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El rinoceronte... víctima de la superstición del hombre

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en la República Sudafricana

EL MACIZO cuerno en la nariz del rinoceronte parece peligroso. Y aunque parezca extraño, ese mismo cuerno ha traído peligro al rinoceronte. A causa de este cuerno ha sido cazado despiadadamente para satisfacer una superstición que prevalece en muchos países orientales. Sí, al cuerno del rinoceronte se le atribuyen propiedades mágicas, y un pequeño trozo de éste puede tener un precio elevadísimo.

El cuerno mágico

Por lo general, cuando cazadores con licencia gubernamental matan rinocerontes, los cuernos pasan a ser propiedad del gobierno y se venden en subasta. En el África oriental el gobierno de Kenia celebra anualmente una subasta de cuernos de rinoceronte, y mercaderes procedentes de países orientales los compran para exportarlos. En 1964 el precio que se pagó en la subasta fue de quince dólares y medio por kilo, pero en 1970 el precio se elevó a cuarenta y cuatro dólares por kilo; en esa ocasión se compraron 499 kilogramos.

Sin embargo, estos precios son pequeños en comparación con los que se pagan en el mercado negro. Debido a las grandes ganancias, los cazadores que se dedican a la caza en vedado matan muchos más rinocerontes que los que son muertos por cualquier otro medio. En la India se pagan precios aún mayores, ¡330 dólares por kilo en 1961 y 530 dólares en 1969!

¿Pero qué propiedades se le atribuyen al cuerno del rinoceronte que hacen que los hombres paguen tales precios por él? Algunos consideran que tiene propiedades medicinales que alivian el reumatismo y otras dolencias. Otros creen que el colocar un cuerno debajo de la cama de una mujer encinta aliviará el parto. Y el dueño de un cuerno puede alquilarlo para este propósito en muchas ocasiones a razón de unos 50 dólares cada vez.

También se hacen copas de los cuernos de rinocerontes y a éstas se les atribuye el poder de neutralizar o revelar la existencia de venenos. Algunas personas piensan que el veneno en la bebida hará que la copa se parta o que la bebida comience a espumar.

Parece que la práctica de hacer copas “a prueba de veneno” de los cuernos de rinoceronte comenzó en las postrimerías del siglo cuarto de la E.C. En ese entonces se creía que el unicornio mítico podía detectar el veneno con su cuerno. Por supuesto, la gente estaba ansiosa de poder obtener tales cuernos, y se satisfacía la demanda por medio de vender cuernos de rinocerontes, haciéndolos pasar por cuernos de unicornios genuinos.

Sin embargo, la gran demanda del cuerno del rinoceronte se debe a su reputada cualidad como afrodisíaco, algo para restaurar el poder sexual menguante en un hombre. El rinoceronte puede copular por un período de varias horas, y por eso se ha sugerido que esto ha inspirado a los hombres a tratar de obtener algo de este poder por medio de comer el cuerno. ¿Puede el cuerno del rinoceronte producir la virilidad sexual, o es esto solo una superstición, algo que de hecho no tiene base alguna?

¿Hecho o ficción?

La búsqueda de un afrodisíaco ha continuado por muchos siglos, y toda suerte de partes de animales han sido utilizadas por diversos pueblos, incluso una variedad de cuernos. Hoy día el hombre está en posición de hacer un análisis científico del cuerno del rinoceronte y de esa manera puede determinar si de hecho hay alguna base para creer las afirmaciones.

Cuernos similares al cuerno del rinoceronte crecen en otros animales, a veces hasta en el hombre, pero en tales casos son un crecimiento patológico y a menudo son dañinos. Es difícil imaginar que algún beneficio pueda resultar de comer un tumor o un crecimiento de una parte del cuerpo de otra persona o animal. Sin embargo, Jeremiah Diale, un basuto de la República Sudafricana, se hizo rico vendiendo astillas de un cuerno que creció en su frente. En 1923 viajó por la India, y la gente ansiosamente trató de obtener pedazos de su “cuerno.” Sin embargo, más tarde murió de cáncer.

Se ha hecho la alegación de que el cuerno del rinoceronte puede estimular los poderes sexuales debido a que al comerlo actúa como un irritante. Se dice que el cuerno está compuesto de pelo aglutinado, y que al ser pulverizado, contiene diminutas partículas con bordes afilados. Se sugiere que al ser tragadas, estas partículas pasan del conducto digestivo a la vejiga, y cuando se expelen, producen una irritación en la uretra. Sin embargo, en realidad esto no es posible. Porque ninguna partícula sólida puede pasar del conducto digestivo a la vejiga. Solo lo pueden hacer las sustancias disueltas, y por lo tanto no es posible producir una irritación de esta manera. Además, lo cierto es que el cuerno está compuesto de células de piel, y éstas no producen partículas de bordes afilados.

Otra sugerencia es que este cuerno contiene algún constituyente químico que causa cierta reacción en el cuerpo. Por ejemplo, ¿es posible que la sustancia del cuerno contenga hormonas sexuales tales como la testosterona y que éstas sean aprovechadas por el organismo del individuo que las ingiera?

Para dirimir este asunto, el Dr. Werner T. Schaurte, de la Fundación Alemana para la Investigación del Rinoceronte, realizó pruebas extensas. El Instituto para la Fisiología Animal de Munich llevó a cabo un análisis de hormonas esteroides del cuerno. No se halló rastro alguno de hormonas. Los resultados de estas pruebas establecieron concluyentemente que no hay evidencia científica para aceptar el cuento de que el cuerno del rinoceronte es un afrodisíaco.

La preocupación del hombre con los asuntos del sexo lo ha llevado a muchas prácticas tontas y degradantes. Pero el reflexionar sobre este asunto debería servir para demostrar la falacia de tratar de transferir una cualidad de un animal a un ser humano, por medio de comer o usar cierta parte del animal. El hombre no puede volar por medio de comer plumas de pájaros o permanecer indefinidamente debajo del agua por medio de frotarse escamas de pescado por la nariz, y tampoco puede recobrar el vigor sexual menguante por medio de tragarse el cuerno pulverizado de un rinoceronte.

Conozca al rinoceronte en su ambiente

El rinoceronte de hocico ganchudo u hocico largo vive de hojas y brotes tiernos de árboles parecidos a arbustos. Para conseguir su comida a menudo usa su cuerno frontal (que algunas veces llega a alcanzar hasta un metro de largo) para desarraigar y voltear arbustos y árboles pequeños. Observemos a un rinoceronte alimentarse de un árbol espinoso de acacia. Vea cómo su hocico ganchudo rodea las ramas para despojarlas de sus hojas. El cuerno más o menos sirve como un dedo. Ciertamente su boca fue hecha de manera ideal para alimentarse de ese modo.

Ese pájaro posado sobre la espalda del rinoceronte es una especie de pájaro conocido como guardabueyes, y se alimenta de los parásitos que encuentra en la piel y en las orejas de su anfitrión. Al percibir algún peligro, estos pájaros alertos se alejan haciendo mucho ruido al volar, lo cual le sirve de alarma al rinoceronte.

Aunque el sentido del olfato está bien desarrollado y su oído es bueno, el rinoceronte tiene dificultad en distinguir a un hombre más allá de unos veintitrés metros. Y si a esa distancia observa algún movimiento, se sentirá demasiado cerca al peligro para su gusto, y puede ser que ataque. Algunos naturalistas dicen que en vez de ser un animal malhumorado, es más probable que sea el temor lo que lo lleve a atacar y que por lo tanto su embestida es defensiva más bien que agresiva.

No obstante, mil trescientos kilos de rinoceronte, galvanizados en acción, a una velocidad de embestida de cuarenta o cincuenta y cinco kilómetros por hora, hacen de él un enemigo formidable. En una ocasión un enorme rinoceronte descarriló una locomotora. Pero fíjese qué contento está con pacer. Se siente feliz de que lo dejen solo. Bueno, hagamos precisamente eso y veamos si podemos encontrar a su primo, el rinoceronte de hocico cuadrado.

Este animal, el mayor de todos los rinocerontes, puede llegar a pesar hasta cuatro toneladas. Es un herbívoro, pues se alimenta de hierba. Pero mire. Ahora puede ver por qué lo llaman “hocico cuadrado.” Su boca es chata y tiene unos veinticinco centímetros de ancho, lo cual le facilita mucho el alimentarse del pasto. El cuerno más grande que se ha encontrado en esta clase de rinoceronte medía un metro cincuenta y siete centímetros. Afortunadamente es bastante dócil y por lo general si nos ve cerca se va, corriendo. Así es que por lo general su reacción al peligro es diferente a la del rinoceronte de hocico ganchudo.

Pero ahora se dirige hacia un cenagal para revolcarse en el barro. Además de aliviarlo del calor, el barro sirve para otro propósito. La capa de barro hace que las garrapatas, pequeños parásitos chupadores de sangre, suelten su agarro en la piel del rinoceronte. Entonces éste se las saca junto con el barro frotándose contra una roca o un tronco de árbol. El cenagal, a su vez, se hace más y más profundo al usarlo el rinoceronte y con el tiempo se convierte en un depósito de agua semipermanente, que provee agua para muchos otros animales en la estación seca.

El rinoceronte macho se esfuerza por establecer su propio territorio, una superficie de aproximadamente 200 hectáreas. Tiene diversas maneras de señalar ese territorio como su posesión, el cual defenderá contra desafiadores. Una de las maneras de marcar su propiedad es por medio de encontrar un pequeño arbusto; entonces, poniendo tiesas sus patas traseras, las arrastra por turno sobre el arbusto hasta despedazarlo. Después, orina sobre el arbusto, impregnándolo de un fino rocío. Ahora cualquier rinoceronte visitante que se tope con el arbusto de inmediato sabrá que está en territorio ajeno. ¿Pero cómo sabe el rinoceronte quién visitó su territorio?

El macho tiene la costumbre de establecer montones de estiércol. Todo rinoceronte visitante usa estos montones y de esa manera deja evidencias de su presencia. Al hacer sus rondas a los montones, el macho dueño del territorio sabe por el olor de los mismos quién visitó sus dominios; si fueron hembras o machos, vecinos o forasteros. El dueño del territorio desparrama el estiércol con sus poderosas patas traseras para borrar la evidencia del visitante y así prepararlo de nuevo para su próxima ronda de inspección.

Muchos, por cierto, son los aspectos interesantes de estos grandes animales cornúpetas en mengua hoy en día. Ciertamente sus vidas deberían valer más que el exagerado valor que se paga por sus cuernos. ¡Qué lástima que el hombre, motivado por la superstición, no reconozca el verdadero valor de esta Tierra y de las maravillosas criaturas en ella!

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