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¡Despertad! 1971
g71 22/12 págs. 21-23

Mal aliento... ¿qué se puede hacer acerca de ello?

DESDE tiempos antiguos los hombres han deliberado acerca del problema del mal aliento. Es un problema bochornoso. ¿Cuáles son las causas, y cómo pueden ser vencidas?

Ante todo, es bueno tener presente que el olor del aliento tiene sus variaciones. El “aliento matutino” puede ser acre y fuerte. Durante la noche, el flujo de la saliva disminuye junto con la acción limpiadora de la lengua, los labios y las mejillas cuando se traga o se habla. El “aliento matutino” se acentúa cuando se respira por la boca o cuando se padece de alguna enfermedad crónica.

Uno rara vez nota el olor de su propio aliento porque el aire que uno exhala pasa por la parte inferior de las cavidades nasales, mientras que las terminaciones nerviosas del sentido del olfato se hallan en la parte superior. ¿Cómo, entonces, puede uno saber cómo huele su aliento? El exhalar en las manos mientras las mantiene juntas en forma ahuecada y oler puede darle a uno una idea.

Las agencias de publicidad que son empleadas por las empresas farmacéuticas para promover la venta de productos para el aliento han sugerido poderosamente (quizás algo engañosamente) que el tener aliento desagradable se debe únicamente a higiene bucal inadecuada. La revista Today’s Health informa que los adolescentes han sido afectados tanto por esta publicidad que muchos consideran la halitosis más desastrosa que la lepra o la sífilis.

La verdadera halitosis, o mal aliento, realmente es un síntoma más bien que una enfermedad. Proviene de causas arraigadas en la cavidad bucal y pasajes conectadores o en el sistema general.

No hay duda de que la higiene bucal inadecuada es causa de mucho mal aliento. Recientemente un dentista con quince años de experiencia consideró un error común de la higiene bucal. Descubrió que muchas personas creían que estaban ejerciendo cuidadosa higiene bucal cepillándose los dientes solo antes de desayunar y antes de acostarse. Su boca, dijo él, “está sucia por quizás dieciséis horas al día, y solo está limpia durante la cantidad de tiempo que están acostadas.”

Uso del cepillo de dientes y la seda dental

El uso del cepillo de dientes con regularidad después de comer es muy importante para buena higiene bucal. Esto se debe a que una de las causas principales del mal aliento continuo son las diminutas partículas de alimento que permanecen en la boca después de las comidas. Éstas comienzan a descomponerse en menos de media hora después de comer, causando mal olor.

Quizás muchos adolescentes no crean que el cepillo de dientes sea tan importante para combatir el mal aliento. Esto se indica en el libro Your Children’s Teeth, en el cual Theodore Berland y el Dr. Alfred E. Seyler escriben:

“Muchos [jóvenes] se esfuerzan frenéticamente por endulzar su aire bucal, masticando vigorosamente chicle, chupando dulces o enjuagándose la boca con colutorios. Es irónico el hecho de que su cepillo de dientes todavía es su mejor amigo, aunque haya sido abandonado. . . . La caries en sí probablemente no sea una razón muy importante para el mal aliento; pero el alimento que se junta en las cavidades o en bolsas alrededor y entre los dientes sí.”

De modo que la manera más eficaz de librarse de partículas alimenticias que causan mal aliento es cepillarse los dientes con regularidad después de comer. Si uno come un bocadillo a la hora de acostarse, debe asegurarse de cepillarse cabalmente los dientes antes de acostarse. Cuando uno duerme el movimiento de la boca es leve y las bacterias pueden obrar especialmente en cualquier pizca de alimento que quede en la boca.

El uso de seda dental también ayuda a impedir que fibras de carne y otras partículas alimenticias se adhieran a las hendeduras que hay entre los dientes. Según el Dr. Robert F. Barkley, que recientemente pronunció un discurso en la Universidad del Estado de Michigan, la deducción de que el cepillarse los dientes es suficiente es “el engaño de la odontología norteamericana.” Cree que solo una combinación de usar seda dental y luego cepillarse los dientes resulta en higiene bucal eficaz.

Varias autoridades también recomiendan cepillarse la lengua con el cepillo de dientes. La lengua puede llegar a estar muy revestida de partículas alimenticias enterradas en cavidades y acanaladuras. Bacterias que producen gases pueden estar produciendo olores malos allí. En una encuesta de 500 personas que tenían mal aliento se notó que el 90 por ciento de ellas tenía lengua muy revestida de alimento.

Cuando temporalmente se le hace imposible a uno cepillarse los dientes, quizás se le haga posible usar ciertos “alimentos detergentes,” particularmente legumbres crujientes, ensaladas quebradizas y frutas crudas. Esos alimentos limpian la boca de algunos desperdicios alimenticios.

La dentadura postiza que no se limpia adecuadamente es otra causa de mal aliento. Pero esto puede impedirse. Los que usan dentadura artificial hacen bien también en cepillar tanto su dentadura como su lengua.

Enjuague

Entonces, ¿qué se puede decir de los populares colutorios o enjuagatorios medicinales? A muchas personas les gusta usar un colutorio para proteger el ambiente en su vecindad inmediata. Estos preparados obran como agente encubridor temporal de modo muy semejante a como obran los desodorantes en las habitaciones. El viejo olor todavía está allí, pero, en lo que toca a una nariz vecina, está “disimulado” por el nuevo olor.

Si la causa del mal aliento son partículas alimenticias en las hendeduras de los dientes de uno, difícilmente se puede esperar que el enjuague medicinal extermine todas las bacterias que pudren las partículas alimenticias. Se atraerían nuevos gérmenes en la siguiente inhalación. De modo que el cepillarse uno los dientes y la lengua y el uso de seda dental son más importantes en muchos respectos que el uso de un enjuague comercial.

Sin embargo, hay provecho definitivo en enjuagarse la boca después de cepillarse los dientes. Un dentista experimentado llamó a ese enjuague con un vaso de agua “una necesidad imprescindible.” Muchos dentistas creen que el agua común es el mejor enjuagatorio, y en caso de condiciones infecciosas, agua caliente con sal. La obra supracitada por Berland y Seyler dice: “El enjuagarse haciendo pasar agua de un lado a otro de la boca y entre los dientes [ayuda]. De hecho, el principal provecho de todo enjuagatorio medicinal comercial es que sirve como ayuda para remover el alimento y los desperdicios sueltos. El agua sola puede hacer eso. Los beneficios de un buen enjuague con agua sola o agua con sal son muy verdaderos.”

El enjuagarse es especialmente importante si, por alguna razón, uno no puede cepillarse los dientes después de una comida o un bocadillo. En esos casos es prudente hacer pasar alguna agua alrededor de los dientes y entre ellos.

Otros factores

Las encías que sangran, las enfermedades de las encías y la piorrea contribuyen mucho al mal aliento. De hecho, un dentista experimentado cree que la piorrea “es la causa más prevaleciente de la halitosis.” Un dentista hábil puede efectuar mucho para detener la enfermedad y así ayudar también a aliviar el problema del mal aliento.

Muchos otros factores han sido conectados con el mal aliento. Se sabe que las infecciones de los senos del cráneo, la garganta y las amígdalas causan mal aliento. Todo el que aparentemente tenga mal aliento debido a problemas de esta índole quizás necesite ayuda de profesionales.

Por supuesto, ciertos alimentos tienen olores más fuertes que otros. A veces olores de la cebolla y el ajo provienen en parte de pizcas del alimento que quedan en la boca. De modo que si a usted le gusta comer de estos alimentos y otros como col, coliflor y los quesos más olorosos, debe ejercer cuidado para asegurarse de que después de una comida no quede ni una pizca de alimento en la boca. También podría tratar de contrarrestar con leche o perejil, alimentos que tienden neutralizar el aliento.

En cuanto a vitaminas, la especialista en nutrición Adelle Davis informa que voluntarios que tenían deficiencia en vitamina B6 desarrollaban mal aliento. Éste desapareció después de habérseles dado esa vitamina. También la revista Today’s Health informa que la “falta de vitaminas C o D a veces irrita el hígado, los intestinos u otros órganos y causa el aliento fétido.”

Causas más profundas

Pero, ¿qué hay del estómago como causa del mal aliento? Los doctores solían pensar que los olores objetables venían del estómago, pero esta conclusión no es necesariamente cierta. Estudios recientes indican que los olores son absorbidos por la corriente sanguínea de los intestinos y llevados a través del hígado hasta los pulmones, donde son exhalados. Estos olores puede adherirse a los pulmones por un día más o menos mientras el estómago está libre de olores.

Si el mal aliento es producido por bacterias putrefactivas productoras de olor que viven en el alimento no digerido, el mejorar la digestión y destruir las bacterias putrefactivas es una ayuda. Un modo de hacer esto es usando yogur o leche o cultivo de acidófilo.

Se ha descubierto que cuando hay un olor fétido, muy fuerte, en la materia fecal, a menudo también existe mal aliento. En esos casos ha sido útil para algunas personas el tomar por un tiempo un absorbente o producto gastrointestinal que remueva la materia tóxica del estómago y los intestinos.

Pruebas recientes sugieren que otra causa del mal aliento viene de alguna falla en la digestión o metabolismo de las grasas. En estos casos el reducir la grasa de la dieta a de 40 a 60 gramos al día resulta en la pronta desaparición de los olores. No es problema particular sustituir con leche sin grasa, margarinas y grasas para cocinar no saturadas a la leche entera, la mantequilla y los quesos. De todos modos, ninguna cantidad de sabor elegante en su enjuagatorio medicinal vencerá adecuadamente el mal aliento que se produce en los lugares recónditos.

Finalmente, recuerde que las variaciones del aliento a cierto grado son normales en la vida cotidiana. El aliento es afectado por la hora del día, la proximidad de las comidas, el alimento que se ha comido y la condición general de la salud individual. En algunos casos quizás el mal aliento sea síntoma de alguna enfermedad que requiera atención profesional. Pero la buena higiene bucal y la discreción dietética deben servir mucho para ayudarle a enfrentarse a ese problema personal.

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