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  • ¿Qué determina la dirección que toma la religión?

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  • ¿Qué determina la dirección que toma la religión?
  • ¡Despertad! 1972
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¡Despertad! 1972
g72 8/10 págs. 8-10

¿Qué determina la dirección que toma la religión?

POR medio de excusar al principio la guerra de Vietnam, las iglesias guiaron a mucha gente a pensar que era correcto luchar en ella. Pero ahora algunas organizaciones religiosas y sus oficiales condenan la guerra. Dicen que participar en ella es incorrecto.

¿A qué se debe el cambio? ¿Están las iglesias guiando ahora a sus miembros a vivir en armonía con las enseñanzas de la Biblia, o es que tal vez son otros los factores que determinan la guía que la religión provee?

El Journal de Oregón recientemente declaró que ‘los clérigos sencillamente van tras la multitud.’22 Así es que cuando la gente manifestaba poca oposición a la guerra, las iglesias la apoyaban. Pero cuando el público llegó a disgustarse con la propagación de la lucha y el derramamiento de sangre, entonces el clero comenzó a oponerse a la guerra.

Alden Munson, redactor de United Methodist, una publicación de la Iglesia Metodista, explicó:

“Una acumulación de asuntos turbios como el de My Lai, y la mejor abarcación noticiera de guerra de la historia han tenido su efecto sobre la entera nación, y por fin la iglesia está yendo en pos del sentimiento antibélico. . . . Se calcula que las bajas civiles en Vietnam de 1965 en adelante alcanzan de 1 a 4 millones de hombres, mujeres y niños, pero es solo ahora que las iglesias están comenzando a expresar horror.”23

Sí, no fue sino hasta que la guerra llegó a hacerse ‘impopular’ que el grito por “paz” de la religión llegó a hacerse audible. Se ha notado que las iglesias determinan lo que corrientemente es popular, y entonces deciden la posición que adoptarán en armonía con ello. El clérigo Robert J. McCracken, de la ciudad de Nueva York, admitió: “Nos aseguramos de no adoptar una posición a menos que sepamos en qué dirección está soplando el viento.”24

Esfuerzo por demostrar guía consistente

La Iglesia Católica recientemente indicó que no había cambiado su posición acerca de la guerra. Aseveró que la dirección católica nunca apoyó la guerra de Vietnam. De hecho, esta declaración apareció en un documento puesto en circulación el año pasado por la Conferencia Católica de los Estados Unidos (USCC), el instrumento administrativo de la Conferencia Nacional de los Obispos Católicos.

Sin embargo, aun los teólogos católicos prominentes dicen que los obispos, en vez de oponerse a la guerra, la apoyaron. De hecho, alrededor del mismo tiempo en que se daba a conocer el documento de la USCC, el sacerdote católico Peter J. Riga, profesor de religión en el Colegio La Salle, escribió:

“Debido al enorme fracaso en lo que respecta a dirección moral en la cuestión moral más grave de nuestro tiempo, los obispos católicos norteamericanos que han apoyado esta guerra (cerca del 95 por ciento) deberían renunciar en masa porque ya no llenan los requisitos para el puesto; . . . el que tiene las manos embarradas de sangre no está capacitado para ser un ministro. Yo digo que los obispos católicos norteamericanos, debido a su fracaso moral, tienen las manos embarradas de sangre humana.”25

¿No hacen estas acusaciones hechas por los propios católicos que uno tenga dudas en cuanto a la veracidad de lo que los obispos han publicado?

Tergiversando la verdad

La revista católica Commonweal consideró este asunto. El escritor católico Gordon Zahn, profesor y sociólogo, después de estudiar el documento de la USCC, declaró lo siguiente:

“Debo desafiarlo como un evidente intento deliberado de crear, por medio de un enfoque histórico cuidadosamente selectivo, una falsa impresión de que la directiva formal de la iglesia ha sido una fuente consistente, aunque prudentemente restringida, de oposición a la guerra.”26

Como ilustración del “enfoque histórico cuidadosamente selectivo” del documento está la ausencia de declaraciones de líderes católicos que expresaron su apoyo a la guerra. La omisión más notable de todas, son las declaraciones apoyadoras del fallecido cardenal Spellman.

De hecho, las declaraciones de los guías de la iglesia en apoyo de la guerra, que se omiten en este documento, son tan numerosas que el Commonweal declaró: “Uno sospecha que los investigadores de la USCC podrían haber compilado por lo menos una cantidad igual de declaraciones episcopales en apoyo de la guerra tan solo de los archivos de la arquidiócesis de Nueva York.”27

¡Pero toda esa evidencia fue deliberadamente excluida! Sin embargo, la “sencilla honradez,” dice Commonweal, debería requerir la inclusión de tales declaraciones, “embarazosas como pueden parecer ahora que la total medida de la inmoralidad de esa guerra está clara ante la vista de todos.”28

¿No es evidente que el documento de la USCC es un esfuerzo obvio de querer cubrir el apoyo que al principio prestó la religión a lo que ahora resulta ser una guerra impopular? Quizás usted quede sorprendido ante tal falta de honradez.

Lo que determina hacia dónde guía la religión

Es cierto que a menudo los ministros usan la Biblia para enseñar ‘paz en la tierra’ y ‘amor al prójimo.’ De esto uno pudiera asumir que la religión guía a la humanidad a vivir en armonía con las enseñanzas bíblicas y a apartarse de la guerra y la violencia.

Sin embargo, es un error considerar solamente lo que la religión dice. Más bien, es de vital importancia también examinar lo que la religión en realidad hace. ¿Qué es lo que la religión hace cuando los líderes nacionales deciden que es en interés de la nación librar una guerra?

En estas circunstancias, ¿llaman atención las iglesias a las palabras de Jesús: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos”? (Juan 13:35) ¿Explican a sus adeptos que el verdadero amor cristiano no es afectado por las fronteras nacionales? ¿Ponen en claro que todos los verdaderos seguidores de Cristo se aman mutuamente sin importar cuál sea el país en el que vivan o la raza a la que pertenezcan?

Además, ¿enfatizan las iglesias a sus miembros las palabras de Juan, el apóstol de Jesús: “Tengamos amor los unos para con los otros; no como Caín, que se originó del inicuo y mató atrozmente a su hermano”? (1 Juan 3:10-12) ¿Explican ellos que matar a sus semejantes humanos en el campo de batalla, y especialmente a miembros de su propia religión, no es mostrar amor por ellos? ¿Recalcan que el que hace esto, de hecho, está sirviendo “al inicuo,” Satanás el Diablo?

Es bastante claro de que cuando las naciones se preparan para la guerra las iglesias hacen caso omiso de esas enseñanzas bíblicas. Un bien conocido clérigo protestante, el fallecido Harry Emerson Fosdick, admitió:

“Nuestra historia occidental ha sido una guerra tras otra. Hemos criado a hombres para la guerra, hemos entrenado a hombres para la guerra; hemos glorificado la guerra; hemos hecho de los guerreros nuestros héroes y aun en nuestras iglesias hemos puesto nuestras banderas de guerra... Con un extremo de nuestra boca hemos alabado al Príncipe de Paz y con el otro extremo hemos glorificado la guerra.”29

El hecho es que no es lo que la Biblia dice, sino lo que los líderes nacionales dicen y lo que corrientemente es popular con la gente lo que determina adónde guía la religión. Comentando en su editorial acerca de la guerra de Vietnam, el Sun de Vancouver indicó: “Tal vez es una debilidad de toda religión organizada de que la iglesia sigue en pos de la bandera . . . ¿Qué guerra jamás fue peleada sin que se haya alegado que Dios estaba a favor de cada bando?”30

¿Apoyan solamente “guerras justas”?

La excusa que a menudo dan las religiones por respaldar las guerras de sus países es de que la causa de su nación es justa... su nación solo pelea “guerras justas.” Por lo tanto, se arguye que es la obligación de la religión el apoyar los esfuerzos bélicos nacionales.

Pero piense en esto por un momento. ¿No alega cada nación que se envuelve en una guerra que su causa es “justa”? Es tal como lo declara una moderna enciclopedia: “Las causas de guerra pueden ser egoístas, bajas, o hasta inicuas, pero por lo general las razones declaradas son elevadas y nobles. Ambos bandos en una guerra pueden mostrar razones que consideran válidas.”31

Por lo tanto, basándose en lo que se considera como ‘razones válidas,’ cada nación, aunque la gente de esas naciones quizás tenga puntos de vista completamente opuestos, pelea lo que llama una “guerra justa.” El patriotismo florece, y las iglesias son arrolladas, cada religión ‘siguiendo en pos de la bandera.’ El prominente guía religioso protestante, Martin Niemoeller, dijo que desde los días de los emperadores romanos ésta ha sido la norma de la cristiandad. “La iglesia nunca ha conocido una guerra injusta,” explicó, “sino que siempre ha justificado la guerra de su propio soberano y Estado.”32

El historiador católico E. I. Watkin escribió:

“A pesar de ser una admisión dolorosa, no podemos en el interés de una falsa edificación o de una lealtad falta de honradez, negar o pasar por alto el hecho histórico de que los obispos han apoyado consistentemente todas las guerras que los gobiernos de sus países han peleado. De hecho, no sé de un solo caso en el que la jerarquía nacional haya condenado como injusta alguna guerra . . . Prescindiendo de la teoría oficial, en práctica ‘mi país siempre está en lo correcto’ ha sido la máxima seguida en tiempos de guerra por los obispos católicos. . . . en lo que se refiere al nacionalismo belicoso, ellos han hablado como los portavoces del César.”33

¿Es verdaderamente cierto que las iglesias han “apoyado consistentemente todas las guerras que los gobiernos de sus países han peleado”? ¿Solo ha pretendido la religión ser una fuerza para el bien, pero en realidad ha sido un respaldo para la guerra y la violencia? ¿Qué revelan los hechos de la historia?

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