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¡Despertad! 1971
g71 22/12 págs. 16-18

Yo fui “aladura”

SEGÚN RELATADO AL CORRESPONSAL DE “¡DESPERTAD!” EN NIGERIA

ERA temprano en la mañana. El Sol todavía no había salido, y me despertó el retintín de una campana. El ruido de la campana y el mensaje proclamado atrajeron mi atención. “¡Despertad y orad! ¡Despertad y orad!”

Afuera estaba un hombre que vestía una túnica larga y blanca con una cinta roja alrededor de la cintura. Llevaba en la mano una Biblia usada. Iba hacia un edificio que medía un metro y medio cuadrado; era su lugar de adoración. Las canciones que provenían de este lugar excitaron algo dentro de mí. Quise saber más acerca de estas personas, de modo que empecé a asociarme con ellas. Así llegué a ser aladura.

Pronto yo también vagaba por las calles al amanecer recordándole a la gente nuestro dogma básico... la oración. Sin embargo, contrario a nuestro apremio, la mayoría de la gente solo despertaba y emprendía sus diversas ocupaciones. Por eso éramos solo como relojes para ellos. Sin embargo eso no nos desanimaba; más bien lamentábamos su mundanalidad y orábamos a favor de ellos.

Tres meses después que abracé esta religión comenzaron a sucederme cosas extrañas: empecé a ver visiones y comencé a expresar predicciones y pronosticar acontecimientos. Pronto llegué a ser un profeta que podía hablar e interpretar idiomas extraños. También llegué a estar poseído de espíritus. Ahora podía sentir manos invisibles y un espíritu que operaba en mí y me impelía a actuar. Esto me dio popularidad, y en poco tiempo todo el mundo en Ilesha y sus suburbios me conocía. La gente venía a verme para que le predijera el futuro.

Más tarde me mudé a Lagos, donde alcancé más prominencia. Me honraban y me tenían en alta estima, y la gente se inclinaba y me rendía homenaje. ¿Qué era esta religión a la que yo había ingresado?

Iglesias de Querubines y Serafines

Se nos llamaba aladuras. Adura es una palabra del idioma yoruba que significa oración. El prefijo ala (“el que”) se añade a adura para indicar uno que ora. El pueblo yoruba de Nigeria occidental usa el nombre Aladura, mientras que en Nigeria oriental simplemente se le llama al movimiento la ‘iglesia de curación espiritual.’ Sin embargo, la mayoría de la gente conoce el nombre más largo: ‘El Orden Sagrado Eterno de Querubines y Serafines.’

El hombre al que se considera fundador de esta religión es Moses Orimolade, que nació en Nigeria occidental. Aproximadamente al tiempo de la I Guerra Mundial comenzó a predicar, aunque era cojo y analfabeto. Alegaba que tenía visiones. Su tema constante era el poder de la oración. Más tarde se decidió formar una sociedad, y después de tres días de orar y ayunar una mujer alegó que había tenido una visión en la que veía las letras SE. Un clérigo ofreció una interpretación: que esto quería decir SERAFU (Serafines). Más tarde se añadió el nombre adicional KERUBU (Querubines). De modo que el nombre Querubines y Serafines llegó a ser la designación de la sociedad.

Popularidad y esparcimiento

Después de hacerme aladura se me hizo muy fácil ver lo que hacía tan popular a esta religión. Algunos, como yo, habían sido atraídos por la música y el canto. Otros son atraídos a las reuniones de reavivamiento, que se celebran por lo general en lugares públicos, por las alegaciones de curación por fe. A los que tienen problemas o desean conocer el futuro o quieren ayuda de alguna clase se les habla acerca de la oración. De hecho, se hacen oraciones por toda cosa concebible: Para que las mujeres estériles tengan hijos, para que las verduleras prosperen en su negocio, para que los desempleados obtengan trabajo, para invocar el mal sobre ‘enemigos,’ etc. Muchos se enorgullecen de que éste sea un movimiento ‘indígena’ y no esté afiliado a ningún movimiento de curación por fe extranjero.

Esta religión se esparció rápidamente. Sin embargo, de ninguna manera es una organización unida. Se formaron muchos grupos facciosos, de modo que hoy es muy difícil dar un número exacto de los diferentes grupos del movimiento. Algunos grupos han podido establecer sucursales en otros países de África occidental, como en Camerún y tan lejos como en Sierra Leona.

Hallando la verdad de la Biblia

De vez en cuando había preguntas sin respuesta en lo recóndito de mi pensamiento. Pero yo no dejaba que esto me impidiera continuar mi carrera como profeta en esta religión. Entonces cierto día encontré a un testigo cristiano de Jehová. Me mostré escéptico a lo que decía y nunca, ni por un momento, pensé que podría mostrarme que la Biblia contestaría todas mis preguntas. Sin embargo, muy dentro de mí anhelaba conocer la verdad.

“No,” le dije, “no quiero tener ninguno de sus libros.” No obstante, concordé en reunirme con él con regularidad para considerar temas bíblicos. Durante tres meses recibí una sorpresa tras otra al descubrir que el infierno de fuego, la inmortalidad inherente del alma humana, la Trinidad, la Pascua florida, la Navidad y muchas otras doctrinas de nuestra iglesia no eran creencias de Jesucristo y sus discípulos. Descubrí que no se enseñaban en la Biblia.

Ahora tenía muchas dudas en mi mente en cuanto a la creencia de los aladuras. Me reuní con muchos de los otros profetas, pero no recibí respuestas satisfactorias a mis preguntas. Por ejemplo, a uno de ellos le dije: “Recuerdo haber leído en una revista que un ex-miembro de nuestra iglesia nos había acusado de ‘seducir a adoradoras, de esquilar a los inocentes de su dinero y de toda clase de engaño espiritual.’ Este mismo hombre añadió: ‘El espíritu de Dios no aflige a la gente, arrojándola al paso en paroxismos de piruetas.’ Sé que algunas de estas cosas son ciertas. Ahora, ¿qué dice usted?”

Mi pregunta fue contestada con comentarios inciertos, y no se me dieron textos bíblicos. Quedé convencido de que los testigos cristianos de Jehová debían tener la verdad.

Contraste en las reuniones

¡Qué sorpresa la primera reunión a que asistí en el Salón del Reino de los Testigos de Jehová! Por veintidós años había estado acostumbrado a sesiones de oración en las que hacíamos oraciones, leíamos algunas porciones de la Biblia, y entonces cantábamos, bailábamos, aplaudíamos y tocábamos tambores. Entonces, cuando todo esto alcanzaba un crescendo, alguien tronaba en alguna lengua extraña o extranjera. Entonces entraba en un frenesí con contorsiones corporales. Al gritar “Halle-leeu,” todos en el auditorio respondían “Aleluya.” O él interpretaba su ‘lengua’ u otro del auditorio alegaba hacerlo. Entonces se hacía una larga oración interrumpida en cada frase con un fuerte “Amin” (Amén) del auditorio.

Ahora en el Salón del Reino vi verdadera paz. Aquí fue donde verdaderamente aprendí que Dios es un Dios de orden y paz, no de confusión. (1 Cor. 14:33) Todos los que hablaban desde la plataforma y comentaban desde el auditorio lo hacían en nuestra habla cotidiana. No se necesitaba que alguien ‘interpretara.’ Se hacía oración al principiar y al terminar las reuniones y de manera honrada, humilde y al mismo tiempo dignificada. Nadie interrumpía. Nadie era arrebatado a un frenesí por el cantar ni por lo que se decía. Sin embargo, ¡cuán deleitable a los oídos era el canto de los cánticos del Reino!

Otros contrastes

Cuando conocí mejor a los testigos cristianos de Jehová, descubrí que muchos habían sido aladuras anteriormente. Una experiencia que me contaron ilustra además el contraste entre los Testigos y los aladuras.

Antes de conocer a los Testigos, un hombre y su esposa estaban muy preocupados porque no podían tener hijos. Decidieron ir a ver a un doctor, pero alguien los convenció al último instante de que deberían visitar a un profeta aladura. Este profeta oró y dijo que había visto tres estrellas, lo cual significaba que en tres meses la esposa concebiría. La pareja le dio diez libras esterlinas (28 dólares) y una cama al profeta, pero después de tres meses no hubo resultado alguno.

Se pagó más dinero, se hicieron más oraciones y pasaron otros tres meses. Entonces el profeta dijo que había visto en una visión a la suegra caminando en la iglesia con la cabeza al revés. “Es bruja,” dijo él, “y es la que está impidiendo que su esposa conciba.” Se le dijo al hombre que su esposa tenía que apartarse de su madre. De modo que durante dos años y medio ella no visitó a su madre, ¡aunque solo vivía a unos trescientos metros de distancia! Sin embargo no hubo ningún niño.

Entonces otro profeta les dijo que se mudaran, de modo que se mudaron a Lagos. Gastaron más dinero haciendo que otro profeta orara con la esposa en la playa durante siete días cada mes. Después de cinco meses el matrimonio frustrado decidió que habían sido unos tontos y habían desperdiciado su tiempo y dinero por casi cuatro años. De modo que fueron a ver al doctor que habían querido ir a ver al principio. El resultado fue que después de tres meses la esposa concibió y más tarde dio a luz una hija. Fue después de esto que conocieron a los testigos cristianos de Jehová y aprendieron la verdad de la Biblia. Y la aprendieron gratis.

Ahora yo sentía que estaba saliendo a la luz después de haber estado cubierto por una nube oscura. Ahora estaba libre de ser poseído por espíritus inicuos, pues los Testigos se mantienen libres de toda clase de espiritismo, sabiendo que está condenado en la Biblia. (Gál. 5:19-21; Deu. 18:10-12) No se me hizo difícil desprenderme de la religión falsa y dejar la iglesia de los Querubines y los Serafines. Aunque recibí mucha burla de parte de muchas personas con las cuales anteriormente me asociaba, ya no era aladura.

Estaba libre, y era la verdad de la Biblia la que me había libertado. Entonces vino uno de los días más felices de mi vida cuando, en 1966, fui bautizado en símbolo de mi dedicación a Jehová. ¡Qué privilegio ha sido desde entonces el servir en el ministerio de manera apropiada como verdadero siervo de Jehová Dios!

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