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  • Un gobierno que puede traer alivio

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  • Un gobierno que puede traer alivio
  • ¡Despertad! 1972
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¡Despertad! 1972
g72 22/4 págs. 22-25

Un gobierno que puede traer alivio

¡QUÉ alivio sería estar libre de las implacables tensiones que afligen a la humanidad hoy día! ¿No recibiría usted con regocijo un gobierno capaz de traer ese alivio?

Existe ese gobierno. ¿Dónde? ¿De quién es? Es un gobierno con fundamento celestial que en breve asumirá pleno control de todos los asuntos de la Tierra... el reino de Dios por su Hijo, Cristo Jesús.

“Bueno, ¡seamos más apegados a la realidad!” ¿Es eso lo que se inclina usted a decir?

Si ése es el caso lea lo que sigue. Vea lo que los hombres de este mundo reconocen que se necesita para traer alivio genuino. Luego note cómo la Biblia predijo la manera en que estas mismísimas necesidades serían satisfechas por el gobierno del Hijo de Dios.

El alivio tiene que ser mundial

Aun si los hombres pudieran lograrlo, no se obtendría ningún bien duradero de libertar solo a una nación o una parte de la Tierra de las perjudiciales tensiones de la actualidad. Como recientemente señaló el prominente científico Isaac Asimov (Chemical and Engineering News, 19 de abril de 1971):

“Los problemas que actualmente deben tenerse en cuenta —el constante aumento de la población, . . . el daño al ambiente, el deterioro de las ciudades, la calidad decadente de la vida— todos dependen uno del otro y todos son de naturaleza global.”

Los problemas mundiales requieren supervisión y control globales. De modo que, el científico Asimov expresa los puntos de vista de muchos cuando dice:

“La cooperación internacional tiene que asumir la forma de un gobierno mundial lo suficientemente eficaz para tomar y poner en vigencia las decisiones necesarias, un gobierno contra el cual las naciones individuales no tendrían ni el derecho ni el poder para tomar las armas.”

Sin embargo, ¿no han producido los hombres organizaciones internacionales, como la Sociedad de las Naciones y la Organización de las Naciones Unidas? Sí, pero éstas no han sido verdaderos gobiernos mundiales. ¿Por qué no? Porque las naciones miembros se han asido de su propia soberanía nacional y han rehusado transferir el poder que precisa un gobierno mundial.

Conforme a los hechos, ningún gobierno global puede existir o traer alivio mientras la Tierra esté dividida en gobiernos nacionales desunidos y rivales. Esto, también lo reconocen los hombres informados. Bajo el encabezamiento “PAZ, INTERNACIONAL,” The Encyclopædia Britannica (edición de 1959) dice:

“Todos los esfuerzos por asegurar la paz mediante un gobierno internacional de naciones soberanas han sido víctimas de una contradicción inherente en estos mismísimos esfuerzos. . . . [Esa contradicción] se puede eliminar solo con un ataque directo a la soberanía nacional misma.” (Letras cursivas son nuestras.)

Se remueve la barrera del nacionalismo

Hace mucho que la Biblia patentizó esto. En la profecía de Daniel se describió el régimen divisivo de la Tierra bajo gobiernos e imperios rivales. Note, ahora, lo que la Biblia dice que el reino de Dios le hará a esos gobiernos, según se registra en Daniel 2:44:

“Y en los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.”

Otras partes de la Biblia muestran que ese triturar habrá de acontecer en lo que se llama la ‘guerra del Armagedón.’ (Rev. 16:13-16) No solo terminará con el régimen político desorientado, ineficaz y a menudo opresivo de la Tierra sino que introducirá un orden enteramente nuevo que gobernará todos los asuntos de la Tierra.

De modo que, ¡en el Armagedón se desplomarán todas las fronteras nacionales divisivas! El planeta Tierra, con todos sus continentes, islas y mares, llegará a estar bajo el régimen de un solo gobierno: el reino de Dios por su Hijo. Sus leyes e instrucciones prevalecerán por todo el globo terráqueo. Y tendrá el poder para ponerlas en vigencia fuera de toda posibilidad de resistencia.

Más que poder y leyes

Pero el poder y las leyes de por sí nunca traerán alivio de las tensiones que actualmente plagan a la humanidad. Para que algún gobierno traiga alivio verdadero tiene que llegar a la fuente de las muchas tensiones: el corazón y la mente de los hombres. Aquí de nuevo, los hombres de este mundo ven la necesidad de hacer esto, como se mostró en el artículo anterior.

En esto justamente estriba la razón por la que el gobierno de Dios por su Hijo tendrá éxito en los mismos asuntos en que todos los gobiernos humanos han fallado. ¿Por qué? ¿Porque tendrá el poder de poner en vigencia la justicia en toda la Tierra y castigar a todos los malhechores? Pero no solo por eso.

Principalmente tendrá éxito porque los que consigan el privilegio de vivir como súbditos terrestres de ese gobierno del Reino serán personas a las que no habrá que obligar a cumplir con la justicia. Serán las que quieran hacerlo, las que prefieran hacerlo.

Todos los que sobrevivan el fin de los opresivos sistemas mundiales de la actualidad serán personas que ya conocen las leyes del gobierno del reino de Dios y que voluntariamente viven de acuerdo con ellas. Fundamentales son éstas: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.” “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.”—Mat. 22:37-39.

El amor no puede forzarse. Tampoco puede legislarse en el corazón de la gente. Pero puede cultivarse y el gobierno de Dios hará precisamente eso... lo está haciendo aun ahora.

Justo cuerpo gobernante produce refrigerio

Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, dijo a los cansados: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré.”—Mat. 11:28-30.

La Biblia muestra que Cristo Jesús tendrá 144.000 gobernantes asociados con él en su gobierno celestial, todos ellos tomados de entre sus discípulos probados. (Rev. 5:10; 14:1) Su gobierno también tendrá representantes visibles en la Tierra. (Sal. 45:16; Isa. 32:1, 2) Puesto que todos éstos tienen que conformarse al modelo que el mismo Jesucristo puso, podemos confiar en que servirán humilde y provechosamente, trayendo refrigerio a sus semejantes.

Justicia verdadera y paz duradera

Con razón, entonces, la profecía de Isaías 11:3, 4 predijo acerca del Hijo de Dios y del régimen de su Reino lo siguiente:

“Habrá disfrute por él en el temor de Jehová. Y él no juzgará por la mera apariencia de las cosas a sus ojos, ni censurará simplemente según lo que oigan sus oídos. Y con justicia tiene que juzgar a los de condición humilde, y con rectitud tiene que administrar censura a favor de los mansos de la tierra. Y tiene que golpear la tierra con la vara de su boca; y con el espíritu de sus labios dará muerte al inicuo.”

No habrá “brechas de credibilidad” bajo su régimen, ninguna irritación y frustración a causa de “expedienteo” embrollador, complicidad política y corrupción en asuntos jurídicos y juicio.

Puesto que este rey puede leer el corazón de todos los hombres, hará lo que los hombres jamás pudieron efectuar... librar a la Tierra de los inicuos. No solo los asaltantes, violadores y asesinos, sino también las personas superficialmente “decentes” que deliberadamente practican el hurto y la opresión mortífera de maneras más sutiles. Bajo el régimen del Reino, los habitantes de la Tierra no tendrán necesidad alguna de estar en guardia constante contra el ser engañados, defraudados o estafados por negocios o individuos faltos de honradez. El alza del costo de la vida se detendrá; la contaminación al por mayor del terreno, agua y aire de la Tierra terminará.

La carrera de armas será abolida. Ningún peligro de guerra nuclear total amenazará a la gente, ni siquiera las llamadas guerras “limitadas” como las que hoy matan y hieren a centenares de miles de personas en países asiáticos y otros. ¿Por qué no? Porque el sobrevivir para entrar en el nuevo orden bajo este gobierno requiere que cada persona haya cumplido primero con las siguientes palabras de Isaías 2:4:

“Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.”

Habrá desaparecido la aplastante carga de los gastos militares que ahora ascienden a más de 200.000.000.000 de dólares al año. ¡Piense en el costo de trabajo humano y material que representa esa enorme suma! Y piense en el bien que se podrá efectuar cuando todos los esfuerzos de los hombres y los materiales de la Tierra se dirijan a actividades constructivas y provechosas.

Condiciones de vida y trabajo agradables

La moderna sociedad industrializada ha atestado a la gente en gigantescas selvas de concreto llamadas ciudades, sujetándolas a suciedad, ruido y falta de aislamiento. Ahora los datos muestran el daño que esto ha acarreado al bienestar humano. Los puntos focales de la delincuencia, enfermedad, contaminación, pobreza, racismo y la afición a las drogas habrán de desaparecer. La Biblia muestra que Dios se propuso que el hombre viviera en condiciones semejantes a jardín, y el gobierno de su Reino convertirá esto en realidad.—Gén. 1:28; 2:15; Mat. 6:10.

Como cuando el Israel de la antigüedad disfrutó de restauración al favor de Dios después de años de opresión en Babilonia, así los que vivan en el venidero nuevo orden “edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. . . . y la obra de sus propias manos [ellos] usarán a grado cabal. No será para nada que se afanarán.” Sí, “realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar.”—Isa. 65:21-23; Miq. 4:4.

Entonces ninguna persona afrontará el mismo aburrido trabajo día tras día como si fueran simples “dientes” de una máquina de producción en cadena, efectuando trabajo monótono que no suministra ningún desafío a su inteligencia o habilidad, trabajando para gente que no conoce y produciendo cosas en las cuales no puede tener verdadero orgullo personal. Tendrán un verdadero propósito en vivir... haciendo cosas para traer alabanza a su Creador, para hermosear el planeta que él suministra como su hogar.

Salud y vida

Hoy muchas enfermedades son llamadas “enfermedades de la civilización,” incluso las enfermedades del corazón, las úlceras estomacales y el cáncer. De por sí la liberación de la tensión y la tirantez en el nuevo orden de Dios mejorará mucho la salud mental y física de la humanidad. Pero, lo que es más importante aún, Cristo Jesús, que dio su vida como precio de rescate a favor de la redención de la humanidad, animará y nutrirá la salud espiritual de todos sus súbditos. El progreso de la salud espiritual resultará en la curación del pecado y la imperfección heredados. Con el tiempo la promesa divina que se da en Revelación 21:4 se cumplirá cabalmente:

“Y él [Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”

¡Qué alivio el jamás estar en temor de oír el terrible diagnóstico de cáncer o alguna otra enfermedad asesina o entumecedora! Sí, qué maravillosa esperanza la de conseguir el privilegio de la vida sin fin, de estar libre de la tensión de la expectativa de una vida corta e incierta de unas cuantas veintenas de años.

Esta “esperanza no conduce a la desilusión,” porque se basa en las promesas seguras de Dios. (Rom. 5:5) Pero, ¿cuándo obrará su gobierno para librar a la Tierra de los problemas que producen tensión? ¿Cuándo podemos esperar disfrutar de alivio pleno?

[Ilustración de la página 23]

El reino de Dios removerá para siempre la barrera del nacionalismo; gente de toda raza vivirá en paz bajo un solo gobierno

[Ilustración de la página 25]

La Palabra de Dios, la Biblia, promete condiciones de vida y de trabajo agradables en una Tierra paradisíaca bajo el gobierno de su Reino

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