más cuidadosamente, puesto que quizás sean menos tiernas. La lengua de res es otra cosa que ahorra dinero. Cuando se pone a hervir a fuego lento con una salsa aromática y se adereza correctamente, es deliciosa, ¡y no obstante, a menudo solo cuesta la mitad del precio de la carne de res!

Sin embargo, la carne que cuesta menos no siempre es económica. A veces contiene mucho desperdicio que no se puede comer. Por eso, al comparar el costo básico, es mejor calcular el costo por platillo. Medio kilo de carne molida, por ejemplo, puede alcanzar para cuatro platillos. Si cuesta unos 75 centavos de dólar el medio kilo, eso significa aproximadamente 19 centavos de dólar por platillo. ¿Qué comparación existe entre eso y lo que sucede en el caso de otro artículo?

Alimentos que satisfacen

Una vez que se comprende que la carne no es la única proteína, es posible comenzar a hacer verdaderos ahorros. Hay otros alimentos que son abundantes en proteína, pero para los mejores resultados es necesario prepararlos y servirlos con cuidado especial para que sean tanto atractivos como deliciosos al paladar.

El pescado es uno de esos alimentos proteínicos, y en algunos lugares se puede obtener a bajo costo. Ahora hay una gran variedad de alimentos procedentes de la pesca cuyo abastecimiento aumenta constantemente... mejillones, veneras, litorinas, erizos de mar. Se pueden hornear, asar en una tabla, freír en una cacerola o “empanizar,” escalfar o preparar al vapor, cualquier método que saque lo mejor de cada uno. ¿Está alerta usted al mercado de la pesca?

El huevo es otro alimento satisfaciente que es una proteína completa. Este, también, se puede preparar de una variedad de maneras... desde el huevo hervido hasta el exquisito soufflé. ¡Con razón es tan popular!

Algunos alimentos, aunque no son proteínas completas como los huevos, todavía contienen valiosa proteína. A estos alimentos, como los chícharos, los frijoles blancos y las habas, a menudo se les llama proteínas “incompletas” porque no contienen tantos de los aminoácidos esenciales. Las lentejas son otro ejemplo. Se combinan con muchos alimentos para suministrar platillos que satisfacen y además son baratos.

La realidad de las cosas es que no toda comida tiene que tener un elevado contenido de proteínas. Hay otros platillos que son bastante satisfactorios. La humilde papa es un ejemplo. Es asombrosa la variedad de maneras en que se puede preparar y servir en platillos sabrosos, sola o en combinación con otros alimentos. Si a una cocinera se le acaban las ideas en cuanto a esto, quizás pueda consultar con sus vecinas. Además hay el arroz. El arroz blanco y el arroz moreno ofrecen una abundancia de esferas de acción, y se pueden preparar como sustituto de las papas o como postre. Todo depende de qué aderezo o sabor se le añada.

Hay muchas otras comidas de un solo platillo que pueden suministrar comidas satisfactorias: macarrones, espaguetis y salsa de tomate, berenjena rellena, chow mein de gallina, pimientos rellenos, para mencionar unas cuantas. Es verdad que éstas presentan un desafío a la habilidad de la cocinera, porque a menudo se espera que compitan con el platillo de carne en apariencia y sabor. Pero vale la pena el esfuerzo, porque añade variedad a sus comidas mientras que también reduce los gastos.

El hacer las compras requiere habilidad

¿Es usted compradora hábil? ¿Sabe qué comprar, dónde comprar y, lo más importante, cuándo comprar? Es una habilidad que se puede adquirir, y hay muchas ayudas. Las ventas especiales de comestibles por lo general se anuncian por la radio, la TV y en la prensa pública. Si usted puede obtener con ahorro artículos que usa frecuentemente, vale la pena comprar una cantidad extra, mientras no haya problema en cuanto a almacenamiento. Pero asegúrese de que no incurra en costo de viaje adicional que fácilmente pueda borrar cualquier ganancia que pudiera lograr comprando a un precio de ganga. Lo mejor es hallar un lugar cerca de su casa donde pueda encontrar gangas de comestibles.

Lo primero que hace la compradora prudente, antes de salir de casa, es examinar los anaqueles de la despensa y hacer una lista de los artículos que se estén agotando. De esta manera el ama de casa comprará cosas necesarias. Esto tenderá a impedir que compre compulsivamente, o que suba la cuenta por artículos que realmente no son esenciales.

Es bueno, también, formarse el hábito de leer las etiquetas. Dijo un ama de casa: “Aunque he estado comprando por años, solo recientemente he estado prestando atención a las etiquetas. Ya no influyen en mí los lemas engañosos de ventas. Ahora leo las etiquetas antes de comprar para ver lo que realmente estoy obteniendo, y eso produce una gran diferencia.” Las etiquetas deben decir los ingredientes así como la cantidad o peso. Un poco de aritmética mental debe determinar si es más económico comprar la lata pequeña o la grande de algún artículo.

Algunos supermercados ofrecen sus propios alimentos con etiquetas privadas a un precio inferior al de las marcas de los mismos productos que se anuncian por toda la nación. ¿Por qué no probar estas marcas privadas alguna vez? Quizás encuentre que son de tan buena calidad como las que se promueven tan hábilmente en carteleras o por la TV y la radio. De hecho, en algunos casos será el mismo producto vendido al menudeo bajo una etiqueta diferente.

Y mientras estamos en el tema de las etiquetas, otro asunto que debe considerar la compradora juiciosa es el costo del empaque. Algunos productos alimenticios vienen adornados en recipientes especiales, cuyo costo se pasa al público comprador. Para ser práctico, vale la pena estar más interesado en el producto mismo que en la manera en que esté empacado, sin importar lo atractivo que parezca.

También debe tenerse presente el uso que se le va a dar a la compra. Si el artículo es tomates enlatados, hay marcas de calidad superior así como las hay de calidad inferior. Sin embargo, si los tomates se han de usar en sopa o salsa para espagueti, la calidad superior no es una necesidad imprescindible. La diferencia de calidad quizás consista en que una carezca del color subido de la otra, o que una marca tenga más tomates enteros que la otra.

El tiempo en el cual comprar mercancías de fácil descomposición como frutas y hortalizas es importante. El comprar éstas solo porque son atractivas a la vista, y sin importar la temporada, puede envolver gasto injustificado. Debe ser sencillo averiguar la temporada de abundancia de cada artículo, la temporada en la cual se pueden comprar por menos. Es verdad que uno puede comprar frutas y hortalizas congeladas, pero, ¿puede hacerse a un costo razonable?

La compradora prudente también toma en cuenta el factor del desperdicio cuando compra frutas y hortalizas. Del volumen total, de cualquier compra, ¿qué cantidad se desechará? Esto es importante para determinar el costo verdadero. Y otro punto en que vale la pena pensar un poco es éste: ¿Realmente es necesario desechar tanto de las cáscaras y recortes de las hortalizas y las papas? Cuando se rebana apio para la mesa, por ejemplo, ¿podrían guardarse los cortes menos atractivos en una bolsa de plástico y usarse más tarde en sopa o ensalada?

La compradora también podría preguntarse: ¿Estoy siguiendo un sendero trillado cuando se trata de comprar hortalizas? Hay un campo extenso del cual escoger, y la mayoría de ellas son excelentes para preparar ensaladas. Considere, por ejemplo, algunas de éstas: finocchio (hinojo dulce), col rizada, escarola francesa, verduras de mostaza, achicoria cultivada y berro. Y en el caso de la lechuga, debe tenerse presente que las hojas exteriores de verde oscuro, que a menudo se desechan tontamente, abundan en vitaminas y minerales.

Comidas para estimular el apetito

La buena cocinera puede hacer de la comida más sencilla una experiencia deleitable, porque sabe que el color, la forma, el sabor y el arreglo de la comida pueden ejercer poderosa influencia en el que come. Por eso, ella da atención a artículos como hierbas, especias y aderezos. Un poco de consideración adicional y unos cuantos minutos más para preparar una comida atractiva pueden representar una gran diferencia en el efecto que ésta cree.

El factor del color en la comida terminada puede ejercer mucha influencia. Un platillo de carne que esté parduzca puede ser avivado con tomates, remolachas, zanahorias o brécoles. Los rábanos añaden un destello de color a la ensalada. Si el alimento tiene apariencia atractiva se estimulan las papilas del gusto y la comida se hace más deleitable.

Las especias y los condimentos, usados con moderación, pueden hacer que se disfrute más de las comidas y pueden aumentar la variedad de sus platillos. Y hablando de variedad, es bueno probar nuevas recetas de vez en cuando. Considere la papa, por ejemplo. Se ha dicho que hay más de 1.500 maneras de servir este artículo de consumo común. Quizás muchas amas de casa no hayan usado más de media docena de éstas. De modo que hay mucho terreno en el cual aventurarse en este campo.

Tampoco es necesario cocer todo vegetal. Además de servirlos crudos en ensaladas, algunos, como las zanahorias, las cebollas y el apio, se pueden servir frescos. De esta manera tienen más valor nutritivo que cuando se cuecen. Los niños de apetito vivo gozosamente mordisquean esos alimentos entre las comidas.

El usar hábilmente las sobras es otra manera de economizar sin sacrificar la atracción al paladar. Con imaginación y habilidad, se pueden preparar platillos muy populares. Por ejemplo, la carne que quede se puede cortar en trocitos muy pequeños y cocinar con arroz, condimentado o sazonado exactamente al grado apropiado. El puré de papas que quede se puede freír en una cacerola al día siguiente.

Contribución del amor al bien comer

Una esposa y madre amorosa no se interesa solo en preparar y servir las comidas de prisa. Se interesa en la salud y el bienestar de la familia. Cuando hay niños de edad escolar, se hace un esfuerzo serio por estimular en ellos un apetito por comida sencilla y nutritiva. Las lecciones de geografía podrían cobrar vida al estar todos a la mesa si se incluyeran de vez en cuando en las comidas platillos de los que son populares en países lejanos... borsch ruso, goulash húngaro, tamales mexicanos, etc. Muchos de estos platillos son bastante económicos también. El ama de casa descubrirá que le es provechoso experimentar y dar amplitud al gusto de los que son sus clientes regulares a la mesa. Le tomará más tiempo que el usual buscar gangas de comestibles, asegurarse de que la familia reciba nutrición adecuada, poner más variedad en las comidas y reducir el desperdicio. Pero ella misma recibirá alivio al ver la monotonía irse y disfrutará de la satisfacción de saber que está contribuyendo a una economía que es tan vital en estos días de alza de precios.

Hay un factor vital relativo a las comidas que jamás debe pasarse por alto ni menospreciarse. Es gratis y por eso no hay necesidad de comprarlo. Sin él, gran cantidad del gozo cotidiano de las comidas se perdería. ¿Qué es? El libro bíblico de Proverbios lo señala inequívocamente: “Mejor es un plato de legumbres donde hay amor que un toro cebado en pesebre y odio junto con él.” (Pro. 15:17) Un ambiente agradable, sin tensiones, que se funda en amor, es la base sana para el comer saludable.

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