Fechas de radiocarbono enlazadas con anillos de árboles
EL TÍTULO del Duodécimo Simposio Nobel fue “Las variaciones del radiocarbono y la cronología absoluta.” El título implica que ya no se ve el fechar con radiocarbono como algo absoluto. El simposio dio énfasis a las variaciones de las fechas de radiocarbono y a los intentos, de éxito solo parcial, de explicarlas. Lo que surgió como la cronología absoluta fue el cálculo basado en contar anillos de árboles.
¿Son éstas malas noticias? Después de todo, el método de fechar con radiocarbono es un campo técnico especializado para unos pocos expertos altamente entrenados, y la teoría ha sido corregida un poco aquí y ajustada otro poco allá de tal manera que hasta otros científicos tienen dificultad en entenderla. Por otra parte, todo el mundo sabe —¿no es verdad?— que un árbol en crecimiento añade un anillo alrededor de su tronco cada año. Y después de cortar un árbol uno puede determinar la edad del mismo por medio de sencillamente contar los anillos, ¿no es cierto? ¿Qué podría ser más sencillo que eso? Sin duda alguna muchas personas suspirarán de alivio al saber que ahora el reloj de radiocarbono, que siempre tuvo un poco de sabor a magia científica, ha sido puesto en hora por algo tan fácil y comprensible como lo es el contar los anillos de los árboles.
En el informe publicado por el simposio (también publicado en Scientific American en octubre de 1971) se incluyó la curva de calibración. Esta señala, para cada año, remontándose hasta cerca de 5200 a. de la E.C., cuántos años deben añadirse o quitarse de la fecha de radiocarbono para hacerla corresponder con la fecha de los anillos de los árboles.
A primera vista uno podría confundirla con un cuadro de los precios del mercado de valores. Su total falta de regularidad, sus cortas y desbaratadas curvas, y sus impronosticables desviaciones largas aumentan el parecido. Por medio del uso de esta curva de corrección, los laboratorios de fechar con radiocarbono han llegado a confiar a cabalidad en la exactitud de la cronología de los anillos de los árboles, también llamada dendrocronología.
Así es que ahora los que han cifrado su fe en las fechas de radiocarbono tienen que preguntarse si este nuevo enlace con los anillos de los árboles fortalece o debilita su fe. La respuesta, por supuesto, depende de cuán segura sea la cronología basada en los anillos de los árboles. ¿Es ésta un ancla firme que impida que las fechas de radiocarbono se pierdan flotando a la deriva en las desconocidas profundidades de la antigüedad?
La cronología del pino aristado
Pocos árboles viven miles de años. Las magníficas secoyas gigantescas que crecen en las laderas montañosas de California son famosas por su gran longevidad. Sin embargo, hace pocos años se halló que el pino aristado, un árbol sencillo de apariencia achaparrada, que crece en laderas altas y rocosas del sudoeste de los Estados Unidos, a veces vive hasta más tiempo. Se informa que un árbol de Nevada tiene 4.900 años de edad.
El primero en señalar allá en 1953 la utilidad de este árbol de larga vida fue Edmund Schulman, de la Universidad de Arizona. En las montañas Blancas del este de California él encontró varios árboles muy viejos, algunos de ellos todavía vivos, otros ya tocones muertos o leños. Él reunió centros cortados de árboles vivos, así como restos de árboles caídos en el pinar. Los examinó en su laboratorio y los usó para establecer una cronología de anillos de árboles. Después de su muerte en 1958, este trabajo fue reanudado por el profesor C. W. Ferguson en el mismo laboratorio. En el Simposio Nobel, Ferguson presentó un informe del estado actual del trabajo. Afirma que ha establecido una cronología basada en los anillos de los pinos aristados que se remonta hasta 5522 a. de la E.C. Este es un lapso de casi 7.500 años, un logro verdaderamente impresionante ¿Puede haber alguna razón para dudar de que esté en lo cierto?
Puesta en duda por algunos investigadores
Pues, pudiéramos notar que el profesor P. E. Damon, del departamento de geología de la misma universidad de Ferguson, dijo: “La exactitud del fechar mediante la cuenta de los anillos de los árboles quizás sea puesta en duda por algunos investigadores.”8a Investiguemos entonces el procedimiento que se utilizó para construir una cronología de anillos de árboles a fin de saber por qué se puede poner en duda.
De lo primero que debemos preguntar es de la suposición fundamental de la cuenta de anillos de árboles, la suposición de que cada anillo representa un año. Quizás le sorprenda saber que esto no siempre es cierto. Ferguson dice sobre este punto: “En algunos casos, puede que falte el 5 por ciento o más de los anillos anuales a lo largo de un radio determinado que abarca muchos siglos. La ubicación de esos anillos ‘perdidos’ en un espécimen se verifica comparando su patrón de anillos indicadores de fechas con el patrón de anillos de otros árboles en los cuales el anillo ‘perdido’ está presente.”9 Dado que el investigador añade estos “anillos perdidos” a su cronología, ésta es mayor que el número efectivo de anillos contados, por cinco o más años por cada siglo.
Más interesante todavía es el comentario de Ferguson acerca de la posibilidad de que un árbol produzca dos o tres anillos en un solo año: “En ciertas especies de coníferas, especialmente las que están en bajas elevaciones o en latitudes australes, el incremento de crecimiento de una temporada pudiera constar de dos o más arrancadas de crecimiento abundante, cada una de las cuales puede asemejarse a un anillo anual. Sin embargo, esos anillos de crecimiento múltiple son extremadamente raros en el pino aristado, y son especialmente raros en la altura y latitud de los lugares bajo estudio.”9
Por eso, bajo las condiciones climáticas actuales, los anillos múltiples son raros. Desde el punto de vista del que cree en la uniformidad de los procesos naturales, esa declaración es bastante reanimadora. Pero este punto de vista pasa por alto la abundante evidencia de que el clima era mucho más templado antes del Diluvio de 2370 a. de la E.C. Además, la ubicación actual de los pinares del pino aristado puede haber estado en ese entonces a una altura muy inferior. En armonía con la opinión citada, ambas diferencias podrían haber producido más anillos múltiples en los árboles que vivían en ese entonces. Esto sería cierto, no solo en el período de antes del Diluvio, sino hasta por algún tiempo después de éste, mientras la corteza terrestre se ajustaba a nuevas presiones. ¿Quién puede decir cuán a menudo se formaron anillos múltiples en medio de aquellas condiciones, o cuántos siglos se añadieron a la cronología debido a esto?
Poniendo juntos los distintos patrones
Lo siguiente que se debe observar es que ningún árbol tiene 7.500 anillos. Aunque se informa que algunos árboles en pie tienen más de 3.000, o aun 4.000 años de edad, el árbol vivo de más edad incluido en la cronología se remonta solo hasta el año 800 E.C. Sin embargo, se encontró un árbol muerto que tenía unos 2.200 anillos, y se hallaron similaridades en el patrón de anillos espesos y delgados entre las capas exteriores del árbol muerto y las capas interiores del árbol vivo. Por eso se consideró que las edades coincidían desde 800 hasta 1285 E.C., y el árbol más viejo fue fechado como de 957 a. de la E.C. Este procedimiento fue repetido con otros diecisiete restos de árboles caídos, el número de los anillos de los cuales fluctuaba de 439 a 3.250, y la cuenta de anillos se remontó a 7.484 años en el pasado.
Ahora usted quizás pregunte: ¿Cuán seguro es el pareo de patrones coincidentes o paralelos? El Sr. Ferguson nos asegura que solo hay un medio posible de hacer cada uno de los diecisiete ajustes; como dice: “La cronología maestra para todos los especímenes envueltos en esto es singular en su patrón de año por año; en ninguna parte, a través del tiempo, se repite con precisión la misma secuencia de largo plazo de anillos anchos y angostos, porque las variaciones climáticas de año tras año nunca son exactamente iguales.”9 Algunas personas estarían dispuestas a aceptar esta opinión sin profundizar en ella; otros investigadores, según dice Damon, estarían entre los que la pondrían en duda.
Otra pregunta: Si fuera posible ajustar un segmento de árbol muerto en más de un lugar, ¿qué criterio guiaría la selección del ajuste “correcto”? La siguiente declaración de Ferguson puede darnos un indicio: “De vez en cuando, una muestra de un espécimen que aún no se ha fechado se envía para ser analizado por radiocarbono. La fecha obtenida indica la edad general de la muestra, esto nos suministra un indicio en cuanto a la porción de la cronología maestra que debe ser investigada, y de esta manera la fecha de anillos de árboles puede ser identificada más rápidamente.”10 Y, de nuevo: “El análisis de radiocarbono de un solo y pequeño espécimen que contiene una serie de 400 años de anillos de muy buena calidad indica que el espécimen tiene aproximadamente 9.000 años de edad. Esto encierra buena promesa de extender más en el pasado la cronología por la cuenta de anillos de árboles.”11
De esta manera se hace evidente que el fechar con carbono 14 a veces sirve como guía para ajustar las piezas del rompecabezas de los anillos de los árboles. ¿Dan razones estas admisiones para sospechar que tal vez la cronología por la cuenta de anillos de árboles no esté tan bien anclada como parece estarlo, sino que sus proponentes buscan el apoyo del fechar con radiocarbono? Esa sospecha no es infundada, pues el profesor Damon, después de asegurarnos su confianza personal en las fechas dadas por los anillos de los árboles, añade: “De todos modos, es alentador tener alguna comparación objetiva, por ejemplo, con otro método de fechar. Esto, de hecho, lo suministra el fechar con carbono 14 muestras fechadas históricamente.”8
Si las fechas de anillos de árboles necesitan apoyo por medio de comparación con fechas de radiocarbono en el espacio de tiempo en que éstas son apoyadas por fechas históricas, lo cual se remonta por solo 4.000 años, ¿qué puede decirse de esa necesidad 4.000 ó 5.000 años antes de eso?
Problemas al fechar madera
Los esfuerzos que se hacen para fortalecer el mutuo apoyo entre las dos cronologías están plagados por otro problema más que ocasionó gran discusión entre los expertos. Aun en el análisis de radiocarbono del pino aristado que ahora sirve como la base para todas las otras fechas de radiocarbono, es necesario tener en cuenta la posibilidad de que la muestra haya sido alterada. Es sabido que las sustancias inorgánicas, tales como la piedra caliza formada por mariscos y el carbonato de los huesos, son muy susceptibles a tener intercambios con los carbonatos disueltos, sean éstos más viejos o más recientes. Por esta razón son casi inútiles para fechar. Se considera que sustancias orgánicas, tales como la celulosa, no son propensas al intercambio. La savia viva de un árbol puede lavarse de la madera muerta, pero si ha estado circulando por la madera por centurias o milenios, ¿podemos estar seguros de que no haya reemplazado parcialmente al carbono 14 en degeneración?
A diferencia de la savia, la resina es difícil de remover. Ferguson se ha referido a la “naturaleza muy resinosa” de la madera del pino aristado.12 Los expertos concordaron en que la resina de la madera más joven se transporta a la madera de más edad, donde puede causar errores. “Ciertamente el que la resina se difunda hacia el interior es un resultado razonable.”13 También: “Este problema de la resina es importante, particularmente puesto que la corrección aumenta mientras más se penetra en el árbol.”13 En un experimento, la resina extraída era, aparentemente, 400 años más joven que la madera.
Sin embargo, los expertos no estaban de acuerdo en cuanto a la eficacia de sus tratamientos químicos. Uno dijo que hervir la madera sucesivamente en ácidos y álcalis “remueve toda la resina.”14 Otro dijo: “En mi opinión, las resinas del pino aristado no pueden removerse completamente por medio del tratamiento con sustancias químicas inorgánicas.”14 Pero cuando usan solventes químicos orgánicos, tienen que asegurarse de que el solvente sea completamente removido después, pues aparentemente tan solo un poco de carbono moderno procedente del solvente podría rejuvenecer una muestra de madera antigua. Por supuesto, ellos se esfuerzan concienzudamente por excluir todos estos errores, ¿pero tienen buen éxito? ¿Cuán seguros podemos estar de eso?
La cuenta de los mantos glaciares
Un método algo parecido de contar años hacia el pasado fue considerado en la reunión, un método basado en los mantos glaciares. Estos mantos son capas alternadas de arena y fango que se supone que el glaciar forma cada año a medida que se derrite. Se dice que éstos suministran un registro continuo; hay uno en Suecia que se remonta a 12.000 años atrás. Esto también se propuso como una cronología absoluta con la cual podrían enlazarse las fechas de radiocarbono. Pero, en realidad, ¿cuán firme es esta base?
La cronología de los mantos escandinavos se compone considerando secciones observadas en distintos lugares a través de toda Suecia. Por varias razones, este registro parece mucho menos útil que la cronología de los anillos de los árboles.
Para empezar, no hay algo que establezca un enlace con el día actual, correspondiendo con el anillo de la corteza de un árbol. Los cálculos en cuanto a la fecha en que el último manto se formó varían ampliamente. Además, el problema de identificar los depósitos anuales contribuye a la incertidumbre. Así, un geólogo dio al comienzo de la serie de Skåne la fecha de 12950 a. de la E.C., otro la de solo 10550 a. de la E.C. El doctor E. Fromm, del Estudio Geológico de Suecia, dijo: “En estos casos el marco geológico no limitó de antemano el posible alcance de las fechas, y es obvio que las ‘teleconexiones’ han producido resultados muy poco confiables. Lo que es más, en estas partes de Skåne quedan dudas en cuanto a si todos los depósitos en manto con sedimentación de los laguitos formados por deshielo realmente son mantos anuales.”15
Note esta admisión de que los mantos no siempre corresponden con depósitos anuales. En realidad, representan condiciones alternadas de flujo rápido y flujo lento, lo cual, bajo ciertas condiciones climáticas, puede ocurrir varias veces durante un año. “El doctor Hörnsten del Estudio Geológico de Suecia señaló que era necesario examinar con mucho cuidado cada manto para evitar contar el manto de un año como dos años. Un solo manto depositado durante un año puede tener una o dos capas pseudoinvernales, debido a las variaciones en la descarga del deshielo (compare con anillos dobles en los árboles).”16 El profesor R. F. Flint, bien conocido geólogo de la Universidad de Yale, pidió una declaración precisa de los criterios por los cuales se reconoce un manto, pero hasta donde lo muestra el registro del simposio, ésta no fue suministrada.17
Estas, pues, son las “cronologías absolutas” que fueron ofrecidas en el Simposio Nobel. De los artículos de revistas de divulgación científica sería fácil recibir la impresión de que el fechar con radiocarbono está más firmemente establecido que nunca. Pero una lectura cuidadosa de la consideración entre bastidores en la conferencia de Upsala revela que las incertidumbres se han multiplicado. La teoría del radiocarbono ya no provee una base firme para la aceptación de sus fechas. Los resultados de veinte años de estudio han debilitado la mayoría de sus suposiciones fundamentales.
Ahora la confianza está depositada en el trabajo de solo un grupo de investigadores que trabajan en un nuevo método... el fechar por los anillos de los árboles. ¿Qué debilidades adicionales podrían hallarse en esta técnica después de veinte años de estudios intensos en distintos laboratorios? En su condición actual, ¿estaría usted dispuesto a confiar en ella, más bien que en la Biblia, al tomar las decisiones vitales que tiene que tomar en el futuro cercano?
[Nota]
a Las referencias se encuentran en la página 20.