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  • El desafío del ambiente
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¡Despertad! 1972
g72 8/11 págs. 13-16

¿Piensa mudarse a la América del Sur?

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Ecuador

SI USTED disfruta de un desafío, entonces a usted le va a gustar la América del Sur. Nuevos lugares que ver, gente interesante que conocer y alimentos exóticos que lo deleitarán. Todo eso está aquí. Más y más personas están descubriendo este desafío por medio de mudarse a la América del Sur.

Entre las varias razones por las que la gente fija su residencia aquí están el traslado de empleo, el retiro y la salud. Otros vienen con un espíritu misionero cristiano. Prescindiendo del motivo, hay ciertos aspectos de este cambio que uno debe considerar.

El desafío del idioma

Tal vez el desafío más inmediato al que uno se enfrenta es el del idioma. Uno puede toparse cara a cara con este problema tan pronto como pasa por el puerto de entrada y se encuentra con que a duras penas entiende lo que dice el funcionario de la aduana. Esto puede ser frustrador. Es bastante humillante para un adulto que se expresa claramente el ser reducido al nivel del vocabulario de un niño de tres años. Pero en esto el adulto puede aprender una lección vital de un niño de tres años. El niño, con su mente imperturbada por el temor de lo que otros puedan pensar, imita a otros y rápidamente domina el idioma. Para ir al grano... olvídese de sí mismo.

Uno va a cometer errores... todos los principiantes lo hacen. Estos errores tienen su manera de inculcar en uno la necesidad de tener un sentido de humor, como le sucedió al hombre que fue a la ferretería y pidió ‘un kilo de uñas.’ Aunque las palabras españolas para clavo y uñas son totalmente distintas [por su parecido en inglés], el estudiante simplemente las confundió. Así es que prepárese a cometer errores. No se tome demasiado en serio. Aunque quizás piense que otros se reirán de usted, rara vez lo hacen. La gente desea ayudar.

Esté preparado también para desilusiones, y tal vez aun para algunas lágrimas de frustración. Todo ello es parte de la experiencia de aprender. Esté preparado a tener que trabajar duro para dominar el idioma. Pocas personas tienen el llamado don para los idiomas. La mayoría son como nosotros... corrientes. Evite el uso de la muletilla mental, “No puedo aprender,” o, “Es demasiado difícil para mí.” Algunas personas siguen diciendo eso después de veinte años.

Esas personas han recurrido a la segregación de idioma. Resista esta tentación. En vez de siempre buscar conversación con los que hablan su idioma nativo, ponga de su parte para entablar conversaciones en el idioma local. Otros se sienten estimulados al ver su empeño en tratar.

Es preciso dar énfasis a la necesidad de enfrentarse de lleno al desafío del idioma. Todos los otros desafíos asociados con el mudarse a la América del Sur están directamente relacionados con el aprender a comunicarse en el idioma local. El tener un buen comienzo en el idioma lo equipará mejor para resistir los otros desafíos. Si de alguna manera le es posible, haga planes para dedicar el primer mes o más a un estudio concentrado del idioma. La experiencia ha demostrado que a los estudiantes de un nuevo idioma tal estudio intensivo inicial, en algunos casos tanto como once horas al día, da resultados inmediatos y recompensadores. Al final de cuatro semanas uno se las puede arreglar para mantener conversaciones limitadas sobre varios temas.

Así es que al mudarse, aplíquese al aprendizaje del idioma. Recuerde que esto es un desafío. ¿Lo aceptará usted?

El desafío de la nostalgia

El problema del aislamiento inducido por el idioma a menudo es complicado por la congoja de la nostalgia. Hay algunas personas que afirman no sufrir de nostalgia, pero tal parece que la mayoría de las personas son susceptibles a ella.

A menudo la presencia o ausencia de la nostalgia depende de la actitud de uno. En cierta ocasión un ministro cristiano presentó este interesante punto de vista: ‘Dios le dio al hombre toda la Tierra como hogar, sin ninguna de las trabas del día moderno que lo confinan a una zona de ella en particular.’ Desde este ampliado punto de vista, el ministro había llegado a apreciar la entera Tierra como su morada, lo que resultaba en que se sintiera muy en casa en cualquier lugar.

Los conocidos y asociados de uno desempeñan papeles importantes en hacer que uno se sienta como en casa en determinada ubicación geográfica. Por eso, ¿quiere usted sobreponerse a la nostalgia? Entonces, tan pronto como le sea posible, acostúmbrese a su nuevo ambiente. Haga amistades. Deje que le ayuden.

No obstante, puede que haya días en los que uno sienta nostalgia. Quizás sea una sola palabra dicha, el ver a un niñito jugando con sus juguetes o quizás una tarde soleada que pone en acción las compuertas de la memoria produciendo quizás un remolino de melancolía. ¿Qué hacer? Bueno, ¿absorbe su interés algún pasatiempo en particular? ¿Disfruta de la buena lectura? ¿Ha visitado los parques y museos locales? ¿Qué es lo que en realidad conoce acerca de sus nuevos alrededores? Siga un horario activo y esto le ayudará a combatir la nostalgia.

El desafío del ambiente

Estrechamente relacionado al problema de la nostalgia está su nuevo ambiente, el cual incluye cambios de clima, costumbres locales y normas de vida. Aunque parezca extraño, la primera reacción de muchos recién llegados es: “Pero es tan diferente. No es como en casa.” Pero, ¡por supuesto que no! El nuevo hogar no sería nuevo si fuera un duplicado del hogar anterior.

En vista de esto, prepárese para un período de adaptación. En realidad usted está pasando por un trasplante. Los efectos de éste no deben tenerse en poco. Frecuentemente los trasplantes son acompañados por una serie de crisis que varían en cuanto a seriedad. Sea adaptable, como el jovencito que a la hora de haber llegado de la invernal Europa se había desnudado hasta la cintura y jugaba contento con algunos juguetes mientras trataba de decir algunas palabras en español. De nuevo es una gran ayuda el estímulo de amigos. Si uno ha hecho el esfuerzo necesario para ganarse estos amigos, la adaptación será mucho más fácil.

Venga preparado a enfrentarse a la vida tal como es. Cada país tiene sus propias costumbres y normas sociales. Muy posiblemente éstas no serán sus costumbres y normas naturales. Sin embargo, reflexione sobre su propósito al venir a este país. ¿Ha venido usted como un reformador social? En la mayoría de los casos esto no sería ni prudente ni apreciado. El patrón de vida cotidiano de esta gente es claramente de ellos. Si usted se ha decidido a establecerse dentro de ese patrón, entonces esté preparado a hacer algunos ajustes. En vez de echarse atrás como un observador crítico, venga preparado a andar al mismo paso de la vida que usted encuentre aquí y entonces llegará a comprender por qué las cosas son como son.

¿Cuánto tiempo tomará el adaptarse? En gran medida la respuesta depende del individuo. Pero toma tiempo. Un manual hace este comentario: “Por experiencia se ha aprendido que una persona no llega a apreciar genuinamente a la gente o al idioma ni llega a acostumbrarse a su asignación extranjera antes de que hayan pasado dos años, y que para el fin de tres años aprende a conocer y a cogerle cariño a la gente y a las costumbres del país.”

Por lo tanto, evite las decisiones bruscas y la tendencia a permitir que las primeras impresiones sean duraderas. Algunas personas han incurrido en grandes gastos para mudar toda su familia a una nueva localidad, solo para permanecer unos pocos días o semanas y entonces volver al hogar. Ha habido casos en que personas decidieron al irse del aeropuerto que no les iba a gustar su nuevo hogar, y no les gustó. Eso ciertamente es triste. Es como el hombre que va a comprar un traje nuevo pero que obstinadamente rehúsa probarse alguno. Se va descontento sin llegar a saber cuán bien hubiera lucido en uno.

Simulando el cambio

Algún tiempo antes de mudarse, uno puede extraer provecho de simular, hasta cierto punto, la vida que llevará en el nuevo hogar. Haga arreglos para que toda la familia participe en el experimento, puesto que todos estarán implicados en el cambio de las condiciones de vida.

Si es posible, visite un vecindario de habla española. ¡Preste atención a las voces! Sumérjase en la aparentemente incoherencia de sus conversaciones. Hablan muy rápido, ¿no es cierto? El sinnúmero de palabras quizás le causen una sensación de confusión mental.

Dé un paseo a través de los vecindarios más pobres de su ciudad, preferentemente a través de uno en las grandes metrópolis. Es muy probable que las condiciones que usted vea allí prevalezcan en sus nuevos alrededores. Varias ciudades de la América del Sur ofrecen un clima relativamente libre de contaminación, casi ideal durante todo el año, pero la pobreza todavía está muy presente. Usted tendrá que convivir con ella. ¿Puede ver a su familia allí? Es un desafío.

Trate de preparar el menú para toda una semana sin usar ningún alimento envasado, empaquetado o congelado. En muchos países del sur, éstos o no pueden conseguirse o son demasiado caros. Esto incluye la preparación de artículos indispensables como los condimentos de ensalada y la mayonesa. Usted hallará en su libro de cocina recetas para confeccionarlos. Lleva unos minutos más preparar un pastel comenzando con los ingredientes básicos, que el sacarlo de la congeladora de su supermercado. Un abridor de latas es mucho más rápido para preparar los vegetales que un cuchillo para pelar, pero durante la semana de prueba no use el abridor de latas.

También resultará muy interesante su ida al supermercado. Haga las compras de la semana sin pedir nada al dependiente. Puede que se asombre de cuánto le gustaría decirle al carnicero la manera de partir, cortar o moler su tajada de carne, pero recuerde, usted no podrá comunicarse hasta que aprenda el idioma. Además, recuerde que todas las etiquetas le serán ininteligibles y que no podrá hallar muchas de las marcas de fábrica a las que está acostumbrada. Una buena práctica es buscar en un diccionario en un idioma extranjero los muchos artículos de su lista de compras.

En cuanto a volver a casa desde el supermercado, o desde cualquier otra parte, olvídese del auto por esa semana. Trate de ir a todas partes usando el sistema de transporte público, o los taxis. Aunque es posible obtener autos en la América del Sur, son muy costosos y quizás transcurra algún tiempo hasta que usted tenga uno. Recuerde que debe llevar a cabo toda esta actividad durante la misma semana. No ponga a prueba cada paso individualmente, sino todos al mismo tiempo.

Por supuesto, este experimento puede parecer muy entretenido. Tenga la seguridad de que será un suceso muy real una vez que se mude, y todas estas situaciones, además de la nostalgia y el desafío del ambiente, vendrán sobre usted. Póngalo a prueba.

Decidiendo venir

La decisión de venir a la América del Sur es asunto personal de usted. Puede que halla personas que traten de desanimarlo. Quizás se sorprenda al ver que aun amigos de quienes usted esperaba estímulo harán grandes esfuerzos por disuadirlo. Entre las razones que tal vez presenten para que no venga, pueden estar la falta de comodidades materiales, los peligros para su salud y el que a usted lo necesitan más donde ahora se encuentra.

Por otra parte, hay mucho para estimularlo a uno. Por ejemplo, qué estimulante es ver a aquellos que aceptaron el desafío y le hicieron frente. Hay familias que han vivido en la América del Sur por cinco, diez o veinte años. Sus hijos están robustos y sanos. Han ido a la escuela, han visitado al médico cuando estuvieron enfermos y han sobrevivido muy bien. Tienen una rica experiencia personal a la cual recurrir. Son bilingües. Tienen la satisfacción interior, que no es de despreciar, de haberse enfrentado al desafío y haber ganado.

Primero uno querrá sentarse y calcular el costo de su mudanza, tanto material como emocionalmente. Haga esto como familia. Recuerde que todos los miembros estarán implicados. Algunas familias han enviado a uno o dos de sus miembros mayores en un viaje de reconocimiento del país en perspectiva. El conocimiento de primera mano que se logra de tal viaje puede más que compensar por el gasto extra.

Sobre todo, no trate de engañarse a sí mismo. Tendrá dificultades. Tal cambio es un verdadero desafío. Pero los que ya han venido, y los que se han enfrentado al desafío y han permanecido estarán junto a usted en sus altibajos. Cuente con ellos para ayudarlo a permanecer, si después de calcular el costo, acepta el desafío de mudarse a la América del Sur.

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