Lámparas vivas sin calor
¿QUIÉN pensaría que el humilde escarabajo suministraría el modelo para el sueño de un ingeniero de la iluminación? Sí, ciertos escarabajos llamados luciérnagas son lámparas vivas que producen luz sin calor. La luz de la luciérnaga ni siquiera es levemente caliente al tacto. Los focos de luz eléctrica del hombre pierden mucha de su fuerza al despedir calor, pero las lámparas vivas del Creador convierten el 100 por ciento de su energía en luz.
Pero, ¿por qué estas lámparas vivas, como la luciérnaga, encienden sus resplandecientes luces? ¿Qué propósito sirven? Es cierto, los insectos resplandecientes intrigan al hombre, pero el verdadero propósito es hallar en la oscuridad al sexo opuesto de su propia especie, con el fin de hacer posible el apareamiento.
La luciérnaga macho de una especie común en la América del Norte vuela durante la parte más calurosa de la noche; por lo general enciende su luz cuando está por emprender un derrotero de arriba a abajo. El color de la luz de la luciérnaga en su mayor parte es amarillento; pero en algunas especies es más bien verdoso, azulado o de un tono anaranjado.
La lámpara de la luciérnaga se abastece de combustible por una sustancia compuesta que se llama luciferina. Cuando ésta se pone en contacto con el oxígeno, un catalizador que se conoce como luciferasa produce la chispa que enciende la luz fría.
Cada especie de luciérnaga —hay aproximadamente 2.000— tiene su propio estilo característico de centellear. Este es tan característico como los cantos o reclamos de las diversas aves. Cuando la luciérnaga hembra ve el centelleo que ella busca, lanza un destello en respuesta. La luciérnaga hembra rara vez responde a la luz de una especie diferente a la suya. Sin embargo, a veces la hembra quizás responda una vez al centelleo de un macho que es similar al de su especie, pero si la longitud del siguiente centelleo no es exactamente adecuada, ella se “desconecta” y no vuelve a encender su luz.
Cuando la luciérnaga hembra ve el centelleo que ella busca, mantiene encendida su lámpara a intervalos apropiados, hasta que el macho la alcanza y tiene lugar el apareamiento.
Sin embargo, no siempre se usa el faro de la luciérnaga para propagar la especie. La hembra de cierta especie es una seductora carnívora. Puede imitar las respuestas centelleantes de muchas hembras de otras especies y atrae a ella a los machos, después de lo cual se apodera de ellos y los devora.
Diferentes de la luciérnaga de la América del Norte que centellea individualmente son los insectos resplandecientes del sudeste de Asia y el Pacífico del Sur. Estas luciérnagas pueden alterar su estilo de centellear de modo que centellean al unísono. Así iluminan árboles enteros con la regularidad de las luces de neón.
Un visitante a Mindanao, en la República de las Filipinas, describió lo que vio de esta manera: “Había dos árboles aproximadamente del tamaño de manzanos quizás a 30 metros de distancia uno del otro, y todas las noches se llenaban de luciérnagas que centelleaban en sincronización, primero se iluminaba un árbol, y luego el otro. Debe haber habido varios miles de insectos en cada árbol, sin embargo, el sincronismo era tan perfecto que rara vez, si es que alguna vez, centelleó una sola luciérnaga equivocadamente. . . . Parecía tan extraño y producía un efecto tan hermoso que me pareció que fue una de las cosas más notables de la República de las Filipinas.”
Se cree que las luciérnagas machos mancomunan su luminosidad para notificar espectacularmente a las hembras de su paradero. No se sabe cómo puede cada luciérnaga armonizar su centelleo con el de los machos vecinos, pero la mayoría de ellos centellean al unísono, como si fueran encendidos por un solo interruptor.
Otro misterio que presentan estas lámparas vivas tiene que ver con el llamado “gusano ferrocarril” de la América del Sur. La oruga de este escarabajo mide unos ocho centímetros de largo y tiene un insólito equipo de alumbrado. En su cabeza hay una luz roja grande... uno de los pocos insectos de los que se sabe que despiden luz roja. A lo largo de su cuerpo hay once pares de luces blancas verdosas. Cuando se encienden todas las luces, el gusano parece un ferrocarril completamente iluminado. La linterna delantera roja del gusano ferrocarril es independiente, y por eso se puede encender cuando resplandecen las otras, o puede resplandecer de color rojo cuando las otras luces están apagadas.
¿Cuál es el secreto del gusano ferrocarril? Es la misma clase de secreto que tiene la luciérnaga. Pero la luz roja es diferente. ¿De qué manera? ¿Hay algún filtro sobre la luz que la hace ver roja? No, la luz misma es de un color rojo pronunciado. El modo en que se produce es una de las cosas que la ciencia no comprende a grado cabal.
Los científicos esperan que algún día puedan poner en amplio uso los eficaces principios de la luz fría de las lámparas vivas del Creador.