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  • Guárdese de contaminación venérea
  • ¡Despertad! 1972
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  • Sífilis y gonorrea
  • Obstáculos para combatirlas
  • Dando cuenta del aumento
  • La responsabilidad de los padres
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¡Despertad! 1972
g72 22/5 págs. 17-20

Guárdese de contaminación venérea

LA PEOR clase de contaminación desenfrenada de la actualidad son las enfermedades venéreas. La necesidad de salvaguardas contra ellas es mayor que nunca antes. Las enfermedades venéreas están aumentando a tal grado que ya no se les llama “epidemia” sino “pandemia.”

Se han dado alarmas en Inglaterra y Gales, en el Canadá y Francia, en Suecia, Polonia y Holanda, en el Lejano Oriente y América latina. En cuanto a los Estados Unidos, en 1970 se vio un aumento del 16 por ciento en gonorrea y un aumento del 8 por ciento en sífilis en comparación con el año anterior. Además, se calcula que hay unos 500.000 casos de sífilis que no han sido descubiertos.

Las proporciones en algunas ciudades se han duplicado y hasta triplicado sobre el año anterior. Se dice que en Houston, Texas, hay una “epidemia de enfermedades venéreas galopante,” y en Los Ángeles durante el año pasado el 6 por ciento de las mujeres que dieron a luz bebés tenían gonorrea. Los oficiales de salud de los Estados Unidos declaran que, aunque el problema de la sífilis es perturbador, la situación de la gonorrea casi ha llegado al punto en que causa desesperación.

“La mayor amenaza a la salud de los adolescentes”

Así llamó a las enfermedades venéreas una de las principales revistas de los Estados Unidos para las adolescentes, y no sin buena razón. En San Francisco un estudiante de escuela secundaria tiene un 20 por ciento de probabilidad de contraer enfermedades venéreas antes de terminar la escuela. En los Estados Unidos en conjunto la proporción de la gonorrea entre las personas de quince a diecinueve años de edad es el triple del promedio nacional para todas las edades combinadas. A través de los pasados cinco años las enfermedades venéreas han aumentado ¡más de 1.000 por ciento entre los adolescentes!

¡Y cuán jóvenes son algunas de las víctimas! En Polonia en un año reciente hubo 64 casos de enfermedades venéreas en niños de diez a catorce años de edad. En Filadelfia durante el año pasado hubo 50 casos en niños menores de diez años de edad. ¡En Memphis, Tennessee, un muchacho de cinco años de edad recibió tratamiento para enfermedad venérea que contrajo por tener intimidad con una niña de nueve años! La niña rehusó nombrar a sus otros compañeros sexuales.

Sífilis y gonorrea

La sífilis es la más peligrosa, mientras que la gonorrea es la enfermedad venérea más imperante. Concerniente a la sífilis, el Textbook of Pathology de Boyd declara: “De todas las enfermedades es la más sutil. Es maestra del disfraz. No exagero al decir que no hay síntoma que no pueda causar.” Hasta se ha dicho que uno que sabe todo acerca de la sífilis sabe todo acerca de medicina. Se transmite casi únicamente por medio de las relaciones sexuales, y aunque no es hereditaria las madres que la tienen pueden infectar a su prole no nacida aún.

La sífilis, que es producida por un organismo muy activo y menudo de forma semejante a sacacorchos, tiene tres etapas. Hay la etapa primaria, en la que se desarrolla una llaga o grano en el lugar donde entró el germen. Entonces en el transcurso de dos o tres meses aparece la segunda etapa más seria. Esta puede caracterizarse por escalofríos, fiebre, dolor de cabeza, manchas mucosas blancas en la boca y por caída del pelo.

Uno de cada tres de los casos pasa por una tercera etapa. Se puede presentar unos cuantos meses o unos cuantos años después de la segunda etapa, aunque a veces no se manifiesta hasta diez o veinte años después. Las partes que más frecuentemente son dañadas son el cerebro, la médula espinal, los ojos, el hígado y los vasos sanguíneos del corazón. Se dice que del 5 al 8 por ciento de todos los casos de locura se debe a las enfermedades venéreas. Recientemente un especialista del cerebro encontró que 226 personas padecían de desórdenes mentales para los cuales no se había determinado causa alguna, a no ser el hecho de que habían sido tratadas contra la sífilis años antes.

La gonorrea es producida por un diminuto organismo que tiene la forma de dos granos de café. Su desarrollo está prácticamente limitado al coito. En el transcurso de tres a cinco días se hace sentir produciendo una sensación de quemadura o picadura al tiempo de orinar, así como por emisión de pus acompañada de enrojecimiento y dolor del órgano sexual masculino. Sin embargo, 8 de cada 10 mujeres no tienen síntomas obvios.

Aunque la gonorrea no tiene las mismas consecuencias trágicas que la sífilis, puede resultar en esterilidad tanto en los hombres como en las mujeres y en invalidismo crónico en éstas. Puede causar ceguera en los bebés que pasan por un conducto de nacimiento infectado. Los cálculos indican que el 20 por ciento de toda la ceguera se debe a las enfermedades venéreas.

Obstáculos para combatirlas

Se dice que un gran obstáculo para erradicar las enfermedades venéreas es la renuencia de los médicos de la práctica privada a informar los casos, a pesar de que la ley exige que lo hagan. Ocho de cada nueve casos no se informan, evidentemente para proteger a los pacientes.

La apatía también es un gran obstáculo, tanto de parte del público como de parte de la profesión médica. La mayoría de las personas que se presentan en las clínicas para las enfermedades venéreas parecen preocuparse poco en cuanto a la seriedad de estas enfermedades y tampoco manifiestan sentimientos de vergüenza. ¡Algunos pacientes regresan tan a menudo como seis veces durante el año, cada vez con un caso nuevo de enfermedad venérea! Tal como dijo con sarcasmo un médico: “Los microbios no son ni la mitad de lo resistentes a las drogas que los pacientes a la instrucción sobre la prevención.”

El hecho de que los organismos que producen las enfermedades venéreas están llegando a ser más resistentes a los antibióticos es otro gran obstáculo para erradicar las enfermedades venéreas. Algunas clases no responden en absoluto a las drogas; las que sí responden requieren 70 veces tantas unidades de penicilina como en el pasado... ¡5.000.000 en vez de 75.000!

Otro obstáculo es la manera en que la gente va de un sitio a otro. ¡En un período de seis meses una prostituta tuvo relaciones con 310 hombres cuyos hogares estaban esparcidos en más de treinta y seis estados y tres países extranjeros!

Dando cuenta del aumento

Entre los factores principales por los cuales las enfermedades venéreas estén llegando a ser pandemia se encuentra la píldora para el control de la natalidad. Como resultado la gente está desechando las medidas anticonceptivas anteriores y está haciéndose más promiscua. Sin embargo, los doctores advierten que las mujeres que toman la píldora son más susceptibles a contraer gonorrea.

Otro factor es el aumento de la homosexualidad. Los homosexuales son más promiscuos que otros y más renuentes a pedir tratamiento. Un informe mostró que el 35 por ciento de los pacientes sifilíticos masculinos por lo menos había tenido un encuentro homosexual.

Algo más que también da cuenta del aumento de las enfermedades venéreas es el uso de las drogas. Para muchos, la marihuana tiene un efecto sexualmente estimulador. El alcohol a menudo tiene el mismo efecto. ¡De hecho, tres quintas partes de los que contrajeron enfermedades venéreas en Polonia se hallaban borrachos en esa ocasión!

No obstante el que la contaminación de las enfermedades venéreas se haya convertido en pandemia se debe principalmente al derrumbe de la moralidad. Los hombres ya no necesitan buscar prostitutas, pues muchas de las jóvenes que ellos conocen están dispuestas a cooperar. La música popular estimula a la conducta inmoral. El mercantilismo recalca el sexo en la publicidad.

La responsabilidad de los padres

A su vez, el que los padres sean permisivos ha contribuido en gran manera al derrumbe de la moralidad. ¡Un padre hasta pagó para que su hijo de doce años tuviera relaciones con una prostituta! Aunque no muchos padres irán a ese extremo, muchísimos dan por sentado que sus hijos tendrán relaciones sexuales premaritales. Tanto es así que un padre hizo alarde de que cuando sus dos hijos, de quince y dieciocho años de edad, contrajeran enfermedades venéreas no había peligro, ¡porque les había informado plenamente lo que debían hacer si eso sucedía! En otro caso una madre le dijo a su hija: “Si no puedes decírmelo, está bien. Pero debes asegurarte de conseguir tratamiento si alguna vez contraes enfermedades venéreas, y trata de alejarte —es preciso que lo hagas— de la gente que te contagió.”

Una popular revista de salud quisiera “salvaguardar” a los jóvenes contra la contaminación de las enfermedades venéreas. ¿De qué manera? Haciendo que los padres agiten la opinión pública con el fin de que se aprueben leyes autorizando a los médicos a tratar a los jóvenes que padecen de enfermedades venéreas sin que los padres lo sepan o consientan en los estados donde todavía no existen esas leyes; eso permitiría a los médicos decidir si quieren informar a los padres, cónyuge u otros parientes allegados en cuanto a un caso de enfermedad venérea, ¡y eso aseguraría el que ningún médico sea enjuiciado por proceder de esa manera!

Lo que se necesita no son esas leyes. Más bien, para salvaguardar a sus hijos contra la contaminación sexual los padres tienen que comenzar temprano (antes de los seis años de edad según una autoridad) a gradualmente impartir a sus jóvenes ciertos hechos de la vida. Tienen que darles poderosas razones por las que ciertos actos son incorrectos y el daño que puede resultar de éstos. Para ganar la confianza de sus hijos, los padres tienen que interesarse altruistamente en ellos. Si quieren que sus hijos los tomen en serio, ellos tienen que poner el ejemplo correcto. Los padres no pueden esperar el inculcar elevadas normas morales en sus hijos a menos que ellos mismos estén haciendo todo lo que puedan por vivir en conformidad con ellas.

Si los padres muestran interés genuino en sus hijos y los aman, será más fácil el que puedan darles reglas y esperar que sus hijos obedezcan voluntariamente. Entre esas reglas podría estar el prohibir el baile “sensual” y no concertar citas hasta que tengan presente el matrimonio y estén preparados para responsabilidades de éste.

La responsabilidad de los jóvenes

Para erigir salvaguardas contra las enfermedades venéreas, los jóvenes tienen que guardarse de la tendencia de participar en la búsqueda agitada de sensaciones físicas como un fin en sí. Guárdese de buscar sensaciones agradables o emociones o efectos estimulantes experimentando con drogas y mediante las relaciones sexuales ilícitas. Todo esto en realidad es una rebelión de los jóvenes contra la generación de mayor edad. Se ha dicho que pocos adolescentes con enfermedades venéreas parecen tener buenas relaciones con sus padres.

El participar del sexo fuera del matrimonio impone su precio, y es un precio caro... conciencia culpable, falta de pundonor, preñeces indeseables, abortos y contaminación de enfermedades venéreas. Una revista para muchachas adolescentes pregunta: “¿Cómo puede una muchacha estar segura? ¿Cómo puede evitar ella los peligros de la sífilis y la gonorrea, dos enfermedades que producen consecuencias tan potencialmente trágicas?” Entonces se recalca este punto: “La única manera segura de evitar las enfermedades venéreas es no tener coito.” ¡Por supuesto! Si no hubiera fornicación ni adulterio, no habría contaminación de enfermedades venéreas.

El sexo fuera del matrimonio, incorrecto y perjudicial

El Creador dotó a la humanidad de los dones del sexo y la procreación y Él tiene el derecho de dar leyes en cuanto a cómo se usaran sus dones. Su Palabra dice: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros.” (Heb. 13:4) El sexo dentro del arreglo matrimonial es honorable y sagrado; ése es el único lugar apropiado para ello. El hombre no fue hecho para imitar a los animales inferiores al seguir sus instintos. Los animales pueden hacerlo sin perjuicio, pero el hombre no. ¡Los perros no contraen enfermedades venéreas!

Claramente la Biblia recalca que las relaciones fuera del matrimonio incurren en la ira de Dios. (Gál. 5:19-21; Mat. 15:18-20; 1 Cor. 6:9-11; Rev. 22:15) Para los que profesan ser cristianos dedicados el resultado de practicar esa conducta relajada es enemistad con la congregación de Dios, pues son expulsados o excomulgados de ella. El participar en moralidad sexual relajada también es pecar contra aquel con quien uno tiene esas relaciones, porque siempre se necesitan dos para cometer fornicación o adulterio.—1 Cor. 5:1-13.

Y debido al riesgo de la contaminación de las enfermedades venéreas, el que participa de relaciones ilícitas también está pecando contra su propio cuerpo. (1 Cor. 6:18) Cuán gráficamente describe el rey Salomón la tontería de esa clase de persona: “Lo ha extraviado con la abundancia de su persuasiva. Por la suavidad de sus labios lo seduce. De repente está yendo tras ella, como toro que viene aun al degüello, y justamente como si estuviera en grillos para la disciplina de un tonto, hasta que una flecha le abre el hígado, tal como un pájaro se mete apresurado en la trampa, y él no ha sabido que en ello está envuelta su mismísima alma.”—Pro. 7:21-23.

Hay el peligro de daño físico permanente, no solo al cuerpo, sino también a las probabilidades de felicidad en el matrimonio. El mantenerse libre de las relaciones sexuales hasta el matrimonio coloca a estas relaciones después del matrimonio en un nivel muy superior. También hace más probable que cada uno de los cónyuges permanezca fiel al otro. Como bien se ha notado: “Ningún estudio sociológico ha demostrado jamás que el coito premarital, o el adulterio, contribuye a un matrimonio más feliz.”

Y no debemos pasar por alto el hecho de que a menudo las relaciones ilícitas son un pecado contra la siguiente generación. El año pasado en los Estados Unidos se informaron casi 300 casos de sífilis congénita. ¿Y no son también todos los malpartos, partos de bebés muertos, ceguera y esterilidad causados por la contaminación de las enfermedades venéreas pecados perpetrados contra los que nacen?

No podemos eludirlo. La Palabra de Dios es veraz. Marca a las relaciones sexuales fuera del matrimonio como pecado, y dice que “el salario que el pecado paga es muerte.” Advierte además: “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que está sembrando teniendo en mira su carne, segará de su carne la corrupción; mas el que está sembrando teniendo en mira el espíritu, segará del espíritu vida eterna.”—Rom. 6:23; Gál. 6:7, 8.

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