¡Aprenda otra lengua!
por el corresponsal de “¡Despertad!” en Honduras
muchos han afrontado este desafío
también puede hacerlo usted
UN VIAJERO cuyo idioma nativo no era español apenas había llegado a un país de América Central. Al pedírsele que pagara el pasaje en el autobús, el hombre contestó en español: “Ya le voy a pegar.” Obviamente no se daba cuenta de que estaba diciendo que iba a golpear a alguien. Había querido decir: “Ya le voy a pagar.” ¿Cómo se hubiese sentido usted si hubiese cometido semejante error?
Jamás en la historia humana ha viajado tanto el hombre como en nuestro tiempo. Si usted deseara visitar otro país, tendría que comunicarse con la gente. Pero se enfrentaría al problema del idioma. ¿Cómo podría vencer este problema... hasta antes de salir de viaje?
Recibiría mucho provecho de un buen libro de instrucción en el idioma pertinente... y de resolverse a usarlo con regularidad. Hay cursos que incluyen grabaciones que hacen posible que el estudiante escuche y entonces repita palabras y expresiones en la nueva lengua.
Sin embargo, quizás usted piense: “No tengo problemas a este respecto, pues por todo el globo terráqueo millones de personas hablan mi lengua nativa.” Sin embargo, dentro de poco tiempo se daría cuenta de lo deseable que es hablar la lengua nativa del país adonde uno va.
Pero usted quizás se pregunte: ¿Puedo aprender otro idioma? ¿No se me haría demasiado difícil? ¿No soy demasiado viejo para ello? ¿Tengo que ser particularmente talentoso? ¿De veras puedo hacerlo?
Problemas que afrontará
Desde luego que tendrá que enfrentarse a algunos problemas si quiere aprender otro idioma. Pero se pueden resolver.
Una cosa muy importante es la actitud que adopta en cuanto a aprender el nuevo idioma. No ceda a un punto de vista negativo. Considere el lado positivo. Repase las razones que tiene para desear aprender otro idioma. El poder comunicarse con un mayor número de personas es una buena razón. Otra razón es que el poder leer otro idioma le permite ensanchar su propio conocimiento general. Le ayudará a entender la manera de pensar y las costumbres de otras personas.
Al principio quizás se pregunte: ¿Por qué será tan difícil pronunciar las palabras de un nuevo idioma? Bueno, esto probablemente se deba a que se esté enfrentando a señales de vocalización o sonidos completamente diferentes. Existen de 20 a 60 de estos sonidos en casi todo idioma. Estos sonidos difieren de una lengua a otra, y algunos son típicos de un solo idioma. Por ejemplo, en alemán tenemos la ü (como en el caso de über), en inglés la th (como en father) y en español la ñ (como en niño).
Por eso, cuando se desea aprender otra lengua uno primero tiene que oír los sonidos y entenderlos correctamente. Esto quiere decir que los oídos están envueltos en el asunto. Uno también querrá hablar. En esto están envueltos la boca y la respiración apropiada.
Al oír por primera vez los sonidos del nuevo idioma, usted probablemente entienda muy poco. Esto se debe a que sus oídos no están acostumbrados al patrón o estructura de sonidos de ese idioma. A pesar de eso, no se desanime. Escuche cuidadosamente, y paulatinamente podrá distinguir algunas palabras, luego frases y después oraciones.
Sin embargo, usted también quiere expresarse, no simplemente escuchar. Para poder hablar el nuevo lenguaje apropiadamente, usted necesita una colaboración entre la lengua, la garganta, los labios, sí, y hasta la respiración. La primera vez que usted repita una palabra no sonará como cuando un nativo dice lo mismo. ¿Por qué? Pues bien, su lengua y las otras partes de su boca están acostumbradas a ciertos movimientos que se requieren para hablar la lengua vernácula suya. El cambiar estos movimientos requiere tiempo y esfuerzo. Continúe esforzándose por lograrlo. No se dé por vencido. Hay quienes han superado estos mismos problemas; le interesará saber cómo lo han hecho.
Cómo tener éxito
Hay quienes piensan que hay personas que tienen un don especial en lo que se refiere a aprender otra lengua. Por lo tanto, razonan que esas personas pueden aprender una nueva lengua con gran rapidez y sin mucha dificultad. Y hay algo de verdad en eso. Sin embargo, el siguiente principio también es cierto: “El que siembra mezquinamente, mezquinamente también segará; y el que siembra liberalmente, liberalmente también segará.” (2 Cor. 9:6) Por consiguiente, si uno se aplica a estudiar la nueva lengua, y lo hace con regularidad, día tras día, verá los buenos resultados.
Mientras más tiempo uno dedique al estudio del idioma y a la aplicación práctica de éste, más pronto progresará. El dedicar algún tiempo diariamente —aunque solo sea 10 ó 15 minutos cada día— será de mucho más provecho que estudiar tan solo una vez a la semana por un período más largo. Los misioneros de los testigos de Jehová que sirven en diversos países por toda la Tierra generalmente adquieren un buen dominio del nuevo idioma en corto tiempo. ¿Cómo lo logran? Pues bien, durante los primeros tres meses en que están en el nuevo país pasan cuatro horas cada día, generalmente por la mañana, estudiando con un instructor capacitado. Entonces, por la tarde, salen a hablar con la gente de la localidad acerca del reino de Dios, y aplican así las cosas que han aprendido.
Una actitud de humildad también ayuda, pues es seguro que se cometerán errores. De hecho, la mayor parte de la gente comete errores una que otra vez hasta cuando hablan su lengua nativa. No obstaculice su progreso por tomarse demasiado en serio, ni por preocuparse en cuanto a lo que otros puedan pensar cuando usted comete un error. Si otros se ríen de sus errores, ría junto con ellos. De todas maneras, más tarde usted mismo se va a reír de esos errores al volver a pensar en la situación, y hasta va a mencionárselos a otros. Le relataremos algunos incidentes que quizás ayuden a ilustrar esto.
En una reunión cristiana se estaba dando consejo sobre los discursos bíblicos que diferentes personas habían pronunciado en la Escuela Teocrática de la congregación. Aquella noche en particular se había pedido a algunos estudiantes que trabajaran en la misma cualidad de la oratoria. Al principio pareció extraño que el instructor continuara mencionando a los “alemanes.” Él quería estimular a los estudiantes a mejorar en el uso de “ademanes.”
En otra ocasión, un conferenciante invitó a todo el auditorio a estar presente en una asamblea próxima. Esta había sido fijada para la temporada lluviosa y él quería que el auditorio estuviera bien preparado. Pero en vez de decirles que trajeran botas les dijo que trajeran botes.
Hable con los nativos
Mientras usted se esfuerza por aprender un nuevo idioma, se dará cuenta de que necesita ayuda. ¿Quién puede proveérsela? Se puede obtener solamente por medio de asociarse con las personas que hablan la lengua que usted quiere aprender. Si uno se reúne mayormente con individuos que hablan la lengua vernácula de uno, su progreso será lento. Así que tome la iniciativa y busque a personas que hablen bien la nueva lengua, y converse con ellas. Aunque esto exige esfuerzo especial, vale la pena. Pida que le corrijan el habla. Entonces reciba con gusto las correcciones, pues son muy importantes, especialmente cuando se está comenzando a estudiar un idioma. ¿Por qué? Porque si uno se acostumbra a la mala pronunciación de ciertas palabras, puede que tome mucho tiempo el corregir esos errores.
Si en cierta ocasión no entiende lo que alguien dice, pida al individuo que repita la palabra o la expresión. Si todavía no la entiende, pida que la vuelva a repetir, un poco más despacio. Entonces repita las palabras o la oración que acaba de aprender. Al ver su humildad, las demás personas estarán más que contentas de ayudarle. Sin embargo, de vez en cuando usted quizás se vea en la necesidad de recordar a estas personas que no lo desanimen mencionándole el más mínimo error que haya cometido.
Una palabra de advertencia: No piense que todos los idiomas siguen el mismo patrón o modelo. No es así. Algunos rasgos son característicos de una lengua, y en estos aspectos quizás no se pueda comparar con su propio idioma. ¿Le han preguntado alguna vez por qué usted dice algo de cierta manera en su lengua nativa? ¿Qué contestó? “Bueno, así es como lo decimos. No sé qué razón hay para ello.” En otras palabras, usted sencillamente tendrá que aceptar algunas cosas como son en la lengua que está aprendiendo.
Pasado algún tiempo se le hará más fácil entender a la gente que habla la nueva lengua a velocidad normal. Además, usted podrá expresarse en el nuevo idioma, y otros le entenderán. Aunque así suceda, sin duda usted deseará llegar a ser aún más hábil en su dominio de la nueva lengua.
El gozo de dominar otra lengua
El aprender una profesión, o a conducir un automóvil o a cocinar... todas estas cosas tienen algo en común con el dominar una nueva lengua. ¿Qué es lo que tienen en común? Después de adquirir un conocimiento fundamental, uno se da cuenta de que hay mucho más que aprender. Después de todo, uno quiere llegar a ser un experto; uno quiere adquirir más habilidad en el habla.
Como usted bien sabe, una cosa es “ir pasándola” y otra cosa es poder expresarse con significado en la nueva lengua. A continuación ofrecemos algunas maneras de mejorar el conocimiento del idioma: La clave está en aumentar el vocabulario. Si usted cree que ya sabe suficiente, sencillamente pregúntese: ¿Qué hace que sea tan deleitable el escuchar un discurso? ¿No es la buena selección de palabras del conferenciante, el uso de expresiones muy apropiadas? El apóstol cristiano Pablo lo expresó de este modo: “Que su habla siempre sea con gracia, sazonada con sal, para que sepan cómo deben dar una respuesta a cada uno.”—Col. 4:6; compare con Proverbios 15:23; 25:11.
El uso de un buen diccionario le ayudará a ampliar su conocimiento de la lengua. Mientras sigue familiarizándose con el idioma, aprenderá a dominarlo, y a usar expresiones idiomáticas que añaden colorido al habla.
Además, podrá usar diferentes palabras que expresan diversos matices de significado. Los antónimos (palabras de significados contrarios) y sinónimos (los del mismo o parecido significado) añaden variedad al habla. Y cuando pueda leer y entender literatura específica en la nueva lengua y pueda compartir con otras personas lo que ha leído, experimentará una profunda satisfacción. Esto es lo que especialmente han experimentado muchos Testigos misioneros que han ido a países extranjeros. Han aprendido la lengua nativa y ahora pueden compartir las buenas nuevas del reino de Dios con los habitantes de esos países.
¿Vale la pena el esfuerzo?
Reflexione un momento. Si usted es padre o madre, ¿cómo se sintió cuando su hijo o hija pronunció la primera palabra? O quizás usted haya ido a un país extranjero y haya podido mantener una conversación sencilla en el idioma de ese país. ¿No se sintió feliz por ello? ¡Claro que sí!
Pues bien, después de haber hecho todos estos esfuerzos y gradualmente haber progresado hasta el punto de poder comunicarse con otras personas en la propia lengua de éstas, usted, igualmente, se sentirá muy satisfecho. Y, si es siervo dedicado de Jehová, hay algo más satisfaciente todavía. Usted puede llevar a otras personas felicidad genuina y perdurable por medio de compartir con ellas el conocimiento de la Palabra de Dios, la Biblia, y puede hacerlo en el idioma de éstas, la lengua nativa de ellas. Todo esto puede ser posible si hace frente al desafío de aprender otra lengua.