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¡Despertad! 1971
g71 8/11 págs. 21-22

Un desastre azota a la provincia de Quebec

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Canadá

UNA de las peores catástrofes que jamás ha azotado a la provincia de Quebec, Canadá, ocurrió el 4 de mayo de 1971, aproximadamente a las 11:00 de la noche. En unos minutos apareció un enorme cráter de 1.600 metros de largo, 400 metros de ancho y aproximadamente treinta metros de profundidad en la nueva sección de Saint-Jean Vianney, devorándose unas cuarenta casas y treinta y una personas. Fue una pesadilla que no olvidará la gente de esta aldea de unos 1.300 habitantes, al nordeste de la ciudad de Quebec.

Un conductor de autobús ayuda a salvar vidas

El Sr. Jules Girard, del cercano Saint-Ambroise, que opera un servicio de autobús para los empleados de la Compañía Alcan, fue la primera persona que se percató del desastre. Estaba transportando a unos veinte hombres del trabajo a su casa cuando notó lo que pensó que era una pequeña corriente de agua, de aproximadamente metro y medio de ancho, que corría a través de la carretera. Entonces, súbitamente, las ruedas delanteras de su autobús quedaron suspendidas en el aire, por encima de la corriente. Inmediatamente trató de abrir la puerta del autobús, pero no pudo. Gritó a todos los hombres que abandonaran el autobús por la puerta de emergencia en la parte de atrás. Tan pronto había salido él mismo, siendo el último en salir, el autobús desapareció súbitamente. Cayó de 30 a 50 metros en un gran abismo que se había abierto.

El ruido que se podía oír sonaba como un río enorme. No había tiempo que perder. Muchos del vecindario ya estaban durmiendo; otros estaban viendo hockey sobre hielo por TV, pero nadie se había dado cuenta de que había casas desapareciendo completamente en el enorme cráter, que ahora se hacía cada vez más grande. Casi inmediatamente se fue la electricidad, y los cables hidroeléctricos de alta tensión rotos centellearon en la oscuridad. Girard y sus pasajeros del autobús corrieron gritando y tocando a las puertas, diciéndole a la gente que evacuara el lugar rápidamente. Unas setenta y cinco personas deben la vida al pensar rápido de este conductor de autobús y sus pasajeros.

Durante esos pocos minutos, las casas estaban desplomándose en el cráter devorador. Se podían oír gritos y clamores de los que estaban dentro de ellas. Hasta se oyó la voz de un niño que gritaba “¡Teléfono! ¡Teléfono!” como si pidiera que alguien solicitara ayuda por teléfono. Algunas personas trataron de huir en sus autos, pero también fueron tragadas en el cráter.

La gente evacuada de la zona del desastre al cercano Centro Conmemorativo Kenogami estaba en un estado de consternación y terror. Un hombre había visto a su esposa y su hijo desaparecer en la profundidad enfrente de sus ojos y no pudo hacer nada para ayudarlos.

Otro hombre relata lo que vio antes de abandonar su casa: “El suelo estaba estremeciéndose muy fuertemente y apenas tuve tiempo para salvar a mi familia. No era un hoyo lo que vimos, sino un verdadero cráter de treinta metros de profundidad. Fue horrible oír los gritos y aullidos que provenían de la barranca allá abajo y era imposible hacer algo para salvar a la gente que estaba desapareciendo bajo este suelo lodoso . . . ”

Una mujer dijo: “He perdido mi casa, pero estoy sana y salva y eso es lo que vale. Yo pensaba que terremotos como éste solo podían suceder en otros lugares. Ahora sé que las catástrofes pueden suceder dondequiera que haya hombres.”

En la víspera del desastre un hombre había comprado un terreno en Saint-Jean Vianney; al día siguiente el terreno desapareció en el hoyo. Las posesiones no ofrecieron seguridad cuando azotó el desastre.

Los peritos en acción

El Departamento de Recursos Naturales (Ministère des Richesses Naturelles) de la provincia de Quebec fue llamado inmediatamente a la escena para examinar la situación y tratar de determinar la causa del desastre. Según los informes, con los cuales concuerda el alcalde Lauréat Lavoie, “hubo tres diferentes temblores.” El geólogo e ingeniero Sr. Marc Tanguay, del Ministère des Richesses Naturelles, confirmó que se formó un cráter que abarcaba 46.500 metros cuadrados.

Hay controversia acerca de la causa del desastre. Se registraron temblores ese día en la Universidad Laval de la ciudad de Quebec, y esto pudo haber sido responsable del movimiento de la tierra. El alcalde Lavoie cree que un desbordamiento primaveral de corrientes de agua subterráneas pudo haber corroído la tierra y finalmente resultado en que cediera completamente.

El terreno de la zona de Saint-Jean Vianney se compone en parte de una capa superficial de arena encima de arcilla que mide 41 metros de profundidad en algunos lugares. El torrente del Rivière aux Vases llegó a ser tan grande que todavía podíamos ver el descoloramiento que causó la arcilla lodosa en los troncos de los árboles a lo largo del río. En su desbordamiento arrolló un puente casi nuevo en el río Saguenay.

Durante los primeros días después del desastre la aldea fue invadida por gente curiosa, por residentes que regresaban a buscar sus pertenencias, muchos reporteros y hasta saqueadores. Se levantaron barricadas para impedir que personas no autorizadas y visitantes curiosos entraran en la aldea. Se erigió un Cuartel de Control Central en el Edificio Municipal de la población.

Las Fuerzas Armadas Canadienses suministraron helicópteros que se usaron para bajar algunos hombres al cráter para ver si había sobrevivientes. No se halló ninguna vida humana en aquel mar de lodo. ¡Un solitario pececillo de color que nadaba en su pecera en una casa vacía fue la única señal de vida en este enorme hoyo!

Al personal de la Protección Civil, trabajando hombro a hombro con otras autoridades, se le pidió que alimentara, vistiera y alojara a las doscientas familias desplazadas. Pronto llegaron camiones de alimento y ropa de diferentes partes de la provincia y de diversas organizaciones. Se hicieron arreglos para establecer inmediatamente un campo de coches-habitaciones en el patio de una escuela. La instalación de treinta y cinco coches-habitaciones con agua, electricidad y drenaje se terminó en tres días.

En la actualidad los ingenieros y geólogos del Departamento de Recursos Naturales están emprendiendo perforaciones en la zona, ante todo para determinar la solidez del terreno así como para hallar un lugar donde volver a ubicar las casas que quedan cerca del enorme cráter.

Muchas organizaciones han enviado fondos para las víctimas de Saint-Jean Vianney, donde la pérdida total se calcula en más de 2.000.000 de dólares. Sin duda el dinero ayudará a cierto grado, pero ninguna cantidad de dinero reemplazará jamás las vidas de los amados que perecieron ni borrará de la mente de los sobrevivientes la agonía que sufrieron.

Por lo menos una docena de tragedias semejantes han ocurrido en el Canadá a través de los años. Sin embargo, el desastre de Saint-Jean Vianney subsiste como uno de los peores en lo que toca a la pérdida de vidas y propiedad. Es obvio que el hombre todavía tiene mucho que aprender acerca de la Tierra en la cual vive. Para enfrentarse a fuerzas que tan fácilmente lo abruman, necesita guía de uno que sea mayor que el hombre.

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