De la vejez se puede disfrutar
¿HA PASADO usted de los cincuenta años de edad? ¿O quizás hasta más allá de los sesenta y cinco años, la edad en que muchas personas se jubilan en los Estados Unidos? ¿Le parece que la vejez le roba el gozo de vivir? ¿Se le hace una carga la vida? No tiene que ser así.
Cuando Jehová Dios creó al hombre, su propósito no era que éste envejeciera y muriera. La primera pareja humana todavía estaría viviendo si hubiera seguido obedeciendo los mandamientos de Dios. Pero debido a su desobediencia toda su prole ha estado envejeciendo y con el tiempo muriendo. Hoy más y más personas van envejeciendo. En los Estados Unidos hay unos 22 millones de personas que tienen sesenta y cinco años de edad o más; en el siglo que ha pasado su número se ha duplicado. Pero no viven más tiempo. Todavía aplica la duración de vida de setenta a ochenta años que mencionó el profeta Moisés.—Sal. 90:10.
¿Qué afrontan estas personas? ¿Se puede disfrutar de la vejez en vez de solo aguantarla? Uno de los factores más importantes para disfrutar de la vejez es poder ajustarse. Ese ajustarse principalmente tiene que ver con tres esferas de actividad: salud física, suficiencia económica y bienestar mental y emocional.
Buena salud por ejercicio
La buena salud, aunque no es exactamente indispensable para disfrutar de la vejez, puede contribuir en gran manera a ello. El disfrutar de buena salud en la vejez solo significa ajustarse dando a ello más consideración de la que uno ha estado acostumbrado a darle. ¡Pero eso no significa ser hipocondríaco (padecer de males imaginarios)!
El asunto de obtener suficiente ejercicio es importante. Un estudio que duró por diez años de 8.500 individuos de edad madura mostró que los trabajadores sedentarios tenían tres veces el número de ataques cardíacos que tenían los obreros manuales. Sí, a menudo el ejercicio físico establece la diferencia entre el disfrutar de la vida a los setenta y el estar cargado de achaques, dolores y aburrimiento a la misma edad. Sin importar la edad que uno tenga, puede mejorar su salud haciendo ejercicio. Hay muchas clases de ejercicio, como el caminar y el nadar, de las que más o menos se puede disfrutar. Pero séale placentero o no, ajústese a hacer más ejercicio... haciéndolo, por supuesto, gradualmente.
Obteniendo nutrición apropiada
Si quiere disfrutar de la vejez, también tiene que pensar en la nutrición, tanto en lo que toca a calidad como a cantidad. Se culpa a una dieta defectuosa en gran manera por las más comunes enfermedades del corazón, tratándose por lo general de comer demasiado, especialmente grasas y azúcares, junto con insuficiente ejercicio. Dos de cada tres personas de más de cincuenta años de edad en los Estados Unidos tienen exceso de peso. ¡Y, no hay duda acerca de ello: el exceso de peso sí acorta la vida!
Los estudios muestran que los ancianos tienden a obtener más almidón y azúcares de los que necesitan, pero no suficientes proteínas, vitaminas y minerales. Puede haber varias razones para esto. Los alimentos que contienen estos elementos importantes cuestan más que otros alimentos. También es probable que estos alimentos requieran más preparación, y a menudo a los ancianos no les gusta molestarse en preparar comidas solo para ellos. Por otra parte, quizás tengan mala dentadura, lo cual estorba el que mastiquen ciertos alimentos.
Es necesario que los ancianos ajusten su dieta, pues, dado que están menos activos, necesitan menos hidratos de carbono y más vitaminas y minerales que antes. Por lo tanto, se recomiendan en sumo grado cosas como arroz no refinado y trigo entero por su contenido de vitaminas y minerales; el yogur, en parte debido a la necesidad que tiene el cuerpo de leche y en parte porque se digiere tan fácilmente; yema de trigo, por su contenido de vitamina E, levadura de cerveza por su vitamina B y melazas debido a su cobre y hierro. Algunos recomiendan, y otros no, el tomar vitaminas adicionales. Por eso, ¿por qué no experimenta? Si descubre que le ayudan, siga tomándolas.
También es buen consejo evitar el comer y beber alimentos que estén o demasiado calientes o muy fríos. Deje que los alimentos vuelvan a la temperatura de la habitación antes de comerlos si los tenía en el refrigerador. Quizás también descubra que un poco de vino le ayuda a digerir los alimentos.
Descanso y sueño
Para disfrutar de la buena salud en la vejez también se requiere tomar en consideración un grado suficiente de descanso y sueño. Aunque quizás usted esté obteniendo suficiente descanso, quizás no esté obteniendo suficiente sueño. De hecho, a menudo los ancianos tienen el sueño ligero. Por mucho tiempo se creyó que los ancianos necesitaban menos sueño que los jóvenes, pero parece que hay alguna evidencia de lo contrario.
Por supuesto, no toda persona necesita la misma cantidad de sueño. Factores como las hormonas, el temperamento nervioso y la naturaleza de las actividades de uno tienen que ver con cuánto sueño uno necesita. Si a usted se le hace difícil dormir lo suficiente, podría hacerse las siguientes preguntas:
‘¿Estoy tenso todo el día?’ Si es así, probablemente se le haga difícil dormir. Aprenda a reducir su tensión durante el día. ‘¿Me mantengo activo hasta la hora de acostarme?’ Si así es, se le hará difícil eliminar de su organismo la tensión y dormir profundamente. Afloje el paso después de cenar. ‘¿Bebo té fuerte, café o bebidas de cola?’ Esas bebidas ciertamente estorban el sueño de muchas personas. ‘¿Ingiero comidas grandes ya entrada la noche o cosas difíciles de digerir, como papas fritas a la francesa o pan acabado de hornear?’ Esas cosas pueden ser una carga para su estómago y pueden mantenerlo despierto a usted. ‘¿Me preocupo por no poder dormir?’ No hay modo más seguro de permanecer despierto que ése. No se enfade por los problemas del día, sino medite en sus bendiciones. ‘¿Me irrito fácilmente?’ Un estado de ánimo perturbado bien podría desvelarlo. Trate de ser menos excitable. Al efectuar estos ajustes disfrutará de mejor sueño, de mejor salud.
Entre las cosas positivas que puede hacer para buscar el sueño está el bañarse en agua tibia o caliente antes de acostarse, o beber leche tibia o té de alguna hierba; algunos encuentran que un vaso de cerveza o vino ayuda a algunos a dormirse. Un masaje dado por otro miembro de la familia ayuda a otros a dormir. Según el doctor White, un especialista en la materia del corazón, una larga caminata rápida en la noche es mejor ayuda para dormir que las píldoras que tienen ese propósito. El sueño profundo ayuda a uno a disfrutar más de sus noches y de sus días.
Problemas económicos
Para disfrutar de la vejez es necesario también aprender a efectuar ajustes en asuntos financieros. Por lo general hay menos entradas monetarias. Hoy muchos negocios jubilan a sus empleados a los sesenta y cinco años de edad. El hallar un nuevo trabajo no es fácil, especialmente en estos días. Aunque no se esté jubilado, a menudo se reciben menos ingresos debido a que se es menos productivo. A veces no hay pensión, debido a que el individuo ha estado cambiando de un empleo a otro o debido a la quiebra de algún patrono.
En una situación como ésta, pues, uno tiene que aprender a ajustarse a hábitos de vivir más modestos, en cuanto a abrigo, alimento, ropa y diversión. Especialmente hay un problema cuando se trata de la comida... ser económico y al mismo tiempo obtener suficientes proteínas, vitaminas y minerales. La ensalada de col picada contiene mucha vitamina C y puede ser más económica que las naranjas. Los cacahuetes, las soyas, el queso y los huevos son fuentes económicas de proteínas; y no pase por alto la avena. Consciente de este problema, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos ha publicado un folleto, Food Guide for Older Folks, que muestra cómo se pueden comprar a bajo costo alimentos esenciales.
Factores mentales y emocionales
Entre los obstáculos más serios al disfrute de la vejez están la actitud mental imprudente y el patrón emocional negativo. Al introvertido quizás le toque la peor parte de ello —como le ha tocado durante toda su vida— que al extrovertido. Pertinentes aquí son los principios que se encuentran en la Palabra de Dios, la Biblia: “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.” La Biblia también aconseja al joven que se acuerde de su Creador en los días de su juventud antes que vengan los días cuando diga: “No tengo en ellos deleite.”—Gál. 6:7; Ecl. 12:1.
A los que hayan ejercido gobierno de sí mismos y disciplina y hayan aprendido sabiduría les será comparativamente fácil hacer los ajustes que requiere la vejez. Sin embargo, en cuanto a los que se han mimado y consentido, lo más probable es que estén mal equipados física, mental y emocionalmente para ajustarse a las restricciones que trae consigo la vejez, y disfrutar de ella. Ahora en su vejez tendrán que comenzar a aprender lo que son el valor, la sabiduría y la humildad.
Las restricciones que acarrea la vejez sí presentan problemas, especialmente para los que no quieren enfrentarse a la realidad. Algunos rechazan la idea de que están envejeciendo y tratan de continuar actuando con todo el vigor de cuando eran jóvenes. Otros permiten que los domine el desaliento, el abatimiento, la autocompasión o hasta la amargura. Otros quizás se coloquen en un pedestal y se hagan exigentes debido a su avanzada edad. Todas esas actitudes son sumamente imprudentes. El aprecio a las bendiciones diarias ayudará al individuo a evitar completamente esos peligros. Que espere con deleite las bendiciones de cada día y aprenda a regocijarse en las cosas pequeñas. Que se alegre por un día de sol, o por la hermosa nieve limpia o por la lluvia refrescante.
Cada período de la vida tiene sus propias bendiciones. El simple hecho de que en la vejez no se pueda disfrutar de muchas de las cosas de que se haya disfrutado en la juventud no es razón para que uno ande compadeciéndose de sí mismo o esté descontento. Por eso un poeta dijo en una ocasión:
“Aunque presente en forma diferente,
Valor tiene la vejez, como la juventud, entre la gente.
Pues tras caer la tarde de la vida
Refulgen astros que fueron invisibles en el día.”
La vejez ciertamente tiene sus propias bendiciones. “La canicie es una corona de hermosura cuando se halla en el camino de la justicia.” (Pro. 16:31) La vejez tiene belleza propia. Uno ha tenido la oportunidad de aprender, de adquirir mucha experiencia, y de alcanzar una posición ventajosa en virtud de lo que ha sufrido y de aquello de que ha disfrutado. La juventud es impetuosa, impaciente, demasiado ansiosa, romántica, tiene ilusiones, a menudo no es práctica. Pero con la edad uno aprende a ser más paciente, a apegarse más a la realidad, a ver las cosas como realmente son, a ser práctico. La vejez puede tener un efecto ablandador; hacer que uno tenga más empatía.
Aprecie las bendiciones que tenga. Esté agradecido por la vida misma, por el grado de salud y fuerza que tenga. El simplemente no padecer dolores es base para gratitud. Y esté contento con tener las cosas materiales que se necesitan para el sustento de la vida.—1 Tim. 6:6-8.
Útil también es tener un sentido del humor. El estar dispuesto a reír es bueno tanto para el cuerpo como para la mente y el corazón. De hecho, un famoso médico dijo que la risa “es el mejor ejercicio de todos,” debido a su efecto provechoso en los órganos internos.
En particular el tener algo útil que hacer ayudará a uno a disfrutar de la vejez. Acuérdese de que “hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” Se puede obtener la felicidad de ser útil a conocidos, amigos o parientes.—Hech. 20:35.
Las ventajas del cristiano
El cristiano dedicado maduro tiene indudables ventajas cuando se trata de disfrutar de la vejez. Tiene muchas cosas que lo ayudan a llenar sus días de felicidad. Siempre puede tener compañerismo con Dios. Como lo expresó una cristiana soltera anciana: “Realmente, los momentos en que estoy sola son algunos de los más preciosos para mí. Puedo hablar a Jehová en oración. Puedo disfrutar de meditación y del estudio personal sin distracción.” Por otra parte, también, hay reuniones cristianas donde se puede disfrutar de excelente compañerismo cristiano. Y hay oportunidades para compartir la esperanza cristiana con otros. Los días llenos de alabanza a Dios de seguro son días felices.
En la central de los testigos de Jehová en Brooklyn, Nueva York, hay una docena de trabajadores que, aunque tienen un promedio de más de ochenta años de edad, están sirviendo felizmente de tres a ocho horas al día en las fábricas y oficinas de la Sociedad Watch Tower. También, ciertas viudas cristianas dedicadas septuagenarias, que viven en sus propios hogares y solas, están entre las personas más felices que se haya conocido. Los que evitan la exageración y no se miman a sí mismos cediendo perezosamente a toda inclinación, ni se extralimitan de modo que se agoten, disfrutan de la vida. En particular disfrutan de tratar de llevar consuelo a otros diciéndoles las buenas nuevas del reino de Dios ya tan cercano.—Mat. 24:14.
Un cristiano anciano y ciego lo expresa así: “El mantenerme consciente de mi relación con Jehová me suministra la fuerza necesaria. Jamás pierdo de vista el hecho de que el nombre de Dios descansa sobre mí y que lo que hago tendrá efecto favorable o desfavorable en lo que se piensa de él.”
De la vejez se puede disfrutar. Puede ser un tiempo de tranquilidad de ánimo, de contentamiento y felicidad. La vejez debería traer consigo sabiduría y el aprender a ajustarse en asuntos de salud física y asuntos financieros; la actitud mental y la actitud emocional pueden ayudar también a ese ajuste. Y, sobre todo, la fe en Dios y en su Palabra, y el tratar de vivir en conformidad con su sabio consejo, pueden ayudar al individuo a disfrutar de la vejez.