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g71 22/10 pág. 23

Por qué las sinuosidades de nuestras orejas

HUBO un tiempo en que los estudiantes del oír humano creían que las orejas externas del hombre eran simples decoraciones de la cabeza caracterizadas por sinuosidades. Les parecía que el único propósito útil de éstas era servir de trompetas, ineficaces, del oído. Pero el Dr. Dwight Batteau, de United Research, Inc., Cambridge, Massachusetts, ha descubierto que nuestras orejas tienen sinuosidades con un propósito muy útil. Todas esas particularidades, las curvas, los promontorios y las zanjas de nuestras orejas ayudan a uno a determinar de qué dirección viene el sonido y hasta a qué distancia, aproximadamente, está su fuente. Se cree que efectúan esto de la siguiente manera:

Los canales o circunvoluciones complejas, sí, esas sinuosidades de nuestras orejas, añaden un leve sonido reflejado o eco a cualquier sonido que uno oye. Este leve eco que se añade varía según los diferentes ángulos desde los cuales vienen los sonidos. Por ejemplo, si uno oye un sonido que viene desde arriba, el leve eco que añaden las sinuosidades de las orejas difiere del que añaden a un sonido que proviene de debajo o detrás de uno.

Ahora bien, este leve eco penetra en nuestro oído una fracción de segundo después de haber entrado el sonido principal. Entonces la parte del cerebro que se encarga del oír analiza este sonido principal y su eco concomitante demorado. Y por este análisis uno inmediatamente percibe de qué dirección vino el sonido. Todo esto sucede tan rápidamente que uno ni siquiera está consciente de ello. Además, cuando uno oye un sonido desde la derecha, entonces su oído derecho lo oye precisamente antes de que lo oiga su oído izquierdo, y viceversa. Esto también desempeña un papel en dar a saber de qué dirección viene el sonido.

Así, aun con los ojos cerrados uno puede saber si un sonido ha venido de detrás de uno o de su derecha o de su izquierda o de arriba. Sí, las sinuosidades de nuestras orejas añaden al oír un sentido de dirección y esto aumenta el placer que uno obtiene de la vida. Con esto uno sabe adónde mirar cuando oye el hermoso canto de un ave encaramada en algún árbol o el golpeteo que con el pico hace el pájaro carpintero que busca larvas. Ello realza el escuchar música que se reproduce estereofónicamente. Uno se puede deleitar escuchando el sonido sedoso de los violines según procede de uno de los altavoces y el toque de las trompetas según sale del otro.

Sí, nuestras orejas tienen sinuosidades con el objetivo de realzar nuestro disfrute de la vida. ¿Quién las hizo? La Santa Biblia, en Proverbios 20:12, nos dice ‘que Jehová Dios es quien hizo el oído que oye.’ ¡Démosle todos gracias y alabémoslo por este don maravilloso!

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